domingo, 20 de mayo de 2012

Teenagers thing's; Capítulo: #12

Capítulo: #12

- ¿Qué pasa? – la voz de Idiel, interrumpió mis pensamientos. Ella sabía que Gerard me volvía loco, pero jamás le conté cómo lo había conocido. Por lo tanto no podría contarle toda la historia ahora.
- Eh… nada. – dije sin mirarla. Cerré la cesión, también y me puse de pie.
- ¿A dónde vas?
- A mi casa. Se me olvidó que tenía cosas que hacer. – mentí descaradamente y salí. Le dije la misma mentira a mi madre para que me dejara ir.

Mis pasos eran cortos y lentos. Tenía miedo. Mucho miedo, pero no quería huir. No de nuevo. Esta vez afrontaría todo de una vez. Iría al bosque y le diría toda la verdad. Le pediré perdón por cada mentira que creyó. Espero que entienda que lo hice por amor. Y de cierto modo… desesperación. Todas aquellas indirectas que jamás entendió, por fin se aclararían. Y ojala no sea para mal. No soportaría el rechazo de parte de Gerard. Lo amo y se que él también siente cosas por mí. Me lo dijo. Bueno… siente cosas por “Molly”, pero tendrá que abrir los ojos y ver que esa “chica” siempre fui yo.

Llegué. Miré el hermoso bosque, por la parte exterior. El pensar que Gerard se encontraba al interior de este, intentando descubrir quién era aquel amor platónico, me hizo tiritar. Mis manos estaban sudadas, al igual que mi frente. Respiré profundamente y cerré los ojos, para así asegurarme de lo que hacía y posteriormente, no arrepentirme. Aquí se definía todo. Amor, u odio… ”Odio no, por favor” repetí mil veces, para mis adentros. Suspiré una vez más. Subí mi vista. Mis manos se apretaron y comencé a caminar.
Tenía un nudo en la garganta, que no me quería dejar. Mis pensamientos me perturbaban. ¿Cómo le diría la verdad? Tenía ganas de llorar y mi corazón se comenzaba a desmoronar. ”No te precipites” susurré, dándome esperanzas a mí mismo. Lo único que deseaba, era declararle mi amor infinito y poder salir corriendo de ese lugar. El ruido de los árboles se hacía intenso. Y en una fuerte brisa se hizo presente. Fue escalofriante y agrio. Todo se hacía oscuro… O quizás solo era idea mía., ya que mi mundo se derrumbaría si él no me aceptaba.
Mis pies dejaron de moverse y mi mente quedó en blanco. Quedé estático al notar la presencia de Gerard. Mi cuerpo se congeló y mis ojos se clavaron en aquella silueta, algo alejada de mí y con gigantes árboles de por medio. Se encontraba de pie, con su rostro bajo. Manos en los bolsillos y respiración agitada. Se veía hermoso. Pantalones angostos, que acentuaban sus perfectas curvas. Polera roja, que solo dejaba distinguir su cuello, ya que sobre esta, traía un polerón negro. Su pelo caía levemente sobre la parte derecha de su rostro. Aquellos árboles, a su alrededor, dejaban translucir unos rayos de luz, que le sentaban perfecto en sus brillosos ojos.
El momento había llegado. Casi no podía respirar. Ahora no solo sudaban mis manos, sino que todo mi cuerpo. Estaba realmente nervioso. ”Solo hazlo, Frank”.

Mis piernas temblorosas, avanzaron hasta aproximarme lo suficiente a Gerard. Las hojas se hacían oír, mientras las pisaba. Lo que hizo que Gerard alzara su mirada, hasta encontrarse con la mía.

- ¿Qué haces aquí, Frank? – dijo confundido, una vez que yo me encontraba frente a él. Lo miré, esta vez, reflejando mi amor. O intentando hacerlo. Él frunció el ceño, ya que no entendía lo que sucedía y por qué yo no respondía. Quería hacerlo, pero la voz no me salía. Estaba completamente inmóvil. Gerard entreabrió su boca, dejando ver su dudosa expresión. Sin más, me acerqué a él de manera rápida. Mis manos tiritonas, tomaron su rostro y besé sus labios de manera suave. Solo un leve roce Gerard se alejó de mí. Y abrió sus ojos sorprendido, tragando saliva por montones. Todo lo que, supuse, iba a decir se fue a la mierda. No podía hablar. Mis mejillas hirvieron y mis ojos se tornaron cristalinos. Bajé mi cabeza y me volteé para salir corriendo de ese lugar. Corrí lo más rápido posible. Como si de esa manera el tiempo lograra retroceder y jamás haber hecho lo que acaba de hacer. O quizás jamás haberle mentido. O haberlo conocido. Estaba totalmente avergonzado.

{*Narra Gerard*}

Dejé caer mi cuerpo al suelo, reposando mi espalda en uno de los gigantes árboles que ahí había. Necesitaba aclarar mi mente. Cada detalle de nuestra “amistad”. Mil dudas se apoderaban de mi mente. ¿Cómo era posible? ¿Aquella chica no existía?
Cuando lo conocí, aquel dibujo me dejo sin habla. Me aseguró que lo había hecho su amiga… Entonces… Él lo hizo. Se ganó mi confianza y cariño, rápidamente. Descubrió cada misterio de mi vida. Y no tan solo de MI vida, sino de todo lo que me rodea. Le abrí mi corazón, como nunca jamás, lo había hecho con alguien. ¿Solo porque era mi amigo?... No. Él era especial. Siempre lo supe y, hasta se lo dije. Mis sentimientos hacia él eran extraños, pero nunca le tome el peso, a lo que eso podría llegar a significar.
Sentí que mi cabeza explotaría. Quería encontrar respuestas a mis preguntas, ahora ¡ya! Estaba tan confundido. Frank era mi amigo. Mi mejor amigo. Incondicional. No lo podía ver como algo más. ”No te gustan los hombres, Gerard” me convencía para mis adentros. Quizás así dejaba de pensar en el enano, pero eso no daba resultado. Solo recordaba cada momento a su lado. Todas las veces que lo busqué. Yo a él. Lo necesitaba y me gustaba pasar cada momento del día a su lado. Vivir todos los hermosos momentos con Frank. ¿Es eso lo que uno siente cuando tiene un buen amigo? Nunca he tenido un "real" amigo y creo que eso me juega en contra, ya que ahora no puedo estar más perdido. A mi mente vino aquel día de la fiesta. Yo lo presioné para que fuera. Yo lo busqué durante toda la noche. Me preocupé al ver su estado y hasta quise cuidarlo... Me besó. Yo me hice el ingenuo. No dije absolutamente nada.
Dirigí mi mano hacia mis labios. Los acaricié lentamente, mientras mis ojos se cerraban. Fue inevitable... No quise hacerlo. "¿Qué haces aquí, Frank" reviví lo recién sucedido. Recordé la mirada que me dedicó después de dejar ver mi confusión. Sus ojos se veían tristes y débiles. La manera en que se acercó, me hizo temblar. No me alejé. Como tomó mi rostro, entre sus cálidas y húmedas manos. Estaban mojadas. La forma en que se dejo llevar, brindándome aquel dulce sabor, el cual negué de manera inmediata. Estaba asustado. ¿Pero a qué se debía ese susto? ¿Temí que eso me gustara? ¿Qué Frank se volviera más que un simple amigo?... No soy gay. ¡Claro que no!... Frank, si lo es. 



•* 

- ¿Sabes? Ella no te ve como las demás personas. Sabe que tú te escondes tras esa máscara para no dejar ver tu tristeza..
y temor. Puede ver todo aquel misterio fijando su vista en tus ojos, que demuestran que escondes miles de cosas. Secretos que intentas enterrar y así nunca nadie los descubrirá. No entiende como puede ser, que sienta todas las cosas que le haces sentir, siendo que… no se conocen. Suspira cuando escucha tu dulce voz. Tiembla con cada roce. Se duerme pensando en ti, sabiendo que al despertar, también serás lo primero que venga a su mente. Desea hablarte de manera honesta, expresando todos sus sentimientos, mientras tú los escuchas atento. Desea penetrar su mirada en tus ojos, de manera que se te haga imposible borrar aquella huella de tu memoria. Desea tocarte y sentirte cerca, a cada momento. Sin que nadie sepa que guardan aquel secreto. El de su amor. Sintiéndose la persona más feliz en la faz de la tierra. Demostrando cuanto te ama en cada acto que haga. Pero también tiene miedo.

•*

Recordé cuando Frank dijo esto. Estábamos en su casa. Me lleno el alma saber que alguien sentía todo eso por mí. Era… Es Frank quien siente todo eso por mí.

Sin pensarlo dos veces, me puse de pie y me dirigí a su casa, pero al llegar, noté que no se encontraba nadie. ¿Dónde podría estar? Necesitaba verlo. Hablar con él. Tomé mi celular y lo llamé un par de veces. No contestaba. Le mandé un mensaje diciendo si podía ir a mi casa. Necesitaba hablar con él, pero Frank no apareció. Durante el largo día y la noche que se me hizo eterna, Frank estuvo ausente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario