domingo, 20 de mayo de 2012

Teenagers thing's; Capítulo: #14

Capítulo: #14

Desapareció tras la cortina, después de asegurarse que yo lo había oído. Respiré profundamente y me dispuse a subir. Caminé, intentando buscar las palabras, pero luego recordé que la vez en que fui al bosque hice lo mismo, y se me olvidó al mirarlo, así que decidí que esta vez fuera espontáneo.

- ¿Para qué tocas? – dijo de adentro, después de escuchar mis golpes en su puerta.
- Por educación. – respondí, entrando. Gerard estaba sentado sobre su cama.
- No era necesario. – sonrió y luego su rostro se volvió serio. Un silencio incómodo se hizo presente. Solo nos observábamos. – Siéntate. – me senté a su lado, con la vista baja. Jugué con mis manos por un rato. Sabía que Gerard me estaba observando. Escuché una risa de parte de él. Solo en ese instante, levanté mi mirada.
- Esto es raro. – susurré.
- Lo sé… Y lo siento, pero necesito que me expliques todo. Se que te incomoda. A mi también. – rió nervioso, sin quitar su vista de mis ojos.
- Creo que… - dije después de unos minutos silenciosos. – Tengo que partir por pedirte disculpas. Te mentí. Pero jamás fue de mala persona, es que era inevitable hacerlo. No quería que te alejaras a mí, solo porque me gustabas.
- Entonces… Todo los que decías sobre “la chica” en realidad eras tú. – asentí con la vista baja. - ¿En serio estás… enamorado de mí? – inhalé aire, de manera exagerada.
- Si. – respondí con la vista baja.
- ¿Todas las hermosas palabras que me dijiste aquella noche, en tu casa, eran…? ¿TUS sentimientos?
- Cada palabra salió de mi corazón. Fui sincero.
- Y… ¿Cuándo pregunté sobre…? – se quedó pensando y luego rió. Yo lo miré confundido. - ¿Sobre el trasero de la chica, respondiste por ti? – rió con mas ganas. Yo no pude evitar ponerme rojo, semejando un tomate. Apreté mis labios y reí, pero de nervios. Me pareció raro que Gerard se tomara esto con tanto humor. Estaba siendo el “chico popular, alegre” de siempre.
- si. – dije bajo.
- No tienes trasero, Frank. – seguía riendo.
- ¡Claro que sí! – me puse de pie y miré mi trasero. Gerard me volteó para dejarlo frente a él.
- Si, tienes razón. – me senté rápidamente, al darme cuenta la estupidez que estábamos hablando.
- Se sincero, Gerard. ¿Seguiremos viéndonos después de esto?
- ¡Por supuesto que sí! Eres importante para mí, Frank. Aunque creo que será algo raro. – retomó su seriedad.
- Pero no quiero que te sientas incómodo, estando a mí alrededor. – lo miré fijamente. Él hizo lo mismo y no puedo negar que me dieron unas ganas enormes de volver a probar sus labios, ya que la vez anterior que lo hice, casi no lo sentí de los nervios. – Me gustas tanto, Gerard. – me observó sorprendido. ”Pensé en voz alta” – Dime si en un futuro, tendré alguna oportunidad. – las palabras me salían solas. No podía creer las cosas que decía.
- Frank, no digas eso. Me pones incómodo… - Bajó su vista. Yo no aguanté más. ¡Juro que lo intenté! Tomé su rostro entre mis manos y me acerqué a su rostro, juntando nuestros labios. Gerard tomó mis manos y me alejó un poco.
- Frank. – rió. – por lo menos deja acostumbrarme a la idea de que eres gay.
- Lo siento. – dije avergonzado, yendo hacia la puerta.
- No te vayas… - susurró, aun sentado sobre la cama. Yo me volteé.
- Si sigo aquí, las ganas de besarte no se irán.
- ¿A caso lo harán, si te vas? – lo miré sin saber que responder. Luego sus mejillas enrojecieron. – Me gusta estar contigo. – dijo de manera casi inaudible, mirando sus manos.
- A mi igual, pero ahora se ha vuelto algo incómodo. – me miró con sus ojos ampliamente abiertos, al descubrir que lo había escuchado.
- ¿Sabes? – se quedó pensando. – no nada… - rió.
- Dime. – dije intrigado.
- No. – se notaba nervioso.
- Gerard, puedes confiar en mí. – me senté a su lado nuevamente.
- No es algo de confianza. Es que… da vergüenza. – no me miraba a los ojos.
- Te declaré mi amor, ¿y hablas de vergüenza? – levanté su mentón. Sus ojos brillaban y una sonrisa se asomó en sus labios. Se veía demasiado bello.
- Siempre me pregunté que se sentiría experimentar con personas de… tu mismo sexo. – no sabía si eso realmente era algo positivo, pero me alegró. – Me gusta experimentar cosas nuevas y creo que eso… a veces, no es muy bueno.
- ¿A no?
- No. Esa es la razón, por la cual me confundiste. – lo miré sorprendido. ¿Eso significaba que si tenía oportunidad? – ya no me mires. – rió nervioso, dándome la espalda.
- ¡Gerard! – me uní a su risa y le di un leve empujón en su hombro. - ¡Admítelo! Soy muy sexy.
- ¡Cállate! – reímos a carcajadas. – Ya, ahora si te puedes ir.
- Ahora quieres que me vaya. Cuando te conviene. – seguí riendo. – Está bien, me voy. – me puse de pie. – Terminaré mi trabajo. – me sonrió. – Gracias. En serio.
- ¿Por qué? – me miró confundido.
- Temía que me dejaras de hablar, después de esto.
- Eres la mejor persona que he conocido en mi vida. Bueno… después de Nathaly. – rió. – Te quiero demasiado como para dejarte ir así nada más. Aunque no sé si de la manera que tú esperas.
- No te preocupes. – dije desanimado. – Solo quiero que sigamos estando juntos… Como amigos. – reí.
- Nos vemos. – se puso de pie y me abrazó fuertemente. Me sentí realmente bien. Fue un abrazo sincero, lo cual me dejó aliviado. Aunque mis sentimientos no se irían.

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