domingo, 20 de mayo de 2012

Teenagers thing's; Capítulo: #18

Capítulo: #18

Desperté, producto del molesto despertador. Lo apagué, aun con mis ojos cerrados. Estaba realmente adormilado y me dolía el cuerpo. Restregué mis ojos, e intenté levantarme, pero cuando me senté sobre la cama, me dolió de manera sorprendente el trasero. "¡Mierda!" susurré, volviendo a recostar mi cuerpo sobre la cama. Las embestidas de Gerard, estaban haciendo efecto. Hice un esfuerzo, nuevamente y logré ponerme de pie, pero me costaba caminar.
Esta vez si me bañé y arreglé para ir a la escuela. A la hora después, Idiel estaba llamando fuera de mi casa.

- Hola, Idiel. – le besé la mejilla, después de cerrar la puerta.
- Hola, ¿Cómo estás, Frank? – comenzamos a caminar, camino a la escuela.
- Bien. – Creo que la felicidad aun recorría mi rostro, ya que Idiel me miró intrigada.
- ¿Por qué estás tan feliz? – la miré y sonreí.
- Tengo muchas cosas que contarte, amiguita.
- ah ¿si? – asentí. – Cuéntame, Frank – dijo entusiasmada.
- Han pasado muchas cosas con Gerard. – abrió sus ojos de par en par.
- ¿A qué te refieres con “han pasado muchas cosas”? – revoloteé mis ojos en el aire, dejando ver mi felicidad. - ¡Vamos, Frank! Cuéntame. – me empujaba el hombro. Comencé a reír por su insistencia.
- Digamos que… Cumplí mi sueño imposible en el sentido “amoroso”. – un poco más y su boca llegaba al suelo, de la impresión.
- ¡Mentira! – reí. - ¿lograste que Gerard se fijara en ti? – mi miró con impresión. Yo solo reí, reflejando mi emoción en la mirada. Sonreí como idiota y mis ojos brillaron. - ¡Oh por dios, Frank!
- Esto no puede ser más perfecto.
- Pero dime que ha sucedido. – mis mejillas se tornaron rojas al recordar nuestra anterior noche.
- Muchas cosas. – respondí avergonzado.
- ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó atónita, deteniendo el paso. Ya que durante toda la conversación, seguimos caminando. Me volteé a observarla y mordí mi labio.
- Fue mágico. - Idiel tapó su boca con ambas manos, aunque igual logré distinguir que estaba riendo.
- ¿En serio intimaste con Gerard? - dijo cuando destapó su boca.
- ¡cállate! - la empujé levemente.
- Perdón, perdón... Es que es difícil de creer.
- Lo sé... Yo aun no caigo en que estuve con él. - Retomé el camino a la escuela. Ella me siguió.
- Quiero saber detalles. - dijo con sus ojos brillosos. Yo la miré sorprendido.
- ¡¿Qué?! ¿Estás loca?
- ¡Vamos, cuéntame!
- ¡Claro que no! Eso es privado.
- ¡Ash! que egoísta. - reí con aquel comentario.

Caminamos un par de cuadras más y llegamos a la escuela. Idiel prometió guardar el secreto, aunque no quedó contenta, ya que no le conté como habían sucedido las cosas. "Mente sucia, lo que quería" pensé y reí.
Entramos al salón e hice un gran esfuerzo por lograr sentarme. Gerard aun no llegaba, ya que era temprano.

- ¿Vamos afuera? - ofreció Idiel y Edward, quien me saludó revoloteando su mano, tras Idiel. "¡Genial! Me partí el culo para sentarme y me hacen pararme".
- Bueno. - sonreí falsamente.

Salimos de la sala y fuimos a las bancas, ya que se había hecho costumbre. Saludamos a los chicos, que ahí se encontraban y me apoyé en árbol que hacía sombra. No me setaría de nuevo, para después ponerme de pie. Vi a Gerard entrar al colegio, junto a su hermano y caminar de manera relajada hacia la sala.

- ¡Gerard, Mikey! - gritó Edward para que se fijaran en dónde estábamos. Ambos voltearon y se acercaron. Sentí el calor subir hacia mis mejillas, al ver a Gerard. Y comencé a transpirar al notar que sus ojos se clavaban en mí, mientras se acercaba, pero de un momento a otro, giró su vista a los demás chicos y los saludó a ellos. Me sentí rechazado, pero al ver que se acercaba a mí con cierto brillo en sus ojos, noté que solo lo hizo para despistar a los demás. Sonreímos cómplices y me abrazó, como lo hacía comúnmente.

- Te extrañé, anoche. - susurró en mi oído y luego se alejó como si nada. Disimulé la sonrisa, que luchaba por aflorarse en mis labios. Gerard se sentó en la banca. Justo frente a mí, e hizo una seña para que yo hiciera lo mismo. Puse cara de disgusto, e indiqué mi trasero, pero él no entendió.
- Siéntate, Frank. - dijo uno de los chicos que estaban ahí. Todos me miraron.
- No creo que sea buena idea. Ayer me caí por las escaleras y no caí muy bien. - Me sobé el trasero. Todos rieron y Gerard se puso rojo. Creo que captó la indirecta.

Conversamos y reímos un rato más, hasta que dio la hora de inicio a clases. Me senté junto a Idiel e hicimos nuestros deberes. En ocasiones Gerard giraba su cabeza y nuestras miradas se entrelazaban. Cada vez que hacía eso, sentía miles de murciélagos revolotear mi estómago y al parecer me sonrojaba, ya que él se reía. Idiel lo notó y esto fue suficiente para molestarme toda la mañana. Tocaron el timbre para el receso.
El cual se me hizo eterno al no poder estar con Gee. Solo había miradas. A la segunda clase, nos hicieron examen, sobre lo que, supuestamente, tendríamos que haber estudiado ayer con Gerard. Yo terminé de manera rápida, pero él se veía pensativo y complicado. Rascó su cabeza en varias ocasiones, simulando estar “pensando”, pero yo estaba seguro de que eso era lo que menos hacía. Quise ponerme de pie, e intercambiar las hojas para que así obtuviera una buena calificación, ya que él lo necesitaba mucho más que yo. Le iba realmente mal en aquella materia. Después de una hora y media de martirio (para la mayoría), el timbre indicaba el segundo receso. Salí de la sala y esperé a que Gee saliera.

- ¿Cómo te fue? – pregunté cuando lo tenía frente a mí.
- ¿Cómo crees? – dijo molesto. – me van a matar. – se tomó el cabello.
- uf, lo siento. Debimos haber estudiado. – me miró extrañado.
- ¿Te arrepientes de…? – dejó inconclusa la frase, pero ambos sabíamos a qué se refería.
- No, no. Claro que no. Pero no lo sé… Me pone mal, que estés complicado en las materias. – me miró e hizo una mueca con la boca al costado.
- No te preocupes. Ya estoy acostumbrado. – sonrió triste. Acaricié su rostro, con mis ojos pegados en los suyos, que daban hacia el suelo, pero al sentir mi mano en su rostro, me miró sorprendido. La quité fugazmente, cuando me di cuenta de lo que hacía.
- Perdón. – bajé mi vista. Él rió.
- Ven. – tomó mi brazo y me llevó hasta el baño.
Verificó que no hubiera nada y me lanzó a uno de los cubículos.
- ¡Gerard! – lo reté, cuando lo vi entrar en el mismo y acercarse peligrosamente.
- No me aguanto. – rió y acercó mi rostro al suyo, con ambas manos. Hizo un sonido raro al hacer contacto con mis labios. Como un gemido, pero más parecido a un suspiro. Dejé salir mi lengua y el dio paso para que entrara a su boca. Las rozamos con desesperación. Sus manos jugaban con mi cabello, mientras yo me sujetaba de sus brazos, ya que era más pequeño. Odiaba mi altura en momentos como esos. Tenía que hacer hasta lo imposible para lograr quedar a su altura, ya que él no se inclinaba. En mis intentos por alzar mi cuerpo, pisé el basurero, que al chocar con mis pies, se volteó y yo tropecé, pero no alcancé a tocar el suelo porque Gerard me sujetó rápidamente. - ¡Frank! – rió a carcajadas, mientras me paraba.
- Eres muy alto. – me quejé como un niño taimado. Él rió más aun.
- Tú eres muy pequeño. – no dejaba de reír.
- No te burles. – lo empujé. – Te deberías inclinar, ya que yo no puedo alcanzarte.
- No me burlo. Me encanta que seas pequeño. Te ves más tierno. – dijo sonriente acercándose a mi rostro otra vez. Pero en esta ocasión, él se inclinó, ya que yo estaba de brazos cruzados con el ceño fruncido. Estaba molesto.
- No te enojes. – me besó la mejilla. Yo seguía con la vista baja. – Te juro que no me rió nunca más. – buscaba mi mirada, poniendo su cabeza bajo la mía, pero yo no lo observaba. – ¡Frank! – sonó molesto, parándose de manera normal. Seguí sin prestarle atención. Me gustaba parecer “el molesto”. – Tu actitud de enojado, me está provocando cosas. – levanté mi vista y él me miró desafiante. – Así que si no cambias esa cara, lo más probable es que tenga que violarte. – él hablaba serio, pero yo exploté en carcajadas. Él sonrió aliviado al ver mi sonrisa.
- Aun me duele el trasero por tu culpa, eres un tonto.
- Lo siento. – me acarició la mejilla y después me abrazó tiernamente. Levanté mi mirada para encontrar sus ojos. Él me los cedió y después me besó superficialmente. Sentimos el timbre y Gerard me soltó. Salimos del baño como si nada hubiera pasado. Fue una suerte que nadie entrara en ese transcurso de tiempo.

Terminó la última clase y eso daba paso a nuestra salida. Me despedí de todos los chicos y de Gee. Solo un abrazo. Era lo único que podía hacer. Fui a mi casa a almorzar y después fui a la casa de los Way’s.

{*Narra Gerard*}

Llegué a casa y fui a mi cuarto. Dejé mi mochila y luego bajé a comer. Vi un poco de televisión y después oí el teléfono, pero no quise atender. Estaba cómodo en el sillón del living. Pero de pronto escuché un fuerte gritó de mi padre, que provenía de su oficina. Su tono de voz me indicaba que algo malo había hecho. Fui rápido, aunque no me sorprendía demasiado.

- ¿Qué pasa? – dije entrando a su oficina.
- Acaba de llamar tu profesor. – abrí mis ojos sorprendido.
- ¿Me puedes explicar qué te está sucediendo? Prometiste subir tus notas.
- Nunca prometí eso. – dije confundido.
- ¡No me hagas enfadar! Estás castigado.
- ¡No! - supliqué.
- Si. Estás castigado. Estudiarás día y noche. Llamaré a Frank. – abrí mis ojos más aun, pero intentando disimular mi alegría.
- ¿Mi castigo será estudiar con Frank?
- Si. Y no podrás salir. – dijo marcando su número telefónico. Reí y mordí mi labio, al notar que él no me observaba. ”¡Que gran “castigo”!” pensé. ”Si supiera” reí levemente. Estaba feliz. Estar todo el día con él, ¿qué mejor?

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