sábado, 19 de mayo de 2012

Teenagers thing's; Capítulo: #8

Capítulo: #8

Su posición me ponía nervioso. Lo único que quería era que durmiera, ya que al poner su brazo en mi pecho podría llegar a sentir los latidos de mi corazón. Eran rápidos y fuertes. Los sentía en mis oídos. Lograba escucharlos. Pero Gerard ya se estaba durmiendo. Su respiración era calmada. Yo permanecía con la vista fija en el techo. No podía observar a Gerard, porque mantenía su cabeza escondida en mi cuello. Mi mano subió lentamente hasta su cabello. Comencé a acariciarlo de manera suave para no despertarlo. Era suave y brillante. Muy negro y con algunos rulos entremedio. Me acerqué un poco y escabullí mi nariz para olerlo. Aun mantenía el aroma a su acondicionador. No pude distinguir cuál era, pero si olía muy bien.

- ¿Por qué me hueles el pelo? – dijo riéndose, sin quitar su cabeza de mi cuello. Yo me quedé estático. Mis mejillas se sonrojaron y volví mi cabeza hacia el techo.
- Es… una manía que tengo con las personas. – mentí. Esperaba sonar sincero, pero la voz me tiritó, a causa del nerviosismo – pensé que estabas dormido.
- Lo estaba… hasta que sentí que una nariz me acosaba la cabeza. – reímos ambos.
- Lo siento. – dije. Levantó su rostro y me observó fijamente. Yo no lo quise mirar. No despegué mis ojos del techo.
- Está bien, Frank, ¿por qué te avergüenzas cada vez que te veo haciendo algo? – preguntó divertido.
- ¿a qué te refieres?... – me puse nervioso – Eso no es cierto.
- Si lo es. – Rió – Cada cosa que te digo o cuando te miro, te sonrojas.
- Es que no estoy acostumbrado a que me miren, ni a que me hagan bromas muy seguidas. No les hayo sentido, por eso me siento avergonzado.
- ah… bueno, perdón. No era mi intención hacerte sentir incómodo.
- Está bien. – Sonreí.
- ¿Sabes?... Se me quitó el sueño. – Se sentó sobre la cama. Yo hice lo mismo quedando frente a él.
- Y… ¿Qué quieres hacer?
- No lo sé… Háblame. Me gusta conversar contigo. – una sonrisa se posó en sus labios. Yo, para variar, sonreí avergonzado.
- Eh… ¿Qué música te gusta?
- De todo… preferentemente el rock. Y ¿a ti?
- También. Me gusta el punk rock.
- ¡Genial!
- Si... – un silencio incómodo se apoderó del momento. Yo bajé mi vista a mis manos, sin saber qué decir.
- ¿Cómo te gustan las chicas? – preguntó de la nada. Yo lo miré sorprendido, atragantándome con mi propia saliva.
- Eh… - revolotee mis ojos por el aire. – No me fijo en el exterior de la “persona” – no quise decir “chica”, porque no me gustaban las mujeres. Sería estúpido si lo hiciese.
- Oh… y ¿en qué te fijas? Digo… en el interior. – puso su mano en su pecho.
- Que sean sinceras, buenas personas y confiables. Es lo que más me importa.
- eso es… lindo (?) – reímos. – y ¿has tenido novia alguna vez?
- No. – dije honesto.
- Que bien. – Sonrió – Es mejor que esperes. Yo partí muy pequeño y no me fue nada bien.
- A mi edad están todos emparejados. – dije confundido.
- Para no ser menos que los otros. Creo. – En ningún momento despegaba sus ojos de los míos.
- ¿Yo soy menos que los otros?
- Claro que no. Me refería a que eso es lo que uno piensa a tu edad. O más pequeño, quizás… A veces me gustaría lograr enamorarme. Saber que se siente, que una persona se apodere de tu mente y pensamiento en cada segundo que pasa. Me gustaría encontrar una persona con las características que tú mencionabas, anteriormente. Que fuera sincera, buena persona y confiable. Que no se fije en mi exterior, ni en mi dinero, ni en que soy “Gerard Way, el popular”. Sino que me vea tal cual soy. Pero de igual manera… Tengo miedo.

Gerard se veía pensativo y yo solo podía pensar en que esa persona podía ser yo. Soy el único que lo conoce tal cual es. Y me encanta ese lado de él. El lado escondido y misterioso, que nunca nadie logra ver.
En ese momento quise expresarle todos mis pensamientos. Decirle que me volvía loco. Y que me estaba enamorando de él, pero no era capaz de hacer tal cosa. ¿Cómo decirle todo lo que sentía?

- Si hay alguien que te ve tal cual es. – dije tímido. Gerard me observó fijamente, intentando descifrar de quién yo hablaba. Después de varios minutos habló.
- La “chica” – dijo seguro de lo que decía. Yo solo lo miré, intentando decirle un “si”.
No estaba dispuesto a decirle que era yo aquella “chica”. No aun.
- ¿Sabes? Ella no te ve como las demás personas. Sabe que tú te escondes tras esa máscara para no dejar ver tu tristeza y temor. Puede ver todo aquel misterio fijando su vista en tus ojos, que demuestran que escondes miles de cosas. Secretos que intentas enterrar y así nunca nadie los descubrirá. No entiende como puede ser, que sienta todas las cosas que le haces sentir, siendo que… no se conocen. – Según yo, aun no lo conocía lo suficiente. – Suspira cuando escucha tu dulce voz. Tiembla con cada roce. Se duerme pensando en ti, sabiendo que al despertar, también serás lo primero que venga a su mente. Desea hablarte de manera honesta, expresando todos sus sentimientos, mientras tú los escuchas atento. Desea penetrar su mirada en tus ojos, de manera que se te haga imposible borrar aquella huella de tu memoria. Desea tocarte y sentirte cerca, a cada momento. Sin que nadie sepa que guardan aquel secreto. El de su amor. Sintiéndose la persona más feliz en la faz de la tierra. Demostrando cuanto te ama en cada acto que haga… Pero también tiene miedo.

De esa manera concluí. No dije más palabra y simplemente huí. Salí rápido y bajé al primer piso. Fui al living, donde aun permanecían mi madre y Nathaly. Me senté en el sillón y comencé a ver televisión. Ambas me observaron confundidas.

- Gerard estaba cansado. Quería dormir. – después de decir esto, ambas siguieron jugando y riendo, sin prestarme atención.
Supuse que cuando le expresara mis sentimientos a Gerard, me sentiría mejor. O quizás más aliviado, ya que sabría todo lo que por mi mente pasaba. Pero no me sentía así. A lo mejor, porque no le dije que la persona que lo amaba de tal forma era yo. Pero de igual forma, su mirada se quedó clavada en mi mente. Se le iluminó el rostro al escuchar mis palabras y sus ojos brillaban de manera sorprendente. No pestañaba y casi no respiraba. Fue como un trance. Nuestras miradas se conectaron, como jamás lo habían hecho. Y simplemente, las palabras me salieron de lo más profundo de mí ser. Del interior, que nunca creí que existía, de mi corazón.

Mamá nos dijo a Nathaly y a mí que ya era hora de dormir, pero yo no tenía sueño. De igual manera, subí a mi habitación. Mi mamá dijo que ella dormiría con la pequeña. Entré en silencio a mi cuarto, suponiendo que Gerard dormía, pero no era así. Él permanecía de pie frente a mi ventana. Mirando las estrellas. Se veía pensativo. La habitación estaba oscura, ya que no había ninguna luz encendida. Solo se apreciaba la luz que lograba entrar desde afuera.

- Pensé que estabas dormido. – dije rígido, apoyado en la puerta. Gerard se volteó algo asustado.
- Se me quitó el sueño. – me miró. Yo algo nervioso desvié la mirada.
- Hay que dormir. Mañana tenemos que levantarnos temprano. – dije sin mirarlo.
- ¿Dónde está Nathaly?
- Con mamá. Dormirá en su cuarto.
- Está bien.
- ¿Necesites ropa para dormir? – pregunté, mientras me ponía mi pijama.
Una polera roja, con un buzo negro.
- Si no es molestia.
- No me molesta. – me dirigí al armario en busca de algo que le quedara a su medida. Encontré una polera negra y un buzo plomo oscuro. Se lo pasé y sin decir palabra, me acosté, dándole la espalda. Pasaron un par de minutos y sentí como el cuerpo de Gerard, se introducía en la cama. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Intenté cerrar mis ojos y quedar profundamente dormido, pero no lo lograba.
- ¿Frank? – escuché la calmada voz de Gerard. Abrí mis ojos y sin voltearme, respondí.
- ¿Si? – quedó en silencio unos minutos. Como intentando encontrar las palabras adecuadas para hablar.
- ¿Es posible enamorarse de alguien, sin conocerlo?
- Y me lo preguntas a mí. – dije divertido, volteándome. Quedé de espalda sobre la cama con la vista pegada al techo. Gerard estaba de lado. Con sus ojos fijos en mí. - ¿Sientes que estás enamorado?
- No lo sé… Quizás solo estoy confundido.
- Quizás. – lo observé. – Llegará cuando tenga que llegar… Espera a la persona adecuada y disfruta el momento. No te cierres a nuevas experiencias. No temas. – Intentaba decirle con la mirada, que era yo aquella persona que él tanto buscaba, pero él no lograba entender. – Que duermas bien. – dije cerrando todo tipo de conversación. Me volteé, dándole la espalda e intenté dormir.

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