Capítulo: #17
No se tiene conciencia del tic tac del reloj cuando el único beat que importa es el de tu corazón, los ojos de Gerard recuperaban poco a poco el brillo que un par de semanas antes habían perdido, los ojos serenos de Frank se habían llenado de una extraña sabiduría, más en lo profundo de su alma algunas dudas flotaban en espera de respuestas.
Ese amanecer llegó colmado por el frío del otoño, Frank observó rápidamente las hojas que comenzaban a caer de los árboles y sonrió en un suspiro, dejó a Gerard dormido en la cama, en la misma habitación que los dos se negaban en abandonar, pero esta vez Frank no podía luchar contra su propia esencia, y después de besarle suavemente la frente, salió atravesando las paredes hasta llegar a la cochera.
Las guitarras aun estaban en el interior del auto, sacó solo una, la miró por largo rato antes de abrazarla con fuerza, un par de lágrimas se resbalaron por el diapasón, y con la guitarra en brazos se fue al salón en que Lindsey guardaba algunos amplificadores e instrumentos, por suerte aun no se había llevado todo.
Conectó la guitarra y sentado en el suelo rasgó las cuerdas sin ningún acorde, tan solo las tocó, dejando que el sonido viajara, chocara con el entorno y regresara a él, su cuerpo se estremeció por completo, sintió un hormigueo en cada rincón de su ser, un reconfortante hormigueo que lo hizo sonreír.
Una tonada llena de melancolía despertó a Gerard de su sueño, lo segundo que sintió después de la música, fue el frío de la mañana, se levantó envuelto en una manta y caminó siguiendo el sonido de la guitarra, se quedó de pie bajo el marco de la puerta viendo maravillado que la guitarra parecía suspendida en el aire a pocos centímetros del suelo.
- Es tan triste lo que tocas, que por momentos no parece el sonido de una guitarra sino el de un violín –
“Podrá sonar triste, pero me siento feliz”
Respondió sin dejar de tocar, elevando los ojos para ver a Gerard con el cabello revuelto, los ojos aun adormilados y su cuerpo envuelto en la cobija, sonrió al volver los ojos sobre la guitarra y cambió la melodía que llevaba, llenándola de dulces notas.
- Esa es menos melancólica, y mucho más hermosa – Cerró unos segundos los ojos aspirando con fuerza, como si absorbiera los sonidos en un respiro
“Claro que es hermosa, es para ti, inspirada por ti, tiene que ser hermosa, no podría ser de otra forma”
- Frankie… - Pronunció dulcemente, caminó despacio, sentándose en el piso junto a él, acomodando la mitad de su cobija sobre el fantasma – Ya sé que no sientes frío, pero quiero abrigarte junto a mí –
“A veces lo damos todo por sentado… la familia, los amigos, las cosas… la música. Somos tan tontos Gerard, creemos que sin importar nada siempre estarán ahí, creemos que el amor siempre estará ahí, y no es así, hay una canción que dice: And it takes no time to fall in love, but it takes you years to know what love is. Y es verdad, enamorarse es cuestión de un segundo… pero mantener ese amor, saber qué es en verdad el amor, te puede llevar la vida entera, o hasta la muerte, y es tonto, es muy tonto que valoremos lo que tenemos solo cuando ya no está”
Gerard no pronunció palabra, se quedó pensando en lo que Frank dijo, fijando la mirada en el vacío, escuchando la música que Frank no paraba de tocar
“¿Sabes cuántos ¨te amo¨ me dijiste mientras vivía?”
- No lo sé, cientos, miles… ¿cientos de miles? –
“¿Sabes cuántos de esos fueron pronunciados desde lo más profundo de tu alma?”
- Muchísimos – Suspiró
“¿Cuántos te amo me has dicho desde que regresé de la muerte?”
- Frank, sabes que te amo –
“¿Ves? Lo tomas por sentado, crees que lo sé y no necesito oírlo, crees que lo sabes y no necesitas decirlo, si en este preciso instante me esfumara de tu vida, es seguro que te mortificarías después al pensar que tuviste una segunda oportunidad y no me dijiste un te amo”
- Pero te he dicho cuanto he sufrido, cuanto te he extrañado, y no estoy seguro, pero creo que entre las cosas que te he dicho ha ido un “te amo” entre frases, o al menos el sentimiento ha estado implícito –
Frank detuvo la música, dejando la guitarra en el suelo, levantándose lleno de decepción
“Tú no aprendes nada Gerard”
- ¿Qué quieres de mí Frank? – Se levantó también, dejando la manta en el suelo junto a la guitarra, guiándose por la sombra de Frank en el piso se paró frente a él
“¡¿Qué quiero?!”
Exclamó alterado, tomando la cabeza de Gerard entre sus manos, sacudiéndolo suavemente
“¡Quiero que despiertes de una vez por todas! Gerard, quiero que me asegures que ni mi muerte, ni me regreso de ella fueron en vano, ¿Es que no has entendido nada? hace días me dejaste libre, hace días pude irme al cielo, y aun estoy aquí, junto a ti, por lo menos Gerard… ¡Al menos dime qué sabes por qué me quedé!”
- Porque… - Cerró los ojos, suspirando quedamente – Porque me amas y no quieres irte sin antes cerciorarte que estaré bien si ti –
Frank lo soltó despacio, deslizando las manos por los hombros de Gerard, atrayéndolo a él, sonriendo lleno de tranquilidad, buscó los labios de Gerard y lo besó lenta y dulcemente, fugazmente y aun así le dio el alma en ese beso
“Por lo menos una cosa sí tienes clara”
- Yo tengo muchas cosas claras Frank, la primera de ellas, es que te amo, te amo, te amo, te amo… y te amo – Puso los brazos alrededor de Frank, apretándolo contra su cuerpo – Y aparte de eso, sé y tengo la plena seguridad, que te amo –
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