sábado, 30 de junio de 2012

Esa sexy esencia; Capítulo: #5

Capítulo: #5

De un salto Frank se alejó, parándose frente a Gerard, con ánimo de prevenir que se asustara más, viéndolo separar los dedos para despejar sus ojos.

- ¿Eres tú Frank? – Miraba frente a él, pero no veía nada – Por favor si eres tu házmelo saber… porque si es otra cosa, me voy a desmayar – Cerraba nuevamente los dedos, encogiéndose un poco

“¡Sí Gerard soy yo!”

No disimuló su entusiasmo, volvió a arrodillarse frente a él, riendo sin parar

“¿Puedes oírme?”

Gerard retiró lentamente las manos de su rostro, levantándose del suelo, pasando por sobre Frank, sacudiéndose el temor, asegurándose a sí mismo que lo que sentía era producto de su imaginación, encendió desde afuera la luz del baño, no cerró la puerta, de todos modos estaba solo y por sobre todo, aun tenía algo de miedo, y era mejor tener la opción de salir corriendo si fuese necesario

“¿Qué pasa? Me sientes, luego no, parece que me oyes y no es así, Gerard, ¿De verdad no te das cuenta de mi presencia, o solo estás fingiendo como siempre?”

- Hace frío en esta maldita bodega – Se quejó mientras bajaba el cierre de su pantalón – Y bueno, fantasma, ¿Por qué me sigues? – Rió nerviosamente, comenzando a orinar

“No me digas fantasma, imbécil”

Rió, llevando la mano al interruptor, apagando y encendiendo la luz tres veces seguidas

- Es enserio, basta – Pidió con notable temblor en su voz – Tengo muchas… ganas de orinar, y no… no me dejas… -

Dejó la luz encendida, entrando en el baño, parándose detrás de Gerard, muy pegado a su espalda, soplando suavemente sobre el cabello negro, haciendo que éste se moviera. Gerard se estremeció, cada poro de su piel se cerró, dejó caer la cabeza un poco hacía atrás, sintiendo que su corazón estaba a punto de estallar.

“Relájate… déjala que fluya…”

Habló entre risas, rodeando la cintura de Gerard con sus manos, alegrándose al sentirlo temblar mientras deslizaba sus manos sobre las de él. Le siguió el movimiento al terminar de orinar, hasta le ayudó a subirse el cierre, cuando Gerard volteó para buscar el lavamanos, Frank le palmeó con fuerza las nalgas

- Eres tú, no creo que un fantasma aleatorio me quisiera palmear las nalgas, y menos me ayudara a orinar –

“Bien, ahora, responde, sí puedes oírme, respóndeme, por favor, ¿Puedes oírme?”

- A veces, algunas palabras… puede ser mi imaginación – Empezó a reírse, echándose manotadas de agua en la cara - ¡Me enloquecí, oigo y siento a Frank! –

“¡No estás loco, soy yo, de verdad!”

- No, no es así, es mi mente… -

Respiró profundamente, saliendo a toda prisa del baño, sentía el corazón en los pies y estaba muy convencido que su cabello se había erizado, atravesó la puerta de la bodega, sentándose en el parqueadero frente a su auto, intentando tranquilizarse, en ese estado no era conveniente conducir.
El frío sol de otoño iluminaba sutilmente su rostro, elevó los ojos al cielo como si quisiera encontrar una respuesta en el firmamento, de nuevo las lágrimas se apiñaron en sus ojos, lágrimas de temor, lagrimas de amor y unas especiales que le otorgaron un hermoso brillo, las lágrimas de ilusión.

“Yo sé que puedes oírme, sentirme, olerme…”

Comenzó Frank sin ocultar su enojo

“Tan solo estás repitiendo en mi muerte lo que hiciste conmigo en vida, ignorarme a voluntad”

- No digas eso – Bajó el rostro, limpiándose las lágrimas del rostro con sus dedos – Yo no te ignoré… tú fuiste mi vida, ¿Cómo iba a ignorar a quién más he amado? –

Ambos suspiraron profundamente; A pesar de la intensa angustia en su corazón y el temor a lo desconocido, Gerard extendió su mano al frente, susurrando en conmocionado llanto que entrecortaba sus palabras

- Tócame Frank… asegúrame que es verdad –

Unas gotas de origen no visible para Gerard cayeron sobre el piso, una a una, despacio, impactando en el gris asfalto, perdiéndose entre las imperceptibles ranuras, provocando de inmediato un incontrolable llanto en él, quería detenerse, sentía que su corazón se iba a diluir y a escaparse en cada una de esas lágrimas, la fuerza del llanto le impedía respirar bien, le oprimía el pecho sofocándolo hasta casi desmayar.

Frank se permitió solo un segundo para sorprenderse ante el hecho que sus lágrimas tomaban forma material y caían a los pies de Gerard, se hincó frente a él, tomando con fuerza entre sus manos la mano que él había extendido, llevándose la palma hasta sus labios, colmándola de besos sin poder, sin querer detenerse.

Flexionó un poco la mano, sintiendo la textura del rostro de Frank, la humedad de sus labios, el cálido aliento escurrirse entre sus dedos, tenía los ojos completamente abiertos mezcla de asombro y curiosidad, quería verlo, necesitaba verlo, pero todo lo que podía era sentir su piel, escuchar lejana su voz y oler su dulce aliento. Llevó la otra mano sobre las de Frank, dejando que los dedos invisibles se entrelazaran con los suyos, y Frank se dejó halar hacia adelante cuando Gerard se llevó ambas manos sobre el pecho, ansiando sentirlo cerca de su corazón.

- ¡¿Está bien Gerard?! –

Mikey Way se alteró al ver a su hermano sentado en el asfalto, agazapado en reducida posición, con ambas manos sobre el pecho y el rostro descompuesto por el llanto, se arrodilló, sacudiéndolo al no recibir respuesta

- ¡Hermano! ¿Qué te pasa? –

Gerard no retiró las manos de su pecho, tan solo levantó el rostro para ver a su hermano menor, respiró profundamente, sonriendo con alegría y algo de picardía por saber algo que no pensaba compartir con nadie más, al menos no por el momento

- Nada Mikey, lloraba por la muerte del enano apestoso – Apretó con fuerza las manos de Frank entre las suyas - ¿Acaso no me pidieron que llorara por él? ahí está, ya lloré –

- Estas peor de lo que creía – Meneó la cabeza, levantándose y extendiéndole la mano para que se levantara – Regresé porque hablé con los chicos –

- Los chicos, ¡Ja! Ya todos somos viejos ¿No ves que hasta estamos enterrando amigos? –

- Dame la mano loco – Insistió sacudiéndola, esperando que Gerard la tomara, pero el mayor de los hermanos Way no quitaba las manos de su pecho – Gerard, estás actuando muy extraño –

- Si, lo sé – Rió mirando a su hermano desde abajo - ¿Qué hablaste con los viejos? –

- Los convencí que solo nos tomemos una semana libre, sé que quieres tocar para tener algo en que ocuparte y no pensar en Frank –

- Ok, gracias, chao, te llamo después, saludos a Alicia –

La desfachatez con que su hermano mayor le hablaba lo intrigó y de hecho lo hizo enojar un poco

- ¡Gerard Way, te levantas ya mismo del suelo o llamo al 911 para que envíen a los del psiquiátrico por ti! –

No quería liberar a Frank, y para levantarse tenía que apoyarse al menos con una mano en el suelo, el fantasma rió por la exagerada reacción de Mikey, y antes que el bajista se enojara más, se levantó halando a Gerard del suelo, haciéndolo incorporar como si nada, sorprendiendo a Mikey que lo miró lleno de asombro

- ¡No sabía que tenías tanta fuerza en las piernas! Te levantaste como si nada del suelo –

Gerard solo podía sonreír como idiota, no era su imaginación, Frank estaba allí, no sabía porque razón, pero su presencia de nuevo en la tierra era suficiente para apaciguar el dolor de su muerte.

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