sábado, 30 de junio de 2012

Esa sexy esencia; Capítulo: #7

Capítulo: #7

“Eso es crueldad”


- No sabes nada de crueldad – Despegó de él las manos, lo hizo con tristeza, no quería soltarlo, temía que Frank se esfumara al hacerlo, temía no escucharlo o sentirlo otra vez – Crueldad… - Masculló llevándose los dedos de su mano derecha a los labios – Crueldad – Repitió mientras se sentaba en el borde de la cama - ¿Sabes que es crueldad? Escuchar los gritos provenir de tu habitación, correr con el corazón en la boca imaginando lo peor, asomar sin querer la cabeza al baño… Crueldad, Frank, es ver a quién amas tendido en su propia sangre sobre la baldosa fría de un baño, tocar su rostro y no sentir calor, observar con cuidado los ojos que alguna vez te hicieron creer que el amor era una verdad y no encontrar vida en ellos, crueldad… es morirte por dentro al saber que nunca más volverás a tener en tus brazos al único ser que le da sentido a cada segundo de tu vida –

Levantó el rostro dirigiendo la mirada a la puerta del baño, desesperándose de no verlo

- Crueldad, es sentirte lleno de alegría al tener de nuevo entre tus brazos a ése ser que hace que todo el dolor valga la pena ser sentido, crueldad es darle de nuevo una razón a tu corazón para latir… crueldad es que regresaras a mí para irte de nuevo –


“Gerard…”


- No, no digas nada Frank – Fregó las palmas de las manos en su rostro, entrando en desesperación – Llámame cruel, egoísta, un hijo de perra, llámame como quieras, ódiame si así lo deseas, pero no me culpes por querer retenerte a mi lado, seré egoísta, sí, pero soy un egoísta enamorado que no puede… - Suspiró profundamente, dejándose caer sobre la cama, cerrando con fuerza los ojos – Que no quiere vivir sin el hombre que ama –

Sintió el peso de Frank sobre la cama, abrió los ojos liberando un par de lágrimas, e infló su pecho con un suspiro al sentir que Frank recostaba la cabeza sobre su abdomen

“Nunca oíste eso de: Sí amas algo, déjalo libre…”

- ¿Tu nunca oíste eso de que las promesas de amor son las únicas que no se deben romper? –

No pudo evitar reír, levantando la cabeza, mirando el rostro de Gerard

“Ja, ja, ja, eso lo acabas de inventar”

Se encogió de hombros, estirando un poco los labios

- Igual da, es verdad –

“Perdóname por el daño que te causé con mi muerte”

Esperó una respuesta de Gerard, pero él solo veía el techo sin expresión alguna en el rostro, se apoyó en el codo levantándose un poco más, rozando la nariz sobre la frente de Gerard y repitió

“Perdóname por hacerte pasar por un duelo, perdón por esas palabras en la nota que escribí, di que me perdonas por favor”

- No puedo decir que te perdono, al menos no ahora, que no siento en mi corazón que pueda perdonarte –

La camisa de Gerard parecía levantarse en el aire, pero era la mano de Frank que la levantaba al deslizarse sobre la piel del pecho de Gerard, lo acariciaba suavemente, recorriendo la línea del esternón para sentir los latidos de su corazón y el movimiento de sus pulmones en cada respiración

- ¿Crees que con darme de nuevo esas caricias que me hacen sentir vivo, vas a logar que cambie de opinión? –

Se dejó caer sobre él, pegándole los labios del cuello, hablándole sobre la piel, con toda intención de hacerlo estallar

“Solo quiero que recuerdes cuanto me amas, que recuerdes que la verdadera felicidad está en que quién se ama sea feliz, aunque no sea junto a ti”

Levantó los brazos rodeando a Frank en ellos, sin dejar de ver el techo de su habitación

- Yo debo sacrificarme para que seas feliz… ¿Por qué mejor no te sacrificas tú para que yo sea feliz? –

Despegó los brazos del cuerpo desnudo cuando él retiró la mano de entre su camisa

“Pero estoy muerto Gerard, soy un alma en pena, y de verdad, de verdad, te juro que necesito irme al lugar en que dejaré de sufrir por la eternidad”

- Yo estoy muerto en vida, y no solo sufre mi alma, cada centímetro de mi cuerpo sufre sin ti, y de verdad, de verdad Frank, si me dejas solo, me dejaras en el infierno hasta el día que muera –

Gerard escuchó a Frank resoplar, sintió en su cama el movimiento que hizo al sentarse, su piel se estremeció otra vez al notar que Frank se inclinaba sobre él y acomodaba los labios cerca a los suyos

“Estoy muerto, debes dejarme ir”

- Yo te amo, debes quedarte aquí –

“¿No te importa cuánto pueda sufrir?”

- ¿No te importa todo lo que estoy sufriendo? –

Los dos se quedaron en silencio, no había más que discutir, las cosas estaban claras, ninguno iba a ceder, al menos no por el momento. Frank se levantó despacio de la cama sintiendo pena por la expresión triste que adornaba el rostro de Gerard, suspiró tomando fuerzas para hablar, esperando que fuera aceptado lo que tenía en mente

“Está bien, te propongo algo, te voy a dar 3 días para que puedas despedirte de mí, tres días en los que hablaremos de lo que pasó, en los que te diré el por qué de la decisión de quitarme la vida y sé que después de hablarlo, me dejarás ir”

- Yo no necesito que me digas algo que ya sé bien – Talló sus ojos para retirar las lágrimas secas, sentándose de nuevo en el borde de la cama, entrelazó las manos sobre su regazo y empezó a pronunciar lo que tenía por seguro en su corazón, eso que unas semanas antes descubrió en los ojos de Frank y se había negado a aceptar – Te quitaste la vida porque dejaste de sentir amor por mí, y después de haberme amado tanto no pudiste soportar el llegar a odiarme con esa misma intensidad –

El silencio de Frank fue la afirmación a esa conclusión, Gerard sonrió antes de comenzar a llorar, lo sabía muy dentro de él, pero aun así esperaba estar equivocado, des entrelazó las manos para cubrir su rostro y amortiguar el sonido del llanto, Frank no pudo moverse de su sitio, él no sabía bien lo que sentía y las palabras de Gerard le habían aclarado por completo el lío emocional que lo llevó a quitarse la vida.

- Frankie… - Pronunció sin descubrirse el rostro – Tengo otra propuesta, dame un mes para hacer que te enamores nuevamente de mí, si al termino de ese mes aun sientes que solo puedes odiarme, entonces, aunque muera por dentro, te dejaré ir –

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