sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers; Capítulo: #16

Capítulo: #16

Santa Calma.

Gerard abria sus ojos por momentos, todo era muy confuso, veia la sangre brotar de su pecho, la veía correr sobre el piso, deslizandose debajo de la van, trató de agudizar sus sentidos escuchando los pasos cada vez mas cerca de su victimario, miró la Colt en su mano, hizo las cuentas en su mente, "una bala al de atras, cuatro en el panda... cinco... solo tengo una oportunidad", buscó la 38 en el piso, estaba muy lejos de su alcance, sintió a tipo justo frente a la van, el tambien se arrastraba, estaba muy mal herido, Gerard se levantó de golpe, quiedando cara a cara con él, levantó su mano y le puso la pistola en la cabeza al tiempo que pretaba el gatillo, lo sesos del tipo volaron por todas partes, Gerard escupio asqueado, nunca le importó la sangre, pero los sesos los encontraba particularmente desagradables. 


"el maldito me dió en algun lugar importante... porque esta puta sangre no para de brotar" se desplomó, sin fuerzas para levantarse, escuchó el ruido de un auto aproximandose, trató de levantarse, pero le fue imposible, en medio de las sombras vio como lo levantaban y lo metian en una camioneta blanca

- ¿Cómo están los otros?-

- Hay ya no hay nada que hacer padre, están muertos los tres-

- Bueno, date prisa que si no este se nos muere también.-

Gerard abrió los ojos, estaba en medio de un letargo extraño en él, trato de sentarse en la cama pero la monja que estaba rezando a su lado se lo impidió

- Cálmese señor, aun esta muy débil-

- ¿Por qué me siento tan pesado?-

- es por la anestesia, ya se le pasará el efecto, ¿quiere tomar un poco de agua?-

- si, por favor... ah ¿dígame en donde estoy?-

- en un lugar seguro-

Gerard recorrió la habitación, no parecía un hospital, en las paredes había imágenes de Nuestra Señora de los Lamentos, Gerard sonrió, desde que sus padres murieron ella era su "patrona", a quien siempre le rogaba por su bienestar y el de su hermano, y ahora estaba allí velando por él.

-¿Cómo nos sentimos?-

Gerard miró al lánguido e imponente hombre que se acercó a él, era joven, de un poco mas de 20 años, Gerard miró su larga sotana, y sonrió para si al ver su alborotada cabellera, nunca había visto un clérigo que llevara sus ensortijados rizos tan libremente

- Pues no sé como se sentirá usted, pero yo... ni me siento-

- ¿Cuál es su nombre?-

- Para qué lo necesita-

- Para informarle a un familiar de su estado-

- si, claro, y yo nací ayer... qué, la policía necesita mis datos y usted, hombre de Dios se los va a dar...-

- ¿no cree que si mi intensión fuera entregarlo ya lo habría hecho?-

- Mire, cura, deme un teléfono y yo mismo le aviso a mi cuñada-

El sacerdote sacó un celular de su sotana y se lo pasó a Gerard

- Ja ja ja... no sabia que los curas podían tener estos lujos-

- no es un lujo, es su necesidad, y soy el padre Raymond Toro, llámeme Ray -.

Tsuki le llevó ropa limpia a la misión

- Mikey te envía sus mejores deseos-

- y él, ¿cómo esta?-

- ya mejor, al menos no siente tanto dolor-

- ¿tienen dinero suficiente?-

- sabes que sí, Silvia me preguntó por ti, quiere venir a verte-

- ¿Cuándo la viste?-

- Ayer, en el bar...-

- Tsu, te advertí que si te metías con mi hermano no podías volver allá, para eso te pago la universidad, ¿que necesidad tienes de meterte ahí?-

- ¡ellas son mis amigas!-

- Bueno... ya vete, no dejes a mi hermano solo, y cuando quieras hablar con ellas, invítalas a la casa, o vallan a otro lugar, en ese bar no te quiero ver-

Tsuki besó la frente de Gerard al despedirse, cruzó los pasillos de la misión, el padre Ray la acompañó hasta la salida, Tsuki se detuvo antes de abrir la puerta, escuchó una risa que le sonó muy familiar, se acercó hasta el salón de donde provenía

- ¡Frank!-.

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