sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers; Capítulo: #19

Capítulo: #19

Kiss me like there's no tomorrow.

Frank abrió sus pecaminosos labios, esos delicados, seductores, enloquecedores labios, para recibir la hostia que el Padre Ray le ofrecía, se persignó y volvió a mi lado, rezando algo en voz baja, se paro detrás de mí, se empinó un poco para alcanzar mi oído

- ¿No vas a comulgar?-

meneé la cabeza, soy un asesino, les vendo droga a los chicos, y mantengo relaciones sexuales con un hombre... ¿Con qué cara comulgo?, Si aparte de todo ni siquiera me arrepiento de nada de lo que hago.

Me gusta oír los sermones de Ray, es el único cura que respeto, es inteligente, y lee la Biblia, tomando lo que le sirve, y lo que no, lo deja de lado

- Ojo por ojo Gerard, ojo por ojo y diente por diente, lo dicen las escrituras... la Biblia acepta la venganza-

Está tan lleno de odio por dentro, aun así, tan lleno de amor para dar,

- no le molesta saber que cada momento que puedo le hago el amor a Frank... ¿eso es pecado no?-.

- Tu mismo te redimes Gerard, le haces el amor... mientras este sea puro, no importa el sexo-

Frank no se puede contener, a él le gusta el peligro, le gusta molestarme porque sabe que soy paranoico, se para detrás de mi, en pleno sermón, rozando su cuerpo con el mío, tocando mis nalgas, deslizando su mano desde atrás por entre mis piernas, trato de concentrarme en el sermón, pero es imposible, lo tomo del brazo y me lo llevo a la parte inferior de la iglesia, donde están los osarios, con toda la fuerza de mi cuerpo lo empujo contra una pared llena de pequeñas lápidas, Frank abre sus brazos y se aferra de las vasijas de cobre que son para las flores, se levanta, rodeando mi cintura con sus piernas desnudas, su pantalón en el piso, lo levanto bien de las nalgas, y empiezo a penetrarlo así, en esa posición, su rostro me hace saber el placer que siente, sin querer veo la imagen de una de las lapidas, un Cristo, con sus brazos abiertos, de rostro dulce y compasivo, miro a Frank, con sus brazos abiertos, y su rostro dulce, lujurioso, enamorado... de ¡mi!.

con cuidado lo visto de nuevo, amo su cuerpo, pequeño, es mucho mas bajo que yo, y no es solo por la edad, el es menudo, pero no lo puedes notar si no hasta que lo tienes cerca, de lejos se ve mas grande, mas alto y fornido, debe ser por esa personalidad que lo acompaña.

Recuerdo la primera vez que lo vi, un chico como cualquier otro, en esos días nunca imaginé que perdería la razón por él, su rostro triste, caminando hacia el mausoleo en medio de la lluvia, justo ese día fui a pedirle a mis padres que me dieran una razón para vivir, y ahora que lo pienso, creo que ellos me enviaron a Frank, a mi amor, si nosotros no estamos destinados a estar juntos, pues que el destino se pelee con mis padres, y con mi virgen de los lamentos, porque ella fue la que me trajo a esta misión, y trajo a Frank también, yo lo sé, aunque el cielo me condene, al menos este amor tiene su bendición.


Antes de dejar de profanar ese lugar, tomo su pequeño cuerpo entre mis brazos, mañana dejamos la misión, volvemos a casa, a la vida normal... sin jardines cómplices, sin osarios silenciosos, que se prestan para amarnos libremente como el par de locos condenados que somos. Él empieza a acercarme su cuerpo, insistente, insaciable, no sé si es por su edad, pero si por Frank fuera no saldríamos de la cama nunca, lo tomo fuertemente entre mis brazos, pegando mis labios a los suyos

-bésame Frank, bésame como si no hubiera un mañana -.

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