sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers; Capítulo: #40

Capítulo: #40

El dolor del hasta nunca.

Corrí con mi arma en alto, disparando sin mirar, solo podía verlo allí, tendido en el piso, se llevó ambas manos al pecho tratando de contener la sangre que se escapaba de su cuerpo, llevándose su vida.

En un segundo recordé todos lo momentos de mi vida con Bob, cuando nos conocimos por primera vez en el orfanato, yo estaba llorando porque me había separado de Mikey, se lo llevaron a una sección en donde mantenían a los más chicos, Bob caminó hasta mi, extendiendo una barra de chocolate, para hacerme sentir bien; Cuando me ayudó a sacar a Mikey entre las sombras de la noche, y huimos los tres del orfanato, cansados del maltrato y los abusos, Bob era un hermano para mí, un hermano que yo mismo escogí, no alguien quien la vida me impone amar, yo decidí amarlo.

Me arrodillé a su lado, tomando su cabeza entre mis brazos

- Resiste Bob, demuéstrale por última vez al mundo que eres un luchador -

Sus ojos me miraban llenos de terror, trató de esbozar una sonrisa, mientras su cuerpo temblaba sumergido en el charco de su propia sangre

- Mátalos a todos Gerard, no dejes a un solo desgraciado vivo, ¡promételo! -

Asentí con mi cabeza mientras buscaba un lugar seguro donde llevarlo, los proyectiles pasaban sobre nosotros, cada vez se acercaban más, traté de moverlo, pero todo su cuerpo estaba sin fuerzas, haciéndose más pesado para mí, levantó su mano, tocando mi mejilla

- Déjame acá Gerard, ya estoy muerto, mejor vete, protege a Ray, y sálvate tu mismo... -

Soltó mi rostro, y miró hacia el vacío

- De lo único que me arrepiento es de no haberla hecho mi esposa... Gee, cuando la veas, dile a Viki que la amo, que siempre la voy a amar, desde donde sea que esté... -

Sus palabras se extinguieron al igual que su vida, el brillo de sus hermosos ojos azules se apagó, despacio... grité, lleno de rabia, de dolor, mi hermano del alma se moría entre mis brazos y no pude hacer nada.

Puse mi cabeza sobre su pecho, tratando de encontrar en ese corazón fuerte de león algún indicio de vida, dentro de mí sabía que Bob ya no estaba acá, pero tenía que agotar la última esperanza... nada... el fuerte león que vivía en él lo había abandonado, limpié la sangre mi rostro y corrí hasta la habitación de Ray, la puerta estaba abierta, todo en la habitación revuelto, me desesperé, los busqué con la mirada, no había rastro de ellos, corrí hasta el jardín, Ray y Ale estaban escondidos detrás de la estatua de la virgen, me agaché a su lado

- ¿qué hacen acá?-

- Los oímos forzar la puerta y salimos por la ventana -

- Gee, ¿dónde está Bob?-

No pude verla a los ojos, Bob no solo era un patrón para ellas, era su amigo, su hermano, Ale lo notó, hundió su cabeza en el pecho de Ray para ahogar ese llanto desgarrador y los gritos de dolor que no podía contener, Ray dijo una oración por su alma, mientras los pasos a trote de los Bloody se acercaban, antes de que ellos dispararan yo abrí fuego, no podía permitir que se acercarán más, Ray tomó una de las armas de mi cinto, y comenzó a disparar, eran demasiados, como se notaba que tenían plena intención de exterminar la misión, y sobre todo a nuestro protector, a Ray.

- Gerard sácala de aquí mientras puedas, llévatela detrás del jardín -

- ¡No!, yo no me voy, no te voy a dejar solo... -

Ray tomo el rostro de Ale entre sus manos

- Siempre has ganado en nuestras peleas, siempre he hecho tu voluntad, por primera vez en nuestra vida, hazme caso Angela, que hablo en serio -

Ella se dio cuenta que eso no era una petición, era una orden, Ray jamás la llamaba por su nombre real, se prendió de mi brazo, mientras corría con ella hasta la parte posterior del jardín, abrí la pequeña puerta, Ale salió, no sin antes aferrarse de mi mano

-No dejes que maten a mi Ray... por favor Gerard, no permitas que lo dañen -

-Yo voy a dar mi vida por él si es necesario, vete ya hasta el bar, espéranos allá -

Regresé al lado de mi amigo, del sacerdote que jugaba para el lado de los condenados, si así se quiere pensar, recargué las armas, y continuamos con el fuego, los adictos que Ray cuidaba prácticamente estaban sacrificando sus vidas por él, todos estaban en el jardín, apostados en cada rincón, protegiéndonos, pero como siempre, la vida es una porquería, que no le da tregua a nadie, la primera bala destinada a mi, la recibió Bob, la segunda que rozó mi brazo se plantó en la cabeza de Ray.

Sentí que una nube negra me rodeaba, verlo así, tendido en el prado de su jardín, a los pies de nuestra señora de los lamentos, que parecía llorarlo, sus cabellos rizados tan rebeldes apuntando a todas las direcciones, cubiertos de su sangre, sus ojos estaban cerrados, mis lagrimas no me permitían ver bien, fallé... fallé en protegerlo, estaba en deuda con él, salvó la vida de Frank, dos veces y la mía propia, y yo no pude pagarle como se debía.

Sentí rabia conmigo mismo, me levanté lleno de ira, dispuesto a terminar con todos, así me mataran, las sirenas de las patrullas retumbaban en mis oídos, todos se dieron a la fuga, tuve que huir también, en la cárcel no podría hacer nada, corrí por las calles, el rostro de mi hermano del alma, y de mi salvador se aferraban a mi memoria... es mi culpa ¡Mi maldita culpa!, ¿Por qué demonios me tuve que traer a Bob, porque no pude convencer a Ray de abandonar la misión.? Por qué... Maldita sea la vida ¿Por qué?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario