sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #16

Capítulo: #16

Descubrir.

El terreno en que se encontraba la misión de Nuestra Señora de los lamentos, se ubicaba estratégicamente a las afueras de la ciudad, pero lo suficiente cerca como para ser asequible para todo aquel que necesitaba de un refugio seguro.

Las retroexcavadoras funcionaban sin parar, Frank ordenó que tres turnos de obreros de 8 horas cada uno fuesen contratados, para terminar en tiempo record la construcción del centro de rehabilitación “Raymond Toro”
Silvia fue la primera en bajar del taxi, observó con su único ojo a la otra ocupante que se bajaba del vehículo, sus ojos verdes se cruzaron con la devastación, respiró hondamente, avanzando en dirección a la caseta de los obreros

- No queda nada Silvia… esto no es más que tierra… Ray moriría de nuevo si viera en lo que se convirtió su misión –

- Vamos Alegna, no debemos pegarnos del pasado –

Alegna sonrió, mirándola burlonamente

- ¡Mira quién lo dice! Tú que no has querido rehacer tu vida, por estar pegada del fantasma de un hombre, que ni siquiera fue tuyo –

- No empecemos – Le sonrió fingiendo enojo – De la puta del bar de Bob aun tengo mucho y te puedo partir la cara en tres –

El arquitecto extendió los planos sobre la mesa, indicándole a las mujeres donde iría cada cosa, el diseño del centro de rehabilitación conservaba en lo absoluto el diseño original de la misión, solo difería en un ala que sería agregada a un costado, y tendría tres pisos, dos de habitaciones y uno solo para cirugía y cuidados intensivos.

- ¿Cuándo estará listo? –

- En exactamente tres meses entregaré las llaves del centro Raymond Toro –

Alegna asintió con su cabeza, torciendo un poco la boca hacia un lado

- Estúpido Frank, hacerme venir tan rápido, habría podido cuidar más tiempo a mis negritos buchones –

- No te quejes, en este tiempo podemos seleccionar al personal que trabajará con nosotras –

- Ajá… - Respondió sin interés – Ahora, quiero ir a ver a ese enano –


*


El patio trasero era el lugar preferido de Junior, allí podía jugar tranquilamente sin tener que ver la gente que entraba y salía de su casa, la gente a la cual tenía prohibido hablarle, acomodando soldaditos de plástico sobre las piedrecillas, fingía librar una guerra entre humanos y dinosaurios, Jordan lo observó unos pocos segundos antes de sentarse a su lado

- ¿Quién va ganando? –

- Loz zoldadoz, tienen admaz, piztolaz, y metalletaz, ezo ziempe mata – Respondió con un halo de tristeza en su voz

- Junior… conmigo no debes fingir –

- No ze que dicez – Levantó su rostro, mirando a Jordan a los ojos – Yo no finjo –

Jordan suspiró profundamente, tomando un t-rex para jugar con el pequeño

- Las personas con problemas de lenguaje no aprenden en 2 minutos, para olvidarlo al instante –

El pequeño no retiró su mirada, al contrario, lo observó con más cuidado, escudriñándolo con empeño

- ¿Por qué tanto interés en ser mi amigo? –

Los ojos de Jordan se abrieron por completo, Junior hablaba correctamente, incluso su forma de gesticular distaba mucho del niño tierno de palabras confusas que aparentaba ser

- ¿Por qué finges hablar mal… ser más infantil? –

- Yo te pregunté primero, explícame, por qué aun sabiendo que mi papá asesinaría a sangre fría a cualquiera que se meta conmigo, ¿tú insistes en ser mi amigo? –

- No “insisto” – Respondió huyendo de la fuerte mirada del pequeño que en ese momento lo tenía intimidado – Tan solo me causas curiosidad –

Junior tomó los soldados de plástico, y comenzó a guardarlos en una cajita de cartón

- Antes que te diga mis razones, me debes jurar que no le contarás nada a nadie, mucho menos a mi padre –

- Lo juro – Aseguró

- Que se te caiga un avión encima si mientes –

- Que se me caiga un avión encima – Jordan sonrió, acomodándose mejor sobre las piedrecillas del patio trasero

- Mi papá tiene un temperamento muy fuerte, y hace unos cuatro años descubrí que solo yo lo calmo, pero no es simplemente el hecho de ser su hijo, es la forma infantil de hablar, que él me vea frágil y dependiente, solo así me aseguro que no se ponga más violento de lo que es… - Un par de lágrimas bailaban en sus enormes ojos, Junior parpadeó liberándolas por completo – Yo odio que él sea un narcotraficante, todas las noches le agradezco a Dios que mi papi llegue vivo a casa, y todas las mañanas rezo para que lo proteja, que lo haga de acero para que las balas no lo maten, pero eso es algo que no puedo cambiar… mi papá quiere ser Gerard… yo sé que él se comporta así, solo para no olvidar a Gerard Way, por eso me puso su nombre, por eso nunca me dice “Junior te amo”, siempre me dice “Gerard te amo”… cómo si yo de alguna manera mantuviese vivo el recuerdo de alguien que murió tres años antes de yo nacer – Hizo una pausa, sonriéndole tiernamente a Jordan – No me malinterpretes, mi papá me ama por lo que soy, me ama porque soy su hijo, es solo que… él no está bien, aun le duele que Gerard haya muerto, porque mi papá y él se amaron demasiado, Gerard era la luz que mi papá veía… era todo para él –

Jordan lo escuchaba hablar con la boca abierta, por momentos sentía que la historia de Junior era igual a la suya, y hasta sintió una profunda empatía por el pequeño que había confiado en él… En él que solo estaba allí con una razón especifica, asesinarlo para ejecutar su venganza

- No le diré a nadie Junior, te lo juro – se levantó para ingresar a la casa

- ¿Cuánto falta? – Preguntó el pequeño mirando el suelo

- ¿para qué? –

Junior giró su cabeza, mirando desde abajo a Jordan

- Para que me mates –

El rostro de Jordan palideció, sus manos sudaban frío, y la resequedad en su boca le impidió pronunciar palabra. El pequeño tomó la cajita con sus juguetes, parándose frente a Jordan

- Me hago el estúpido, pero no lo soy, y sé muy bien como es todo este maldito asunto de las venganzas, mi papá lo hizo con los Bloody Hunters, ganarse la confianza de Laura, entrar a la casa de ellos, vivir allí hasta cerciorarse que era el momento correcto de atacar… Jordan, a esta casa, a esta familia, a esta vida de muerte, nadie viene por gusto, tú estás aquí con un propósito oculto, pero tal como confío que guardarás mis secretos, yo guardaré el tuyo, y rezaré porque comprendas que la venganza solo trae más dolor -

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