sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #2

Capítulo: #2

Sal en la herida.

Jordan llevaba apenas un minuto en la casa de Frank y su estomago estaba a punto de colapsar, sentía nauseas, quería salir de allí corriendo, y temía el no poderse controlar cuando viera frente a él al asesino de su padre, en ese espacio de tiempo que le quedaba, optó por controlar su ánimo, llenándose una y otra vez del odio y el deseo de venganza, ese que le haría llevar a cabo el plan perfecto, destruir a Iero asesinando todo aquello que él amaba y después terminar con su vida.

Escuchó unos pasos que corrían hacía él, se sobresaltó pensando que alguien en esa casa sabía quién era, y se acercaba corriendo a matarlo, pero contra su cuerpo lo único que choco fue un niño de unos 6 o 7 años que cayó dramáticamente al piso al chocar contra él

- Me caí – señaló el pequeño aun el piso

- Sí, eso veo –

- Ez que venía codiendo, y no te vi –

El pequeño tenía unos enormes ojos verdes que más que ver el mundo, parecían hablar por él, su cuerpo era pequeñito y redondo, logrando sacarle a Jordan una sonrisa en un momento tan angustiante para él

- Ven, te ayudo a levantar –

El pequeño extendió su mano regordeta para tomar la de Jordan, se levantó sacudiendo su ropa excesivamente

- No te preocupes, no estás sucio –

- ¿zegudito? Poque zilvia ze enoja zi me enzuzio mi dopa –

Jordan sonreía al escucharlo hablar, era muy cómico ver a ese pequeño tan hermoso hablar con su lengua pegada al paladar

- ¿Cuántos años tienes? –

El pequeño señaló con sus manitas en el aire

- Ah seis, ya estás grande –

Jordan bajó su cabeza, luchando contra sus propios recuerdos, seis años tenía él cuando escondido detrás del sillón de su casa vio a Frank Iero volarle la cabeza a su padre

- ¿Cómo ze llama uzted? –

- Jordan, ¿y tú? –

- ¡Junior! – Escuchó un grito, era la misma voz que le respondió en el altavoz de la entrada – Ven acá, te he dicho mil veces que no hables con extraños, ni aunque estén en tu propia casa –

La mujer se acercó a ellos, era extraña, fría, se quedó estática unos segundos al observarlo detenidamente con el único ojo que tenía, Jordan se incomodó un poco, no sabía si mirar el parche lleno de lentejuelas con que cubría su defecto, o ver el otro ojo que lo miraba aterrorizado

- ¿Quién es usted? – Preguntó agresivamente

- Soy Jordan Miller, vengo a ver al señor Iero –

- Dios, pareces su fantasma… pareces… te pareces mucho a él –
- ¿A quién? –

Silvia tomó a Junior de la mano, abandonando a toda prisa la estancia, subiendo casi corriendo con el pequeño las escaleras semi curvas que conducían al segundo piso, atravesó el pasillo, abriendo sin golpear la puerta de la habitación de Frank

- ¿Quién es ese que te espera? –

- No lo sé, Worm me dijo que estaba limpio, que podía hablarle –

- Ay Frankie… - Silvia soltó a Junior y se sentó en el borde de la cama – Vine a prevenirte antes que te de un colapso –

- ¿Prevenirme? – Frank terminaba de vestirse, acomodó la corbata sobre sus hombros y se paró frente a Silvia – Prevenirme de qué –

La mujer suspiró profundamente, su tez estaba pálida, y una lágrima se desprendía de su ojo sano

- Es muy parecido… Frank, ese tal Jordan es casi la viva estampa de él –

Frank no necesito que Silvia pronunciara el nombre, siempre que en esa casa se hablaba de “Él” todos sabían a quien se referían, Frank meneo frenéticamente su cabeza

- Debes estar alucinando, nadie se parece a él, nadie jamás podrá ser tan hermoso y perfecto como él –

- Te digo Frank, era Gerard, así en versión joven, tal como lo recuerdo cuando pasaba sus noches conmigo en el bar de Bob, ese joven… es prácticamente igual –

- ¡Basta! – Gritó agitando sus manos en el aire – ¡No te permito que lo compares con nadie! –

- Papí, no te enojez con zilvia – Junior se acercó a Frank, rodeándole las piernas con sus brazos

- Perdón – se dirigió a Silvia, tomando al pequeño entre sus brazos – Papi no está enojado con Silvia, es solo que tengo mucha prisa y muchas cosas que hacer hoy –

Junior sonrió, acariciando el rostro de su padre

- Dame un bezo de dezotte –

- ¿Un qué? – Frank sonrió tratando de adivinar lo que su hijo quería

- Un bezo de dezotte – repitió el pequeño

Silvia se levantó acercándose a ellos

- ¿Ves lo que te digo? Tenemos que llevarlo a un fonoaudiólogo, está muy grande para que hable así –

- No empieces con lo mismo, mi hijo es perfecto como es –

- Frank, por qué no me haces caso –

- Dije que es perfecto ¡Y no se habla más del asunto! –

La mujer retrocedió, girando su cuerpo hacía la puerta de salida

- Mikey tiene razón, cada día te pareces más a él, intransigente y mandón, ah y sobre el chico que te espera, creo que bajaré a acompañarlo, no quiero perderme tu desmayo cuando lo veas –

Frank la ignoró, se concentró en adivinar lo que su hijo quería

- A ver, dame tu un beso de “dezotte” –

El pequeño acercó su rostro a la mejilla de Frank, besándolo con rapidez y volviendo a poner sus labios sobre su mejilla, lo hizo cinco veces, todas con la misma rapidez

- ¡Ah un beso de resorte! – Frank se alegró de por fin entender

- ¡Zi, un bezo de dezotte! –

Repitió la acción sobre la frente de su hijo, dejándolo después en el suelo

- Ve a buscar a Corey, juega un rato con él – Se arrodilló hasta la altura de su hijo – Gerard, sabes que te amo mucho, ¿verdad? –

Junior asintió con su cabeza, y dando saltos abandonó la habitación. Frank se miró en el espejo, terminando de anudar su corbata, estaba rabiando por dentro, ¿Cómo se atrevía Silvia a decir que un insípido humano se parecía a Gerard? Era inconcebible. Abrió la primera gaveta de su armario, sacando una vieja foto de allí, fue del día en que Gerard invitó a las chicas del bar de Bob a una reunión en su casa, ese verano fue particularmente caluroso, en la foto Mikey aun tenía sus viejos lentes, estaba serio, sin sonreír, como siempre, Tsukie lucía incomoda, ese fue el día en que ella y Mikey se conocieron, ella estaba molesta por la insistencia de Mikey, y saber que ahora llevan diez años de casados y tienen una hermosa niña; Silvia, Viki, Sin, Ale, todas estaban allí, Jacky… Frank suspiró levemente, acariciando la imagen de la mujer con el pulgar, ella era la madre de Junior, y hacía seis años y diez meses había muerto dando a luz a su hijo.

En el extremo izquierdo de la foto, estaba él, Gerard tan hermoso y malhumorado como siempre, Frank suspiró de nuevo, esta vez con más profundidad y sentimiento, diez años no han sido suficientes para sanar, para olvidar, el recuerdo de Gerard está siempre presente en él, es su primer pensamiento en las mañanas y su último rezo en las noches, es lo único que logra desencadenarle el llanto, es su eterno dolor y angustia, pero es también su único amor.

Jordan sintió de nuevo la incomodidad al estar frente a Silvia, no era solamente el parche en su ojo, era la forma escrutadora en que lo observaba con su único ojo, no le hablaba, tan solo estaba allí de pie observándolo de pies a cabeza, negando con su cabeza de vez en cuando.
No tuvo que esperar más, sintió los pasos de Frank Iero acercarse a él, contuvo la respiración y se lleno nuevamente del deseo de venganza, era ese deseo el que le daría la fuerza para comportarse y no saltar sobre el asesino de su padre para estrangularlo hasta la muerte.

Un pie detrás del otro, tomándose todo el tiempo del mundo, Frank avanzó hasta estar en el recibidor, levantando lentamente su mirada, solo para encontrarse de frente con ese par de ojos verde oliva remarcados en negras y curvas pestañas, bajo las pobladas cejas en la blanquecina piel, se tomó solo un par de segundos para asimilar lo que sus ojos veían, esa delicada naricilla sobre los labios pálidos, un segundo más para sentir que su corazón saltaba en desconcertante alegría, un segundo más para permitirse el pensamiento: Es un fantasma, un solo segundo más, antes de caer de rodillas al suelo, negando frenéticamente con su cabeza lo que sus ojos le gritaban, era la viva estampa de Gerard Way.

Silvia avanzó apresurada, levantando a Frank de los brazos, saliendo con el del recibidor, encerrándose ambos en la cocina, sosteniéndolo con fuerza para evitar que se desplomara sobre el mármol

- Ese… hombre… es… -

- Si Frank, igual a Gerard -

No hay comentarios:

Publicar un comentario