sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #25

Capítulo: #25

Buscando Respuestas.

Algunos rayos de sol se colaban tímidamente, por cada espacio que la pintura negra no cubría en los viejos ventanales de una fábrica de colchones, abandonada hace años, en la parte más depresiva de Newark.
En medio del lugar, Charles Miller intentaba percibir el lugar en que se encontraba, tenía los ojos vendados, las manos y pies atados a la silla en que fue sentado, y se quejaba silenciosamente del profundo dolor en su estómago, causado por las golpiza hace poco recibida.

- ¿Ha dicho algo? –

Frank se paró frente a él, encendiendo un cigarrillo, esperando que Mayflower direccionara la lámpara sobre el rostro de Charles

- No, el malnacido no ha abierto la boca – Indicó al tiempo que acomodaba la intensa luz sobre el rostro de Charles

- Quítenle la venda de los ojos –

Thompson obedeció de inmediato la orden de su patrón, Charles se tardó un poco en acostumbrar sus ojos a la intensa luz producida por la lámpara, no pudo ver más que sombras de hombres que se congregaban a su alrededor

- ¿Dónde está tu sobrino? – Frank alcanzó una silla, sentándose frente a Charles, permitiendo que la lámpara lo iluminase también, espero unos segundos, y preguntó de nuevo - ¿Dónde está Jordan? –

- ¿Acaso no trabaja para usted? Creí que el gran Frank Iero tenía el universo bajo control, ¿No pudiste con un chico de 17 años? – Respondió demostrando una enorme, pero fingida valentía

El rostro de Frank no mostró expresión alguna, no era tiempo de defender su ego, ahora lo único que importaba era recuperar lo más pronto posible a su pequeño.

- Frank, mira – Cortez le entregó una ametralladora, parándose junto a él, señalando el arma que Frank observaba con interés – Encontramos 80 más como esa, en el depósito de armas de Charles – Se inclinó apoyándose en el espaldar de la silla de Frank, hablándole en el oído – Estaban listas para ser compradas por los New Yorkers… son rompe blindajes, únicas y exclusivas, solo para matarte –

Iero sonrió sin dejar de mirar a Charles

- ¡Bien! ¿Es Jordan un New Yorker, ellos lo enviaron a secuestrar a mi hijo? –

Charles meneó la cabeza, sonriendo también

- ¿Eso te haría sentir mejor, pensar que detrás del rapto de tu hijo está toda una pandilla en lugar de un simple chico y su novia? No Iero, Jordan no tiene nada que ver con los New Yorkers, es más – Se inclinó hacia adelante, todo lo que las ataduras le permitían – Jordan tiene más relación con tu familia, que con los Yorkers, pero supongo que eso ya lo debes saber –

Las últimas palabras pronunciadas despertaron un enorme interés en Frank, le regresó el arma a Cortez, observando con detenimiento los ojos de Charles

- ¿Qué sabes de eso? –

Charles Miller cerró los ojos, meneando la cabeza, pronunciando un sostenido “No”

- ¡Habla! – Gritó Frank cerca de su rostro

- Si quieres saber la verdad… no es a mí a quien debes preguntar, yo adopté a Jordan como mi sobrino cuando su padre murió – Abrió los ojos, clavándolos en Iero – Cuando tu lo asesinaste –

Esa verdad, en lugar de aclarar la mente de Iero, lo llenó de más dudas e interrogantes, ¿de cuál padre hablaba? ¿Gerard? ¿Alguien más? Se levantó desesperado de la silla, al menos algo tenía claro: El motivo.

Esa razón por la cual Jordan decidió secuestrar a su hijo, era simple y básica, era la misma razón que había transformado su vida, Jordan buscaba venganza.

Rodeó la silla que ocupaba Charles, parándose detrás de él acomodando su brazo derecho alrededor del cuello, inclinándose, dejando caer todo su peso sobre la nuca de Miller

- ¿Dónde tienen a mi hijo? – Preguntó calmadamente

- No lo vas a saber, hasta que sea el tiempo –

Apretó su brazo, impidiéndole respirar, preguntó de nuevo, esta vez gritando justo en el oído de Charles

- ¡¿Dónde demonios está mi hijo?! –

Con gran dificultad, Charles respondió

- No… lo… diré –

Frank liberó a Miller de su abrazo, rodeando de nuevo la silla, parándose frente a Charles, mirándolo desde arriba, sin inclinar su cabeza, solo bajando la dirección de su mirada llena de odio

- Sabes bien como es esto, o hablas, o te mueres –

Charles sonrió, burlándose de Frank, encogiéndose de hombros

- No, no me matarás, sabes que soy lo único que te conecta con tu hijo… así que no veo la necesidad de hablar, o de temerle a un bandido de cuarta categoría que solo intenta fallidamente seguir los pasos de Gerard Way –

Frank se apoyó en los braceros de la silla, acercando su rostro a Miller, completamente inexpresivo

- Si no vas a hablar, me sirves igual, muerto o vivo, y créeme, si algo le aprendí a Gerard Way, es que siempre es mejor tener a tus enemigos muertos –

Retrocedió pateando en el pecho a Charles, haciéndolo caer de lado aun atado en la silla, y justo allí en piso, empezó a patearle el abdomen repetidamente

- ¡Habla! –

Charles solo se quejaba en cada patada, en cada golpe que Frank le propinaba con la punta de su zapato, Cortez se abalanzó sobre Frank, reteniéndolo fuertemente entre sus brazos

- ¡Lo vas a matar! –

- ¡Eso es lo que quiero! – Giró el rostro hablándole a Cortez - ¿Qué no lo ves? –

- Muerto no nos sirve Frank, debemos hacerlo hablar –

Frank sacudió con violencia sus brazos, liberándose de Matt, respirando profundamente, arrodillándose al lado de Charles, que en ese momento tosía grandes cantidades de sangre

- Última oportunidad. ¿Dónde está Jordan, dónde tiene a mi hijo? –

Los ojos de Charles brillaban extrañamente, con gran esfuerzo esbozó una sonrisa, habló, sabiendo que esas palabras serían su sentencia de muerte

- No te lo voy a decir, puedes torturarme, pero de mis labios, nada vas a saber –

Frank se levantó en calma, caminando despacio por la fábrica, activando el interruptor general que encendió todas las luces del lugar, regresó hasta Miller, sentándose de piernas cruzadas frente a él, sacando una enorme navaja de su bolsillo, le habló sin verle a los ojos

- Tú escoges Charles Miller, la uso para desatarte de esa silla, o empiezo a cosechar tus órganos vitales –

- Haz, lo que se te dé la gana Iero –

Frank sonrió, Cortez se dio media vuelta negándose a ver lo que sabía perfectamente, Frank haría, tan solo escuchó los angustiosos gritos de Miller, y el inconfundible sonido del filo abriendo la piel de Charles, los gritos acallaron, y aun así Cortez continuaba escuchando el sonido de los órganos siendo cortados, arrancados, y arrojados indistintamente en todo el piso del lugar.

- Incineren lo que queda del cuerpo, quemen la bodega dónde éste le vendía armas a los New Yorkers – Frank se levantó, limpiando su navaja en la tela del pantalón de Miller – Thompson, consígueme una reunión con uno de los cabecillas de los Yorkers, ellos aun tiene honor, si saben algo de mi hijo, me lo dirán – Se paró frente a Cortez, que permanecía con los ojos cerrados meneando la cabeza – Acompáñame a la ciudad, voy a regar la voz, daré 10 millones de dólares a quién me traiga a mi hijo, y diez más por la cabeza de Jordan –

Cortez abrió los ojos, dándole la más profunda mirada de desaprobación a Frank

- Eres un animal –

Los ojos de Frank se llenaron de lágrimas, inclinó la frente, guardando la navaja en su bolsillo

- No lo entiendes, porque no es tú hijo el que apartaron de tu lado, pero la rabia y el dolor que siento me lo tengo que sacar de alguna forma –

- ¿Te sientes mejor ahora que destripaste tal vez a la única persona que podía darnos alguna información? –

Frank suspiró profundamente

- El no lo sabía Matt, ese hombre no tenía idea de nada –


*


Brian condujo hasta un granero que parecía abandonado, cercano a la carretera, llevando el auto hasta el interior, bajándose del sedán, acomodándose sentado sobre viejas pacas de heno, Tanto Gerard como Jordan no lo notaron hasta escuchar la voz de Schechter

- Si van a hacer un espectáculo, háganlo acá, me pareció un poco peligroso manejar un auto en que el original y la copia maniobraban en el asiento trasero –

Gerard se bajó del sedán sin dejar de apuntarle con el arma a Jordan, el chico se bajó también, recostándose en un costado del auto

- No soy un Bloody Hunter, mi madre no lo era, quién creía mi padre era de esa familia, pero nunca fue uno de ellos – Aseguró

Gerard lo miraba con recelo, se sentó junto a Brian, siempre apuntándole a Jordan, quien se sentó en el suelo frente a ellos

- Bien, vamos a calmarnos – Pidió Gerard – Hablemos… tengo muchas preguntas y no pienso salir de este lugar hasta que me aclares todas las dudas, ¿Quién me envió a ese lugar? –

Jordan guardó silencio, dirigiendo su mirada al vacio, negándose a hablar

- ¡Ah por favor! – Brian recostó su espalda en el heno, abriendo los brazos, relajándose al comprender que pasaría un buen tiempo en ese granero – Habla Nicky, estoy cansado, tengo hambre, tenemos que ir a El Paso a matar un tipo… Piénsalo, si hablas ahora, podremos hacer lo que tenemos que hacer y nos vamos de inmediato a New Jersey, que es lo quieres ¿o no? –

Suspiró profundamente, tal vez era mejor contar lo poco que sabía, pero cuidando de no dar indicios de sus verdaderos motivos

- Quien yo creía mi padre… él fue, el te envió a ese lugar –

- ¿Por qué? –

- Porque tu le arruinaste la vida Gerard Way –

Gerard pestañeó repetidamente, tratando de entender

- ¿Cómo me encontró? – Se inclinó, jugando un poco con el arma entre sus manos – Es que no lo entiendo, yo estaba con Frank… mi último recuerdo es estar con Frank, y luego despertar en esa prisión –

- Yo no lo sé, no se los detalles, mi tío, Víctor Jordan me visitó hace unos días, no nos veíamos hace diez años, y él me contó la verdad, sobre quien era mi padre biológico, me dijo que estabas en ese lugar, y que mi padre te había enviado allí, mientras… - Respiró profundamente – Te recuperabas por completo de un infarto o algo así… se supone que un par de semanas después de haberte enviado, llevaría a tu familia a ese lugar, y los mataría frente a tus ojos, para cobrarse todo lo que le hiciste –

- ¡Pero qué le hice! – Levantó la voz interrogando a Jordan - ¿Engendrarte? No entiendo… -

- Mi madre murió por tenerme… bueno, ella tenía una condición renal, y los doctores le recomendaron no tener hijos… mi padre al parecer siempre te culpó de su muerte, él la amaba mucho, al punto de adoptarme a mí como suyo, solo por amarla –

- ¿Y qué pasó, por qué no fue por mí al cabo de esas dos semanas? –

Los ojos de Jordan se cubrieron de tristeza, empuñó con fuerzas sus manos, hablando con un delgado hilo de voz

- Porque lo asesinaron el mismo día que te envió a ese lugar –

- ¿Quién lo mató? –

Jordan miró fijamente los ojos de Gerard, no iba a decirle la verdad, al menos aun no

- Nadie lo sabe… creemos que fue ladrón que entró en casa a robar… yo estaba muy chico, y solo escuché un disparo en la sala de mi casa, cuando salí de mi habitación a ver qué pasaba, mi padre estaba muerto, nunca supimos quién fue –

Gerard se levantó, dirigiéndose al auto

- Vámonos ya, tengo urgencia de ir a El Paso, cobrar la vida de Nacho, y buscar un teléfono –

- ¿A dónde vas a llamar? – Brian se levantó, avanzando hasta el vehículo también

- A New Jersey –

- ¿A quién Gerard? Ni Frank ni Mikey viven en tu antigua casa, yo no tengo sus teléfonos… en diez años…-

- ¡Al bar, a la misión! – Exclamó desesperado - ¡A todo maldito lugar que recuerde el número telefónico! Tengo que hacerles saber de alguna forma que estoy vivo –

Brian palmeó suavemente la espalda de Gerard

- El bar no existe, la misión hasta lo último que supe la tenían los Franciscanos… no hay nada, no hay nadie en el mismo lugar que hace diez años… La única forma que se enteren, será cuando te vean frente a ellos -

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