sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #26

Capítulo: #26

Necesidad.

Las paredes del pasillo parecían venírsele encima, Frank se sostenía de ellas a medida que avanzaba, la puerta de la habitación de Junior se alejaba cada vez más, un pie detrás del otro, cerrando ocasionalmente los ojos para evitar el mareo, no era solo por el hecho no haber ingerido bocado desde el día anterior, era ese dolor y esa incertidumbre que corroían su alma, ¿Dónde estará, estará bien, le dan abrigo, alimento, lo cuidan?

Ingresó en la habitación, desplomándose sobre la camita de Junior, aferrando las almohadas del pequeño entre sus manos, aspirando por completo el suave aroma de su hijo, una lágrima se le escapó, rodando por su nariz, cayendo en el estampado azul estilo comic de una historieta, una lágrima más que no pudo ser contenida, cayendo junto a la primera, y ese par de lágrimas desencadenaron por completo el llanto lleno de dolor, miedo y una profunda rabia contra quienes se llevaron lejos de él al ser vivo que más amaba sobre la tierra.

Secó su rostro, que segundos después se empapó con nuevas lágrimas, levantándose de la cama, con la almohada de Junior aferrada en su mano derecha, salió hasta su propia habitación, sentándose en el suelo junto a la cama, sacando de la gaveta de su mesa de noche la foto con la imagen de Gerard, veía borroso por el líquido que no paraba de brotar en sus ojos, pero no necesitaba verlo, tan solo llevó la foto hasta su pecho, la imagen de Gerard estaba perfectamente grabada en su alma.

Su mano derecha apretaba la almohada de Junior, y con su izquierda apretaba contra su pecho la foto de Gerard

“Nada de esto habría ocurrido si estuvieras aquí”

Se quejó en medio del llanto, dejándose caer de lado sobre el suelo de su habitación, acomodando la foto de Gerard sobre la almohada de Junior, posando apenas su cabeza sobre la almohada, observando el borde de la foto

“¿Por qué demonios la vida se empeña en alejar de mí lo que más amo?”

Su corazón latía a destiempo, eran el dolor y el miedo los que lo hacían latir despacio, y la rabia y la incertidumbre las que le aceleraban el ritmo, su mente viajaba al pasado, al presente y se atormentaba imaginando el peor futuro posible, encontrar a su hijo sin vida.

Las palabras de Cortez rebotaban en su cabeza “No me gusta ese hombre”, “Debes sacarlo de esta casa”, mordió sus labios, culpándose, odiándose a sí mismo por haber perdido el juicio, pero, al mismo tiempo se exoneraba de culpa, ¿qué más podría hacer si cada que miraba el rostro de Jordan veía a Gerard en él?

“Es mi culpa… todo es mi culpa”

Mordió la tela de la almohada ahogando un grito que no quería contener, sintiendo el deseo de correr por las calles y buscar de casa en casa a su hijo. Su mente se agolpaba de nuevo con pensamientos “No eres bueno para juzgar el carácter de las personas” “Ese hombre solo traerá problemas” “…Despacio Frank, baja el ritmo por favor…”

“Nunca supe escuchar, dejé morir a Gerard… metí en mi casa a quienes se llevaron a mi hijo… ¿Por qué culpar a la vida de mis propios errores?”

Gritó de nuevo, esta vez no hundió su rostro en la almohada, esta vez dejó que todo el dolor se escapara en un profundo quejido, en ese grito que alertó a Cortez, quien corrió hasta la habitación de Frank tan solo para verlo tendido en el suelo junto a la cama.

Se inclinó sobre él, sacudiéndolo suavemente del brazo, jurando por su vida

- Vamos a encontrarlo Frank, así tengamos que remover las piedras de este mundo, lo vamos a encontrar –

- Lo necesito tanto – Susurró sin moverse del suelo

- Junior debe estar bien… -

Frank sonrió, secándose las lágrimas del rostro

- Me refería a Gerard, hoy lo necesito más que nunca… a mi hijo… a mi hijo lo extraño, mi hijo me duele, mi hijo… - Se incorporó sosteniéndose de los hombros de Cortez – Mi hijo me necesita en pie… con mis cinco sentidos completamente alerta – Hizo una pausa, acariciando la imagen de Gerard en la foto, llevándola junto con la almohada de Junior sobre su cama - ¿A qué hora viene la persona que enviaron los Yorkers? –

- En una hora estará aquí – Lo ayudó a levantarse por completo, mirando con desprecio la imagen de Gerard, sacudiendo su cabeza para alejar sus pensamientos, negándose el derecho de sentir celos de un muerto – Come algo Frank, te vas a enfermar –

- ¿Puedes prepararme algo? – Acarició sutilmente el dorso de la mano de Cortez

Asintió, parándose bajo el marco de la puerta mientras salía, mirando a Frank con un poco de tristeza

- Claro que sí, para eso yo “sí” estoy aquí –

Frank percibió el reclamo de Cortez y antes que su empelado y amigo abandonara por completo la habitación lo abrazó desde atrás, pegando la espalda de Matt contra su pecho

- Gracias –

- No debes agradecerme Frank – Apretó entre las suyas las manos de Frank, cerrando los ojos después de un suspiro – Todo lo que hago es por amor –


*


El sol empezaba a ocultarse en el horizonte, Gerard fruncía el seño fastidiado por el ocre brillante que golpeaba el vidrio del auto, Jordan permanecía en el asiento trasero, mientras Brian hablaba con los lugareños, indagando por el dueño de la camioneta de placas 1902 DMG.
Regresó de prisa al auto, sentándose del lado del copiloto, pidiéndole a Gerard que pusiera el auto en marcha

- Es un traficante, vive a dos kilómetros al sur, en una hacienda que se llama “La clarita” – Ajustó su cinturón de seguridad – Vamos, antes que anochezca por completo –


- ¿Cómo se llama? – Gerard hundió el acelerador hasta el fondo, mirando de reojo a Brian – No me gusta matar desconocidos – Rió

- Fernando Arana –

- ¡Qué efectivo eres! Nombre y apellido – Miró por el retrovisor, Jordan permanecía en silencio, mirando por la ventanilla – Tú, el de atrás ¿En qué piensas? –

- ¿Quién es Frank? Desde que nos encontramos lo has mencionado unas mil veces – Continuó viendo por la ventanilla

- Es… - Gerard mordió su labio inferior, sonriendo ante la oportunidad de hablar de Frank, su tema preferido – El único ser que he amado con toda mi alma –

- Ah, bien – Jordan recostó la cabeza en el espaldar – Aparte de asesino, mi padre biológico es un marica –

Gerard tan solo de encogió de hombros, dirigiéndose nuevamente a Jordan

- ¿Para qué me buscaste? No fue porque querías conocer tu origen, o establecer lazos afectivos conmigo, tú tienes un plan, y no es algo bueno, lo puedo ver en tu mirada, y créeme esa mirada llena de venganza la conozco bien, la he visto en mi propio rostro muchas más veces de las que puedo contar –

- En eso tienes razón, pero lo sabrás cuando lleguemos a New Jersey –

Sonrió sin ocultar su satisfacción

- Al menos me heredaste la honestidad –

- No te creas, yo sé mentir, y lo hago muy bien – Agregó Jordan con un tono de picardía

- ¡Bien! Yo también se mentir muy bien, eso me da una gran ventaja, descubro cuando otros me mienten – Dio vuelta al volante internándose en el área rural, continuó hablándole a Jordan sin descuidar el camino – Por eso puedo jurar que aparte de mentirme acerca de los hechos que me llevaron a esa prisión, sé que me mientes con respecto a Frank – Hizo contacto visual con Jordan por el espejo retrovisor, mirándolo con firmeza – Tu lo conoces, apuesto mi vida en eso –

Jordan bajó la cabeza, fijando de nuevo su mirada en el paisaje, negándose a agregar palabra, Gerard llevó su mirada al camino, inclinando un poco la frente

- Pero bueno, creo que todo lo sabré cuando me lleves a New Jersey ¿O me equivoco? –

- No te equivocas, en New Jersey ambos descubriremos muchas cosas, eso lo tengo por seguro –


La hacienda “la clarita” quedaba unos cuantos metros internada en la carretera, era solo una fachada llena de vacas flacas y sembradíos descuidados que Fernando Arana usaba como explicación a sus desmesurados ingresos financieros, todo el dinero que recibía por el tráfico de estupefacientes era maquillado como venta de ganado o cosechas, la policía local nunca se metía en sus asuntos, de todas formas ellos recibían una buena tajada de lo “producido en la clarita”

Unos cuantos metros frente a la entrada Gerard alistó los M-16 tenían más de la mitad de las municiones, por ese lado estaba tranquilo, pero en su plan inicial no contaba con tener un miembro más, giró en su asiento observando cuidadosamente a Jordan

- ¿Nick, sabes disparar? –

Jordan asintió lentamente con su cabeza

- O.k este es el trato, nos ayudas a eliminar a esta gente, y quedamos a tu entera disposición para viajar a New Jersey, pero nada de trucos mientras estamos en este lugar, porque como te dije antes, no me va a temblar la mano para matarte, te voy a devolver tu colt, solo para que uses contra ellos, un movimiento en falso y te vuelo los sesos, por más asco que me den – Rió - ¿Qué dices? –

- Entre más pronto estemos en camino a Jersey, mejor, dame el arma, “Papi” -

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