sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #36

Capítulo: #36

Es lo mismo, pero no es igual.

- ¿Quién demonios es Nick? – Preguntó un poco más calmado

- Mi hijo, Frank – Gerard se levantó de la cama, buscando su ropa en el suelo

- No, él se llama Jordan – Frank pasaba de la rabia al dolor, siempre con su mirada fija sobre Gerard

- Nicholas Jordan –

Explicó Gerard al terminarse de vestir, caminó despacio acercándose a Frank, temiendo ser rechazado, pero Iero se abalanzó de nuevo a sus brazos, apretándolo con fuerza, hundiendo su rostro en el pecho de Gerard, dejándose vencer por el llanto, llorando con toda la fuerza que su dolor le producía, llorando la desaparición de Junior, haciéndolo como lo deseó durante días, entre el refugio que eran los brazos de Gerard, esos que lo protegieron de su tío cuando quedó huérfano de padre, esos que lo protegieron del mundo por el tiempo que estuvieron juntos.

Gerard cerró con fuerza sus brazos alrededor de Frank, estrujándolo contra su pecho, afirmándole de nuevo que jamás lo dejaría solo, que siempre estaría para él. Respiró profundamente acariciando el cabello de Frank, hablando con plena seguridad en sus palabras

- Lo vamos a encontrar Frank, te lo juro, antes de lo que esperas tendrás a tu pequeño junto a ti, te lo prometo, y sabes que siempre cumplo mis promesas –

Pudo desahogarse un poco, y de hecho Frank se sintió seguro, de nuevo, ahora sabía perfectamente que no estaba solo en el mundo. Se desprendió de Gerard, deslizándose por la pared hasta sentarse en el piso, Gerard se sentó frente a él

- ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué ese malnacido se llevó a mi pequeño? –

- Quería venganza Frank, tú asesinaste a Albert Jordan, y Nick te vio hacerlo, pensaba que la mejor forma era causarte un dolor similar… -

Los ojos de Frank se abrieron por completo, sintiendo una opresión enorme en su corazón

- ¡¿Ese malnacido quería matar a mi bebé frente a mis ojos?! – Se levantó, pasando por encima de Gerard, abriendo la puerta de su habitación - ¡¿Qué clase de persona concibe semejante crueldad?! –

Gerard se levantó, caminando hasta la puerta, tomando fuertemente a Frank de la mano

- Estaba dolido, él no sabía lo que hacía… Frank, Nick está arrepentido… -

- ¿Dónde está? – Apretó los dientes al preguntar - ¡Dónde está! – Gritó, mirando lleno de rabia a Gerard – Dime en dónde está ese malnacido, ¡te juro que lo voy a matar con mis propias manos! –

- Cálmate primero Frank – Cerró los ojos, aspirando profundamente, presionando con suavidad entre su mano la de Frank – Voy a decírtelo, pero debes jurarme que no le harás daño –

Completamente indignado, Frank liberó violentamente su brazo, alejándose de Gerard, parándose en medio del pasillo, mirándolo como si fuese un completo extraño

- No puedo jurarte eso, Jordan se llevó a mi hijo – Rió en medio de su desconcierto - ¿Crees que me quedaré cruzado de brazos ante eso? –

- Frank, si le haces daño no podremos recuperar a tu hijo, Nick es el único que puede encontrar a Noelia, y te lo repito… - Se acercó, bajando la cabeza, apoyándola junto a la mejilla de Iero, acariciando con suavidad los tatuados brazos, rogando por que Frank lo entendiera – Él está muy arrepentido de lo que hizo, es más, está preocupado por el niño, odiándose a sí mismo por haber puesto en riesgo la integridad de Junior –

No se movió del lugar, en cambio juntó más su cuerpo contra el de Gerard, rodeándolo entre sus brazos, hablando en tono muy bajo

- ¿Me estás pidiendo que no dañe a Jordan por qué es el único que puede encontrar a Noelia, o me pides que no lo dañe por qué es tu hijo? –

- Ambas cosas Frank –

Se separó lentamente, mirando con profundidad los ojos de Gerard

- Hasta hace unos días no sabías que existía, ¿Vas a poner a un perfecto desconocido por encima de ese amor que sientes por mí? –

Gerard sonrió dulcemente, con un poco de amargura, extendiéndose hasta tomar las manos de Frank

- Jamás, escúchame bien, jamás pondré a nadie ni nada por encima de mi amor por ti, por encima de ti – Miró hacia la puerta de la habitación de Mikey – Lo sabes bien Frank, te lo he demostrado, ni por que lleven mi propia sangre… -

Resignándose, asintió, sin dejar de mirar a Gerard, tomando nuevamente su mano, entrelazando los dedos apretadamente

- Te juro, que no tocaré a Jordan, pero si me provoca de alguna forma, si me doy cuenta que miente y si no recupero pronto a mi hijo, lo voy a matar con mis propias manos, y nada de lo que digas o hagas me impedirá hacerlo –


*


Noelia empujó con fuerza la puerta de madera de la cabaña, las bisagras rechinaron antes de desprenderse del marco, dejando que la puerta cayera sobre el polvoriento piso de madera, entró halando a Junior de la mano, buscando en su bolso el encendedor para iluminar un poco el interior

Junior observó la vieja cabaña, era notable que llevaba años sin ser ocupada, los muebles llenos de polvo, telarañas y pequeños roedores de campo, caminó sin poderse soltar de la mano de Noelia que buscaba desesperada una vela o una lámpara en el lugar

- ¿Dónde estamos? – Junior miró por la ventana, no tenían vidrios o rejas, así que pudo ver perfectamente el resplandor de la luna detrás de los frondosos árboles que circundaban la cabaña

- Estamos en casa – Encendió con dificultad un cabo de vela que encontró sobre un aparador en el comedor – A esta cabaña venía con tus abuelitos, cada verano… me divertí mucho en este lugar, creo que tu también lo harás… hay muchas ardillas, así te puedo enseñar el maravilloso arte de la taxidermia –

- ¿Cuándo vamos a llamar a Jordan? –

- No lo menciones… - Se inclinó a la altura del chico – Tu y yo ahora estamos solos en el mundo, olvídate de tu papá, él nos abandono, ahora ya no lo queremos, ¿recuerdas? –

Junior rodó sus ojos, resoplando desesperanzado, aceptando de mala gana que tendría que fingir con ella, seguirle la corriente y hasta usar esa locura de Noelia a su favor, una vez ella le soltó la mano, el caminó hasta la puerta de salida, sentándose en las raídas escaleras, pensando en que haría su padre en su situación, sonrió pensando que seguramente Frank le abriría el cuerpo a Noelia con un cuchillo a la primera oportunidad, eso no era posible, él no tenía la fuerza de Frank, pensó de nuevo, lo mejor sería jugar con la mente de la mujer, y cuidar sus palabras y actos, mientras Noelia se creyera su madre no le haría daño.


*


Gerard bajó las escaleras tomado de la mano de Frank, escuchando un barullo provenir de la sala, una vez allí se encontró con la presencia de las mujeres de su vida que no esperaron ni un segundo para lanzarse sobre él, Silvia, Alegna, Tsukie y Vicky se colgaron al tiempo colmándolo de besos, llorando llenas de sentimiento al verlo vivo, al verlo allí entre ellas tan fuerte como siempre, como si esos diez años fuesen un simple parpadeo, Gerard las abrazaba como podía, usando solo su brazo izquierdo, porque ni él ni Frank pensaban soltarse de la mano.

Algunos minutos usados en explicaciones, en deducciones que les permitiera entender los hechos que le hicieron pensar a todo el mundo que Gerard había muerto, Frank detuvo el flujo de la charla

- Habrá tiempo después para aclararlo todo, ahora… - Miraba a Gerard suplicándole con los ojos – Debes pedirle a Jordan… a Nick… a tu hijo que venga, dile que es seguro, ni mis hombres, ni yo le haremos daño –

Silvia acomodó las manos sobre la cintura, levantando enojada la barbilla, dirigiéndose a ambos

- Sí, dile a la fotocopia barata que venga… y seguro, seguro que ni Frank, ni sus “hombres” le harán daño… pero que se cuide de las mujeres… yo por lo menos las ganas de romperle la cara no me las voy a guardar –

Gerard sonrió mordiéndose el labio inferior, meneando divertido su cabeza

- ¡No has cambiado nada! – Se aproximó a Silvia, abrazándola sin soltar la mano de Frank - ¿Aun me quieres Sil? – Preguntó viéndola directamente a los ojos

Sin contener una lágrima que brotó de su único ojo, asintió

- Sabes que siempre te voy a querer –

- Entonces, prométeme que no dañaras a mi hijo – Pidió sonriendo

- ¡¿Qué daño puedo hacerle?! Solo soy una mujer…. – Rió ella, mordiendo sus labios después de hablar

- Sí claro… una mujer que es capaz de matar, y sobrevivir a un balazo en la cabeza por proteger lo que ama… - Acarició la mejilla de Silvia, mirándola lleno de dulzura – Por eso siempre te voy a amar, eres demasiado fuerte para tu propio bien –

- ¡Ejem! – Frank carraspeó la garganta mirando enojado a Gerard

- ¡Ah! Frank, celos no, tu entiendes que son clases diferentes de amor –

- Claro…- Lo escrutó con la mirada – Clases diferentes de amor, ¿Qué clase de amor sientes por Jordan? Porque al parecer en estos días creaste un especial vinculo padre-hijo, tanto que te aprovechas del amor que te tiene Sil para asegurarte que nada malo le pase a ése… -

- Yo… simplemente…. – Lo miró sin saber que responder – Él está arrepentido, ya te lo dije… yo quiero…. Conocerlo…. –

- ¡Protegerlo! Eso es lo que quieres, proteger a quien me está causando el segundo dolor más grande que he sentido en mi vida… - Se paró frente a Gerard, soltándole la mano, encarándolo agresivamente - ¡A mí no me jures eternidad si en tu corazón hay dudas! –

- No es como lo piensas Frank, tú siempre estás primero en mi vida –

- No Gerard, yo no quiero ser el primero en tu vida, yo quiero y debo ser el único en tu vida –

Gerard retrocedió, recostándose en una de las paredes de la sala, cruzándose de brazos, sin quitar ni un segundo sus ojos de encima de Frank

- Y yo, con respecto a Junior ¿Qué lugar ocupo en tu vida? –

Visiblemente enojado, Frank sacudió la cabeza, gritándole a Gerard

- ¡No te atrevas a comparar a mi hijo con el tuyo! Ni a igualar el amor que siento por un pequeño que tuve entre mis brazos desde el instante mismo en que nació con un bastardo que hace unos días te encontraste… no te permito… no te permito que pongas a Junior y a ése en la misma bandeja… no es igual –

- Respóndeme Frank – Gerard permanecía estático en su posición, el único movimiento en él eran el par de lágrimas que brotaban de sus ojos por la reacción de Frank – Dime, ¿Qué lugar ocupo yo en tu vida, y qué lugar ocupa tu hijo? –

Los labios de Frank temblaban en aumento, según se acercaba a Gerard, sus manos estaban heladas cuando las puso sobre el pecho de Way, su rostro empapado en lágrimas cuando lo metió entre el cuello de Gerard, y su voz se desvanecía cuando le habló en el oído

- Los dos, son lo que más amo en mi vida, por igual… ninguno está antes que el otro… ninguno me duele menos que el otro… no sé si puedes entenderme, pero es así, solo puedo rogar que me creas… porque es verdad, ambos son mi vida –

Se descruzó de brazos para ponerlos alrededor de Frank, abrazándolo otra vez con toda la fuerza posible, buscando con desesperación sus labios, dándole un profundo beso lleno de amor, que culminó acariciándole los labios con sus dedos

- Perdóname, tienes razón, no es justo comparar a Nick con Junior – Lo tomó nuevamente de la mano, levantando la mirada – ¿Dónde demonios está Schechter? –

Mikey señaló hacia su derecha

- En la cocina, acabándose con lo que hay en el refri –

Gerard haló a Frank de la mano, llevándolo a la cocina, Brian estaba dentro dándose el banquete de su vida, sonrió todo lo que su boca llena de pastelillos le permitía

- Schechter, llama a Jordan y a Lorena, diles que vengan, estarán seguros aquí –

Se tomó un abundante trago de leche y Salió a buscarlos en su escondite en unos juegos infantiles a unas cuadras de la casa.

Frank abrió la puerta del refrigerador, observando la comida en el interior

- Debes tener hambre, deja busco que prepararte –

Gerard observó el interior también, sacando la bolsa con fresas y un tarro de crema batida, Frank lo miraba poner las cosas sobre el mesón de la cocina, Gerard le soltó la mano y regó las fresas sobre un plato, llenándolas después con crema batida, se dio media vuelta clavando sus ojos olivos sobre Frank, que permanecía de pie junto al refrigerador, se llenó los dedos de crema y los paso sobre el rostro de Iero que ahora tenía una hermosa sonrisa lujuriosa


- Llevo diez años con antojo de fresas con crema “a la Frank” - Se acercó mordiéndose con fuerza los labios, sabiendo que estaba a punto de calmarse ese antojo, retirándole la camisa a Frank al tiempo pronunciaba un ahogado sonido de excitación, tomó el plato, untándole el pecho de Frank con crema y fresas que caían al suelo por la fuerza gravedad – Y ahora mismo, eres es lo único que quiero “comer” -

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