sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #52

Capítulo: #52

Con hormonas.

Un hormigueo conocido subía despacio por la mano de Frank hasta su brazo, el delicioso hormigueo que siempre sentía cuando Gerard lo tomaba de la mano, a ninguno de los dos le importó el pegajoso líquido que se iba coagulando cada vez más, no era sangre de ninguno de ellos, era la sangre de una pequeña victoria, de la satisfacción de haberse quitado un problema de encima.

Gerard fue el primero en ver a su familia rodeada por los New Yorkers, sin pensarlo apretó fuerte la mano de Frank, deteniendo su caminar, sintiendo la mirada de Frank clavarse en él, buscando la razón del brusco cambio de temperatura en la mano de Gerard.

- No vayas a hacer ningún movimiento brusco, es más, tira tu arma al suelo –

Le habló sin mirarlo, intentando controlar el leve temblor en sus labios, Frank no preguntó el por qué de esa petición, le bastó con ver en la misma dirección que Gerard para notar que los New Yorkers les apuntaban a todos con las ametralladoras.

- Acerquémonos muy despacio –

- Gerard, si quisieran matarlos, o matarnos, ya lo habrían hecho… -

- ¡Frank Iero! – Vic Behrmann habló con fastidiosa alegría en su voz, caminando despacio entre sus hombres - ¡Justo a quien quería ver! –

Las cenizas empezaban a ser alborotadas por el viento, pero nadie se movió del lugar, sin importar que la cabeza de todos se cubría de tibia ceniza, y aun se oía el crepitar del la madera que mantenía el fuego vivo

- Esa sangre… - Señaló Vic, apuntando con su barbilla a las manos de Frank - ¿Es de la loca? –

- ¿Qué buscas con esto, por qué le ayudaste a esa mujer a quemar mi casa? –

Frank hablaba calmadamente, cuando lo que quería era gritar y estrangularla con sus propias manos por haber puesto en riesgo la vida de quienes amaba

- ¿Tu casa? – Sonrió mirando al lugar en llamas – Es mi casa, me prometiste tu imperio cuando recuperaras a tu hijo… -

- Mi casa no fue parte del trato – Replicó empezando a enojarse

- Lo sé, no te alteres, pero como no cumpliste nada, decidí tomar yo misma posesión de todos tus bienes –

- Vic, entiéndeme – Habló ahora calmándose la ira inicial – Estaba desesperado por encontrar a mi hijo, te prometí algo que no podía cumplir, lo que poseo no es solo mío, los Way son dueños de la mitad de todo… si lo deseas, podemos hablar calmadamente y te entrego lo que me corresponde –

- No Frank – Suspiró cruzándose de brazos – Yo no quiero la mitad de este imperio, lo quiero todo… es más, quiero acabar con toda tu familia… ya sabes, para evitarme problemas futuros, ustedes parecen tener el gen de la venganza, y no quiero que en unos años tu hijito esté buscándome para matarme – Rió, viendo al pequeño entre los brazos de un chico mayor – Y me será muy fácil, nadie de los tuyos está armado, mis hombres, sí –

- ¡Podemos arreglar las cosas! – Mikey dio un paso al frente, elevando el tono de su voz, sintiendo más temor por su esposa y su hija que por su vida – Yo renuncio a lo mío, déjanos ir, te prometemos… -

- ¿No luchar por recuperarlo? – Interrumpió ella con notable sarcasmo – Claro, ¡Claro! Que no lucharán, claro que se irán y no volverán… ¿¡Me tomas por una imbécil!? –

- Vic por favor… - Suplicó Frank, perdiendo un poco las esperanzas

- Bien, hay algo que podemos hacer – Asintió repetidamente con la cabeza, viendo al suelo, levantando despacio el rostro para ver a Frank – Dejaré ir a todos, solo si tu vienes conmigo –

- ¡Por supuesto! No hay problema, así podremos hablar y llegar a un acuerdo –

- No Frank, no para “hablar” ni para llegar a ningún acuerdo, lo que quiero es que te vengas conmigo para siempre –

- Eso es imposible –

A pesar del gélido estremecimiento que inundó el cuerpo de Gerard, habló con suma seguridad en su voz, sosteniéndole desafiante la mirada a la mujer que dejó de ver a Frank para retar a Gerard con su fría mirada

- Eres Gerard Way, con que si estabas vivo, ya sabes cómo es esta ciudad, los chismes llegan con el viento –

- Debe existir algo que quieras… algo –

- ¿Qué no sea tu novio? –

Ella sonrió meneando negativamente su cabeza, elevando sus ojos al horizonte escuchando el lejano rumor de las sirenas de los camiones de bomberos, giró con rapidez su rostro mirando a uno de sus hombres

- Se nos agota el tiempo, avísale al resto que empiecen la retirada – Regresó a ver a Frank – Es tu decisión, vienes conmigo ya, o en 15 segundos les ordeno a mis hombres que abran fuego contra toda tu familia, incluido tu novio y tu hijito –

La mano de Gerard sintió la fuerte presión con que Frank apretaba su mano, volteó despacio, susurrándole en el oído

- Sabes que iré por ti, así tenga que acabar con esta ciudad –

- 10, 9, 8 – Vic veía el segundero en su reloj, contando en voz alta los segundos que aun faltaban – 7, 6, 5 –

- ¡Bien, está bien, me voy contigo! – Gritó en medio de la desesperación - ¡Pero júrame que los dejaras ir sin hacerles daño alguno! –

Vic Behrmann sonrió llena de satisfacción, retrocediendo despacio con sus hombres, señalando los autos aparcados en el jardín

- Pueden subir e irse, que lo hagan ellos primero, así te aseguras que salieron con vida y a salvo –

Un solo beso, tan dulce como fugaz, la mirada de Gerard llena de seguridad, afirmándole a Frank que no pasaría mucho tiempo en poder de esa mujer, un quedo “te amo” pronunciado por Frank antes del suplicante “Cuida de Junior” que le gritó a Gerard mientras este subía al auto.

Sentía el calor que emanaba el fuego de la casa disminuir entre más se acercaba a la puerta del jardín, vio las luces traseras de los autos perderse en la oscuridad de la noche, y escuchó el ruido de las sirenas acrecentarse mientras se acercaban, se subió con desgano a la parte trasera del auto, en medio de Vic y uno de los New Yorkers, que todo el tiempo le apuntaba al abdomen con una 9 mm

- Tengo que llamar a dos de mis hombres, para avisarles que no deben venir –

Habló con llano sentimiento, marcando el número en su celular al no recibir respuesta de Vic, tomando ese silencio como una concesión, les avisó a Thompson y Mayflower que abortaran la operación, y les pidió además que se comunicaran con Mikey para ponerse al día en los hechos.


Gerard no podía dejar de golpetear el borde de la ventanilla con sus dedos, miraba por el retrovisor a Nicholas cargando a Junior, sentados junto a Silvia y Lorena, miraba los autos que los seguían de cerca, ocupados por su hermano su cuñada, su sobrina, Alegna y dos de los hombres de Frank

- ¿A donde vamos señor Way? – Preguntó otro de los hombres de Frank que conducía el auto

- ¿Silvia, podemos ir todos al apartamento que ocupabas con Ale? –

Ella se limitó a asentir con la cabeza, mirando sin ver las calles que recorrían, apretando los labios para contener el llanto que tanto odiaba que la vieran derramar

- Lo lamento… lamento que no tuvieras más tiempo de conocerlo –

- Está bien Gerard… mi vida siempre será así, primero enamorada de ti, y viéndote morir de amor por Frank… - Sacudió la cabeza, suspirando enojada con ella misma – De todos modos, tú mismo lo dijiste, no tuve tiempo de conocerlo bien, no tengo más que un duelo solidario por su muerte –

- A mi no me engañan tus palabras Sil –

- Gerard… - Suspiró de nuevo, esta vez con profundo desconsuelo - ¿Qué quieres oír? ¿Qué estoy odiando al universo de nuevo por arrebatarme una posibilidad que ni sé bien si existía? –

- Él estaba dentro, porque quería asegurarse que estuvieras a salvo – Con ronca voz por el humo aspirado, Nicholas le habló, mirándola con pena – No sé de qué te sirva saberlo, pero creo que Brian hubiese querido que… -

- No quiero hablar de eso, no ahora… lo que importa es descansar un poco antes de planear cómo vamos a liberar a Frank de esa perra en celo –

- Perra en celo… No la entiendo, a ella le era muy fácil matarnos a todos y dejar con vida a Frank… -

- No Nicholas, a ella no le servimos muertos, Silvia tiene razón, Vic es una perra en celo, y nosotros somos ahora las fichas que ella moverá para obtener de Frank lo que quiera… puedo verlo como si pasara frente a mí, esa mujer exigiendo sexo a cambio de respetar la vida de alguno de nosotros –

- Pero no la vamos a dejar ¿Verdad? – La vocecita de Junior se escuchó amortiguada por el pecho de Nicholas – Tu no vas a dejar que esa mujer le haga daño a mi papi –

Gerard giró en su asiento, buscando los ojos del pequeño, sonriéndole dulcemente, extendiendo su mano para tomarle un pie y apretarlo con suavidad

- No la voy a dejar, te lo juro Junior ¿No ves que no puedo vivir sin tu papá? -

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