sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #54

Capítulo: #54

I don´t know what.

La casa de Vic Behrmann se encontraba en absoluto silencio, y esa condición no le ayudaba Frank, que solo apretaba los labios para no reír durante la ya prolongada felación en la que Vic se esforzaba para obtener una erección

- Te lo dije, no se para… al menos no con una mujer – Aseguró, no muy convencido, estaba enamorado de Gerard, pero su cuerpo no era de piedra, y de hecho nunca dejó de sentir atracción por las mujeres, se movió en la cama, intentando que ella retirara el rostro de su entrepierna – Es inútil Vic, lo lamento, tu eres una mujer hermosa, y seguro enloquecerías a cualquier heterosexual, pero a mí no me producen nada tus caricias –

Ella se levantó despacio, arrodillándose en la cama frente a él, mirándolo fijamente, resoplando notablemente molesta

- A mí, ningún hombre me deja con ganas… -

Se tendió sobre la cama, abriendo las piernas, apuntándole a Frank con el arma, indicándole que acomodara su rostro entre ellas

- Sea como sea, me vas a dar placer, y te lo advierto, si no me haces llegar, te mato –

Gateó en la cama, acomodándose retirado sobre ella, sin dejar de verla con seriedad

- Sin importar lo que haga, sin importar si lo hago bien o mal, de todas formas me vas a matar, ¿Verdad? –

- Eso aun no lo sé – Pestañeó lentamente, deslizando el cañón del arma por el rostro de Frank – Ya te dije, los hombres son como zapatos, si tú me sirves, te tendré para usar muchas veces –

Tal vez sería necesario hacerle a ella todo lo que sabía, la haría llegar, se odió un poco a sí mismo, recordando los días en que se prostituyó por droga, ahora era algo parecido, solo que tendría que prostituirse para conservar su vida, al menos hasta que pudiese escapar de esa mujer, o fuese rescatado.


Respiró profundamente, bajando su rostro hasta la pelvis de la mujer, cerró los ojos y comenzó.


*


- ¿Qué hora es? – Nicholas apareció en la sala tallándose los ojos, bostezando con pereza, sentándose junto a su padre contra la pared – ¿No has dormido nada? –

- No, y son las 3:57 a.m. ¿por qué te despertaste? –

- No puedo dormir bien, tengo muchas cosas en la mente, cosas, que debo hablar contigo, y sé qué no es el mejor momento, pero debo hacerlo –

Gerard se volteó, prestándole completa atención a su hijo, lo notó atormentado, podía percibirlo en su mirada, y en la forma que fregaba con insistencia sus manos

- Sabes que puedes decirme todo lo que te pase, no te voy a juzgar Nicholas –

- Esto, es horrible – Habló sin hacer contacto visual con su padre, en ese preciso momento, se sentía el peor de los seres humanos – Es… una aberración –

- ¿Qué cosa Nick? –

- Gerard, ¿Cuántos años tenían Frank y tú cuando… bueno, cuando estuvieron juntos por primera vez? –

- Yo estaba por cumplir 21, y Frank tenía16 –

- Es decir, que prácticamente eras un adulto, y él todavía un chico, bueno un adolescente –

Gerard sonrió un tanto apenado, jugando nervioso con su cabello

- Si, pero no era una “aberración” como dijiste –

- ¡No, pero no lo dije por ustedes! – Aclaró de prisa – Lo digo por mí, por lo que me está pasando – Se contuvo, sintiendo que el oxígeno no llegaba a sus pulmones, pensando en la posible reacción de Gerard cuando le contara lo que le pasaba con Junior - Es que yo… creo que, estoy enfermo –

- ¿Enfermo de qué? –

- No, lo dije mal, creo que soy un enfermo… porque… - Se sentó frente a Gerard, mirándolo completamente aterrado y avergonzado – No es normal que me sienta atraído… sexualmente… - Apretó los labios, abriendo por completo los ojos, volteando el rostro – No puedo ni decirlo – Se cubrió el rostro con ambas manos, meciéndose de atrás para adelante – Gerard, soy un depravado sexual –

Nicholas escucho una risa en aumento proveniente de Gerard, se descubrió el rostro, viéndolo reír con ganas

- ¡No es broma!, es muy serio esto que me pasa –

- Lo siento Nick, perdóname – Intentó calmarse, enfocando de nuevo su atención –A ver, dime por qué eres un depravado –

El joven hizo una pausa, aguantando las ganas de llorar

- Gerard, es que siento cosas raras… por… - Cerró los ojos apretadamente, susurrando muy bajo – Por Junior –

- Oh, Dios… - Habló sintiéndose pasmado, la cabeza le hervía tratando de entender lo que Nicholas le confesaba – Cosas raras… ¿qué cosas? –

- No me hagas decirlo, por favor, esto me va a enloquecer… estoy mal Gerard, muy mal, soy un peligro ambulante –

- Nicholas, primero que todo cálmate, actúas como si hubieras hecho algo terrible… - Se inclinó inquieto, levantándole el rostro a Nicholas - ¿Hiciste algo terrible? –

- ¡No, no! – Sacudió la cabeza – No he hecho nada, ¡por dios! A ese pequeño lo adoro con todo en mí, jamás lo dañaría –

Gerard se recostó relajado contra la pared, hablándole calmadamente, casi como si todo el asunto no tuviese importancia

- Entonces no te atormentes pensando que eres un pervertido, tú mismo lo dijiste, jamás le harías daño, un pervertido no piensa así, un pervertido no estaría como tú, hecho un manojo de nervios por reconocer que sientes una atracción “indebida” por un menor, puede ser que estés confundiendo los sentimientos, nunca tuviste un hermano, no sabes cómo se siente… -

- Pero sé distinguir muy bien el afecto del deseo… y todo lo que puedo pensar, cada maldito segundo de mi vida, es que daría todo porque Junior tuviera al menos el doble de la edad que tiene, y que su malditos ojos no se quedaran todo el día grabados en mi retina… ¡¿Ves Gerard?! Hablo de él como si… - Cubrió de nuevo su rostro, dejando que las lágrimas brotaran – No puedo, no puedo sentir algo así por un niño… no es normal, no soy normal –

Gerard se inclinó sobre él, retirándole las manos, descubriéndole el rostro, halándolo hacía él para abrazarlo

- Cuando rescatemos a Frank, y tengamos algo de normalidad en nuestras vidas, te llevaré donde un psicólogo, vas a ver que todo saldrá bien –

Nicholas se dejó rodear por primera vez entre los brazos de su padre, recargándole el peso de su cuerpo y de su conciencia a Gerard, sintiéndose que pertenecía a un lugar, a una familia, a una de verdad, por primera vez en 10 años

- No solo eso, mencionaste algo sobre ir a la universidad, ayer en el cumpleaños de Junior, yo quiero aceptar ese ofrecimiento, pero no acá, no en este país, si puedes quiero irme al Londres, quiero… estar lejos de él, al menos hasta que entienda qué es lo que me está pasando –

- Como quieras –

Le aseguró a su hijo, los dos se quedaron en silencio, escuchando el tic-tac del reloj en la pared, cada uno atormentado por los pensamientos sobre su respectivo Iero, pensamientos que no les dejarían nunca en paz.




Un par de golpes en la puerta del apartamento alertó a padre e hijo, que se levantaron prestos a atender, Gerard abrió la puerta de par en par después de ver por la mirilla, se movió a un lado, dejando que el visitante ingresara


- ¿Qué haces aquí Cortez? – Preguntó sin recelo alguno

- Vine, porque no voy a permitir que esa perra le haga daño a Frank –

Los dos se miraron por largo rato antes que Gerard le pidiera a Nicholas que los dejara solos.

- Lo amas, lo amas de verdad – Lo dijo como una afirmación para sí mismo, más que para Cortez

- Sí, y por eso mismo, quiero, necesito asegurarme que esté bien… así sea contigo, pero bien –

Gerard le sonrió amablemente, sintiéndose extrañamente identificado con Matt, se cruzó de brazos pensando un rato antes de pronunciar palabra

- ¿Qué tienes pensado, para rescatarlo? –

- Todo, desde hace unas horas que Chicken Thompson me informó de lo ocurrido comencé a planearlo, conozco la casa que Vic ocupa, se bien donde está ubicada, cuantas entradas tiene, conozco cada rincón, porque hace un par de años, otro de los New Yorkers la ocupó, y con él teníamos un par de negocios que yo atendía directamente, es fácil Gerard, si no hay muchos hombres custodiando, el rescate de Frank será en entrada por salida –

- Me parece perfecto, ¿Cuántas personas debemos llevar? –

Preguntó mientras se metía al baño a mojarse el rostro, Cortez lo siguió parándose bajo el marco de la puerta

- Siendo honesto, los dos podremos hacerlo solos, es fácil Gerard –

Metió la cabeza bajo el chorro del lavamanos, mojándose por completo para estar alerta, levantó la cabeza viendo a Cortez por el espejo, sonriendo burlonamente

- ¿Solos, y antes o después de rescatar a Frank, me vas a matar? –

- Tienes derecho a pensarlo, porque no me conoces bien, pero créeme, tengo una poderosa razón para no matarte, y esa razón es que lo único que me importa en la vida es que Frank sea feliz –

El reflejo de la mirada de Cortez en el espejo se veía honesto, Gerard respiró profundamente, volteando a verlo de frente, sonriendo al tiempo que meneaba la cabeza

- ¿No me crees, verdad? –

- Te creo, te creo Cortez, me río es por otra cosa… Es que los Iero al parecer tienen un “Je ne sais quoi” que enloquece a todo el que los conoce –

- “Los Iero” ¿o Frank? – Preguntó Cortez intrigado

- Los, o acaso no ves como Junior hace con todo el mundo lo que se le antoja y al parecer nadie puede escapar de su encanto –

Matt sonrió con un poco de amargura, buscando con su mirada al pequeño en la oscuridad del apartamento

- Es verdad… los Iero son una raza aparte, hablando de ese pequeño ¿Está bien?, me dijeron que todos menos Brian Schechter salieron bien del incendio –

- Sí, no te preocupes, ahora debe dormir con Silvia, o con Ale, pero está bien, lo quieres como si fuera tu hijo ¿no? –

- Lo siento como si fuera mi hijo – Aclaró, sonriendo tranquilo – Gerard, debemos salir ahora, ella no se espera que vayamos tan rápido por Frank, es mejor tomarla desprevenida –

No hay comentarios:

Publicar un comentario