sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #55

Capítulo: #55

Love & Anger.

Gerard sintió el frío de la pared exterior al recostar su espalda sobre ésta, observó con cuidado las facciones de Matt Cortez, completamente iluminado por el farol en la acera frente a la casa, quiso adivinar las razones por las cuales Frank se había enredado con ese hombre, era atractivo, eso no lo podía negar, pero conocía bien a Frank y sabía que su amado no era de los que le daban importancia a la apariencia.

- Es hora Gerard, no hay un solo hombre vigilando, deben pensar que no vendríamos después del incendio –

- Alguna vez… - Parecía haber ignorado las palabra de Cortez, pero las tenía muy presentes, solo que en ese instante en su cabeza se había plantado la duda – Frank… ¿Él alguna vez te dijo… te amo, o te quiero? –

Cortez caminó alejándose de la luz, acercándose a la pared, recostándose en ella junto a Gerard

- ¿Crees que sea tiempo para hablar de eso? –

- No me tardaré, solamente quiero saberlo – No lo miró a los ojos, sentía que no tenía necesidad alguna, si algo percibía como cierto de Cortez, es que era un ser absolutamente sincero y trasparente - ¿Te lo dijo alguna vez? –

- “Te quiero” – Susurró él con un poco de dolor – Muy pocas veces, un simple “Te quiero” – Giró su cuerpo para encarar a Gerard, observando con cuidado sus ojos acuosos, su rostro un tanto mortificado, y supo lo qué tenía que hacer – Pero era un Te quiero que se le da a un amigo, no a un amante, Frank tenía sexo conmigo por la misma razón que toma, come o duerme, porque es una necesidad básica para él – Sonrió con nostalgia, palmeando suavemente el brazo de Gerard – Pero eso, lo sabes bien, Frank Iero es insaciable en ese aspecto –

- Si, lo es – Sonrió, haciendo una mueca de medio lado con su boca – Y bien, vamos a rescatar al “calentoso” ese, antes que me le hagan daño –



Los dedos de la mano izquierda de Vic se enredaban entre el cabello de Frank, el placer que sentía en todo su cuerpo la tenía en otro nivel, su mano derecha apenas si sostenía el arma, había quitado el dedo del gatillo temiendo dispararse a sí misma en una de sus oleadas de placer, Frank Iero sabía perfectamente que hacer entre sus piernas, para hacerla sentir que avanzaba vertiginosamente al cielo, solo los labios y la lengua de ese hombre eran suficientes para colmarla como nunca antes nadie lo había hecho.

Sintió deseos de hablar, de informarle a Frank que jamás lo dejaría en libertad, y como si fuera el más fino y hermoso par de zapatos, lo usaría cientos de veces más; Abrió apenas los labios, emitiendo un largo sonido, las palabras se negaron a salir, su respiración agitada era tal que le impedía la conformación de alguna sílaba, su estado de éxtasis la tenía completamente absorta, no escuchó los golpes secos que sus guardias en el pasillo recibían en la base de la nuca, ni se enteró que la puerta de su habitación era abierta, y justo un segundo antes de alcanzar el que pudo haber sido el mejor y más memorable orgasmo de su vida, una bala calibre 38, disparada por Cortez se clavó en medio de su lóbulo frontal, causándole de inmediato la muerte.


*


La vieja casa de los Way había sido reformada, la familia que la compró hace diez años le añadió un piso más, dejándola de tres plantas, con un enorme balcón en el tercer nivel, Gerard Way le sonreía de forma coqueta a la señora, y le hablaba con amabilidad al señor, tenía un cheque en su mano derecha, observó de nuevo su vieja casa y pronunció una oferta que no podrían rechazar

- Vale 650.000 dólares, en este cheque… - Agitó el papel en el aire antes de ponerlo sobre el buzón de correos en el pequeño jardín – Voy a escribir una cantidad de 7 números… ¿2`000.000 les parece bien? –

Los ojos de la señora se abrieron por completo, mientras la mandíbula del señor caía casi al piso, Gerard sonrió para él, imaginándolos como un par de personajes animados. Más se tardó en escribir la cantidad en el cheque, que los esposos en gritar al unísono “¡Vendida!”


*



La sala del apartamento de Silvia se veía completamente atestada de gente, y el ruido que Sofía, Corey y Junior hacían al jugar incrementaba en casi todos la sensación de hacinamiento, casi todos, porque tanto Gerard, como Frank, parecían inmunes a las multitudes y el ruido, se sostenían fuertemente de la mano, parados frente a la ventana, observando en silencio los autos y la gente en la calle, suspirando por momentos, como si fuesen un par de adolescentes enamorados, y de hecho, así se sentían.

Un poco más de una hora duró la charla que Nicholas se vio en la obligación de sostener con Lorena, no mencionó en lo absoluto a Junior, y de hecho sus motivos no eran lo suficientemente poderosos para dejarla tranquila, después de fallidos intentos por una verdad que no obtendría, Lorena sentenció

- Es simple Nick, no quieres estar conmigo y punto – Cruzó los brazos sobre su pecho, mirando enojada la baldosa aguamarina del baño, único lugar con privacidad en el apartamento - Deja de decir que es lo mejor para mí… - Se descruzó agitando las manos en el aire - ¡No te atrevas a decir que es bueno o no para mí! Eso es algo que solo yo sé, y deja de buscarme un futuro, yo ya sé dónde iré, Alegna y Silvia pidieron mi ayuda para cuando el centro de rehabilitación esté listo, y sabes bien que tu padre me pagará el curso de enfermería, así que no te hagas el interesado en mi futuro, porque está muy claro que yo no te importo -


Mikey se paró detrás de Frank y Gerard, curioso por saber que era lo que tanto veían en la calle, autos, más autos, gente y más gente

- Par de lelos – Pronunció molesto

- ¿Quiénes? – Preguntó inocente Gerard, sin voltear a ver su hermano

- ¡Ustedes! ¿Quiénes más están como zoquetes mirando por la ventana? –

Frank sonrió mirando de reojo a Gerard, apretándole un poco más fuerte la mano, suspirando con plena intención de molestar a Mikey

- Ahhh, si, nosotros, lelos, zopencos, zoquetes, pasmados… idiotas y atolondrados… - Volteó a verlo, sonriéndole burlonamente – O en pocas palabras, felices y enamorados –

Mikey sacudió todo su cuerpo, demostrando fastidio por las palabras de Frank, palmeándole la espalda

- Mucha miel, mucha miel… eres pegajoso Iero – Sonrió

- ¿Ya decidiste? – Gerard se dirigió a su hermano sin mirarlo

- Sí, hoy hablé con mis princesas, Sofía y Tsukie quieren que vivamos aparte –

- ¿Aparte, o en un barrio mejor? –

- Lo que sea Frank, pero yo hago lo que ellas ordenen –

- ¡Zoquete! – Gerard rió al pronunciarlo en alto volumen, girando para ver a su hermano - ¿Ves? El amor te hace un completo zoquete, así que no nos digas nada a nosotros –

- Esto será difícil – Frank resopló quedamente, mirando a ambos a intervalos – Llevo años viviendo en una casa llena de gente, voy a extrañar el ruido, Vicky y Corey se quieren ir a New York, Silvia se quedará aquí viviendo con Alegna y Lorena… o sea que solo seremos los cuatro en esa casa, que para completar, ahora es más grande que hace 10 años –

- No te quejes Iero – Mikey comenzó a caminar hacía un asiento de la sala – Nos llevaste a todos para suplir la ausencia de mi hermano, ahí lo tienes, él zopenco está al lado tuyo, no creo que necesites más –


*



Se tardaron un par de días en acomodar cada mueble y objeto decorativo en la casa, Gerard quería que luciera lo más parecida a como la dejó, y en su mente la imagen estaba aferrada con fuerza, en los años que pasó encerrado, el recuerdo de su hogar lo reconfortaba un poco, y quería sentir que la vida les compensaría el tiempo perdido, y qué mejor forma de hacerlo, que sintiendo como si los años no hubiesen avanzado en lo absoluto.

Dispusieron por primera vez los cuatro platos sobre la mesa del comedor, era una celebración improvisada, un nuevo comienzo como familia, Junior estaba resplandeciente de alegría, llevó los panecillos en la canastilla de mimbre al centro de la mesa y ocupó su lugar junto a Nicholas, esperando por su papá que llegaba al comedor con un enorme recipiente lleno de pasta napolitana

- ¡Quiero comer ya! Estoy “Famélico” –

Miró a Nicholas de reojo, esperando que el chico recordara lo que encerraba la última palabra pronunciada, pero él lo ignoró por completo, decidió en cambio empezar a comer, sin mirar tan siquiera al pequeño que esperaba alguna respuesta de él

- Ja, ja, ja, Junior, eres el primer niño de 7 años al que oigo pronunciar esa palabra, por lo general es “muerto de hambre” – Señaló Gerard sirviéndose un poco de pasta

- Nicky me la enseñó, cuando se llamaba Jordan, y me quería matar con veneno para ratas –

Los tres guardaron silencio, pretendiendo no haber escuchado el comentario del pequeño, Nicholas dejó los cubiertos al lado de su plato, respirando metódicamente, mirando a su padre

- Gerard, ayer averigüé lo que debo hacer para entrar en la universidad, tengo dos semanas para inscribirme –

- Bien, tendré que acompañarte para buscarte residencia, es más, podemos ir todos y hacer una especie de vacaciones familiares –

Junior enrolló la pasta en el tenedor, dejándolo dentro del plato, mirando lleno de dudas a Gerard

- ¿Residencia? No, que Nick viva acá y tome el ferri para ir a New York –

- Es que no es en New York – Aclaró Nicholas levantándose de la mesa – Es en Londres, en la universidad metropolitana –

- ¿¡Londres!? – Junior se paró en su silla, abriendo los brazos y gesticulando exageradamente - ¡¿Por qué en Londres?! Las universidades de acá son igual, o mejores que las de allá –

- Porque quiero en Londres – Respondió con agresividad, tomando su plato de la mesa – ¿Me disculpan? Quiero cenar en mi habitación –

- ¡Eres un idiota!… y un… un – Junior tenía el rostro completamente rojo, apretó con fuerza los puños y gritó - ¡Un maldito hijo de perra! –

- ¡Gerard Junior, no te permito ese lenguaje! – Frank palmeó la mesa, levantándose él también de su silla

Junior lo miró lleno de rabia, señalándolo, acusándolo con su dedo índice

- Tu, eres tu… ¡Es tú maldita culpa, tu quieres que se vaya lejos! –

Frank se quedó paralizado, jamás había visto a su pequeño reaccionar de forma tan agresiva, buscó los ojos de Gerard, sin saber qué hacer o cómo reaccionar, Gerard se levantó, y con suma calma le habló al pequeño

- No le grites a tu papá Junior, y no lo acuses de nada, Nicholas tomó solo la decisión, y nosotros como su familia, vamos a apoyarlo –

Junior se bajó de la silla, empujando hasta tumbar al piso el plato que Nicholas tenía en las manos, rodeando la mesa, hasta pararse frente a Gerard

- No es verdad – Habló apretando los dientes – Mikey tiene razón, cuando estas con mi papá te idiotizas más de lo que eres, y seguro él te “sugirió” que sacaras a Nicholas de la casa… - Frunció los labios, intentando contener el llanto, respirando lleno de sentimiento, empujó a Gerard al tiempo que gritaba - ¡No tienes los cojones para mantener cerca a tu propio hijo! –

- ¡Basta Junior! – Frank mordió sus labios después de gritarle por primera vez en su vida a su pequeño, llevó ambas manos al rostro, intentando calmarse – Estás… estás castigado… - Contuvo la respiración, dándose fuerzas para terminar de pronunciar la sentencia que al parecer le dolía más a él que a su propio hijo – Te vas a tu habitación sin cenar… y no ves televisión, y… - Miró a Gerard cómo preguntándole que más debía decir

- Y nos pides ahora mismo una disculpa por tu comportamiento –

- No – Alcanzó a pronunciar antes de romper por completo en llanto – Ustedes… son los que me deben una disculpa, por querer alejar a Nicholas de mí –

Bufó rabiando, apretando los dientes, era tan fuerte la rabia que sentía que pateaba con insistencia el suelo, mirando lleno de rencor a Nicholas, repitiéndole entre lágrimas

- Es injusto, eres injusto conmigo –

Los olivos ojos de Nicholas se colmaron de lágrimas, se inclinó sobre el pequeño tomándolo con fuerza entre sus brazos, susurrándole en el oído

- Cálmate Junior, por favor, cálmate, vamos a la terraza a hablar –
Acariciaba la espalda del pequeño, y salió con él en brazos hacía las escaleras, miró a Frank sonriéndole sutilmente

- No te preocupes, yo hablo con él –

Gerard los vio perderse en las escaleras, caminó pesadamente por el comedor hasta la cocina, llegando con la escoba y el recogedor, limpiando el reguero causado por el estallido de ira del pequeño

- Me siento mal por Junior, pero él debe respetar la decisión de Nick –

- Nunca lo había visto así, te juro Gerard que me asusté, parecía poseído – Sonrió al terminar, tomando el recogedor y la escoba de manos de Gerard, llevándolos de nuevo a la cocina, regresando a ver la mesa aun servida – Y hasta se me quitó el hambre –

- Deja, esperemos a que nuestros hijos arreglen el lio y cenamos más tarde – Tomó entre las suyas las manos de Frank, atrayéndolo hacía él, besándolo largamente, lamiendo sus propios labios al terminar – Si quieres, esperamos en nuestra habitación –

Frank se estremeció por la mirada que tenía Gerard al proponerlo, cerró los ojos sonriendo, asintiendo con la cabeza

- Creo que Junior sufre de mismo mal que yo –

- ¿Cuál mal? – Preguntó Gerard mientras colmaba de besos el rostro de Frank

- ¡El mal! De no poder vivir en paz sin su “Way” cerca – Abrió los ojos, mordiéndose los labios, suspirando profundamente – Yo sé Gerard, no soy un tonto como para no ver lo que les está pasando a nuestros hijos, si he callado, es porque espero, y ruego porque esto no se convierta en una pesadilla para nosotros -

No hay comentarios:

Publicar un comentario