sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers III; Capítulo: #13

Capítulo: #13

- ¡Esa puta ciudad está jodida!

Se quejó Novak al cruzar la puerta del apartamento, descargó en la sala un maletín lleno de armas y municiones, sentándose en el sofá miró de soslayo a Gerard

-Dame algo para tomar – Pidió con cortesía, ocultando la rabia que sentía – Iero y tu acaban de arruinar todo el maldito comercio, hoy no se pudo vender ni el 10% de lo que siempre se vende, la DEA está haciendo barridas, capturando a expendedores de poca monta, removiendo la maldita ciudad.

Sin perder de vista a Novak, Gerard sirvió un vaso grande de soda, su instinto jamás le fallaba, su aliado estaba harto de la situación, lo notaba en el tono de su voz, en la fingida cortesía con la que había entrado. Antes de llevarle el vaso a Novak llamó a Junior con un sutil gesto, una vez el chico estuvo cerca a él le susurró “toma con cautela tus cosas y espérame en el parqueadero”

Invitó a Roger Novak a sentarse con él en el salón comedor, procurando que el capo no notase que Junior salía.

- Palladinno está herido en su orgullo, ya se le pasará - Comentó sin perderse un gesto de Novak, algo no estaba bien, Roger se veía demasiado nervioso

- Sí, así es, y sé que está jodido por lo que Frank le hizo, por la fuga… por no poder atraparlos a ustedes, pero en su cacería caemos todos, tiene tantas ganas de apresarlos que en New Jersey no se mueve un gramo de coca sin que Palladinno lo sepa.

Novak retiró las manos de sobre la mesa, deslizándolas despacio hacia sus piernas, Gerard hizo exactamente lo mismo al notar el movimiento, y un segundo antes que Roger sacará su arma, Gerard ya le apuntaba en la cabeza con la colt.

- ¡Qué demonios intentas hacer Novak! – Gritó sin dejar de apuntarle en la cabeza

- ¡Acabar con esto! Palladinno nos dejará en paz si los entregamos, y lo lamento mucho Way, pero primero está mi familia

Ambos se levantaron, ninguno bajaba el arma, cada cañón apuntaba a la cabeza del otro, Gerard observó la puerta abierta, Junior ya había salido.

- ¿Vas a convertirte en una rata y un soplón? ¿Prefieres eso antes que ayudarnos a acabar con el sargento?

- No es solo un sargento Way, ahora es un asunto del Departamento Antidrogas, acabar con Palladinno no nos saca del problema… entregarlos a ustedes, sí.

Gerard clavó profundamente su mirada en Novak, se asqueó por la cobardía que percibía de él, se asqueó aun más al verse a sí mismo reflejado en el New Yorker… “primero está mi familia” Eso no es una excusa para la debilidad, para la mediocridad. Sonrió con rabia y entendió el por qué del enojo de Frank.

- Te será difícil Novak, al menos yo no pienso entregarme… si lo deseas, tendrás que llevarle mi cadáver al sargento

- Como quieras Way.

Sostuvieron la mirada por largo rato, era muy obvio que ninguno de los dos cedería, a Gerard le apuraba pensar en Junior, lo más probable es que Novak no hubiese ido solo y alguno de sus hombres tuviese ya en su poder al chico.

No lo pensó dos veces, no sintió la necesidad de advertir, y tampoco le importó la fugaz expresión de duda en la mirada de Novak, no se podía arriesgar, no movió un solo músculo de su cuerpo aparte del dedo con que apretó el gatillo.

No se quedó a ver el cuerpo del New Yorker extendido en el suelo con la cabeza abierta, Gerard se dio media vuelta y salió por las escaleras de incendios, el sonido del disparo pudo alertar a los hombres de Novak, por el pasillo era imposible salir, bajó a zancadas las escaleras, brincando del segundo piso al suelo del callejón detrás del edificio, iba a doblar para correr al parqueadero, pero Junior salió a su encuentro al final del callejón

- ¡No!- gritó- Los hombres de Novak están custodiando el frente del edificio y el parqueadero

Gerard se metió la Colt en la pretina del pantalón, resopló agitado en lo que buscaba la salida más segura, Junior lo siguió muy cerca, hablándole con desesperación

- ¡¿Qué pasó?! Creí que los New Yorkers eran nuestros aliados

- Lo eran, pero son unas malditas ratas, y sabes que esas son siempre las primeras en abandonar el barco

- Pá, ¿Mataste a Novak?

Gerard asintió repetidamente con su cabeza, apiló unas cajas al final del callejón, señalándolas

- Por acá Junior, debemos salir por la calle opuesta.

El chico empezó a subir, Gerard iba detrás de él, ninguno de los dos notó al hombre de Novak que se adentraba corriendo en el callejón y en un rápido movimiento halaba a Gerard de la camisa, obligándolo a caerse al piso, Junior en su intento de evitarle la caída le sacó la colt de la pretina del pantalón

- ¡Maldito Way! ¿Creíste que escaparías tan fácil?

El cañón de la mini Uzi que sostenía el hombre de Novak, apuntaba justo entre los ojos de Gerard, quien tendido en el suelo lo observó por un segundo, antes de recorrer el callejón con la mirada, no había nadie más que ellos tres, sería cuestión de una veloz patada en los genitales del tipo para desestabilizarlo, y estaba listo a propinársela, pero el disparo llegó primero.

Por instinto, reflejo o incluso el temor de ver sus sesos desparramados en el suelo, cómo si esto fuera posible, Gerard cerró los ojos apretadamente, pero lo que Way sintió no fue su cálida materia gris deslizarse por su rostro cómo lo había imaginado, lo que sintió fue caer sobre sí el pesado del cuerpo ya sin vida del hombre de Novak.

Empujó el cadáver lejos de él, levantándose del suelo con premura, sus ojos se posaron de inmediato en Junior, quien aun tenía la colt apuntando al frente.

Su corazón se congeló, sintió como si hubiese perdido una batalla y lo único que logró pronunciar fue un débil – No, Junior… no tu –

Le arrebató el arma al chico y saltaron el muro que dividía los callejones, ambos corrían en silencio por las calles de Filadelfia, Gerard se negaba a pronunciar palabra, era ahora él quién le había fallado a Frank, su único objetivo era proteger a Junior del mundo y de sus propios deseos de venganza y no había podido lograrlo, ahora su hijo era también un asesino como ellos.

- Era él o tu… no se ha terminado el mundo, Nicky, mi papá y tu hacen un gran lio de esto, y es más sencillo que cualquier cosa, es cuestión de apuntar y halar el gatillo – Habló por fin el chico cuando Gerard robó un auto y ambos empezaron la marcha a New Jersey – Yo crecí entre la muerte, para mí es natural… un desgraciado se interpone en tu camino… y la solución está a un “Bang!” de distancia, ni siquiera tuve que invertir energías en halar el gatillo – Junior se acomodó relajadamente en el asiento del copiloto, estirando los músculos de su cuerpo, bostezando presumido – De hecho, es más fácil de lo que pensaba.

- Bastardito… eres igual a tu papá.

Gerard no pudo pronunciar nada más en todo el trayecto, las palabras de Junior le recordaron a Frank, cuando se reponía del trasplante de riñón, unos días después de haber matado por primera vez, parecía genético, la fascinación por la muerte y la fragilidad de la vida era algo que corría por la sangre de los Iero.

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