sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers III; Capítulo: #16

Capítulo: #16

El amanecer parecía no querer llegar jamás, Gerard escrutaba el firmamento, al oriente se percibía un tono más claro al del resto de la bóveda celestial, pero no avanzaba, era como si el tiempo se hubiese detenido para su mala fortuna. Junior advirtió las miradas y suspiros desconsolados del mayor, detuvo su marcha, sentándose en una cerca de piedra casi derruida

- Te preocupa mi papá, a mí también – Respiró hondamente, entrelazando las manos sobre su regazo – Tenemos que llegar pronto Gerard, porque es muy extraño que no quisiera hablar conmigo, y sentí además, que Nicky me ocultaba algo

- No podemos sentarnos Junior – Lo tomó del brazo invitándolo a seguir la marcha – Y yo también los sentí raros, conozco a Frank más de lo qué él mismo se conoce y sé que aparte de esa locura que cada día aumenta, él se siente arrepentido de algo.

Mil razones danzaban en la mente de Gerard, ¿Qué pasaba en Jersey con Frank, por qué no fue honesto cuando hablaron? Sintió que la desesperación comenzaba a apoderarse de él, por eso, cuando avistaron una serie de casas campestres apuró la marcha, casi halando a Junior de la camisa, hablándole atropelladamente

- ¡Claro, Marcos Saldivar!

- ¿Qué? – Junior apenas si podía seguirle el ritmo, mientras Gerard daba zancadas, el chico corría con torpeza sintiendo que se iría al suelo de bruces

- Una de esas casas campestres es de Marcos Saldivar, un capo dominicano que mueve droga en la florida – Volteó entusiasmado a ver al chico y concluyó - ¡Vamos a ver si se encuentra allí, o nos pueden decir dónde hallarlo, él nos puede ayudar!

El hombre corpulento de la entrada observó por largo rato las ropas y zapatos sucios de quienes se aproximaban, Gerard, antes de que el hombre hiciera pregunta alguna habló

- Soy Gerard Way –

Junior se extrañó al ver que el hombre de la entrada se movía indicándoles el camino a la puerta principal, tan solo pronunciar ese nombre, fue para el tipo como si le dictaran la combinación de una caja fuerte

- Ja!, “Ábrete sésamo” – Bromeó mientras cruzaban por la rustica puerta principal

- Es que ser “yo” tiene sus ventajas – Bromeó también, simulando un gesto de prepotencia.


Marcos Saldivar era un hombre de contextura fuerte, un cuarentón de tez canela y profundos ojos negros, que más que mirar, parecían indagar. Se aproximó a los visitantes extendiendo con calidez sus brazos

- ¡Gerard Way! Jamás esperé verte en mi casa

- ¡Marcos! – Pronunció Way con entusiasmo - ¡Y yo jamás pensé venir a verte para aprovecharme de tu amistad y pedirte ayuda!

Se abrazaron, palmeando suavemente la espalda del otro, Marcos retrocedió, observando atentamente a Gerard

- Estás cochino Way… - Miró luego a Junior y volvió su mirada a Gerard, riendo un poco – Y supongo que este mini Iero es el hijo de Frank

- Mucho gusto – Habló extendiendo su mano – Soy Gerard Junior Iero Way.

Saldivar no pudo contener una carcajada, palmeando nuevamente la espalda de Gerard

- ¡Es un Way también! Ok. Ahora Gerard, ¿Qué te trae por acá?

- Tengo un grave problema…

- Sí, si lo sé – Farfulló Saldivar, con profundo tono de voz – Un problema de apellido Palladinno

Gerard lo miró con sorpresa, Saldivar lo notó y agregó

- Las noticias vuelan Gerard, y no solo las murmuraciones en la calle, también los informes de la DEA, ¿Sabías que ofrecen un indulto a quien los entregue?

La noticia logró que tanto Gerard como Junior se congelaran, era una oferta tentadora para cualquier narco que buscara limpiar su nombre, y eso los dejaba con pocas opciones, Gerard sintió temor y abrió su boca para inquirir en qué posición se encontraba Saldivar, pero éste se adelantó

- No me mires así Way, yo soy igual a ti, un hombre de honor… delincuente, pero con honor, y mejor, acompáñenme a las habitaciones, es mejor que descansen lo que queda de la noche y tan pronto amanezca les tendré ropa limpia para que se aseen, y te ayudaré a encontrar una salida a este embrollo.





Nicholas no movió un solo músculo de su cuerpo, estaba intrigado, incluso se podría decir que fascinado con la extrema ternura en las acciones de Frank, solo lo había visto actuar de esa forma cuando consentía a Junior o a Gerard, pero jamás pensó que pudiese tener ese comportamiento con alguien más… aunque, de hecho no lo hacía, en ese instante era obvio que la locura lo dominaba y creía estar frente a Gerard. Los labios de Iero eran demasiado dulces, de un tentador rojo intenso y la suavidad y entrega con que esos labios le recorrían la piel, dejaron a Nicholas sin voluntad, dejó que le besara los ojos con delicadeza, hasta sonrió tímidamente cuando Iero le delineó los labios repitiendo en voz baja “Eres hermoso amor, el más hermoso de todos los seres”

Y de hecho no se resistió cuando Frank se recostó sobre él, y le tomaba con fuerza el rostro besándolo con tal ansiedad que Nicholas pensó que retirarlo e encima le causaría algún extraño dolor a Frank en su locura, bueno, mejor sería decir que eso quiso pensar, antes que aceptar que estaba disfrutando intensamente del movimiento de la pelvis de Frank sobre la suya.

- No te muevas Gee, déjame hacer todo a mí… -

Las palmas de ambas manos se abrieron sobre el frio suelo de la farmacia, Nicholas tenía una excusa para acallar su propia conciencia: Frank había perdido la cordura, estaba loco y era peligroso rechazarlo, ese sería el discurso que eventualmente le daría a Junior, él entendería, claro que lo haría.

- ¿Recuerdas cuando Tsukie nos reunió en la misión? – Frank se veía apacible al hablarle, rió en una discreta carcajada y desabrochó el pantalón de Way, bajándole la ropa interior - ¿Recuerdas lo que te hice en la cama? Pues como estás herido y mucho no puedes hacer mi amor, te voy a hacer lo mismo de aquella vez.

Nicholas solamente asentía a las preguntas de Frank ¿Qué le hizo a Gerard en la misión? El joven esperó por la respuesta, la que no se tardó en llegar cuando Frank bajó su cabeza hasta ponerla sobre sus genitales, Nicholas se estremeció, su cuerpo automáticamente entró en ebullición, y su pene no pudo más que endurecerse cuando la boca de Frank lo cubrió casi por completo.

La agitación en el torrente sanguíneo de Nicholas no se aplacaba, mordió sus labios esperando el siguiente movimiento que Frank haría con su boca, pero este nunca llegó

- Tu sabor… - Frank levantó la cabeza mirando absolutamente desconcertado a Nicholas – Gerard, sabes diferente… - Giró su rostro, su mirada ahora fija en la pelvis de Nicholas, le acarició un par de veces los genitales, sentándose después en el piso, con la espalda completamente recta y evidentemente confundido – Yo conozco y reconozco cada centímetro de tu piel –

Way comenzaba a asustarse, los ojos de Frank irradiaban ahora una energía extraña, una demencia como no le había visto en los últimos días. Con rapidez acomodó como pudo su erección entre su ropa, dispuesto a levantarse, pero Frank se arrojó sobre él, tocándole con insistencia el pecho

- ¡La herida, maldita sea! ¡¿Dónde está la herida en tu pecho?!

La oscuridad en el interior de la farmacia era insuficiente para ocultar el brillo de ira y desconcierto en los ojos de Frank, también fue insuficiente para opacar el brillo de la Smith Wenson calibre 38 que Iero sacó de su bolsillo y con instintivo acierto llevó el cañón a la frente de Way.

- ¡Tú no eres Gerard! –Gritó tan cerca del joven, que gotas de su saliva cayeron en el rostro de Nicholas - ¡¿Quién demonios eres?! ¡Tienes 5 segundos para responderme antes que hale este maldito gatillo!

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