sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers III; Capítulo: #18

Capítulo: #18

Antes que el color del cielo cambiara de azul violáceo a azul permanente, Frank se levantó del suelo, se sacudió la ropa y apenas mirando a Nicholas, le hizo un gesto para que salieran de la farmacia.

- ¿A dónde vamos Frank? – Preguntó sin verlo al rostro, no era capaz, no solo por lo acontecido en la noche, casi madrugada, sino porque las facciones de Frank le recordaban mucho a Junior.

- A hacer lo que vinimos a hacer.

Fue seca la respuesta. Empujó los estantes que cubrían la entrada y salió con cautela, observando a cada lado de la despejada calle. Caminó en silencio, sin ver atrás, pero siempre pendiente de que los pasos de Nicholas no se alejaran mucho de los suyos.

- No te necesito ¿Sabes? Anoche le hice sexo al recuerdo de Gerard, ahora lo sé bien

Nicholas no musitó palabra alguna, tan solo siguió a Iero a una buena distancia y con la cabeza baja

- Yo lo amo – Respiró profundamente al tiempo que asentía vivazmente con su cabeza – Lo sé, nunca he dejado de hacerlo y haber estado contigo solo sirvió para terminar de convencerme, sí, yo solo puedo amarlo a él

- ¿A mí que me importa eso? – Murmulló con algo de rabia en su voz – Es a mi papá a quien se lo debes decir, no a mí.

Frank detuvo su andar, girando para ver a Nicholas que no levantaba la cabeza, llevó ambas manos a los bolsillos de su pantalón y rió antes de hablarle

- ¿He herido de alguna forma tu ilusión? – Rió de nuevo, tragándose la risa para continuar – Disfrutaste mucho anoche ¿Verdad?

Nicholas levantó despacio la cabeza, fijando su mirada en la de Frank solo por un par de segundos antes de mirar para otro lado

- Sí, lo disfruté – Volvió a mirar a Frank a los ojos por otro par de segundos antes de ver para otro lado – Y no me arrepiento, pero si admito que estoy muriéndome de dolor por traicionar a Junior

- ¿Junior? – Frank sacó sus manos de entre los bolsillos, acariciándose la barbilla, intentando pensar - ¿Quién demonios es Junior?




La mesa estaba servida con un humeante desayuno, Junior devoró en pocos minutos lo que tenía en su plato, escuchando atento al intercambio de palabras entre los mayores

- Hazme caso Gerard – Insistía Saldivar – Espera aquí a que vengan mis hombres, es más fácil si sales con ellos a la caza de Palladinno, acéptalo, tu y Junior no estarán seguros si van solos.

Gerard no despegaba la vista de la taza de café caliente, sabía que su apremio no era tanto por encontrar al sargento, a él le urgía ver a Frank

- ¿A qué hora llegan tus hombres? – Sopló el café por encima y bebió un pequeño sorbo – Porque no puedo pasar un día más sin ver a… bueno, sin poder ayudarles a Frank y a Nicky.

- Después de medio día estarán acá, no te apures Gerard, es mejor hacer las cosas con calma

- Si a la 1 p.m. tus hombres no han llegado, nos vamos – Junior bebió el último trago de su taza de chocolate, y le dijo esas palabras a Saldivar como un ultimátum




Nicholas sacudió la cabeza, esta vez sí fijó su mirada en los ojos de Frank y pronunció con temor

- Junior, tu hijo… Gerard Junior –

Frank lo miró extrañado, cómo si no comprendiera ni una sola palabra de las pronunciadas por el hombre que se parecía a Gerard
- Pero yo no tengo hijos… no, no tengo… -

Se sintió extrañamente desesperado, fregó su rostro con ambas manos, hablando en voz baja, clavando su mirada desesperada en Way

- Nicholas… por momentos olvido… cosas, mi hijo… yo – Respiró profundamente, conteniendo las ganas que sentía de llorar – A veces olvido que Junior existe

- ¿Qué tienes Frank, qué pasa contigo? – No pudo contenerse las ganas de abrazarlo, y así lo hizo, se aferró con fuerza al torso de Iero, pegándole los labios en el oído – Cuando esto acabe tendrás que ver un médico o algo, porque no estás bien – Apretó el abrazo y lo besó largamente en la mejilla, sin querer desprenderse de él

Frank llevó sus manos entre los dos, empujando suavemente a Nicholas lejos de sí

- Y tu… no deberías sacar ventaja de esto Nicky, tú que sí estás sano deberías evitarme cometer locuras de las que después me pueda arrepentir

El joven Way se cruzó de brazos repeliendo el rechazo de Frank, miró al cielo y confesó

- Yo quisiera no hacerlo… pero mi cuerpo y mi corazón me piden…

- Nada Way - Habló Frank entre dientes, tomando a Nicholas del brazo para continuar el camino – No te pueden pedir otra cosa que no sea amar a mi hijo

- Pero Frank, no puedo darle la espalda a lo que estoy sintiendo, yo quiero que lo sepas, yo necesito…

No pudo terminar de hablar, Frank lo tomó con fuerza de la camisa, empujándolo contra el muro que encerraba un lote

- ¡Basta Way! – Le gritó en la cara – No quiero escucharte, no me interesa, ahora tengo demasiados problemas cómo para cargar el tuyo también, y de una vez te lo advierto, si dañas a mi hijo, te mato.

Frank continuó caminando, sentía su corazón latir a destiempo, y se odió por la hipocresía, ¿De qué servía amenazar a Nicholas si él mismo ya le había causado un dolor a Junior? Tal vez si su hijo no se enterará jamás de eso, todo estaría bien, todo menos su conciencia

- Frank, estamos tomando camino al cuartel de la DEA –

Nicholas lo sacó de sus pensamientos, Frank observó la calle por la que caminaban y sonrió

- No sabía que estábamos tan cerca –

- Debemos salir de acá –

- No. Acaso no has oído el dicho que dice: “A tus amigos hay que tenerlos cerca y a tus enemigos más cerca aun” – Sonrió ante la cara de desconcierto de Way - ¡Eso haremos! nos acercaremos lo más posible al sargento, es mejor conocer sus terrenos, para poder ganarle el juego.

La mañana empezaba a calentarse por los rayos del sol que se movía de oriente a occidente, Frank caminó con Nicholas por entre las calles adyacentes al cuartel de la DEA. Tal como lo pensó, los oficiales del departamento antidrogas no custodiaban la zona, seguramente se convencían que los narcos buscados no se acercarían al lugar.

A unas dos calles, y después de contemplar múltiples opciones, Frank decidió entrar a un viejo edificio de apartamentos, intercambió algunas palabras con el portero y después de un apretón de manos le pidió a Nicholas que lo esperara en el interior del edificio mientras iba por dinero a un cajero.




Gerard miraba con insistencia la hora en su reloj, la mañana avanzaba dolorosamente lenta para él, y por el golpeteo en el suelo del zapato de Junior, era evidente que para el chico también.

A eso de las 9 a.m. Gerard sintió no poder aguantar, tomó el teléfono en casa de Saldivar y marcó al celular, respiró aliviado al escuchar la voz de Frank

-“¿De dónde me llamas Gee?”

- De casa de Marcos Saldivar ¿Lo recuerdas?

- “Gee. ¡Por Dios! Cómo te expones así, ¿Qué tal si nos hubiesen capturado y llamaras a este móvil y la DEA rastreara el origen de la llamada?”

Gerard sonrió apretando el auricular contra su rostro, cómo si así sintiera cerca a Frank

- No pude aguantar ¿Cómo están las cosas?

- “Marchando, y bien, logramos rentar un apartamento en el último piso de un edificio cerca al cuartel de la DEA, desde la ventana y la azotea, a la cual tenemos total acceso, podemos ver quien entra y sale del cuartel, justo ahora Nicholas está observando por la ventana, aunque se queja por no tener unos binoculares o un telescopio” – Rió

- Te noto de mejor ánimo Frank – Volvió a sonreír, suspirando quedamente

Frank se quedó unos segundos en silencio observando a Nicholas que no se despegaba de la ventana, sitió la urgencia de contrale todo a Gerard, pero se contuvo

- “En la azotea hay un invernadero, tenían tomates, creo, y las láminas de plástico que lo cubren están opacas y mohosas, ya designé ese como el lugar en el que despellejaré vivo a Palladinno”

- Loco, deberías conformarte solo con matarlo, es más, si están tan cerca de la DEA, deberían comprarse un rifle de largo alcance y dispararle desde allí y apenas el tipo se muera, vienen a la granja de Saldivar y…

- “No, no Gerard. A ese tipo le voy a causar un dolor físico tan grande que deseará no haber nacido. Guardo el numero de Saldivar en el celular y te llamo allá si hay cambios”

- Pero solo hasta la 1 p.m. porque a esa hora, Junior y yo salimos para la ciudad, mejor dame la dirección del edificio.

Frank colgó el celular después de indicarle a Gerard el lugar exacto en que se encontraban, se paró cerca a la ventana, junto a Nicholas y fijó su mirada en la puerta del cuartel

- Ellos vendrán después de medio día… espero que para esa hora esté muerto tu “amor” por mí

- No quiero hablar de eso – Respondió fríamente – Hay algo que me preocupa, al portón grande de al lado de la entrada principal, entran las patrullas y autos blindados sin que ningún oficial se baje, Palladinno puede usar esa entrada y no la otra, si es así, nunca lo atraparemos

- Quédate aquí, iré a comprar unos binoculares o algo que nos permita ver mejor, y fíjate si puedes ver en el interior de los autos cuando salen, por ejemplo – Señaló al cuartel - En ese auto verde que está saliendo, se pueden ver tres personas

Nicholas miró al cuartel, pero no vio ningún auto verde

- ¿Cuál auto verde? Ahí viene uno rojo

Frank resopló molesto, agitando su mano estirada apuntando con el índice a las puertas del garaje de la DEA

- ¡Nicholas, el único auto que sale es un Ford “Escalade” verde que está pasando justo sobre la rampa!

- Es… rojo Frank – Nicholas escrutó hasta donde su vista le permitía, tal vez Frank le hablaba de otro auto que él no había visto, pero lo único que vio moverse sobre la rampa a la salida del garaje de la DEA fue un Ford “Escalade” rojo.

- Verde… - Insistió Frank antes de notar que el maldito verde del auto cambiaba radicalmente de color a un encendido rojo carmín – Es… rojo… como la sangre… rojo

Contuvo la respiración sin entender lo que acababa de pasar, dejó a Nicholas en el apartamento y salió.

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