sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers III; Capítulo: #23

Capítulo: #23

De un extraño silencio se llenó el invernadero, nadie pronunciaba una sola palabra, incluyendo a Palladinno, parecía como si todos a excepción de Frank estuviesen asistiendo a una función

Iero permanecía imperturbable, sus movimientos eran calmos, medidos, pensados y fluidos. Con total parsimonia tomó el primer cuchillo, uno de hoja ancha y cuadrada, el mismo que los carniceros usan para cortar huesos.

Se paró frente a Palladinno, piedra de afilar en una mano y cuchillo en la otra, miro de reojo a Gerard, que permanecía sentado en el suelo a poco menos de un metro de distancia del sargento, y le habló, como en un susurro, pero con suficiente volumen

- Gee, amor, deberías correrte hasta la esquina, no quiero que te salpique sangre de cerdo en la cara – No dejó de verlo de reojo, y esperó a que Way, sin ocultar la molestia que le provocaba este absurdo, se sentará en la esquina superior, viendo casi de frente el rostro de Palladinno – Gracias, ahora cántame una canción

- Yo solo canto para ti, y aquí hay mucho público – Respondió secamente

Frank no lo pidió de nuevo, solo se encogió de brazos y regresó la dirección de su mirada al rostro forzadamente sereno del sargento, que había decidido no darles el gusto de demostrar miedo

- Gerard canta hermoso ¿Tienes ese dato en los expedientes de tu investigación? Es más, si no fuéramos criminales tal vez habríamos formado un banda – Dejó la piedra de afilar a un lado y cerró los ojos por un segundo – “Los carniceros de New Jersey” - Abrió los ojos sonriéndole a Palladinno – Si algún día hacemos un disco, te daremos el crédito por el nombre de la banda, no te angusties.

Retrocedió unos pasos y observó bien a su víctima en la silla, meneó la cabeza como si algo no encajara, tomó la soga y ató más al sargento en la silla, esta vez, por el antebrazo y arriba de las rodillas, pronunciando un entusiasta “¡Listo”! al terminar

- Espera, carnicerito, antes que empieces a volear ese machete, tengo algo que preguntarle al sargento – Gerard se acercó, inclinándose para verle mejor el rostro a Guido - ¿Por qué nosotros? Habiendo tanto trafícate en la costa este, teniendo mafias más grandes, como la de los New Yorkers, ¿Por qué demonios te encarnizaste con mi familia?

Palladinno le sostuvo fuerte la mirada a Way, y con un halo de alegría en su mirada le respondió

- Porque ninguna otra familia de traficantes había pasado más de 20 años sin que se le imputaran cargos a ninguno de sus miembros, porque ninguna otra organización tiene el adjetivo “invencibles” junto su nombre, y porque nunca antes, en ninguna mafia, por grande o pequeña, uno de sus miembros regresó de la muerte, haciendo crecer más la leyenda de que ustedes eran intocables, que ni la muerte les había podido ganar. Es simple Way, la única forma de convertirme en leyenda, era acabando con una.

Gerard se paró completamente recto, logrando una mueca con sus labios contraídos hacia un lado - Ah, entiendo. Gracias – Concluyó con una sonrisa llena de cinismo – Creo que el que estés atado a esa silla te confirma que no somos una “leyenda” si no que somos un hecho

Frank esperó que Way regresara a su sitio y se dirigió a Palladinno, mirándolo dulcemente al rostro

- Yo tengo un problema señor sargento Palladinno, verá usted, soy en extremo complaciente, al punto que me olvido de mí por complacer a otros, y me da mucha pena que usted no nos haya podido atrapar, me da pena que quedara en ridículo ante sus amigos de la DEA, me da pena, mucha pena haberlo dejado huerfanito, por eso, le voy a dar gusto en algo… - Se arrodilló frente a él mirando al piso, moviendo de un lado a otro su cabeza – Usted me dio el alias de “Carnicero de de New Jersey” – Levantó el rostro, negando rápidamente con la cabeza – Yo no me considero así, pero por ser usted tan dedicado a nuestra familia, lo voy a complacer.

Y sin más mandó con fuerza el cuchillo de carnicero al pie derecho del sargento, cortándoselo de tajo, con un solo golpe. Iero tan solo apartó el rostro cuando la sangre salpicó por doquier, y se limpió con la manga de la camisa algunas gotas que cayeron en su mejilla

- Es verdad lo que dicen – Levantó el cuchillo a la altura de sus ojos, y elevó fuerte su tono de voz, para acallar los gritos de dolor de Palladinno – ¡Este cuchillo atraviesa huesos como si fueran mantequilla!

Tal vez por el shock causado por la mutilación, Palladinno se desmayó, y el invernadero volvió al silencio

- Eres un sádico Frank – Nicholas se volteó mirando a las paredes transparentes y sucias del invernadero, no soportaba ver la frialdad con que Frank actuaba

- Ese, Nicholas Way, es solo uno de los tantos adjetivos negativos que puedo darle a mi progenitor en este momento, pero si, eres un sádico Frank – Junior se levantó de la esquina en que estaba, y decidió hacerse junto a Gerard, desde ahí podría apreciar mejor e espectáculo - ¡Pero como estoy disfrutando esta exhibición de sadismo!

Iero envolvió el muñón de Palladinno en trapos y una bolsa plástica, amarrando fuerte a modo de torniquete

- No sea que el desgraciado se desangre y muera antes de tiempo

- ¡Por dios Frank! Mátalo de una buena vez, esto no tiene sentido alguno, igual da si lo asesinas con un balazo, la venganza será cobrada

El rostro antes apacible y casi alegre de Frank se transformó, ahora, la ira y la indignación dominaban sus facciones, dejó el cuchillo frente al mutilado sargento y se paró respirando agitadamente, volteó y desde du lugar, empezó a gritarle voz en cuello a Gerard

- ¡No, no será cobrada, no será igual! – A medida que el rojo de la rabia se encendía en su rostro, su tono de voz se elevaba y su cuerpo se inclinaba hacía Gerard - ¡Pareces olvidar a quienes este tipo asesino eran casi tus hermanas, tu maldita familia! Por todos los cielos Gerard, ¿En qué te has convertido?

- Pues en un asesino despiadado y absurdo como tú, no – Respondió levantándose del suelo, caminando a pararse frente a Iero

- ¡¿Absurdo, despiadado?! – Frank agitó las manos en el aire, era obvia la indignación que sentía por las palabras de Gerard - ¡¿Y de quién aprendí grandísimo imbécil?! Yo tenía 16 años cuando pusiste la primera pistola en mis manos, tú me enseñaste a disparar, a ser frío y no tener compasión por mis enemigos ¡¿Ya se te olvidó lo que me decías?! Las deudas de sangre se cobran con las propias manos

- ¡Pero yo nunca me comporté como un demente! – Gritó al responder

- ¡Claro que no! – Agrego Iero con falsedad – Perdón, perdóname, pero quién era el que acomodaba el cañón en el pecho de alguien y decía “¿Puedes ver mis ojos? Porque es lo último que verás” y luego disparaba, y discúlpame por malinterpretarte pero fue un acto demente dejar un cadáver en las montañas de Quebec para que se lo comieran los lobos – Empujó con mediana fuerza a Gerard de los hombros, obligándolo a retroceder – A cuchilladas o a bala, todas las muertes son un acto absurdo de demencia, no te apegues a mi comportamiento para excusar el hecho que te volviste un viejo temeroso, aburrido y con miedo hasta de vivir, no me acuses de ser quien soy, porque con intención o no, tú me hiciste quien soy ahora

- Es eso lo que te tenía con rabia ¿Verdad? Que ya no soy un idiota impulsivo, que ya no quiero vivir mi vida huyendo o lastimando a otros, que después de tanto sufrir decidí ser feliz a tu lado sin pensar en nada mas… - No pudo evitar que sus ojos derramaran un par de lágrimas, se metió ambas manos en los bolsillos traseros de su pantalón, y siguió hablando como si fuera un niño regañado – Lamento mucho que mi amor si sea tan fuerte como para adorar a este loco demente que tengo frente a mí, y no sufrir cada día porque perdí al Frank inocente y medio tonto que eras. Y lamento aun más que tu amor no sea suficiente para amar al viejo aburrido que hay en mí

- ¡No digas eso! – La ira en el rostro de Frank se borró al instante, se limpió las manos en su ropa y se abalanzó delicadamente sobre Gerard, sosteniéndole con fuerza el rostro - ¡Yo te amo, te amo demasiado! Lo único que pido es que vuelvas a ser el de antes, aunque sea un poquito, que vivamos al borde de la vida como antes, que nos sintamos vivos por la adrenalina, como antes, que juntos nos devoremos el mundo, como siempre lo hicimos. Solo necesito… un poco de normalidad, algo que me haga sentir que no perdimos 10 años de nuestras vidas.

Gerard bajó el rostro para besarlo suave y largamente en los labios, despegándose de él y regalándole una sonrisa

- Te entiendo Frankie… - Se agachó y tomó uno de los cuchillos, acercándose a Palladinno, volteando el rostro para ver a Frank – Sabes que por ti yo cambiaria el curso de todos los ríos del planeta – Y dicho eso, volvió su mirada a Palladinno, sacudiéndole con fuerza la cabeza, gritando un “¡Despierta!” que surtió inmediato efecto en el sargento.

Los ojos de Palladinno se veían llenos de terror, se quejó por el dolor en su pierna y se aterró al ver que Way lo miraba fríamente, sosteniendo un cuchillo de larga hoja en su mano.

- ¿Sabías que Silvia, una de las mujeres que sin piedad asesinaste, fue la primera mujer que me amó? – Acomodó la punta del cuchillo sobre el hombro izquierdo de Palladinno y la hundió con fuerza, abriéndose paso por entre la piel hasta tocar el hueso - ¡Y de hecho, fue quien me enseñó a amar! – Empezó a bajar el cuchillo enterrado en piel y carne por todo el brazo – Esta muestra de “afecto” va por ella, y por Frank, que quiere tener de nuevo a su lado al Gerard de quien se enamoró – Rió, mirando a Frank sin sacar el cuchillo de entre el brazo de Palladinno, y habló mientras giraba de nuevo su mirada - ¿En tu expediente figura que amo a Frank más que a cualquier ser, idea o cosa en el mundo, y que soy capaz… he sido capaz de matar por él?

Palladinno no lo escuchó, el dolor en su brazo lo hacia gritar entre dientes, ahogadamente y en lo único que podía ocupar su mente era en rogar que todo terminase rápido.

Después de abrirle en dos el brazo a Palladinno, Gerard le entregó el cuchillo a Frank y volvió a su sitio junto a Junior, para seguir siendo un espectador más. El chico se le acercó para susurrarle algo en el oído

- Es triste eso Gerard, es triste que ames tanto a alguien que no se lo merece

Sin dejar de ver a Frank, que ahora empezaba a abrirle el pecho al sargento, Gerard le habló al chico

- ¿Po qué dices eso Junior?

- Ese tipo con cuchillo en mano, no merece que alguien como tu esté dispuesto a cambiar por él, el curso de los ríos del planeta

Dejó de ver el espectáculo de carnicería que Frank llevaba a cabo, y volteó a ver a Junior

- ¿Por qué estás tan enojado con Frank? Y no me digas que es él quién tiene que decírmelo, quiero me lo digas ahora mismo

Junior tan solo negó con su cabeza y se levantó, parándose junto a su padre, viendo que le faltaba poco al cuchillo para llegar al corazón del sargento

- ¡Detente! – Gritó – Déjame a mí cortarle el cuello, te lo pedí desde antes, déjame matarlo, necesito ser yo quien termine con su vida

Frank retrocedió, se agachó a tomar otro cuchillo de hoja gruesa y un poco curva, se lo entregó a Junior, mirándolo con expresión llena de culpa

- Hazlo… perdóname hijo… perdóname – Terminó el ruego, caminando a sentarse junto a Gerard.

Junior se paro detrás de la silla en que el sargento agonizaba de dolor, llevó el cuchillo al cuello de su víctima y miró con rabia a Frank – No, yo jamás te voy a perdonar – Sentenció, y se agachó para hablarle en el oído a Palladinno – Y a usted tampoco, solo le pido que recuerde, que se va al infierno siendo un simple sargento mediocre, que no pudo ni retener en su poder a un chico de 13 años – Hundió superficialmente el cuchillo curvo en el cuello de Palladinno y elevó el tono de su voz - ¡Y que además fue degollado por un simple pendejo de 13 años! – Y con todas sus fuerzas le cercenó el cuello con un solo movimiento, fracturando al instante algunos huesos, logrando que la cabeza de Palladinno cayera hacia atrás, sostenida apenas por unos pocos tendones.


- Esto es una jodida locura…esto estuvo mal – Nicholas dejó de ver las mohosas paredes de plástico, y observó el cadáver de Palladinno durante el par de segundos que lo pudo soportar

- Hay cosas peores que la gente hace… y peor, cuando se las hacen a quien proclaman amar – Junior tiró el cuchillo al suelo y se limpió las manos en su propia ropa

- ¡Ya basta con estos juegos de palabras y acusaciones! Exijo que alguien me diga que mierda está pasando – Gerard reclamó, harto ya de escuchar indirectas, se cruzó de brazos viendo a los tres a intervalos, sin ocultar su molestia - ¡Y que me lo digan ya mismo!

- Junior, Nicholas, salgan… alguno de ustedes revise si Saldivar aun está en el edificio, que nos ayude con el cadáver, y esperen por nosotros en la azotea, no entren a no ser que Gerard o yo se los pidamos. Es el momento que Gerard sepa lo que pasó.

Gerard Way se sentó en el piso, dándole la espalda a la puerta de salida del invernadero, con las piernas entrecruzadas y sus codos apoyados en cada rodilla, esperó que Frank se sentara frente a él, y se quedó viéndolo en silencio mientras Iero se llenaba de valentía para hablar

- Es tan fácil matar y tan complicado hablar… en especial cuando uno sabe que sus palabras van a hacer mucho daño

- Habla Frank, de una buena vez

Iero se quitó la camisa que traía puesta, la lanzó sobre el deforme cadáver de Palladinno y estremeció su cuerpo, logrando una mueca de asco

- Es que la veo verde… la maldita sangre, la veo verde… no como el prado, verde como las luces de una discoteca… como una lámpara de neón

- Deja de divagar, Frankie, háblame de lo que pasó… ¿Con Nicholas? – Pregunto casi en una afirmación, entrecerrando sus ojos para enfatizar la mirada en Frank – Mientras estaban solos y tu… pensabas que él era yo… y que éramos jóvenes… - Acalló sus palabras, apretando con fuerza los labios para no llorar, esperó que Frank aparte de mirarlo lleno de culpa y temor, pronunciara alguna palabra, pero Iero no habló – Dime amor. Dime que pasó y por favor… que tus palabras no confirmen lo que estoy sospechando

Frank se desmoronó emocionalmente, se cubrió el rosto con sus manos, meneando repetidamente la cabeza, Gerard solo lo escuchaba gemir profundamente y pronunciar “lo siento, lo siento” entre dientes.

- Háblame, por amor a Dios… dilo todo de una buena vez Frank

- Yo pensaba que estaba contigo – Se descubrió el rostro, permitiéndole a Gerard ver las lágrimas que se derramaban constantes por sus mejillas – Perdóname amor… no estaba verdaderamente consciente…

Gerard se arrodilló, para acercarse a él, lo miró directo a los ojos y con extrema calma preguntó

- ¿Quién lo inició?

- Yo – Respondió Frank, mordiéndose los labios

- Y él que hizo, ¿Acaso lo obligaste? – Empezó a levantarse del piso sin dejar de ver a Iero que permanecía sentado

- En un principio, creo que si… pero Nicholas no luchó… él… se dejó, y yo lo lamento tanto amor, yo… necesito que me perdones…

Gerard extendió su mano a Frank, invitándolo a levantarse, y así lo hizo, su cuerpo temblaba copiosamente cuando sostuvo la mano de Gerard, y fue casi frenético el temblor cuando Gerard lo abrazó con fuerza y le habló en el oído

- A ti, amor, no tengo nada que perdonarte

Lo liberó despacio y con total calma salió del invernadero a la terraza, observó durante un par de segundos el panorama, Junior estaba sentado cerca al borde que daba a la calle lateral del edificio, Saldivar y dos de sus hombres estaban de pie junto a Junior, y Nicholas estaba parado a pocos pasos del invernadero, dándole la espalda, mirando solamente a Junior.

Gerard caminó con mucha calma hasta pararse detrás de su hijo, pasó delicadamente su mano por la espalda de Nicholas, deslizándola hasta sostenerlo con algo de fuerza, y acomodó sus labios en la nuca de Nicholas Way, susurrando con la mayor de las calmas

- Solo existe una cosa en el mundo que no puedo perdonar… y eso, es que cualquiera, así lleve mi maldita sangre abuse de Frank – Lo apretó con más fuerza y ladeó su rostro para hablarle en el oído – El amor de mi vida no está bien de la cabeza, y lo sabes… lo sabías cuando te aprovechaste de la situación… yo casi asesino a mi hermano hace 16 años por Frank… ¿Qué me obliga a respetarle la vida a un maldito bastardo que conozco hace apenas seis años?

Nicholas intentó girar su cuerpo, con desesperación, tenía que explicarle a su padre, tenía que pedirle perdón, pero Gerard no le dio ni siquiera la oportunidad de hablar, lo empujó con tanta fuerza que lo hizo caer de bruces al piso y una vez allí se agachó, tomándolo con violencia del cabello y con toda su fuerza le golpeó la cara contra el asfalto de la azotea.

En el lugar, aparte del lejano ruido de los autos, solo se escuchó el sonido particular que tienen los huesos al ser fracturados. Saldivar no se movió un centímetro de su lugar, y les hizo una seña a sus hombres que intentaron moverse

- No se metan, esto es un asunto de familia

Junior no pudo más que aterrarse al ver que Gerard, tomaba de nuevo a Nicholas por los cabellos y repetía la acción golpeándolo otra vez contra el suelo, y sintió su alma volverse añicos cuando Gerard levantó a Nicholas y pudo verle el rostro completamente bañado en sangre

- ¡Papá… por favor… escúchame! – Nicholas gritó en medio del dolor

- ¡A mí no me llames papá! Maldito desgraciado, ¡Frank para mí es sagrado! Y tú para mí no eres más que una simple basura – Lo levantó de la camisa, obligándolo a encararlo, no le importó verle el rostro casi desfigurado y empapado en sangre, lo único que Gerard Way quería era cobrarse con sangre esa traición.

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