sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers III; Capítulo: #7

Capítulo: #7

- ¡Nicky, estás bien!- Junior saltó los últimos tres escalones al recibidor, colgándose de los hombros de Nicholas, casi lo hace caer por la falta de equilibrio a causa de las manos esposadas a la espalda, sin dejar de tocarlo deslizó las manos hasta el rostro, apretando con fuerza las mejillas de Nicholas, empinándose para morderle fugazmente los labios, fijando su mirada en los ojos olivos, suspiró – Me habría muerto si no te volviera a ver

- Dramático, estuvieron separados un día… menos de un día… tú no sabes lo que es pensar que jamás volverás a ver a quien amas – Frank se sentó en uno de los muebles de la sala, dejó de ver la patética escena de su hijo adolescente besando sin descanso el rostro de Nicholas y prefirió enfocar su mirada en Roger Novak - ¿Tienes con qué quitarles las esposas?

Novak asintió sin hablar, salió del recibidor no sin antes palmear los hombros de los esposados. Gerard se sentó junto a Frank, golpeándole la rodilla con la suya

- Mas o menos, un estimado te pido… ¿Para cuándo se te va a quitar el mal genio que tienes?

No le respondió, se levantó del mueble halando sin delicadeza alguna a su hijo del brazo derecho, lo miró fijamente a los ojos, hablándole lleno de rabia e ironía

- De nada Junior, no me agradeces el que arriesgue mi vida por ti dos veces en el mismo día, pero… ¡De nada, fue con mucho gusto!


Una llave maestra sirvió para liberarlos del metal, se disponían a ducharse y descansar justo cuando el infiltrado que Novak tenía en la DEA llamó para informar que un escuadrón se dirigía al lugar, al parecer Palladinno fue informado que era allí donde se escondían.
No hubo tiempo de más sino para salir en autos de allí, Mikey salió con Thompson y Mayflower, irían a buscar a Tsukie y a Sofía para ponerlas a salvo, mientras que la disfuncional familia Way Iero, irían al centro de rehabilitación, para poner sobre aviso a Silvia y las demás.

El silencio en el interior del auto se cortaba a veces por el sonido de los besos que Junior se negaba a dejar de propinarle a Nicholas, pero entre Gerard y Frank había una distancia gélida y lo peor, es que Gerard no entendía el por qué. El celular que Novak les entregó sonó, alarmándolos un poco

- Al centro de rehabilitación no vayan – Novak se oía ofuscado

- ¿Por qué? ¿¡Están en peligro!? Sí es así, es mejor que vayamos de inmediato por ellas

- No Frank, lo siento mucho… se que las querías demasiado, pero Palladinno estuvo allí al caer la tarde… lo lamento

Frank colgó, dejando caer el celular de nuevo sobre sus piernas

- No, no vamos a huir – Resopló intentando retener el llanto de rabia y dolor que se asomaba en sus ojos – Tendremos que escondernos un tiempo… - Aspiró una buena bocanada de aire, la dirección de su mirada se perdía, y con el estómago empezando a revolcársele continuó- Pero… de New Jersey no nos iremos… - Intentó enfocar la carretera que se ponía cada vez más borrosa, no podía controlar el mundo entero que le daba vueltas sin parar - No sin antes despellejar vivo a Palladinno.

- ¿Qué pasa Frank? – Nicholas logró zafar sus labios de entre los de Junior para preguntar

Un nudo en la garganta le impedía a Frank hablar correctamente, golpeó con las palmas abiertas el tablero del auto, inclinándose para golpearse con violencia la frente - ¡Las maté, yo las maté… es mi culpa... yo las maté! – No escuchaba a Gerard pidiéndole claridad, ni sintió la mano de su hijo moverlo con fuerza del hombro, lo único que Frank podía sentir era la culpa que empezaba a corroerle el alma

- ¡Habla Frankie, qué pasa!

- Detén… detén el auto Gerard- Pidió en ahogada súplica, abriendo la puerta con el auto aun en marcha - ¡Qué detengas el maldito auto Gerard Way!

Frenó en seco, se bajó después que Frank y rodeó el vehículo para acercarse a Iero que doblado, apoyando las manos en sus propias rodillas no paraba de vomitar. Pocos segundos después tanto Gerard Junior, como Nicholas estaban junto a ellos

- ¡Por dios Frankie, habla, qué pasa!

Los ojos de Frank llenos de culpa y desconsuelo miraron a Gerard, se paró derecho, limpiándose la boca con la manga de su camisa

- Palladinno estuvo antes en el centro de rehabilitación… el malnacido ya tomó venganza por la muerte de su madre… - Sentía el universo martillarle en la cabeza y en las tripas y volvió a inclinarse para vomitar bilis, se dejó caer arrodillado al borde de la carretera, balbuceando una y otra vez – Las maté, yo tuve la culpa… yo les firmé la sentencia de muerte –


El motel quedaba en la interestatal que comunicaba a New Jersey con Filadelfia, decidieron pedir solo una habitación, estarían más seguros entre más juntos permanecieran, Nicholas se tendió en la cama, de lado, casi sobre Junior, no sabía cómo calmarle el llanto, no sabía qué hacer para evitarle el dolor, él mismo se sentía morir de angustia por la muerte de Lorena, pero sabía que para Junior el dolor de perder a Silvia era similar al de perder a una madre.

Gerard dejó que el agua de la ducha corriera sobre el cuerpo desnudo de Frank, se quitó también la ropa y se sentó en la baldosa del baño, bajo el chorro, frente a él, rodeándolo con brazos y piernas.
No paraba de gimotear, no se movía, solo se quedó allí sentado en el suelo, dejando que Gerard le tallara con una esponja la piel

- No debería llorar – Habló sin dejar de ver la baldosa amarillenta del piso de la ducha – Es un insulto para ellas que llore, sabiendo que por mi culpa están muertas

Dejó de lado la esponja, decidió que era mejor apretarlo entre sus brazos, besarle sin descanso el cuello, el rostro, los ojos de los que las lágrimas no paraban de brotar – No te puedes culpar, no sabíamos qué clase de hombre es Palladinno… y tú mismo lo dijiste temprano, pensaste que esa mujer tenía una calibre 22 en su mano –

- No puedo dejar de sentir culpa… y no entiendo… qué es lo que pasa conmigo – Levantó la mirada chocando con la de Gerard - ¿Qué pasa conmigo amor? – Llevó ambos brazos alrededor de Gerard, apretando más el abrazo que le estaba dando, descansando su rostro en la curvatura del cuello de Way - ¿En qué me convertí? Un idiota impulsivo, celoso, inseguro y torpe

- Amor, siempre has sido impulsivo y torpe – Comentó un poco divertido, tratando de alivianar el momento, buscó los labios de Frank y los aprisionó entre los suyos al encontrarlos, lo besó largamente, suavemente, sin dejar de acariciarle la espalda y de apretarlo más contra su cuerpo – Pero, lo de los celos y la inseguridad, no sé de dónde provienen… tu amas y das tu vida por Junior y te parece raro, incluso una traición que yo ame y de mi vida por mi hijo.

- Lo siento Gee… por nosotros, por nuestros hijos, por ellas

- Sabes bien que no te culparían, en especial Ale o Sil… - Bajó la cabeza, era ahora Gerard quien reposaba su frente en el cuello de Frank – Ellas siempre nos apoyaron en todo, y estoy seguro que les duele… dónde sea que estén… les duele ver que te culpas por sus muertes

- ¿En el cielo de las putas? – Frank rió con amargura, levantándose del piso de la ducha, ayudando a Gerard a incorporarse – De seguro Silvia está gritándole a Brian en el cielo… infierno, y Alegna ha de estar avergonzando a Raymond con sus historias de sexo… - Talló su rostro con la toalla, ocultándose en ella, apretándola con fuerza contra su cara - ¡Pero yo no tenía derecho a enviarlas a la muerte!

- ¡Basta Frank! – Gerard lo sacudió arrebatándole la toalla – No fue tu culpa. ¡Entiéndelo de una buena vez!


- Pero si lo fue – Junior susurró en el oído de Nicholas, escuchaba a sus padres discutir en el baño, hundió su rostro en el pecho de su novio, apretándole la ropa entre los dedos – Si mi papá no hubiera sido tan idiota, Silvia estaría viva… él nunca piensa en mí

- No digas eso Junior, todo lo que Frank hace es por ti.


- Debemos dormir bien lo que queda de la noche, tan pronto amanezca tomaremos carretera a Filadelfia, creo que lo correcto es que nos quedemos allá un tiempo, al menos hasta que encontremos la forma de agarrar a Palladinno desprevenido – Gerard salió del baño vestido con la ropa sucia con que salieron apresurados de casa de Novak, des tendió la cama contigua a la que ocupaban Nicholas y Junior y se metió en ella, esperando por Frank

- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? – Junior se sentó mirándolo con algo de ira – Tu más que cualquiera deberías estar llorando, Silvia y Alegna eran prácticamente tu familia

- ¿Crees que no lo sé Junior? Yo aprendí que hay un tiempo para todo, y ahora, en una habitación de motel dónde mis hijos y Frank están llorando por parejo sobraría un llanto más, ellas saben lo que significaron para mí, y cuando estemos verdaderamente a salvo, me lamentaré, ahora no.

Frank se sentó en el borde de la cama, frente a su hijo y Nicholas, apretó los labios antes de hablarle al último

- Esta mañana te estaba odiando, perdóname por eso… - Rió con cinismo, meneando la cabeza - ¡Puedes creer que fuiste el único que me agradeció que te rescatara! Ni si quiera Junior tuvo un mínimo gesto de agradecimiento, al parecer a mi hijo lo único que le importa es que estés bien, “bueee” – Se encogió de hombros antes de meterse en la cama con Gerard – Qué se le va a hacer, si para Junior ya soy nadie, entonces él para mí es nadie también – Giró abrazando fuertemente a Gerard – Ahora solo hay un Gerard en el mundo que me importa, y lo tengo justo entre mis brazos

- ¡¿Papi?! Qué estás diciendo… yo no… - Junior se quedó petrificado por las palabras de Frank, tenía los ojos y la boca completamente abiertos, sin saber qué decir

- Duérmete Junior, ya oíste a Gerard, tendremos que levantarnos temprano… o mejor – Se incorporó un poco, solo para ver el rostro de su hijo – No duermas, haz lo que se te dé la gana, ya no eres mi problema – Volvió a recostarse abrazando a Gerard

- ¿A ti qué demonios te pasa, por qué estás siendo tan cruel con tu hijo?

- No te metas Gerard – Replicó secamente, balbuceando con el rostro pegado del pecho de Gerard – Si a Junior solo le importa el amor de Nicholas, entonces, yo no tengo por qué amarlo más

- Papi… no digas esas cosas…

- ¡Cállate niño! Me fastidia oír tu voz – Gritó saliéndose de entre las mantas, sentándose en el borde de la cama - ¡Todo el maldito tiempo me moría de angustia pensando en que Palladinno pudiese ser un hombre sin escrúpulos! Ya te pedí perdón por rescatarte y poner en peligro a tu novio, ya rescaté a Nicholas, y tu lo único que sabes hacer es pegarte de él, alegrarte por él, me pudieron haber matado y a ti no te importa ni un poco – Se levantó caminando a la puerta de salida – Y ahora me asfixio, necesito aire… y no vengas Junior, lo último que quiero hoy es hablarte o verte.

- No lo entiendo… -

Alcanzó a decir antes de romper en llanto, Gerard se sentó en la cama de ellos, abrazando con fuerza a Junior

- Fueron un par de días muy difíciles, trata de entenderlo

- Voy a hablar con él – Nicholas salió de la habitación buscando a Frank en el parqueadero del motel, el humo del cigarrillo le indicó su ubicación detrás de un tráiler cerca del borde de la carretera

- No quisiste decirle eso a Junior ¿Verdad? –

- No – Frank le ofreció un cigarrillo a Nicholas, y se quedó mirando el cielo – Amo a mi hijo, pero estoy molesto con él, no quiero pasar por dramático, pero me lastima no ser… tan importante para él, como lo es él para mí

- Lo lastimaste y muy fuerte, Frank, sabes que Junior te adora…

- No es así – Dejó de ver el firmamento para concentrar su mirada en el rostro de Nicholas – Es a ti a quien adora, y no lo culpo, cuando yo me enamoré de Gerard, el resto del mundo dejó de existir – Cerró los ojos, dejando caer su cabeza hacia atrás, sonriendo sutilmente - ¡Dios era tan perfecto, tan temerario! – Miró de nuevo a Nicholas, sonriendo ahora con entusiasmo - ¿Sabes? Te pareces mucho a él cuando recién lo conocí, solo que tú eres muy cálido, él era muy frío ¡Ja! Y era muy similar lo mío con él a tu relación con mi hijo, yo tenía que rogarle por un beso, siempre era yo el que estaba encima acosándolo, bueno, Gerard se negaba por frio, tú te niegas por ética, moral o qué se yo

- Es que Junior tiene 13 años, no puedo evitar sentirme como un…

- Si, te entiendo y te lo agradezco, pero creo que en la relación de ustedes, el abusado eres tú, ja, ja, ja.

Nicholas rió a la par con Frank, recostando la espalda en el tráiler, fumando sin prisa el cigarrillo – Tenemos que hacer algo Frank, tenemos que matar a Palladinno, vengar esas tres muertes, o no podremos estar nunca en paz.

- Es por eso que no quería dejar la ciudad, es solo que… - Apretó los dientes, para contener las palabras que no quería pronunciar, giró medio cuerpo para encarar a Nicholas – Es que Gerard… - Suspiró con deseo de no continuar hablando, sabía perfectamente lo que quería decir, pero no se atrevía a pronunciarlo

- Se ha vuelto débil, lo sé Frank, lo noté desde que lo vi ser solo un espectador en el rescate que planeaste, y cuando veníamos en el auto, mi papá parece que solo quiere huir y esconderse debajo de las piedras, no es el mismo hombre que conocí hace 6 años.

Sintió un extraño descanso en las palabras de Nicholas, él no era el único que lo pensaba, se paró bien frente a el joven, maravillándose al ver el brillo en ese par de ojos olivos, ese mismo brillo que tenía Gerard unos años atrás, percibió en Nicholas ese urgente deseo de venganza, el mismo que tenía Gerard cuando lo conoció en el cementerio el día del sepelio de su padre. Suspiró sin querer, suspiró entrecortadamente, suspiró aterrándose al ver que suspiraba por Nicholas.

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