miércoles, 4 de julio de 2012

Dirty little secret; Capítulo: #2

Capítulo: #2

Ella.

- No...-murmuré para mí mismo. Apenas volteé, la sangre se me heló y sentí una puntada aguda en el estómago. Me quedé inmovil. No podía articular palabra ni hacer ningún movimiento...

- ¡Hey, Frank!-gritaba Gerard, llamandome.-¡Frankie ven!

¡Puta sea mi suerte!¡Ella no podía estar aquí, simplemente NO!
Solo atiné a voltearme, dandoles la espalda, y correr...Correr al bus, encerrarme en la parte de las literas, reportarme enfermo y no salir hasta el siguiente ensayo...Aunque igualmente, estaba seguro de que él la llevaría.

"Ella" era Liz, la perfecta novia de Gerard Arthur Way Lee, flamante frontman de My Chemical Romance. Sí, yo era su amante. Y justamente, en tour era el único momento en que con Gee podíamos estar a solas y pasar tiempo juntos sin su interrupción.

Y ahí estaban ellos ahora, felices. La típica pareja perfecta que le cae bien a cualquiera...Menos a mí. Liz irradiaba perfección por los poros. Era hermosa, intelectual, bondadosa, joven, tenía un futuro prometedor al lado de su amado y era hija de uno de los productores de Warner Bros., así que, ¿Qué más podía pedir?¿Qué otra persona que no fuese ella podía hacer feliz a mi Gerard? Yo era un simple guitarrista de 24 años...Tenía experiencia, sí. Pero aún así, ¡era un completo fracasado! Yo sí tenía en cuenta a todas esas chicas que darían cualquier cosa por...No sé, abrazarme, pero no estaba seguro de ser más que ella...Yo no era competencia alguna. No hacía falta comparar: ella, hermosa, alta, tez blanca como la de Gee; hermosos ojos café oscuros; cabello oscuro y brillante; nariz fina y delicada; tenía los labios más perfectos que había visto jamás: no eran ni extremadamente finos ni carnosos. Y después estaba yo: hombre, de no más de 1,65, cabello...Ok, era negro, oxigenado detras y a los costados, con una notable mecha en el centro, que no llegaba a cresta; ojos grandes, avellana y verde; mirada provocativa, según muchos; sonrisa...Bueno, no tenía una sonrisa exagerada, era pequeña; nariz no completamente recta, mi tabique se hacía notar, pero apenas; físicamente no era perfecto, tenía mi pancita.

En fin, como decía, eso hice: entré al bus con gran prisa, y sin darme casi dejo en el piso a Mikey. No le preste mayor atención, sólo le dije que me disculpase y seguí mi camino a las literas. Me acosté y cerré la pequeña cortina que me separaba de todos los demás.

- Dios, esto no puede estar pasándome, no ahora...-musité cubriendome el rostro con mi almohada.

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