miércoles, 4 de julio de 2012

Dirty little secret; Capítulo: #3

Capítulo: #3

Nosotros.

Contaré mi historia...Bueno, nuestra historia.

Todo comenzó cuando con mi antigua banda, Pencey Prep, estábamos grabando un par de b-sides para seguir promocionando nuestro 1er disco.

- ¡Oye, tú, Iero!¡No tengo todo el día sólo para ti y tu guitarra!-sí, sí, de nuevo gritandome. Aquella vez fue el productor. Reconozco que tengo problemas de atención. Pero esa vez, estaba afinandola.

- Sí, señor, discúlpeme.-me excusé, fingiendo mi mejor sonrisa. Acto seguido, puso la grabación. Sólo faltaba ponerle la guitarra rítmica y la voz principal, es decir, sólo faltaba que Frankie haga su trabajo. Comenzó el bajo, siguió bateria y ahí venía mi turno: comencé con las primeras notas de guitarra y después a cantar "we live on a thumbnail with no better charm, smiles echo in my memory, picture perfect anniversary". Home era una canción prometedora al igual que Heroine Slow y Attention Reader, pero por desacuerdos entre Shaun, el tecladista, y yo, Pencey Prep se disolvió.

Volviendo a la historia, la canción estaba a punto de finalizar, mas cuando levanté la vista para mirar a nuestro productor para ver qué cara tenía, vi a una persona que cautivó todos mis sentidos: un chico apuesto, de tez blanca, cabello un poco largo y negro, no muy esvelto pero era lo de menos.

- Things will never be the same, I can't walk away from who I am. I won't de...-en ese momento levanté la vista y lo vi, ahí, inclinado sobre el teclado de control, mirándome tocar y cantar, tan atento...

- ¡Iero!-grito Marc, el productor...Furioso.

- Hey, Debiak, no le grites al pobre.-dijo él riendo, defediendome.

- No lo defiendas, Way. Él es demasiado despistado.-le contestó.-¡Iero por el amor de Dios!¡Ven aquí ya mismo!

Recién en ése momento reaccioné. Traté de controlar mis nervios. Me saqué los auriculares, desconecté mi guitarra, la apoyé sobre una pared y salí. Y ahí estaban Debiak y Gerard. Way me observó de pies a cabeza, cosa que me hacía poner más nervioso y algo incomodo.

- Iero ¿Qué mierda te pasa hoy?.-preguntó en un noto bajo e irónico.

- Disculpa, Marc. Te prometo que no sucederá otra vez.

- Nada de disculpame Marc, Frank. Me tienes HARTO, realmente cansado con que te tildes mirando al vacio, de tu impuntualidad, de tus in...-

- Ya para, Marc.-interrumpió Gerard-Seguro el chico tuvo un mal día, nada más. ¿Cierto, Frankie?-me guiñó un ojo discimuladamente y yo casi me muero de un paro cardíaco. Sus ojos eran hermosos, Dios, era un ángel.

- S-sí, M-Marc...-balbuseé perdido en sus ojos.-Es que...Discutí con mi madre y...Dijo cosas...Hirientes.-¿Qué carajo decía? Yo ni siquiera vivía con mi madre.

- Déjalo descansar, que se tome el día y todos felices. Tú vuelves a tu hogar temprano y no tienes que seguir aguantando sus defectos.-Dijo sonriente Gerard.

No estaba seguro de que me quisiese defender...Luego rió-Vamos, Debiak. Déjalo tranquilo.-No paraba de reir, comenzaba a odiar su risita, pero...¿Cómo odiarlo? Parecía un niño riendo por una travesura que había cometido.

En fin, Debiak dejó que me fuese temprano, pero para compensar debía ir al día siguiente a las 8 P.M. Una cosa que odiaba más que no estar pulcro, era despertarme temprano. Cómo lo odiaba, puedo ser extremadamente vago...Pero sé lo que tengo que hacer y cuando...No soy tan irresponsable.

Avanzando con la historia, Gerard me invitó un café. En frente del estudio de Eyeball había un Starbucks. Hicimos nuestros respectivos pedidos y empezamos a conversar. Primer tema: música. Era un gran, gran fan de Black Flag, al igual que yo. También le gustaba The Misfits y toda la escena punk de New Jersey. Luego sobre diferentes pasatiempos. Descubrí, o más bien, me contó, que estaba en una banda y ahora mismo se encontraba grabando su primer CD. También que era artista, y que había presentado un proyecto a un canal de televisión, no recuerdo cuál, pero sí que era importante. Terminamos hablando de cosas totalmente estúpidas y contandonos chistes bobos, pero al fin y al cabo, pasamos un buen rato juntos. Y así fuimos conociendonos y yo fui enamorandome de él. Todavía recuerdo cuando dije que sentía algo por él...

Alrededor de un mes y medio después de conocernos, estábamos en su casa, nos habíamos juntado para discutir sobre que Gerard quería que participe en un par de canciones en el disco de su banda. Me ofreció una cerveza y acepté, comenzamos a beber y charlar sobre cómo iba avanzando poco a poco su banda y cómo la mía se habia disuelto. Cerveza por aquí y por allí, cerveza va y cerveza viene, nos poníamos "felices" y nos reíamos hasta de como nos llamabamos. Dirán ¿Cómo lo recuerdas? Fácil: nada es lo que parece. Yo sabía beber, sabía moderarme. Por mi lado, estaba algo ebrio, no demasiado, sino no recordaría. Gerard lo estaba, vaya que lo estaba, se reía de que un sofá tenía una mancha de salsa con una forma irregular de...Mancha de salsa.

- Gee, debes irte a dormir, estás demasiado ebrio ya-dije parándome de un sillón tembaleandome y riendo.

- No jodas, Enano. Tú no sabes qué es estar ebrio.

- Vamos, Gerard hazme caso, por favor.

- ¿Porqué irme a dormir cuando puedo hacer otra cosa?-su voz cambió totalmente.

Se levantó lentamente de su asiento, camino hacia mí y puso su dedo índice derecho sobre mi nariz-Mejor dicho...Cuando podemos hacer otra cosa...-Acto seguido, tomó mi nuca fuertemente con una mano y con otra pegó mi cintura a la suya. Pasó su lengua delicadamente sobre mi labio inferior y luego me besó lenta e intensamente...Pero lo separé bruscamente de mí.

- Espera, Gerard.-dije con firmeza en mi voz, aunque por dentro moría por sus finos y pálidos labios.-Estás ebrio, ¿Entiendes eso? ¡EBRIO! Así que hazme el favor de irte a la cama, quiero verte que duermas y entonces me iré y si quieres mañana seguimos conversando sobre...-Él no se cansaba, él quería más, quería obtener más de mí. Me interrumpió posando sus labios nuevamente sobre los míos. Pude sentir cómo descendía una mano y la posaba sobre mi miembro por encima de mis pantalones, lo que me hizo gemir dentro de su boca. Consiguió lo que quería: abrir mi boca e introducir su lengua allí. Nuestras lenguas jugueteaban, traviesas, rozándose, sin querer separarse. Mis dedos enredados en su largo cabello negro azabache, las suyas se posaban en mi cintura. Comenzó a buscar el borde de mi yérsey a tientas y cuando logró encontrarlo, introdujo sus manos y comenzó a acariciarme la espalda. Tan frenéticamente, era excitante. Gerard me excitaba.

Él jugueteaba con en espalda y sus labios y lengua jugaban en mi cuello. Mientras yo sólo disfrutaba el juego hasta que dejó de besarme y sacó sus manos de mi espalda…

- Frankie, ven.-me tomó de una mano y me llevó para el segundo piso. Se detuvo en una puerta al final de un pasillo, suponía que era su habitación.

- ¿Qué hacemos aquí? ¿No era que…?-me interrumpió…nuevamente-

- ¿No querías verme dormir, pequeño?-preguntó con su más inocente carita de niño bueno que no rompe un plato.

- Sí pero…Es que…-carraspeé- Odio que me interrumpan, Gerard-lo regañé para evadir la pregunta. Demasiado obvio, lo sé- Así que, como yo te doy tu tiempo y espacio para poder expresarte, dame el mío también, Gee. Soy una persona y tengo mis derechos y no dudo en usarlos.-Sí, ¡lo sé! Era lo más estúpido que podría haber dicho en ese momento pero ¿Cómo evadirlo?-

- Tú y tus blablablases. Mejor cállate y ven.-me tomó una mano otra vez. Abrió la puerta de aquel cuarto y sí, efectivamente, era el suyo. Este tipo era tan…Freak. Lo amaba, era igual de raro que yo. Bueno, prosiguiendo, cerró la puerta detrás de mí y, aprovechando que había quedado de espaldas algo idiotizado por su fuerte prueba de que era un freak sin remedio que era su habitación, me abrazo por la espalda y retomó su trabajo de besarme y acariciarme, esta vez no la espalda, sino que el pecho.

- Gerard… ¿Porqué qui…?-de nuevo me había interrumpido. Si no hubiese estado en un total estado de éxtasis por sus carisias y besos, lo hubiese insultado.

- Ya cállate, Enano quejoso.-Otra cosa que odiaba era que me callen. Gerard me podía pero ya me estaba cansando…

- Mira, Gerard Way: te vuelvo a recalcar que soy una persona, como tú, como tu madre, como tu padre, como el vecino. Y por favor, aunque sea bajo de estatura, respétame, como yo te respeto a ti. Yo te escucho, yo te dejo hablar, yo NO te callo, yo NO te interrumpo, yo te doy tu es…-de vuelta. Mierda que me tenía harto ya.

- Blablabla ya lo sé, Frank. Ya me tengo aprendidos de memoria todos tus discursos y tus sermones de “Oye Gee, quiero más respeto y no me calles, me hartas” y además sólo quiero que…-yo lo interrumpí esta vez.

- Cállate, Gerard.-dije cortante. Llegó a mi límite. Tengo paciencia, pero no es infinita.

- Oye, ¿Qué mierda…?-lo interrumpí-
- Que te calles te digo.

- Ay Frank…-no lo dejé terminar.

- ¿Qué no entiendes de “Cállate”?

Gerard sólo se acostó en su cama. No pasaron cinco minutos que sentí sus manos rodeando mi cintura, subiendo por mi abdomen hasta mi pecho, besando mi cuello, pasando su lengua sobre él, repartiendo pequeños y suaves mordiscos.

- Perdóname, Frankie.-susurró a mi oído.- Perdóname, por favor…- ¿rogaba?- Soy un pobre idiota. Por favor, Frank, perdóname, te lo ruego.-Comenzó a sollozar suavemente. Sentía…Lágrimas…Mojando mi cuello. Tibias lágrimas que encerraban dolor, el dolor de mi amado, el dolor de Gerard…Dolor que nunca pensé ver materializado.- Por favor, Frankie, te lo pido por favor, perdóname.-repetía.

- Gee, no llores.-Me volteé y lo abracé algo confundido.

- Perdóname, Frankie, por favor.-decía llorando, abrazándome fuertemente.- Te lo ruego, hermoso. Yo…yo…yo te…-nuevamente lo interrumpí, pero esta vez lo besé.

Sí, señoritas, señoras y señores: Yo, Frank Iero, había besado a Gerard Way, y todo ese estado de ebriedad había desaparecido, es decir, estaba completamente en mí. Prosiguiendo, Gee correspondió mi beso. Nos acariciábamos, nos besábamos, nos amábamos lentamente y con seguridad, porque nos protegíamos el uno al otro, en ese momento éramos indestructibles. Bajé con mi boca por sus mejillas hasta llegar a su cuello. Lo besaba como que si de ello dependiese mi vida, mientras Gerard musitaba “Perdóname, Frankie”…

- Gee, de verdad, no importa.-lo recosté con delicadeza sobre el suave acolchado de su cama y yo me recosté sobre él, protegiéndolo entre mis brazos.-Sólo me molestó, pero ya no me importa…Lo único que me importa ahora eres tú…-acaricié sus mejillas, por donde todavía corrían sus lágrimas. Seguí el surco de ellas con mi dedo índice y luego las despojé de su rostro. Lo miré fijamente a los ojos, él sonrió, le sonreí y lo besé. Fue el beso más hermoso y dulce de toda mi vida. Los besos se volvieron más apasionados y las caricias mas intensas. Gerard me recorría con sus labios y yo lo recorría con mis caricias. Le saqué su suéter y cambiamos roles: Gerard cruzó sus piernas alrededor de mi cintura, me abrazó y cuando me pude dar cuenta lo tenía encima, sentado en mi cintura, besándome el cuello. Se deshizo de mi yérsey y mi remera, dejando al descubierto mi pecho pálido. Gee comenzó a besarlo y lamerlo apasionadamente, mientras yo me retorcía de la excitación que ello me provocaba. Fue bajando con sus labios y su lengua hasta mi abdomen y de allí bajó más y más, con tal lentitud que me desesperaba. Con sus dientes, desabrochó mi cinturón, lo sacó y desabrochó mis pantalones. Los bajó apenas un poco, dejándolos a la altura de donde terminaba el largo de mis boxers. Los bajó a la altura de mis pantalones y observó detenidamente mi miembro ahora erecto.

Luego, lo metió a su boca lentamente y con su lengua fue lamiendo cada parte de mi pene. Enredé mis dedos entre su pelo, gimiendo de placer. Subía y bajaba con parar con su cabeza, haciéndome sentir en el mismo cielo. Si de verdad existía un Dios, iba a conocerlo dentro de poco tiempo. En fin, Gerard siguí haciéndome sexo oral, estaba por venirme pero se sacó mi miembro de su boca y me miró. Yo me encontraba gimiendo como loco, algo erguido y con la cabeza echada para atrás.

- Aún no, mi amor, aún no…-dijo con un tono totalmente pasivo. Comenzó a besarme de nuevo, esta vez en la boca. Yo lo acariciaba, como si provocara un frenesí en su cuerpo. Me saqué las zapatillas y las medias, luego los pantalones y me subí un poco los boxers. Hice lo mismo con él y lo despojé de su única prenda.

Me deshice de la mía y lo acosté boca abajo sobre las tapas. A todo esto, él seguía algo ebrio, por lo tanto debía resignarse a recibir, pero después de todo no era tan malo. Bueno, con mi boca recorrí su espalda…Su piel era tan pálida, tan hermosa, tersa y suave…Ya no podía más, tenía que hacerlo, Gee me lo pedía gimiendo con fuerza. Y así fue, lo penetré y no pude evitar ser algo brusco, lo que hizo a Gerard gemir con más intensidad aún. No paraba de entrar y salir de él y él no dejaba de gemir. Veía cómo se sujetaba de las sábanas y cómo éstas se arrugaban...Me tenía vuelto loco. No pasó mucho para venirme dentro de él. Finalmente, caí rendido y exhausto sobre su espalda, besando sus hombros. Salí de él y, jadeando, me acosté a su lado. Él sólo me abrazó.

- Te amo, Gee…-musité abrazándolo también, acariciándole la espalda, de arriba hacia abajo, lenta y suavemente.

Lo amaba…Dios, lo amaba y podía gritarlo para que todos lo oigan. ¡Amaba a Gerard Arthur Way Lee!

No hay comentarios:

Publicar un comentario