miércoles, 4 de julio de 2012

Dirty little secret; Capítulo: #20

Capítulo: #20

I’m trying to let you know how much you mean to me.

Cuando Anne terminó de cantar “Here in my Room”, comencé a aplaudirla. En parte lo hacía en broma, pero por otro lado, se lo había ganado. Había cantado maravillosamente.
Después continuamos buscando a los chicos.
11:55. No había señales de ellos. Yo estaba desesperado, no faltaba una hora para comenzar el concierto y…¿Qué pasaba? ¡El señorito Iero no encontraba a sus compañeros de banda! Demonios, ¡todo era un completo desastre!
- Ya, Frank. Tranquilízate.-me pidió Anne, al ver que yo estaba inquieto, mirando para cualquier ángulo de Bellvue, buscando a mi banda.- Ya los encontraremos.
- ¡No puedo, Anne! ¡No puedo! ¡Ya va media hora buscándolos! ¡Media hora!-dije con un tono de voz algo elevado, al borde de un ataque de histeria.
- ¡Carajo, Frank! ¡Te he dicho que te tranquilices!-vociferó. La estaba alterando. Alteraría a cualquiera. Lo entiendo. Prosiguiendo, respiré hondo. Inhalé, exhalé.
- Ya, Anne. Lo siento.-me disculpé, luego de mis “ejercicios de respiración”. A lo que ella respondió con un simple “Está bien, no importa”. Fue tan fría al decirlo. Me sentí culpable. Pero ¿Qué más podía hacer? Ahora sólo tenía que buscar a Gerard y a los demás.
Diez minutos más tarde. Entre carpas, pequeños camerinos, rejas, escenarios, rampas de skate…¡Estaba vuelto loco! Parecía un maldito laberinto. Y ni hablar que no había rastro de “My Chem”. Nos habíamos cruzado con MXPX, la banda de los cuales seríamos teloneros. Me dijeron que habían estado con ellos haciendo la prueba de sonido y que todo estaba perfecto. Me dijeron también que Brian preguntó por mí y que Gerard, con cara de pocos amigos, me respondió que estaba con una chica X en un parque Y, que nos había visto muy “acaramelados”, mientras él estaba ahí con su futura esposa. Cuando Mike, el bajista y vocalista de MXPX, me lo estaba relatando, se me heló la sangre. ¿Qué tal si ahora Gerard se arrepentía de todo y quería dejarme? Moriría. Lo haría sin lugar a dudas. No resistiría perderlo. No una segunda vez…
Tenía que hacer algo y tendría que ser pronto, antes de que Anne provocase algo más en mí. Algo más que un rubor en mis mejillas, algo más que simple cariño.
Yuri, baterista de MXPX, nos dijo dónde estaban. Nos dio la ubicación de la carpa, el escenario y el camerino. Nos ayudó, pero aún así, no los encontramos.
- ¡No puede estar pasándome esta mierda!-grité. Me encontraba entre carpas y la nada. Eran ya las 12:20 y yo sentía que todo en mí iba a estallar pronto.- ¡Aquí ya no sé cuál es la puta derecha! ¡Maldita se…!-mis palabras fueron interrumpidas, dando paso a las dulces líricas de Early sunsets over Monroeville, expresadas en la mejor entonación por la voz del amor de mi no-perfecta vida.
Inmediatamente, como si fuese un reflejo, salí disparado hacia donde mis oídos me indicaban. Y ahí estaba él, con sus ojos verdes miel cubiertos por la fina y tersa piel de sus párpados, sosteniendo el micrófono, como si éste fuese de porcelana y fuese a quebrarse si lo rozaba siendo algo brusco. Variados mechones de su cabello, provenientes de distintas partes de su cabeza, caían sobre su frente. Su voz retumbaba en mi cabeza. Las palabras, tan sagradas, tan hermosas, entonadas por su voz, convertidas en perfectas armas letales para un corazón roto.
Mis pies se detuvieron en seco apenas tuve la figura de mi amado a casi dos metros de distancia de mí. Parecía que estaba hipnotizado, totalmente cautivado por él…Por su voz, por su belleza, por su perfección.
Había notado que en algunas estrofas, él se trababa. Su voz se quebraba y en su rostro se notaba una mueca de dolor, pero aún así, él seguía cantando. Todo siguió así hasta la frase “and our memories defeat us and I’ll end this…” cuando su voz decidió quebrarse definitivamente en un sollozo ahogado. Sus ojos se abrieron y se vieron arrasados en lágrimas.
No lo pensé. No hacía falta hacerlo.
Salté la reja que me separaba del escenario y “trepé” a él. No me importaba que todos estuviesen allí, viendo que yo “auxiliaba” a Gerard. Lo amaba y si era necesario, allí y en ese mismísimo instante, estaba dispuesto a gritarle a todo el mundo que amaba a Gerard Way, mi compañero de banda, amigo y amante.
Abracé a Gee. Él aún lloraba. Todos, desde Ray, hasta Liz, pasando por Bob, Mikey y Brian, se aproximaron a nosotros. Antes de que alguien estuviese lo suficientemente cerca para escuchar sus palabras, él me abrazó fuertemente también y musitó entre llantos “no quiero perderte, amor…”. Yo sólo le contesté con un te amo y ahogué esas ganas infinitas que tenía de unir mis labios con los suyos en un cálido beso.
Una centésima de segundo después, Liz fue a…su lado, no puedo decir a nuestro lado, porque era bastante obvio que ella no querría ir a verme a mí sino a Gee. Pero ocurrió algo y reconozco que ella no tenía una mala intensión. En fin, cuando Liz fue con él, todavía estábamos unidos en aquel abrazo que ninguno de los dos quería romper. Ella sólo le susurró “Gee, amor…¿Qué pasa?” mientras corría una lágrima que caía desde su ojo izquierdo. Y él dejó de abrazarme, giró sobre sus tobillos para estar de frente con ella y lo único que le dijo fue “Ya déjame tranquilo”. Se dirigió a lo que yo suponía era el camerino y se encerró allí. Liz trató seguirlo pero le dije que lo dejase en mis manos, que me encargaría de él. Ella me miró con una expresión de angustia y asintió con su cabeza. Y tan sólo fui con él. Seguí el camino por el cual se había ido y llegaba a un pequeño remolque, que en la puerta rezaba “My Chemical Romance”. Toqué y me gané un grito desesperado.
- ¡Ya déjenme tranquilo!-gritó. Esperaba que no fuese para mí. Toqué otra vez.
- Gee…Gee, amor, soy yo…Soy Frank.-dije en tono bajo para que nadie escuchase.
Esperé unos segundos y la pequeña puerta se abrió y Gerard me arrastró dentro, literalmente. Luego se sentó en una silla “plegable” y miró hacia el suelo desordenado.
- ¿Quién es ella, Frank? –cuestionó, luego de una pausa. Se notaba la tristeza y el dolor infinitos en su voz.- ¿Porqué siento que estoy perdiéndote?-su voz dio un quiebre radical, dejando paso a jadeos y sollozos, que con lágrimas de compañía venían. Gee respiraba fuertemente para poder ponerles algún tipo de barrera a sus lágrimas…Lo sabía…porque yo hacía lo mismo. Era un llanto desesperado. Gerard gritaba por algo…Y ese algo era nuestra felicidad.

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