miércoles, 4 de julio de 2012

Dirty little secret; Capítulo: #6

Capítulo: #6

Se ha desatado una tempestad.

- Gee…Gerard… ¿Qué…? ¿Qué quieres decir con eso?-pregunté al borde de las lágrimas nuevamente. Me paré también del sofá.

- Terminamos, Frank.-dijo cortante. Acto seguido, salió dejándome sólo en mi departamento, con mis lágrimas cayendo una por una estrellándose contra la alfombra. Me quedé inmóvil. Mil y una imágenes pasaron por mi mente: Gerard, su sonrisa, sus ojos, sus hermosas y perfectas facciones. Gerard abrazándome, Gerard besándome, Gerard…Simplemente Gerard…Escuchaba su voz, repetidamente se reproducía “Terminamos”… “Terminamos”…Seguí llorando. Estaba en total shock…Caí sobre mis rodillas al suelo y en mi mente se reproducían sus te amo…

Ese día los recuerdos no dejaron que concilie el sueño. Me acosté, miré por la ventana, como lo hacía todos los días, recordé cuando conocí a Gerard, la primera vez que nos besamos, la primera vez que hicimos el amor…Podía oler su aroma entre mis sabanas, podía oír su voz, podía sentir sus caricias, podía sentir sus besos impregnados en mi piel. Todo me parecía tan injusto…Pero…Por otro lado, Gee tenía razón. Yo había descuidado bastante nuestra relación por la banda, pero si estaba disconforme con ello, debió decírmelo, no callarse y alejarse y…Rompí en llanto nuevamente pensando todo aquello. Tomé una de mis almohadas, la que Gee siempre usaba, la más suave, la abracé y simulé que era él. Sí, lo sé. Demasiado adolescente, y yo tenía más de 24 años.

-C’est la vie, baby, we’re through…-murmuré llorando.-See you around maybe on the sixth…of…never…-“Cantaba” para mí la letra de PS. Don’t Write, una canción de mi vieja banda. ¿Qué haría ahora sin él? ¿Tendría que resignarme a perderlo…?

Cuando amaneció, yo aún lloraba, con la mente en Gerard y sus palabras. No me moví de mi cama. Y así pasaron días, y los días se hicieron semanas, y las semanas se convirtieron en dos meses. Sí, dos meses…Los más oscuros y tristes que se podría imaginar.

Un día, no tenía idea de qué hora era, pero ya estaba bajando el sol y el cielo tomaba su color rosado-anaranjado. Yo amaba ver el atardecer con Gee, sentados en la terraza de mi edificio, abrazados, sin más ruido que nuestras respiraciones. Ése día, hice algo que terminó de partir en mil pedazos mi corazón…

Decidí ir a la casa de Gerard para pedirle disculpas. Ya sé que era un poco tarde pero…No demasiado. O eso pensé…Me levanté de mi cama, caminé hacia el baño, llené la bañera de agua caliente y, cuando estuvo llena, me desvestí y me metí dentro. Me relajó tremendamente. Permanecí allí alrededor de una hora, hasta que el agua se enfrió. Salí de la bañera, tomé una toalla, la até a mi cintura y me sequé los pies. Me dirigí a mi habitación nuevamente con el propósito de cambiarme y demás. Y así fue, me vestí lo mejor posible dentro de lo informal, me perfumé tal como le gustaba a mi Gee. Me maquillé, sí me maquillé, para tapar cualquier rastro de ojeras en mis rostro por falta de sueño. Al poco tiempo, salí de mi departamento con destino a la residencia de los Hnos. Way Lee. Fui caminando, pues no tenía auto y quedaba algo cerca. Además, mal no me vendría tomar aire fresco. Con cada paso que daba, más nervioso me sentía y un presentimiento crecía más y más dentro de mi corazón…Pero aún así, continué, quería verlo, quería disculparme de una vez por todas.

Antes de que pudiese darme cuenta, ya estaba parado sobre la alfombrilla de la casa Way, que rezaba “Hello, Stranger”. Mi respiración se hizo más rápida y entrecortada. Lentamente, levanté mi mano hacia el timbre…Ese presentimiento me gritaba que no, que no lo hiciese, que algo…Algo no precisamente bueno me esperaba…Pero ya era tarde, ya había pulsado el botón del timbre.

-¡Espérame, linda! ¡Ya estoy contigo!-gritaron desde adentro de la casa. Era…él… ¿Quién era la mujer “linda” que estaba esperando tan eufórico? Será que…No, no podía ser, era totalmente ¡absurdo!

-¿Linda?...-susurré para mis adentros. La sangre se me heló temiendo lo peor…

-Liz, aquí estoy, mi am…-su oración fue interrumpida por mi presencia. Gerard, mientras abría la puerta, sin haberme visto, esbozaba una hermosa sonrisa, la cual se borró obviamente cuando me vio parado frente a su puerta.- ¿Tú? ¿Qué haces aquí?-preguntó tajante al verme. Dolía, quemaba, desgarraba mi corazón. Aquel presentimiento se materializó, y ahora me quemaba, me lastimaba…Me carcomía, me mataba a sangre fría…Tal como seguiría haciéndolo en un largo tiempo más…

-Yo…sólo…Es que…-estaba mudo. Su mirada era tan intimidante…Pero aún así, lucía como un ángel. Lo amaba a pesar de todo y todos, y siempre sería así…Siempre.

Prosiguiendo, sólo atiné a mirar al suelo.- Yo…sólo quería…disculparme contigo…Gee-Sabía que lo peor no ocurría aún…Lo sentía, mi corazón me lo decía…Ella estaba cerca.

-¿Es todo?-preguntó aparentemente harto de mi presencia.

-Es…todo.-exclamé, con la voz quebrada. Podía sentir mis ojos húmedos y desbordándose. No tardé mucho en romper en llanto. Caí sobre mis rodillas, con las manos cubriéndome el rostro, a los pies de Gerard.-Perdóname, Gerard…Por favor, te lo pido. Por favor, Gee…Te lo ruego. No doy más sin ti. Te necesito…-dije claramente, llorando las lágrimas que no tenía.

-Frank…-su voz se suavizo, pero inmediatamente volvió a su tono cortante e inexpresivo. Él odiaba verme llorar.-Frank, levántate del piso.

-No lo haré, Gerard. Por favor perdóname…-Me aferré a sus tobillos aún llorando. Estaba desesperado…-Soy un idiota, Gee, tienes razón en todo lo que dijiste y en haberme dejado pero por favor, dame otra oportunidad, te lo ruego…-Lloraba, rogando a sus pies.

-Frankie…-suspiró y se arrodilló a mi altura.-Frankie, mírame.-dijo suavemente. Tomo mi rostro entre sus manos y secó mis lágrimas. Yo sólo no podía articular palabra. No podía hablar, moverme…nada.-Olvídame, pequeño…Sigue con tu vida y…-lo interrumpí.

-Tú eres mi vida, Gerard…Yo te amo, te amo y nada más me importa si no estás a mi lado.-lloré nuevamente, ahora en sus manos.

-Frankie, no llores…Bebé, sabes que odio verte llorar…-hablaba con tanta ternura…Acaso… ¿Acaso todavía me amaba?-Por favor, Frankie.-El silencio reinó entre los dos hasta que Gee lo quebró.-Mi amor, lo hice sólo por tu bien.

-¿Crees que estoy bien? Pues, te equivocas, Gerard…Es un completo suplicio vivir sin ti.-quería llorar pero me contuve.

-Frankie, compréndeme, por favor. Tú de verdad no sabes en lo que estoy metido…No quiero arrastrarte conmigo y hacer de tu vida el infierno que es la mía.-Gerard me tomó entre sus brazos, abrazándome…Extrañaba su calor.

-Entonces…Déjame ayudarte, Gee. Te prometo que serás mi todo: mi despertar, mi mañana, mi tarde, mi noche y mi sueño.-dije aferrándome a su pecho, tratando de no soltar ni una lágrima más.

-No quiero que me ayudes, amor…No tú…Te juro que cuando todo en mí este completamente bien, estaremos juntos. Ahora no…-me abrazó con fuerza y, esta vez, fue él quien lloró. Derramando su dolor cristalino, selló su promesa con un suave y tierno beso, rozando sus pálidos labios con los míos.

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