miércoles, 4 de julio de 2012

Dirty little secret; Capítulo: #8

Capítulo: #8

¿Estarán mis ojos engañándome nuevamente o veo un brillante alo de luz?

Entré a la casa Way, cerré la puerta y fui escaleras arriba. Pasillo perpendicular a la escalera ¿izquierda o derecha? Izquierda, fondo del pasillo, habitación de Gerard. ¿Cómo no saberlo? Tantas noches había pasado yo allí…Me detuve frente a la puerta un momento, cerré mis ojos y recordé cuando le confesé a Gerard que lo amaba. La melancolía invadió mi corazón una vez más y una gruesa y dolorosa lágrima corrió por mi mejilla derecha. Sollocé un momento pero me detuve y tomé el picaporte de la puerta. Lo giré lentamente y abrí la puerta con sigilo. Levanté mi vista y ahí estaba, entre sus sabanas y su cama deshecha. Sus sabanas estaban enredadas en su cintura, el torso y las piernas estaban al desnudo y a mi vista.

Dormía tan plácidamente que daba pena despertarlo sacarlo de sus sueños…Me acerqué despacio a él, procurando no emitir ruido alguno para no interrumpir su sueño. Me senté al borde de su cama y lo observé con detenimiento: su cabello estaba desordenado, había saliva seca en la comisura de sus labios y roncaba un poco, pero su esencia era la de un ángel. Él seguía siendo mi ángel…En un momento, me incliné sobre él sin rozar mi cuerpo con el suyo, sólo para verlo más de cerca, pero sorpresivamente levantó un brazo, como con la velocidad de un destello, no pude verlo. Su mano me sujetó la espalda fuertemente, lo que hizo que cayera a su lado, pasmado de los nervios y la “sorpresa”. Gerard me tenía sujetado a su cuerpo, yo encima de él con las piernas abiertas a sobre su cintura. Gee me atrajo a él, rozó su nariz con la mía y yo todavía no lograba ver sus ojos tan de cerca como antes, pues no los había abierto en ningún momento. Por mi parte, no había resistencia alguna, lo estaba disfrutando. Gerard sabía que yo siempre me rendía ante él y…

-Hazme el amor, Frank.-musitó apenas rozando sus labios con los míos. Me recorría con sus manos como tantas veces antes lo había hecho. Me tenía bajo su encanto, bajo su hechizo…

-Gee…-murmuré. No podía hablar, para nada. Estaba perdido, como hipnotizado por sus finas facciones, sus caricias y su pálida piel.

-Frankie, por favor, hazme tuyo otra vez…-Insistió al ver que no había respuesta de mi parte. Gerard me abrazo con fuerza, haciéndome perder la razón. Quería hacerlo mío, pero…No sabía si todo estaba “bien” con él. ¿Sería que ya podíamos estar juntos otra vez? Por fin veía un pequeño rayo de sol entre la tormenta en que se había tornado mi vida.

-No podemos, Gerard…-dije casi por inercia. No me importaba que los demás esperasen afuera, encerrados en una Van, mientras hacían alrededor de 30º C. de temperatura. Era un hermoso día de primavera, y muy caluroso. El calor se sentía dentro del cuarto de Gerard, pues él no tenía ventiladores ni aire acondicionado, por lo cual era un infierno. Lo que me importaba era “su niña”. Sí, yo pensaba en ella más que en mí ahora…Me parecía algo injusto de mi parte “sacarle” a Gerard…

-Por favor, mi amor…Te extraño tanto…-abrió sus ojos y me dejó sin aliento: eran tan hermosos, tan hermosos…- Extraño tener tus labios…Tus finos, suaves y cálidos labios, Frankie.-rozaba mis labios con un dedo mientras susurraba esas palabras que había esperado oír por tanto tiempo.-No puedo vivir ni un minuto más sin ti, mi Frankie…-cerró sus ojos y unió sus labios a los míos, en un beso que jamás olvidaré. Nuestros labios se rozaban y se presionaban y mantenían unidos mutuamente. Me aferré al pecho desnudo de Gerard y mis piernas a su cadera, lo que hacía que mi entrepierna se chocara con la suya.

El beso era un signo de amor, mas se convirtió en un signo de lujuria en pocos segundos. Nuestras lenguas colisionaban la una con la otra, queriendo más de nosotros. Gee escabulló una de sus manos dentro de mi remera, haciendo que me estremeciese. Había estado esperando eso por tanto, tanto tiempo…Gerard tomó el borde de mi remera y en menos de un santiamén ya la veía en un rincón de su cuarto. Desabrochó mis pantalones rápidamente, casi con desesperación. Se colocó sobre mí y comenzó a besarme la espalda. Con tanta pasión…Cuánto anhelaba que lo hiciese…

Lamía, besaba y repartía pequeños y excitantes mordiscos, los que me hacían gemir como loco. Sentía su miembro endurecido contra mi pierna derecha, ya que, como supuse, no tenía ropa interior. Comenzó a moverse encima mío al son de mis gemidos y mis te amo…Se dio vuelta, quedando así él abajo y yo arriba. Tocaba, acariciaba mi miembro, de arriba hacia abajo, lenta y pausadamente, haciendo que me excite aún más. Así estábamos hasta que una vocecita que no esperábamos se nos presentó…

-¿Qué mierda está pasando aquí?-preguntaron desde la puerta de la habitación de Gerard. De inmediato, como si fuese un acto reflejo, Gerard me empujó de encima suyo, haciendo que cayera al suelo. Tal fue la fuerza que Gee utilizó para alejarme de él, que, al caerme, me golpeé la cabeza contra su mesa de noche. Lo último que recuerdo de ello, fue la voz de los Way preguntándome cómo estaba, luego, mi vista se cubrió por un manto negro, como si fuese una mortaja cubriéndome al momento de mi funeral…

No hay comentarios:

Publicar un comentario