domingo, 29 de julio de 2012

Sed de lágrimas.

Sed de lágrimas.

Autor: DeidRocks.
Clasificación: G.
Género: Drama, Angustia.

Miro tu rostro sin decir nada, porque sé de antemano que no responderás. Escucho tu voz pero su contenido parece no estar dirigido hacia mí. Aun así, decido seguirte escuchando, debe haber un indicio entre tus mórbidas palabras que me acerquen una idea de lo que puede estar sucediendo; pero hay algo en mi mente que no me deja asimilarlas con claridad.


Debo ser bastante dramático; ha pasado apenas un día que no me hablas, pero estoy demasiado acostumbrado a tu compañía, a percibir esa esencia tan deliciosa que llevas implícita en tu pálida piel, sabes de sobra que me he declarado con anterioridad completamente dependiente de ti amor; si tu no estás yo simplemente colapsaría.


Por supuesto que nos hemos peleado antes, somos una pareja, vivimos juntos y tanto las diferencias como las discusiones se dan casi a diario, pero nada que no se haya resuelto de momento.


Gerard, sé que nunca te enfadas conmigo si no tienes un verdadero motivo para hacerlo, y soy muy consiente de que la mayoría de las veces soy yo el culpable de nuestras peleas, incluso lo hago de manera intencional en ciertas ocasiones, solo para ver esos gestos de tu perfecto rostro al tratar de reprimir tu enojo hacia mí.


Muerdes tus seductores labios hasta estar al borde de hacerlos sangrar para retener las ganas de gritarme, y muero de risa al verte completamente rojo de la ira. Sin embargo, esta ocasión me he quedado con la mente en blanco y creo que he lisiado gran cantidad de mis neuronas tratando de recordar que fue lo que he hecho para merecer tu indiferencia; pero no puedo recordarlo.



Camino hacia ti y te abrazo por la espalda, pero sigues caminando como si yo no estuviera ahí, tus rechazos me lastiman, y a cada fibra de mi ser. Te observo vestirte con la mirada más morbosa que pudiera dirigirte, siento que mis ojos te violaron diez veces mientras tú seguías tratando de colocarte los jeans, esperaba que te girases hacia mí y pudieras ver cuanto te deseo.


-¿A dónde vas amor? – Te pregunto cuando bajas aprisa por las escaleras sin haberme dicho nada durante toda la mañana.


Tú te giras hacia mí, creí que responderías, realmente pensé que caminarías hacia mí, rodearías mi cuello con tu delicada mano que amo sentir sobre mi cuerpo y besarías mis labios. Pero en vez de mirarme solo tomas tus llaves y retomas tu camino.


Quiero pedirte perdón, pero mi orgullo no me permite hacerlo sin saber que fue lo que hice. Solo recuerdo que me acosté a tu lado la noche anterior cuando llegamos de esa fiesta, pero tú no me hablaste durante la mitad del camino; cuando besé tus labios en la cama me diste la espalda y cerraste las bellas esmeraldas de tus ojos sin decir una última palabra.
¿Es que acaso ya no me quieres?


Debo confesarte que lloré mientras dormías, no pudiste escuchar mi llanto porque mordí con fuerza la almohada…


¡Debería dolerte saber que eran tus labios los que debían haber estado aprisionados entre mis dientes!


Sentía mi corazón desprenderse de una gota de sangre en vez de ser lágrimas de agua y sodio correr por mis mejillas…


¡Quiero gritarte amor… me llena de rabia tu actitud!


¡Quiero pedirte que respondas a una sola de mis preguntas, quiero que me grites, que me reclames por lo que te hice, quiero escuchar tus quejas salir de tus tiernos labios que me han tenido al punto de la desesperación durante las últimas horas!


Pero por favor no me castigues con tu frialdad, preferiría cien veces tu mirada de coraje a la gélida sensación de tu rechazo.


Te seguí porque necesitaba estar a tu lado, no me gusta la idea de que salgas de la casa sin mí, amor, si sabes de sobra que tengo celos hasta del asiento del auto cuando te sientas sobre él, detesto cualquier cosa que tenga más cercanía con tu cuerpo de la que puedo tener yo.


Bajo las escaleras tras tus pasos, dando fuertes pisotones para que sepas que estoy justo detrás de ti. Hay varias personas en la sala de nuestro hogar, incluidos tus padres que dejaron de hablarte cuando decidimos vivir juntos… pero ¿Por qué no me has dicho nada al respecto?


-Gerard… ¿Podrías hablar conmigo un minuto?... ¿Por qué están todos ellos aquí? – Te pregunto mientras te abres paso recatado entre la gente.


Te sientas en una silla apartada del resto y cubres tu cara con tus manos. Parece que no quieres obsequiarme ni siquiera el mínimo de tu tiempo esta vez, como si te pesara incluso escuchar mi voz. Giras tú céreo rostro hacia el frente, sin haberme respondido aun, tus ojos lucen bastante irritados…


¡No quiero pensar que has vuelto a drogarte después de tanto tiempo Gerard!


¡Demonios! ¿En que estoy pensando? No es tiempo para eso… espero un par de segundos por tu contestación, lames tus labios y tragas saliva duramente, pareces dispuesto a contestarme al fin, pero comienzas a divagar sobre el tema.


-Siempre voy a amarte Frank – Dices con voz sorda colocándote de pie.


-También yo amor… pero no me gusta que me escondas cosas…


-… Pero tengo que dejarte ir – Dices aun cuando tus ojos se tornan cristalinos.


-¿De qué estás hablando?


Te miro frustrado, pero tú luces aun peor…


¡Sé que aun me amas, sé que quieres estar conmigo tanto como yo quiero estar contigo Gerard… deja de decir estupideces!


-Trataré de no derramar una lágrima más Frankie… así tú tampoco te angustiarás por mí.


Tu voz suena terrible, está quebrada, retenida en el interior de tu tráquea por un enorme nudo en tu garganta.


¡Deja de hacerte el fuerte… deja de decir estupideces de una maldita vez!


-Gerard… ¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? ¡No tomes las decisiones tú solo… no deberías hacerme esto sin haberme dicho nada antes!


Te grito desesperado, me importa una mierda los rostros de pena y amargura de los que están presentes, lo único que quiero es que me prestes atención tú.


¿No puedes ver que tienes mi corazón a punto del desfallecimiento con tus lastimeras palabras?


-Será difícil cumplir mi promesa… pero por ti, trataré de hacerlo.


¡No llores Gerard! Las cosas no tienen por qué ser de este modo.


-Gerard, amor por favor dame una explicación, no entiendo por qué me estás haciendo esto… por favor no me dejes… ¡yo todavía te amo!


-Te amo demasiado Frankie… trataré de no tener más que recuerdos felices de nosotros… de ti amor.


¿Me amas? ¡¿Entonces por qué demonios me estás dejando?!


-Yo te amo aun más Gerard… por favor perdóname… ¡perdóname! Lo que sea que haya hecho, te prometo que no lo haré de nuevo… ¡Por lo menos voltea a verme a la cara con un carajo Gerard!


¿Por qué cubres tus ojos con una mano de nuevo? ¡¿Por qué mierda no te dignas a dirigirme la mirada?!
-Perdóname Frankie… yo tengo la culpa de todo… perdóname por no cuidarte como debía.


Tus ojos son un mar de lágrimas, tus mejillas lucen empapadas, pero no me dejas tocarte ¿Cómo me pides que te perdone de esa forma?


-Te perdono Gerard…te necesito a mi lado amor… olvidemos esto, no preguntaré más al respecto… solo bésame de una vez.


Ahora rompes en llanto… nunca te había visto de esa forma Gerard… ¡Por favor detente! Me harás llorar a mí también.


-¡Todo es mi culpa! Si tan solo te hubiera escuchado amor… debimos esperar a que la tormenta parara… si te hubiera escuchado Frankie… ¡no hubieras muerto en ese estúpido accidente de mierda!


¡¿Qué?! Gerard no entiendo lo que estás diciendo… por qué dices que estoy muerto amor… estoy aquí a tu lado… ¿Qué no puedes sentirme… no puedes ver que te estoy hablando?


Tu madre camina hacia ti pero te despojas de sus brazos y te diriges hacia una mesa, te tomo del brazo y miro de cerca tus ojos enrojecidos. ¿Qué es lo que miras tanto ahí dentro?


Me coloco de puntillas para asomarme hacia el centro… no es una mesa… la sorpresiva realidad causa revuelo entre mis pensamientos; me hace sentir un frío infernal invadir mi organismo, mi corazón se acelera a tal grado que puedo sentirlo estar a punto de chocar con mi caja torácica, mi piel parece distante a mi propio cuerpo; pero lo que me duele aun más, es que ahora puedo discernir esa perversa barrera que me arranca y repudia de tu lado. Te miro de nuevo y acaricias mi mejilla… no… no es mi mejilla, es la de mi cuerpo inerte que yace frente a nuestros ojos.


¿Morí? ¿Por qué no pude darme cuenta antes de ello?


¡No! ¡No puedo estar muerto… no quiero… no puedo dejarte!


Recuerdo que conducíamos bajo la lluvia, yo me quejaba porque prefería quedarme en la fiesta hasta que la tormenta cesara, pero tú no podías estar un minuto más en ese ambiente, sé que odias cuando las fiestas se tornan salvajes. Me dijiste que no me preocupara, que todo estaría bien… dijiste que me amabas y te giraste hacia mí para besar mis labios. Después de eso solo recuerdo una intensa luz cegadora que nos paralizó a ambos.


Rodeo tus hombros con mi brazo, ahora sé que no puedes sentirlo; ahora sé que estoy muerto.


Perdóname por dejarte Gerard, tú sabes que no fui yo quien lo eligió así. Tú no tienes la culpa de nada, así que deja de decir que lo sientes… y entiende que jamás estarás solo… estaré a tu lado por siempre cuidándote.


Por favor derrama una lágrima más por mí, pero por cada una de ellas que tus hermosos ojos lloren, deja que tus perfectos labios me regalen una de las sonrisas que amo. Por favor llora durante toda esta noche, acaba con la sed de lágrimas de tu triste corazón, déjame limpiar tu cálida tristeza que deshechas en forma de lágrimas y arrancarla para llevarla conmigo lejos de ti. Permíteme tomar tu mano por última vez, quiero sentir la suavidad de tu piel antes de tener que marcharme.


Sé muy bien porqué aun estoy aquí, ahora lo entiendo todo amor, por eso me aproximo a tu rostro y acerco mis labios a tu mejilla para darte un último beso.


-Te amo Gerard Way.


Sé que pudiste sentirlo porque de inmediato llevaste tu mano a tu sonrosada mejilla y en tus ojos pude ver ostentado un destello especial. Tenía que decir la última palabra antes de declararme muerto. Únicamente tenía que decirte que yo también te amo.



1 comentario: