miércoles, 15 de agosto de 2012

Escalofrío; Capítulo: #5

Capítulo: #5

Hágase tu voluntad.

Regrese a casa aliviado, pero cansado. Aun no había podido recuperarme de la noche anterior. Gerard no ayudaba en lo mas mínimo. El tenia casi la mitad de la culpa de mi estado patético con lo que respecta a mi persona.
Llegue al edificio y entre rápidamente.
Eran casi las dos de la madrugada.
Un gran silencio me rodeaba.
Presione el ascensor. Al estirar mi mano, me di cuenta que tenia unas manchas de sangre. No eran muy notorias, pero podían ser vistas por alguien.
Trate de limpiarlas en mi ropa, pero no salían. Estaban secas.
-Las limpiare cuando llegue a casa.-Me dije a mi mismo-
El ascensor llego.
La puerta se abrió.
Gerard salió de el.
Escondí mis manos, detrás de la espalda.
Esta vez no pude contenerme.
-Acaso me estas siguiendo?-Fue mi primera frase mirándolo con furia-
-Un hola quizás para empezar estaría mejor-Me miro de la misma forma-
Era esa mirada. La que vi en Sinners. La que me aterrorizó en segundos, se hallaba frente a mis ojos.
Silencio.
-No te estoy siguiendo. Mi hermano necesita ayuda.-Respondió-
-A esta hora?-Mire mi reloj-
-Acaso yo te pido explicación alguna de lo que tu haces?
Suspire.
Sentí que estaba haciendo demasiado problema por nada.
-Lo siento...-Me disculpe-
Recordé sus masajes, y su preocupación por mi. Me sentí aun mas avergonzado todavía.
-Mira...-Hice una pausa- Solo estoy estresado últimamente, no quise hablarte de esa manera.-Volví a disculparme- Y gracias por los masajes.
De repente sonrió.
-Te hicieron bien?
-Si.
-Me alegro. De todas formas ya lo sabia. Te quedaste dormido, y no sabia que hacer. Tuve que cargarte una vez mas a tu cama.
No sabia que decir.
-Bueno, nos veremos. Buenas noches.-Entre en el ascensor esquivándolo-
-Igualmente.-Cerro la puerta amablemente-

Arranco. No tarde mucho en llegar.
Entre rápidamente a casa.
Estaba todo a oscuras.
Entre a la habitación de Julie, dormía pacíficamente.
Sonreí y cerré su puerta.
Me interne en mi habitación.
Me desvestí y me desplome en la cama a oscuras.
Comencé a pensar en como mi persona se había debilitado desde que hablaba y pasaba horas junto a Gerard.
Antes no era así.
Me bastaba con entrar a escondidas solo un rato al departamento de Gerard.
Las veces que había rogado hacerme amigo de el, y ahora lo único que deseo es que se aleje de mi, porque hace que todos mis sistemas entren en corto circuito.
Suspire.
-He tenido suficiente de Gerard por un día-Gire para dormirme-

El despertador sonó.
Iba a apagarlo cuando lo hizo solo.
Abrí los ojos.
Me asuste y rápidamente me tape con sabanas.
-Qué haces aquí?-Observe a Gerard sentado a mi lado en la cama-
Sonrió.
-Buen día.
-Buen día, pero quién te dejo entrar?
-Tu hermana.
Lo mire sin responder.
-Se ha ido a trabajar, y dijo que podía quedarme.
-Ella no esta trabajando.-Le conteste-
-Pues dijo que tenia que hacer cosas en la oficina.

Sentía como mis manos se aferraban a las sabanas.
-Puedo saber a qué has venido?
-Vine a disculparme por lo de anoche, estaba un tanto nervioso. No quise hablarte de esa manera.
-Ah...-Respondí- Podrías haberme llamado o vernos abajo, no?
Su sonrisa se borro.
-Te molesto, no?-Se puso de pie-
-No...-Trate de explicarme- Solo es que me sorprendí al verte aquí.
-Quieres que desayunemos juntos? Luego tengo una reunión.
-No...Si, bueno esta bien.-No podía decidirme-
Rió.
-Quieres o no quieres?
-Esta bien-Dije por fin-
-Aquí? O quieres que desayunemos afuera?
-Como quieras.
-Te molesta si hago el desayuno aquí?-Pregunto-
-No, adelante.-Hice un ademán con mi mano-
-Bien, dejare que te vistas....-Dijo mirando mi anatomía- O lo que sea....-Volteo-
Se fue.
Mire el techo.
-Dios, por qué me haces esto? Ah?-Pregunte hablando solo como de costumbre-
Me destape. Me puse de pie, rápidamente me vestí.
Luego fui al baño.
Escuchaba ruidos que provenían desde la cocina.
Salí y me encontré con Gerard en el comedor.
Ya había hecho café, unas tostadas.

Prácticamente se había adueñado de mi casa.
Que bien.
Luego que vendría? Mi vida?

Me senté a su frente.
-Leche?-Pregunto-
-No, así esta bien. Gracias.-Tome mi taza-

Miraba y observaba sus movimientos mientras tomaba el café mirando la mesa.
Como sus largos dedos la sostenían.
Recordé cuando recorrían mi cuello en ese sueño.
Tosí.
Me miro.
-Estas bien?
-Si...-Respondí aclarando mi garganta- Dime Gerard...
-Si?
-Por qué haces todo esto?-Tuve que preguntárselo-
-A qué te refieres?-Dejo su taza en el pequeño plato-
-Esto. Hacer el desayuno. Los masajes. Por qué eres tan amable conmigo?
-Me caes bien. Y aquí no tengo muchos amigos, por otro lado no me gusta estar solo. Ya sabes con respecto a los ruidos extraños de mi casa. Son explicaciones suficientes para tu pregunta?
-Si gracias...-Respondí-
Silencio.

Algo pasaba que mi mente no entendía. Siempre esos dolores de cabeza comenzaban cuando estaba con él. Ahora se agrega un pequeño mareo.
Deje la taza lentamente sobre la mesa.
-Creo...-Murmure- Creo que no me siento muy bien.
-No? Qué ocurre?
-Esos...Dolores de cabeza una vez mas.-Respondí apoyándola sobre el respaldo de la silla-
Mis ojos se entrecerraban, luchaba para que no lo hagan. Pude ver con dificultad, como Gerard se levantaba de su silla, daba la vuelta a la mesa y se acercaba a mi.
-Frank, no estas bien.
-No me digas....-Susurre-
Tomo mi mano.
-Ven, te llevo a la cama.
-No, déjame aquí unos minutos.
-Vamos, no puedes estar de esta forma. Debes acostarte.-Jalo mi mano-
La tome y me puse de pie.
Con pasos lentos, hizo que llegara a mi habitación nuevamente.
Me recostó, quito mis zapatos y me arropo.
Abrí los ojos. Lo mire.
-No entiendo esto...-Deje que mi mente hablara-
-A qué te refieres?
-A esto, siempre...ocurre cuando estas a mi lado.
Sonrió y se acerco a mi rostro.
-Qué haces?-Dije-
-Lo que siempre sueñas...-Susurró a mi oído-
Sentí nuevamente sus labios sobre mi cuello.
-Basta...-Trate de alejarlo pero mis manos perdían fuerza-
-Si te gusta, por qué detenerme..?-Se recostaba encima de mi cuerpo-
-Mientes, no me gusta que me hagas estas cosas...-Me resistí una vez mas-
Tomo mi rostro entre sus manos.
-Abre los ojos-Ordeno-
Lo hice, aunque se cerraban un poco.
-Dime que no te gusta, pero dímelo a los ojos...-Mordió mi labio superior-
-Ah...-Deje escapar un suspiro-
Mis ojos no aguantaron mas y se cerraron por completo.
Me beso y no podía poner resistencia.
Deje que lo hiciera.

-Gerard....-Susurre-
-Estoy aquí....-Acariciaba mi abdomen bajando lentamente sus manos-
-No te detengas....-Estire mi cabeza hacia atrás-
-Me detengo?-Pregunto-
Aun con los ojos cerrados, estaba seguro que sonreía.
-No, no te detengas...-Supliqué-


Sentí una mano en mi hombro, agitándolo ferozmente.
Abrí los ojos.
-Ok, esto ya me aterra-Dijo mi hermana estando de pie-
La observe, ella hizo lo mismo. Seguí sus ojos.
Levante las sabanas. Mis manos se hallaban “allí abajo”
-Dios!-Grite tapándome-
-Necesitas ayuda. Haz que Gerard se mude, no se. Pero no me gusta encontrarte en estas situaciones. Me da vergüenza. Ok?-Se fue de mi habitación-

Me puse de pie lo mas rápido que pude.

Salí de la habitación.
-Julie!?-Grite-
-En la cocina!-Respondió-
Fui hasta ella.
Me miro.
-Me puedes explicar qué estabas haciendo?-Pregunto-
Abrí la boca.
-No. Mejor no me expliques.-Se arrepintió-
-Pero yo...-No sabia que decir-
-Frank! Te estabas tocando! Y decías “no te detengas”! Dime que no estabas soñando con Gerard. Dime que esa persona se llamaba Laura o Tara, no se! Pero dime que su nombre no era Gerard.
Baje la vista.
Suspiro.
-No quiero saber nada mas sobre el. Haré el desayuno y olvidaremos esto. Ok?
-Esta bien...-Desaparecí muy avergonzado-

El desayuno paso. El silencio se adueño de el.
Estaba decidido a alejarme de Gerard. No me estaba haciendo para nada bien. Complicaba mi existencia, mi estado físico y psicológico.

-Julie, qué harás hoy?-Grite desde mi habitación mientras terminaba de vestirme-
-Tengo que encontrarme con Paul.
-Ahhh, hasta cuándo te quedaras conmigo?-Seguí gritando-
-Hasta el próximo Lunes. Tenemos muchos días para pasar juntos Frankie, hoy recién es Miércoles.
-Ok.
Termine de vestirme y salí de la habitación.
-Bien, nos veremos luego. Ok?-Asome la cabeza en su habitación-
-Ok.
Me despedí y salí.

Una vez mas me encontraba limpiando el suelo, barriéndolo.
Podía ver desde adentro que el cielo estaba negro. En cualquier momento llovería.
Mis manos se detuvieron en el palo de madera cuando la puerta del ascensor se abrió.
Era el.
-Maldición...-Susurre volviendo a barrer, tratando de no mirarlo-
-Hola Frankie!-Dijo alegremente-
-Buen día Gerard-Seguía sin mirarlo-
-Ocurre algo?-Pregunto-
Deje de barrer y lo mire.
Estaba a mi frente.
-No, por qué?-Pregunte-
-No se-Se encogió de hombros- No pareces estar de muy buen humor hoy.
-Solo no me gusta distraerme cuando estoy trabajando.
-Ah....-Respondió- Lo siento.
Silencio.
-Vendrás el sábado? No vayas a olvidarte, ah?
-Hoy es miércoles Gerard. Pueden pasar muchas cosas de aquí al sábado.
-A qué te refieres?
-Solo es un comentario.
-Hay algo que quieras decirme, aparte de eso?
Tarde en contestar.
-Si, que por favor no me pises la basura.-Mire el suelo-
Sus pies se alejaron de ella.
No contesto y se fue.
Voltee a ver como salía del edificio.
Me sentí algo culpable. Solo un poco, pero aliviado por no haber caído esta vez en su plan.
Eso era lo que tenia conmigo? Un plan? No lo se. Pero así me sentía.

-Al diablo con él-Dije volviendo a mi trabajo-

***

Pasaron algunas horas.
La puerta se abrió.
Mire.
-Buen día, Iero.-Dijo-
Me puse de pie.
-Buen día señor.-Respondí-

Era el jefe del consorcio. Autoridad máxima para mi.
-Se le ofrece algo?-Pregunte amablemente-
-Dime, todo bien por aquí?
-Si. Todo en orden.
-Me alegro.
-Problemas con algún vecino?

Juro, juro que me contuve para no decir nada sobre Gerard. No podía hacerlo. Por lo menos no hasta saber cuál era su objetivo conmigo.

-No. No hay problemas con ningún vecino.-Soné muy convincente-
-Bien. Vengo a pedirte un favor, puede ser?-Dejo su maletín sobre mi escritorio-
-Dígame, por favor.-Respondí-
-Resulta que tengo un cliente que se quiere mudar aquí. Pero no esta muy seguro de hacerlo y ya no se que decirle para convencerlo. Puedes hacer un intento tu? Quizás si el sabe que eres el portero de aquí, se sentirá mas seguro y confiado.
-Si. No tengo problema en hacerlo.
-Ok. Puedes hacerlo ahora?
-Pero, estoy en mi horario de trabajo.
Rió.
-Frank, eres como tu padre. Siempre fiel a su trabajo, cierto?
Sonreí.
-Pues si.-Respondí-
-Te doy la dirección, yo te espero aquí. Si?
-Esta bien.
Saco una papel de su maletín.
-Bien, aquí es donde vive.-Me señalo una pequeña ficha con sus datos- Es un hombre, no es muy joven. Pero es muy indeciso, y no puedo perder a este cliente.
-Esta bien.-Tome el papel- No tardare mucho.
-Gracias.-Sonrió enormemente- Te esperare aquí-Se sentó en mi silla-
-Ok.

Salí del edificio, mire el papel. No era muy lejos. Pero vivía en una zona, en donde no cualquiera quisiera o pudiese vivir allí. Era famosa por los robos, y hasta en algún que otro caso, asesinatos.
No entiendo como es que esta indeciso para mudarse aquí. Cuando la zona es mucho mas segura y hermosa.

Tome un taxi y en segundos estaba allí.
No había nadie en las largas y sucias cuadras.
Metí las manos en mis bolsillos y camine.
-No se como pueden vivir de esta manera...-Murmure observando los demacrados balcones-
Llegue al edificio. Para mi asombro la puerta estaba abierta.
Entre.
Mire una vez mas el papel para no equivocarme de piso.
No había ascensor. Subí por las escaleras y llegue al segundo piso.

Observé la puerta.
Una madera despintada, con signos de tener décadas allí, se hallaba frente a mi.
Cerré el puño y di tres golpes suaves en ella.
La puerta se abrió.
-Buenas tardes...-Dije-
-Hola, quién eres?
-Vengo del...
-No me digas, del edificio de la Tercera Avenida?
-Exacto.-Sonreí-
-Me comento un señor que mandaría alguien a verme. El portero, cierto?
-Soy yo.
-Pasa.-Abrió la puerta-

Las maderas crujieron bajo mis pies.
Nada mal el departamento, por ser de esa zona.
Quizás el se había encargado de cuidarlo y arreglarlo.
Mire hacia arriba.
El techo estaba rajado. Tenia un agujero.
-Ya veo porque quiere mudarse...-Murmure sin dejar de mirar el hueco-
Rió.
-Si, ya ves las razones. Ponte cómodo.-Me señalo el sofá-
Me senté.
-Y bien?-Dijo-
-Bueno, solo vengo a decirle porque a usted le convendría mudarse de aquí- Trataba de no obligarlo a nada- La zona es segura. Los departamentos son bastantes amplios, luminosos. El edificio se pinta cada dos años y si usted lo desea hacen lo mismo con su departamento.
-Lo se...-Bajo la vista- Solo es que he pasado casi toda mi vida aquí. Imagínate que son muchos recuerdos.
-Lo entiendo...-Ya me estaba aburriendo-
-No eres como tu jefe.
Sonreí.
-Por qué lo dice?
-Yo creo que si hubiese tenido la oportunidad, me encerraba en un camión obligándome a que me mude.
Sonreí hasta casi reír.
-Bueno, usted no esta obligado a nada. Es su decisión. Debería pensar si usted gana mas cosas mudándose, que quedándose aquí.
Sonrió.
Se acerco un poco a mi.
-Creo que si me quedo aquí terminare en el hospital-Miro el techo mientras apoyaba una mano en mi hombro-
Reí y lo mire con el.
Pero mis ojos se cerraron inmediatamente.

Él, rodeado de muchos adolescentes. Un gran bolso en su mano repleto de drogas.
Guardaba billetes y mas billetes enrollados en su bolsillo.
Abrí los ojos.
Quite su mano de mi hombro.

No podía permitir que un traficante se mude a mi edificio, llevando a la muerte a personas por consumir estupefactos.

Me puse de pie.
-Ocurre algo?
-No no.-Dije rápidamente- Usted podría mostrarme la zona? Solo para que ambos veamos las diferencias?
Sonrió.
-Si, lo haré con gusto.
Tomo sus llaves y juntos bajamos las escaleras.
Salimos.
Unos chicos jugaban a la pelota en el medio de la calle. Apenas los taxis de animaban a pasar por allí.
Si le decías al chofer que ese lugar era tu destino, te dejaban una cuadra antes de llegar. A lo sumo en la esquina, pero nunca se adentraban.

Comenzamos a caminar. Escuchaba como hablaba y hablaba de los edificios que pasábamos. Pero solo me concentraba en como matarlo.
Llegamos a un zona muerta.
No había nadie allí.
Doblé en una esquina.
-Espera, a dónde vas?-Pregunto-
-Solo quiero ver que hay por aquí.
-No hay nada allí, solo basureros.-Contesto siguiéndome-
Seguí caminando hasta estar seguro que estábamos completamente solos.

Vi en el suelo unos cuantos fierros, me agache y tome uno de ellos.
-Qué haces?-Pregunto acercándose aun mas-
Voltee.
Miro el pedazo de metal en mi mano y luego a mi.

Sentí unas gotas caer sobre mi cabeza. Comenzaba a lloviznar.
-Sabes? Ahora que lo pienso mejor. No permitiré de ninguna manera que te mudes.
-Cómo..cómo?-Volteo-
Se dio cuenta que no había nadie mas que nosotros.
Volvió a mirarme.
Note el miedo en sus ojos.
Algo que no me importo en lo mas mínimo, claro.

Cuando se es pecador, no hay que tener piedad de ese ser monstruoso.

Me acerque a el, pero no se movió. Creo que estaba casi aterrado.
-No te mudaras, porque no dejare que sigas dándole drogas a esos chicos.
Silencio.
-No dirás nada?-Estaba a centímetros de el-
-Quién te contó? Eres policía?
Reí.
-Policía? Jajajaja- Reí- Soy un simple portero que como trabajo paralelo hace este tipo de cosas. Limpiar el mundo de esos seres asquerosos como tu.
-Lo siento, yo no qui...-Dijo sin terminar la frase-
-Pero lo has hecho, y lo sigues haciendo una y otra vez- Lo interrumpí-

Se largo a llover y quiso correr.
Pero fui mas rápido que el.
Un golpe seco con el fierro en su rodilla derecha y cayo al suelo, gritando.
-Por favor! No me hagas nada! Juro que dejare de hacerlo!-Grito con dolor-
Me agache a su lado. Volteo y nos miramos.
-Ya es muy tarde para eso. Aunque me tienes que decir que estas arrepentido.
-Si lo estoy! Ya déjame tranquilo maldito!!!!
-Hey hey hey....-Pase el fierro por su rodilla sangrante-
Gimió del dolor.
-No tienen derecho a insultarme. Pides perdón por haber arruinado quizás cientos de vidas?
-Si!-Grito-
-Bien, porque esa es la voluntad del señor.
-Qué estas diciendo!!!!?-Grito de nuevo-
-Señor-Mire el cielo cerrando los ojos y dejando que la lluvia caiga sobre nosotros- Hágase tu voluntad.-Me puse de pie-
Lo mire.
No se si lloraba, o era la lluvia que caía sobre el.
No me importo.
-Lo siento, pero debo hacerlo. -Levante ambas manos con el fierro-
Cerré los ojos.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco....diez golpes en su cuerpo.
Los gritos cesaron.
Respire hondo, y abrí los ojos.
La sangre se limpiaba con la lluvia.
Tire el fierro al suelo.
-Maldito traficante....-Tome uno de sus pies-
Lo arrastre hasta uno de los basureros.
Me costo subirlo y echarlo en el. Pesaba y su contextura física era mas grande que la mía.
Finalmente lo deje allí dentro.
-Este es tu lugar, junto a la basura.-Baje la gran tapa de plástico-

Comencé a caminar. Mi antebrazo derecho dolía, debido al esfuerzo que hice para levantarlo.
-Evidentemente debo hacer ejercicio-Me dije a mi mismo-

Iba a tomar un taxi, pero decidí volver caminando. Necesitaba hacer desaparecer esa excitación que me provocaba hacer este tipo de cosas.

Camine silbando, como lo hacia luego de cada “desaparición” que provocaba pedida por el señor.

Llegue a mi edificio.
Entre y limpie mis pies en la alfombra de la entrada.

-Y bien?-Escuche-
Levante la vista. Seguía sentado allí en mi silla, leyendo alguna revista.
Me acerque.

-No hubo caso. No había nadie allí. Estuve casi media hora tocando la puerta.
-Maldición....-Respondió y se puso de pie- Lamento que te hayas mojado Frank.
-No hay problema.-Me quite el abrigo-
-Gracias por hacer el intento.-Sonrió-
-Cuando usted quiera.-Sonreí-

Tomo su maletín.

-Bien, en la semana pasare de nuevo para chequear de todo siga bien. Ok?
-Esta bien.

Se fue.

Una vez mas solo.

Me senté en la silla.
Mire hacia fuera.
Parecía ser de noche, cuando recién eran las 14 horas.
El cielo cada vez estaba mas oscuro. Se escuchaban algunos truenos. Tardaría en dejar de llover. Lo se.
Pero estaba contento con mi nuevo pecador y se notaba en la sonrisa que ocupaba todo mi rostro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario