miércoles, 15 de agosto de 2012

Escalofrío; Capítulo: #8

Capítulo: #8

Perdona nuestras ofensas.

-Frank, Frankie?-Escuche-
Lentamente abrí los ojos.
Vi a Gerard sentado a mi lado.
-Ge...-Tartamudeé- Gerard?
-Puedes verme?
-Si, pero me duele mucho la cabeza.-La toque-
-No.-Tomo mi mano alejándola de ella- No la toques.
-En dónde estoy?-Pregunte-
-Estas en mi casa.-Respondió-
Mire alrededor, era verdad. Pero entraba luz por el balcón.
-Es de día?-Pregunte confundido-
-Si...-Respondió muy bajo- Anoche te hemos llevado al hospital, estabas desmayado y te han vendado la cabeza luego te traje aquí.
Lentamente me senté en el sofá, recordando todo lo ocurrido.
-Qué ocurrió?-Toco mi espalda- Puedes hablarme?
Suspire.
Silencio.
Lo mire.
Sonrió.
-No me contaras por qué se estaban golpeando?-Volvió a preguntarme-
Lentamente me puse de pie.
-Debo irme.-Respondí-
-Me dejaras una vez mas con la duda?-Extendió sus brazos-
Suspire.
-Lo siento, pero no puedo contarte. De todas formas por qué estoy aquí? Julieta en dónde esta?
-Estas aquí, porque Mickey necesitaba hablar con ella.
Lo mire.
-Sobre qué?
-No lo se.-Se encogió de hombros-
-Estas seguro que no sabes?-Dije mirándolo-
-Y si supiera tendría que decírtelo? Porque tu nunca me dices nada cuando te pregunto.-Respondió-
-Bien.-Suspire acercándome a la puerta- Me iré. Gracias por cuidarme, supongo.
-Espera...-Tomo mi hombro-
Voltee.
-Qué?-Dije-
-George comento que rezabas cuando lo ibas a golpear por segunda vez. No tienes nada para decir al respecto?
-Qué quieres que diga?-Respondí-
-No lo se, pero lo has golpeado sin razón alguna, y es una persona a la cual queremos mucho con Mickey y el resto de la banda. Exijo una explicación.
-No tengo nada para decir. Pregúntale a el.
-Ya lo hice. Dijo que decías solo mentiras de el.
Sonreí bajando la vista.
-Eres un idiota Gerard. -Volví a mirarlo- Las personas nunca son lo que parecen.-Agregue-
-De eso estoy seguro.-Dijo rápidamente- Mas conociéndote a ti.
-De qué hablas?-Pregunte-
Se alejo, fue hasta la cocina y volvió.
-No pienses que no se que entras a mi casa cuando quieres.-Balanceo mi llave maestra frente a mis ojos-
-De dónde has sacado eso!?-Grite tratando de quitársela-
Alejo su mano.
-Tranquilamente puedo denunciarte e irías preso.-Dijo sonriendo-
-Adelante! Has lo que quieras! Quédate con la llave!-Voltee para irme-
-Vuelvo a saber que entras aquí y te denuncio.-Dijo a mi espalda-
-A la mierda contigo!-Grité abriendo la puerta-
La cerré azotándola.
No tome el ascensor, subí por las escaleras.
Necesitaba calmarme antes de llegar a casa.

Subí lentamente cada escalón. Logre hacer que mi respiración vuelva a la normalidad, pero poco duraría.

Abrí la puerta del departamento.
Mis ojos no creían lo que veían.
Mickey y Julieta en el sofá, besándose.
-Pero qué demonios es esto!?-Grite-
Se separaron bruscamente.
-Frank...-Dijo mi hermana- Yo...
-Te vas.-Mire a Mickey- Ahora.-Señale con mi mano la puerta-
Se puso de pie, acomodó su ropa. Se acerco a mi.
Tome su brazo.
-No quiero verte nunca mas cerca de ella y dile a Gerard que no se acerque a mi.
Sonrió.
-De qué mierda te ríes!?-Grite apretando su piel-
-Primero, no vuelvas a tocarme de esa manera.-Se soltó de mi- Segundo, mi hermano es el que debería estar enojado contigo.
-No quiero escucharte, quiero ver como salís por esa puerta.-La volví a señalar-
-Bien, me iré. Pero nos veremos pronto Frank.-Sonrió-

Se fue.
Mire a mi hermana. Me acerque a ella.
-No entiendo cuál es el maldito problema contigo!-Le grite-
Se puso de pie.
-Hey! No me grites. Soy bastante grande como para darte explicación alguna de lo que hago y dejo de hacer.
-Ah si!?-Seguía gritando- Conoces a un tal Paul que por esas casualidades de la vida es tu esposo!? Ah?
Suspiro y se dejo caer sobre el sofá.
-Frankie...-Miro el suelo.-No te lo he contado, pero últimamente las cosas entre el y yo, no están bien.
Respire hondo y me senté a su lado.
-Por qué no me contaste?
-Porque quería tratar de arreglarlo. Pero hoy he hablado con el, y las cosas siguen igual. No tengo la misma importancia para el como la tenia antes. Y bueno....-Suspiro- Me di cuenta que siento cosas por Mickey y el por mi.

Tome mi cabeza con las manos.
-Cómo esta tu cabeza?-Sentí que toco la herida-
-Peor que antes. He discutido con Gerard, luego vi a Mickey besándote. Piensas qué puede estar bien mi cabeza..?-La mire de reojo-
-Lo siento..-Alejo su mano- Por qué has discutido?
-Porque quiere saber porque he golpeado a George y...-Silencio- Tiene mi llave maestra, sabe que entro a su casa.
-Pero, cómo consiguió tu llave?
-No lo se.-Me encogí de hombros- Quizás alguna vez que estuve en su casa se me ha caído, o reviso mis cosas, quien sabe.
-Maldición, esto no esta yendo por buen camino. Te dije que no debías meterte con George ayer.
Me puse de pie.
-No quiero escuchar mas nada, solo me iré a dormir un rato ya que hoy no trabajo.
-Te despierto para el almuerzo?
-No. Solo quiero morir en la cama.
-Pero Frankie...
Hice un ademán con la mano y desaparecí en el pasillo.

Llegue a mi habitación.
Entraba algo de luz por la ventana, algo que mis ojos no podían tolerar.
Me acerque a la ventana y cerré todo.

Una vez mas a oscuras.
La oscuridad me rodeaba.
Allí pertenecía mi ser, por todo lo hecho.

Se supone que no debía sentirme de esa manera, sino mas bien aliviado por cumplir con los deseos del señor.
Pero últimamente sentía millones de cosas, menos eso.

Me senté en la cama, me agache.
Quite mis zapatos, pateándolos hacia ningún lugar en especial.
Desabotone mi pantalón, solo para sentirme algo mas cómodo.

Gire en la cama, y me acurruque en ella.
Oliendo mi propio aroma en las pequeñas pero cómodas almohadas.
Quizás tratando de captar alguna mínima esencia de Gerard en ellas. Pero se había ido.

Nada de que el quedaba en ellas, y en mi tampoco.

Recordé la conversación.

Creo que nunca sentiré tanta vergüenza como la sentí, cuando balanceó la llave frente a mis ojos. Sabe que entre a su casa las veces que quise, y aun así no hubo intento alguno de ahorcarme, solo una discusión casi llegando a los gritos.

Gemí levemente al volver a girar. Mi herida dolía un poco.

-Maldito...-Murmure en lo bajo-

Debo ser sincero y confesar que quise contarle la verdad allí, en ese preciso momento.
Pero qué iba a decirle? “Si, estaba rezando porque cumplo con las ordenes del señor?”

Si claro, y luego de allí, toma el teléfono, solo para que vengan los hombres de blanco para llevarme con una camisa de fuerza.

-Eres tan idiota Frank...-Me dije a mi mismo acurrucándome un poco mas en mi cama-

Puse mi mente en blanco, quizás media hora tarde en hacerlo, pero lo logre.
Cerré los ojos lentamente y caí dormido.

***

Desperté.
No quería abrir los ojos, no deseaba volver a ese mundo. Quería morir en el de los sueños.

Abrí lentamente los ojos.
Gire y observe el techo.
La cabeza seguía doliendo, y pasarían unos cuantos días para que dejara de hacerlo.
Realmente me había golpeado ese gran idiota, pero estaba vivo para contarlo.

La puerta de mi habitación se abrió.
Mire.
-Buen día...-Dijo ella dulcemente-
-Hola...-Respondí algún algo dormido-
Se acerco para luego sentarse a mi lado.
-Cómo estas?-Pregunto tocando suavemente mi herida.
-Bien, eso creo. Aun duele.-Conteste- Qué hora es?-Agregué-
-Las 8 de la mañana.
-Cómo? Es Lunes?
-Exacto.-Sonrió-
-Pero...-Dije confundido- No he cenado? He dormido desde ayer a la mañana?
-Si-Volvió a sonreír- Trate de despertarte para el almuerzo, no reaccionaste, y tampoco lo hiciste para la cena. Estabas cansado, decidí dejarte dormir.
-No lo puedo creer....-Murmure- He dormido todo un día.
-Iras a trabajar?
-Debo hacerlo.-Hice un poco de presión para que se levantara-
Se puso de pie, y me senté en la cama.
-Debes desayunar algo, no comes desde el Viernes.
-Lo se, desayunare. Pero primero quiero ducharme.
-Bien, nos encontramos en el living.
Sonreí y ella se fue.

Me desvestí, solo dejando mis boxers y tome mis cosas para ducharme.

Realmente sirvió ese baño, necesitaba despertarme. Sentía que había dormido una década. Muchas cosas habían pasado en un día, mi mente necesitaba procesarlas, decidir que hacer a partir de ahora.
No solo con la culpa que siento por mis “victimas”, sino con Gerard.

Salí del baño, volví a mi habitación, tome algunas prendas viejas, para desayunar con mi hermana.

-Veo que ya has preparado todo.-Me senté a su frente-
-Así es, Café?-Pregunto-
-Por favor.
-Cómo has dormido?-Dijo mientras servia en mi taza-
-Bien, no recuerdo haber soñado nada. Pero me duele aun la cabeza.-Toque la herida suavemente-
-No la vendaras?
-No.-Tome un sorbo de café.- Necesito que cicatrice, si la vendo constantemente no lo hará-
-Como quieras. Dime, qué harás con Gerard?
Suspire.
Hubo un pequeño silencio, mientras trataba de encontrar la respuesta correcta.
-La verdad es que..-Hice una pausa- No lo se. Creo ya no poder mirarlo a los ojos. Sabe que entro o entre a su casa. Aun tiene mi llave.
-No entiendo como es que la consiguió.
-Yo tampoco...-Mire la taza- Pero creo que ayer se ha terminado todo. No creo que nos volvamos a hablar. Estaba muy enojado, y lo entiendo Julie. Nunca le doy una respuesta concreta a sus preguntas, solo mas dudas de las que tiene sobre mi. Y de cierta manera también estoy enojado con el, por como me provoca. Esos sueños raros que aun no entiendo.
-Qué tienen que ver los sueños en todo esto?-Mordió una tostada mirándome-
-El día que vinieron a cenar, me lo dijo. Lo susurro a mi oído. “Recuerda tus sueños”. Qué piensas si alguien susurra esa frase a tu oído? Que sabe sobre tus sueños, cierto?
-Si.-Contesto-
-Entonces, cómo es que lo sabe? Cómo esta al tanto de que sueño con el? No lo entiendo.
-Que complicados que son.
-Y tu? Con Mickey?
Suspiro.
-No lo se. Creo que le pediré el divorcio a Paul.
-Hablas en serio?-La mire seriamente-
-Aja.
-Y...-Hubo un pequeño silencio- Comenzaras a salir con Mickey?
-No lo se Frank. Necesito pensar las cosas, tomarme un tiempo. De eso quería hablarte.
-Dime.-Dije-
-Ya que papa y mamá están en Australia. Aun no saben cuando volverán. Te molesta si me quedo unos días contigo? Hasta que sepa que hacer con Paul, mis cosas, el departamento y demás?
Sonreí.
Deslice por encima de la mesa mi mano, tome la de ella.
-No tienes que preguntarlo. Me gusta tenerte aquí conmigo. Lo sabes. Además, esta es tu casa también, que te hayas casado, no significa que dejo de serlo.
-Seguro?-Sonrió-
-Seguro. Quédate todo el tiempo que quieras. Estaremos juntos, nos consolaremos mutuamente, tomando en cuenta como vienen las cosas....-Mire hacia un lado-
Tomo mi mano, la llevo hasta sus labios y la beso.
-Te quiero hermano.-Sonrió-
-Yo también Julie, yo también.-Conteste-
Silencio.
La mire.
-Siempre envidie esa fortaleza de ti. Esa vez que me confesaste que no querías seguir matando. Fue la primera vez en toda la vida. Nunca antes lo habías dicho. Y si mal no recuerdo, creo habértelo dicho una vez por mes.
Sonrió.
-Siempre entre dos hermanos, esta el fuerte y el débil. Pero no creo que seas débil Frank.
-No?-Dije con sarcasmo- Fíjate, Gerard me maneja como quiere.
-Porque tu lo quieres así.
-Eso no es verdad, me opongo.
Me miro.
-Bueno...-Hice una pausa- Trato de hacerlo, pero siempre caigo.
Rió.
-No tienes porque preocuparte hermano. Si me ha tenido que tocar el papel de la hermana con fortaleza como dices, yo te cuidare.-Sonrió-
-Lo se.-Tome un poco mas de café-

***

El día paso.
En ningún momento vi a Gerard o a Mickey. Ni una sola vez.
Me sentía aliviado por aquello. No podría soportar una pregunta mas de él, sin saber que responder, mentir.

Parecía que llovería otra vez.
Últimamente llovía seguido.
Subí en el ascensor, algo casado.

Encontré a mi hermana arrodillada en el suelo, en el centro del comedor.
-Julie?-Pregunte cerrando rápidamente la puerta- Qué pasa?-Me acerque a ella-

No contesto. Comencé a preocuparme.
Me acerque un poco mas, arrodillándome a su frente.
Tapaba su rostro con ambas manos.
-Julie?-Volví a preguntar tomando sus manos-

Descubrió su rostro. Lloraba, lo hacia en silencio.
-Qué paso?-Trate de ver sus ojos-
Esquivo mi mirada.
-Yo...-Sollozo- Yo no lo entiendo!-Grito-
-Qué? Puedes decirme qué paso?

No respondió, y me abrazo, aferrándose de mi espalda.
-Necesito que me abraces, muy fuerte.
-Lo haré, lo haré. Pero qué paso? Fue Mickey?
-No.-Dijo rápidamente-
-Entonces?
-Es Paul.-Dijo entre lagrimas-
-Qué paso con el?
-Lo sabia, una parte de mi lo sabia. Tiene...-Hizo una pausa- Tiene otra mujer.
-Qué!?-Dije-
-Si...Frankie!!!-Grito ahogándose en su llanto-
-Shhhh...-Frote su espalda- Estoy acá contigo.
-No lo puedo creer. Todo lo que le di, lo ame, lo ayude. Qué tenia ella que yo no tuviese!? Dímelo!-Grito-
-Julie...-La solté lentamente-
-No lo puedo creer Frankie, yo daba mi vida por el. Sabia que algo ocurría. Lo sabia. Quise matarlo, no pude. Lo pensé, pero no puedo! Lo amo, pasara mucho tiempo para que deje de hacerlo. Pero no pudo haberme hecho esto! Era todo para mi! Y no le importe! Se fue con otra mujer, a mis espaldas.
Silencio.
-No se que decirte Julie....-Tome sus manos-
-No lo entiendo. Nos juramos amor eterno. No fue suficiente para el? Acaso se canso de mi? Hice algo malo? Fui tan mala como mujer?-No dejaba de llorar-
-No digas eso. Eres excelente en todo Julie.-Bese sus manos-
-Y aun así me mintió! Me engaño. Cómo se supone que debo sentirme? Todo este tiempo, engañándome. Me lo hubiese dicho! Julieta no te amo mas!-Grito- Prefirió seguir mintiendo.
La volví a abrazar.
-Shhhh....-Dije a su oído- Superaremos esto juntos.
-No lo se Frankie, no creo poder superarlo.
-No digas eso, lo superaras conmigo. Juntos. Como siempre ha sido. Me tienes a mi, al demonio con Paul. Así terminara.
-Júrame Frank, que nunca me dejaras, júramelo. Porque no lo soportare, no de ti.
-Nunca te dejare. Si sabes que te amo.
-No me estas mintiendo? Cómo lo hizo Paul?
-No te atrevas a compararme con el. Yo doy mi vida por ti, ahora mismo con tal que dejes de llorar por ese imbecil. Pongo las manos en el fuego antes de que te dañen otra vez.

Lloro en mis brazos un rato mas, hasta que finalmente logre escuchar solo sollozos.
-Vamos.-Dije soltándola- Acuéstate un rato, te despertare para la cena.
-Pero...-Dijo entre sollozos-
-No.-La conduje hasta su habitación.- Dormirás hasta la cena. Debes hacerlo, te sentirás mejor, te hará bien.-La coste en su cama-
-Gra...Gracias.-Casi tartamudeo-
-No tienes nada que agradecer.-Le quite sus zapatos, y logre arroparla- Ya todo se solucionara.

Cerro sus ojos.
Me recosté a su lado. Acaricie su hermoso cabello hasta que finalmente, logre que se durmiera.
Bese su frente, y sin hacer el menor ruido salí de su habitación.
Suspiré cerrando la puerta.
-Maldito.-Murmure a la nada.- Ya las pagaras.

Tenia que hacer algo por ella. Debía arreglar esta situación, pero no podía matarlo. Si ella no pudo, no me meteré en sus asuntos, aunque mi corazón se quebrara al ver como lloraba.


Camine hasta el comedor, y me deje caer en el sofá.
El teléfono sonó.
Me apresure a contestar, no quería que Julie despertara.
-Hola?
Silencio.
-Hola? Hola?-Repetí-
Nada.

Pero si había alguien del otro lado, podía escuchar su respiración.
-Hola!-Grite esta vez-
Colgaron.
-Idiota-Murmure a mi mismo-

Perdí tiempo mirando televisión, o al menos pretendía hacerlo.
Cómo podría con todo lo ocurrido? Nos rodeaba una gran confusión, situaciones extrañas.
En alguna parte de mi cerebro, aun ronda el misterio del cementerio.
Pero era mejor callar, si. Por qué indagar? Mejor olvidar, y fin de la cuestión.

Me encontraba en la cocina, no soy un cocinero experto. Pero puedo defenderme en un caso como estos.
Su comida preferida, pastas, con una cantidad generosa de salsa.

Deje todo listo, mesa, comida, todo.

-Julie? Hey...-La agite suavemente-
-Frank..Frankie?-Giro-
-Si Hermosa, la cena esta lista. Quieres comer acá?

Encendió la luz.
-No.-Sonrió- Quiero cenar contigo.
-Bien, dejare que te cambies, te espero en el comedor.-Me fui-

Me senté, la espere. A los segundos se acerco lentamente.
Tomo asiento.
-Mmmm.-Sonrió- Pastas.
-Se que te gustan.-Sonreí-
-Gracias Frankie. No se como agradace..
-No.-La interrumpí- No tienes porque agradecerme nada.

Comimos en silencio, regalándonos sonrisas. Hubo momentos en donde pensé que lloraría. Sus ojos pedían a gritos que dejara caer las lagrimas, pero las contuvo. Lo hizo, le costo mucho esfuerzo, pero lo logro.

-Te...-Balbuceo- Te molesta si me voy a dormir?
Sonreí.
-No Julie. Debes estar cansada. Acuéstate, yo lavare y ordenare todo aquí.
-Seguro?-Sonrió- No quieres que te ayude?
-Si sigues insistiendo, tendré que atarte a tu cama.-Sonreí-
-Gracias.

Se puso de pie, hice lo mismo y nos abrazamos.
Fueron esos abrazos eternos entre hermanos, cálidos, melancólicos, y quizás algo tristes.
La solté.
-Que descanses.-Bese su mejilla-
-Gracias.

Ella se fue.
Lave las cosas que habíamos usado para la cena, ordene. Todo había quedado ordenado.

Pero algo estaba fuera de lo normal, tenia bronca. Muchísima bronca, y debía descargarla, antes de que sea insalubre.

Mis cigarrillos se habían acabado, y era la excusa perfecta para salir a tomar aire.

Tome las llaves.

Por momentos rogué que el ascensor se detuviese en el octavo piso. El aparecía, me pedía disculpas, y nos besábamos.
Claro, esa una de mis tantas fantasías, cierto?

Planta baja.
Noche sin estrellas, muchas nubes, viento. Nadie en la calle.

Camine una cuadra. Era el quiosco mas cercano que teníamos.

Los compre, pero alguien había a mi lado.
Una mujer.
Tropezó con mi pie sin querer.
-Lo siento!-Rió-
-Esta bien.-Sonrió-

Pero esa sonrisa se borro por completo.
La viuda negra.
Ella se acostaba con hombres, los drogaba, y robaba sus pertenencias.
Maldita.

Puse como excusa, atar mis cordones.
Solo hacia tiempo para que ella comprara lo que necesitaba.
-Hasta luego.-Escuche-

Levante la vista, y me puse de pie.
Ella volteo y comenzó a caminar hacia el lado contrario de mi casa.

La seguí, no hice el menor ruido.
Pude tomar su brazo antes de que entrara a su edificio.
-A dónde crees que vas?-Dije a su oído-
Ella pudo ver mi rostro.
-Qué?-Dijo- Suéltame!-Tiro de mi brazo-
-No lo haré. Abre tu puerta, y subiremos juntos a tu departamento.
-Estas loco!-Grito-
-Hey!-Hice fuerza con mi mano- Acá las ordenes las doy yo, entendido? Si te digo que subiremos, tu abres la puerta, sin emitir palabra alguna.
-Pero..pero.
-Debo recurrir a otros métodos?-La interrumpí-
Negó con la cabeza.
-Bien. Ábrela.

Desempeñó mis ordenes. Entramos juntos.
Nunca solté su brazo.
-En cuál piso vives?-pregunte-
-Tercero.-Contesto-

Apreté el botón.

Pareció una eternidad la que tardamos en subir tres miserables pisos.
Se detuvo.
Abrí la puerta, y la empuje.

-No entiendo por qué haces esto.-Comenzó a temblar-
-Ya veras. Entremos.
-Quieres entrar? Por qué?-Hizo un silencio- Ah...-Suspiro sonriendo- Estas enojado por lo de tu pie, y quieres que te preste un servicio para que se vaya el dolor?
-Cómo!? No!-Casi grite- Deja de hablar y abre tu puerta.

Finalmente estábamos en su departamento.
Ni muy amplio, ni muy chico.
Era ideal para alguien que quería vivir solo, o llevar sus hombres / mujeres allí.

De todas formas, no se por qué. Pero sentí asco.
Mucho. No soy quien para juzgar a las personas, pero según mi señor? Eso era un pecado. Como tal, debe ser limpiado y eliminado de cualquier forma.

Esta noche, era su turno.
A todos les llega. Tarde o temprano, todos pagaran.

Cerré la puerta.
-Dime, hace cuánto tiempo lo haces?
-Hace un dos años.
-Mientes.
-No miento!-Comenzó a llorar-
-Si lo haces. Me refiero hace cuanto tiempo que drogas a tus clientes y robas sus pertenencias.
-Cómo lo sabes!?-Grito- Quién eres?
-Deja de gritar.-Me acerque a ella-

La tome nuevamente de su brazo, y busque su habitación.

De hecho, era la única que contenía el departamento.

-Deja de mentir!-Grite empujándola hacia la cama-
Cayo y volvió a llorar.
-Cómo lo sabes!?-Repitió gritando-
-Yo se todo.-Sonreí- No debes mentirme.
-Bien!-Se resigno- Hace un año. Un año que drogo a los hombres. Cuál es el problema?.
-Ellos me usan, me tratan como basura. Se lo merecen.
-Porque tu los dejas!-La señale con mi índice-

No sabia que responder, tenia razón, no había forma de excusarse.
Se acurruco en la cama.
Me acerque a ella, me recosté a su lado.
-Lo siento, pero debes pagar por tus pecados. Quizás si hubieses elegido otro tipo de vida, hoy no seria su final.

Nunca lo sabremos.

Ella me observo, tenia miedo, pero lo quería, lo deseaba. Quería morir.
Ella, no podía detenerse por su cuenta, necesitaba que alguien lo haga por ella.
Quizás, hasta me veía como su ángel negro.

“Estas loco Frankie”, me dije a mi mismo.

-Me mataras, cierto?-Sollozo girando hacia mi-
-Debo hacerlo. Lo sabes, no?
-Si.-Asintió con su cabeza-
-Cómo lo sabes?
-Solo lo se. Alguien me lo dijo.
La mire unos segundos, tratando de entender su respuesta.
-No preguntes, no diré mas nada. Pero no deseo seguir con esto. Mátame, como sea.

Silencio.
Era la primera vez que alguien lo aceptaba, lo quería, estaba de acuerdo con eso.

¿Quién era el loco aquí?
Ella? Yo?

Al demonio con las confusiones.

Sonreí.
-Por qué sonríes?-Nunca dejaba de mirarme-
-No puedo creer lo que me estas diciendo, te matare, y estas de acuerdo con eso?
-Acaso no debemos pagar todos por nuestros pecados?
-Pero lucharías por el ultimo segundo de tu vida. Todos lo hacen, se retuercen del dolor, pero luchan.
-No luchare, ya no quiero tener esta vida. No puedo cambiarla, lo trate. Millones de veces, créeme...-Hizo una pausa-
-Frank.-Dije-
-Frank-Dijo ella- Créeme que lo trate.
-Sabes? Tu eliges.
-Cómo?
-Dime, cómo quieres morir? Te doy la opción.
-Estas hablando en serio?
-Aja, es tu premio por no resistirte, por reconocer que pecas, que no llevas una vida digna.
-Acaso tu la llevas?
Suspire.
Me sorprendió.
Hasta que punto puedo engañarme a mi mismo?
-No lo se.-Suspire- Pero cumplo con sus ordenes. Las de Dios.

No contesto. No se si creyó en mis palabras, pero no dijo palabra alguna.
-Pastillas.
-Pastillas?-Dije-
-Si, solo quiero dormirme.
-Estas segura? Es tu ultimo deseo?
-Si.
-En dónde las tienes?
-Fíjate en el baño.-Comento-

Lo dude, quizás solo estaba actuando, y escaparía en cuanto vaya a buscarlas.
Pero no.
Fui rápidamente al baño, tome un frasco del botiquín. Volví prácticamente corriendo, y no se había movido ni un centímetro de su lugar.

La esperaba y le sonrió a su muerte.
-Puedo pedirte un favor?-Pregunto-
-Depende.-Respondí-
-Luego de que...-Hizo una pausa- Luego de que las tome, puedes quedarte conmigo hasta que me haya ido? Siempre estuve sola. Toda mi vida, y siempre dije que nadie debe morir solo, y no quiero hacerlo.
Me acerque a ella, recostándome una vez mas.
Le entregue el frasco.
Ella tomo una pequeña botella de agua que se hallaba en su mesa de luz.

Giro mirándome con las pastillas en la palma de su mano.
-Sabes?-La abrace- No eres mala persona, no se qué es lo que te llevo a tener esta vida. Pero no te merecías esto.
-No te pongas cursi, quieres?
-Lo digo en serio.
-Como quieras. Las tomare ahora, esta bien? Te quedaras?
-Me quedare.-No lo dude-
-Gracias.

No respondí.
Se reincorporo, apoyándose en sus codos.
Me miro una vez.
Quince píldoras pasaron por su garganta.
Dejo la botella en el suelo, vacía.
Volvió a mi.
La abrace con fuerzas.
-Solo cierra tus ojos.
-Frank?
-Si?
-Gracias.
-No hay nada que agradecer.
-Si lo hay. Y cuando me vaya me encontrare con ella.
-Con quién?
Silencio.
-Con quién?-Repetí-
-Con la causa de mi vida, con mi mamá. Ella se fue, mi vida fue un desastre desde aquella vez.
-Repite conmigo-Dije- Perdona nuestras ofensas.
-Perdona nuestras ofensas.-Dijo rápidamente-
-Estas libre.-Acaricie su oscuro y largo pelo-
-Lo se.-Murmuro-

Sonrió, lo sentí en mi piel cuando lo hizo.

Fue lo ultimo que dijo. Se marchó.

No podía moverme, no quería.
Tuve el loco pensamiento de llevarla en mis brazos al baño, y hacerla devolver aquellas píldoras. Gritarle un “perdón”, “no mereces esto”.
Pero no podía, no debía.

Tenia que tapar mis sentimientos.

Sentí que su frío comenzaba a rodearme.
Era tiempo de irse.
Me levante suavemente.
La arrope en su cama.
Aun sonreía, quizás la estaba abrazando su madre. Quien sabe.
Pero ella? Estaba en paz, y libre de pecado alguno.

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