domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #10

Capítulo: #10

Pensé en como decirle, que lo que había pasado, no era más que un simple error. Que solo había tenido un impuslso por besarlo. Pero por alguna extraña razón no quería. No me atrevía, tenía miedo. ¿A qué? No sé. Solo sentía un gigantesco temor.

— Yo te llamé...Por que...Quería que hablaramos, del insidente en la fiesta de Bob. -dije una vez que ambos nos encontrabamos sentados en el sillón. Yo estaba mirando el suelo. No quería encontrarme con sus ojos. Tal ves era ¿Verguenza?
— Lo...Lo siento. No sé qué me pasó. -dijo moviendo las manos, sin mirarme
— Creo que ambos...Nos confundimos. Puede ser que el alcohol, nos haya jugado una mala pasada. -traté de justificar mi propio actuar. Pero algo en mi, me decía que estaba mintiendo descaradamente.
— Si...Puede ser. -nos quedamos en silencio, hasta que ambos levantamos nuestros rostros y nos miramos por primera vez, desde que estabamos sentados, a los ojos.

Sin quererlo, mis ojos recorrieron sus labios. Sus tan rojizos labios. Aquellos labios que había besado, segun mi mente y sentido común, sin querer. Luego mis ojos se fijaron en los suyos y vi un hermoso resplandor en ellos. Un brillo especial. Ignoro el tiempo, en el cual estuvimos así. Simplemente mirandonos. Serios. Hasta que él bajó la vista y sonrió.

— Creo...Que es mejor que me vaya. Todo está arreglado -dicho esto, levantó la mirada y se fue, dejandome más confundido que antes.

Algo andaba mal. Algo en mí estaba mal, pero muy mal. Necesitaba verlo. Necesitaba sentirlo aquí. Conmigo. A mi lado. Dándome esos extraños consejos, para mejorar mi estado de animo. Quería ver esos ojos verdes nuevamente. Esos cristalinos, ojos. Pero ¿Por qué? Tal vez él sí me gustaba -¡Vamos, Gerard! Es un hombre. ¿Desde cuando te gustan los de tu tipo?- Se apuró a objetar esa maldita voz.
No sabía como ni cuando, había nacido esta extraña necesidad de verlo o simplemente sentirlo. Solo sabía que estaba presente en mi. Que estaba aquí dentro y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera Frank.

— Bob. Me siento terriblemente mal. -empezé contandole a mi amigo
— De eso me puedo dar cuenta. Tienes unas enormes ojeras. ¿Te duele algo? ¿Quieres que te prepare algo? -lo ví bastanta curioso
— No. No me refiero a ese tipo de malestar. Mi cabeza está mal, mis sentimientos están mal, estoy tan ¡Confundido! -dije liberandome y tomando un sorbo de cerveza
— ¿De nuevo estás pensando en Leah?
— No. Bueno, en parte. Aunque ella no tiene la culpa de esta confusión en mi p*ta cabeza.
— ¿Y quién la tiene entonces?
— Frank. Él tiene la culpa -Mi amigo abrió los ojos a más no poder y la boca, parecía que le llegara al suelo.
— ¿Frank? ¿Qué pasó, Gerard? ¡Cuentame!
— Okay...Es complicado. Creo...Creo...-no me atrevía a decirlo. Esas palabras no podían salir de mi boca. No podía decirlo.
— ¿Que te gusta? -dijo con una enorme sonrisa
— No sé. Por eso te digo que es complicado. ¿Como me puede gustar una persona de mi mismo sexo, Bob? ¡Es imposible! Es decir, casi me caso y con una mujer. Nunca me he sentido atraído hacia hombres, pero...Frank...-estoy seguro que en la cara se me dibujo una estúpida sonrisa.
— Tal vez, esta sea tu primera vez. Siempre hay una. Quizás, encontraste en Frank, algo que buscabas...
— No lo sé, Bob. Me siento terrible. No puedo creer que me guste...¿Un hombre?
— Tomatelo con calma. No sé que más puedo decirte. Solo que lo pienses bien, hasta que estés seguro. -Me despedí y salí de allí.

Quizás Bob, tenía razón y esta era la primera vez que me gustaba un hombre. Se sentía bastante extraño. Me sentía mal, por tener estas confusiones. Tal vez para mí, Frank, era solo un buen amigo y me daba fuerzas. -Ya no trates de engañarte, Gerard. El tipo te gusta y punto.- No me negaba solo por que él fuera un hombre, si no el qué dirán. Es verdad que nunca me había interesado antes, pero ahora es distinto. Este mundo es tan mie.rda, que discrimina por lo que se le venga en gana.
Se me venía a la mente Caroline, una vieja amiga, que tenía al terminar la primaria. Ella le había contado a su madre, su sexualidad. Su madre hizo un alboroto gigantesco, y le decía que eso no era normal, y la hacía sentirse pésimo. Recuerdo sus cortes. Recuerdo todos sus intentos de suicidio por el tema. A ella también le dolía. Yo sé cuanto quizo cambiar, pero los sentimientos siempre son más fuertes que la razón. Ella también se sentía terrible por su madre, pero ¿Qué podía hacer? Según lo que me decía, era algo invitable y ahora la estaba comenzando a entender.

— Lo sabía, Gerard -Había recurrido a mi hermano, para que me diera algun "consejo"
— ¿Como? -pregunté confundido
— Eso. Sabía que terminarías teniendo algo con Frank –rió
— ¿Qué? ¿Por qué? -No podía creer mlo que estaba escuchando de la boca de mi hermano.
— No sé. Siempre encontré muchas miraditas, sonrisas. Instinto de hermano, supongo.
— Bueno y tu consejo es que...
— Dile que te gusta. -Así de simple. Oh que fácilidad tenía Michael, para tomarse las cosas. Todo para él era simple. Como me gustaría ser parecido a él.
— ¿Así de fácil? ¿Tú crees que es llegar y decirlo? No, Mikey. Menos si es un hombre ¿Entiendes?
— Mira, Gerard: Tu siempre te complicas con las cosa. Las cosas más fáciles, son difíciles para ti. Solo dile que te gusta y ya.
— No lo sé, Mike.
— Bueno, me debo ir. Mamá esta molestando, para que la acompañe a comprar al supermercado.
— ¡Te amo, Hijo! -escuché a mamá desde la otra línea.
— Yo también mamá.
— Mikey, dijo que vendrás en verano ¿Es verdad? -Donna, estaba tan entusiasmada.
— Si, mamá. Iré en el verano. Lo prometo.
— Te espero, mi amor. Ya Michael, cuelgale a tu hermano y acompañame. -escuché como retaba a mi hermano menor. Me vinieron unos hermosos recuerdos de cuando vivamos juntos.
— Ya escuchaste, Gee. Cuidate, hermano. Te quiero. -colgó.

Pensé...Simplemente no podía. ¡No podía gustarme! Quizás si me alejara de él, estaría mejor, y esto desaparecería. ¡No es normal!. Me repetía una y mil veces. Comencé a llorar. ¿Como era posible tal confusión en mi cabeza?. Las lágrimas no cesaban y yo no entendía el por qué de tanta angustía. ¿No ver a Frank por un tiempo? o ¿Simplemente nunca más?. Eso era. Tenía miedo de no volver a ver Frank. Tenía miedo de algo que yo mismo me estaba imponiendo. Si, lloraba por él. Lloraba por Frank.

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