domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #12

Capítulo: #12

Se paró frente a mí y quedé sin habla. Si estaba nervioso cuando me decidí a contarle, imagínenlo ahora, que lo tenía en frente y listo para escuchar lo que tenía que decir.

— ¿Viniste solo? -fue lo primero que dijo
— Si. Es que...Necesito hablar contigo -miré el suelo
— Pensé que todo estaba dicho. -una pequeña risa me hizo mirarlo
— ¿De qué te ríes? -pregunté intrigado. Que yo supiera, no tenía cara de risa
— Nada. ¿Qué quieres conversar? -volvió a su seriedad
— ¿Podemos hablar ahora?
— No. Tengo carrera...Ahora. Si quieres después de la carrera hablamos ¿Sí? -asentí y se fue.

Me senté en una banca que había y comencé a fumar. Ni cuenta me di, cuando ya por mi boca había pasado la cajetilla entera de cigarrillos.
Estaba como con crisis de pánico, sudaba y temblaba. Estaba muy nervioso. Nunca me había sentido así. Ni siquiera con Leah, tenía recuerdos de haber estado tan nervioso.
La carrera empezó y como era de esperarse, Frank, iba primero. Luego me distraje, mirando el cielo. No había estrellas, había solo nubes. Eso era un claro indicio de que iba a llover.

— Buena carrera -dije cuando lo vi
— Terminé segundo, Gerard -estaba enojado. Tal vez estaba muy acostumbrado a ser siempre el ganador.
— No es malo. Tambien existe la derrota ¿Sabías? -dije para molestarlo
— No. Para mi no. -se veía bastante enojado y yo bajé la vista- Lo siento. Es solo que no me gusta. -sonrió- ¿De qué querías hablar?
— ¿Puede ser en otro lugar? Más privado.
— Okay. ¿Quieres ir a mi casa? -asentí- ¿Vienes en auto?
— Si.
— Entonces me sigues ¿Okay?

Y me fui todo el camino, detrás de él. Me obligaba a acelerar la velocidad, ya qué el conducía bastante rápido. Bajé toda la ventana, para que el viento helado, chocara contra mi rostro y me tranquilizara un poco.

— ¿Y...? ¿Qué me tienes que decir? -estabamos en su habitación. Muy amplia, como su casa en general
— ¿Te gusto? -eso no estaba planeado, pero debía preguntarlo. Él abrió sus ojos y noté como sus mejillas se tornaban rosas
— ¿Por qué preguntas? -escuché una risa nerviosa
— Necesito saber -estaba tan desesperado por que él me dijera que me quería, que sí le gustaba.
— ¿Eso querías hablar? -levantó la vista y la fijó en mi
— No...Pero está bastante relacionado...
— Entonces te escucho -Su capacidad para convencerme de cada cosa, era espectacular. Simplemente genial.
— No sé...No sé como partió esto. Frank, eres una persona muy especial para mí. Una muy buena persona. Siempre que puedes me subes el ánimo. Cada palabra que me dices, es energizante. Frank, tú...Tú me gustas -Ni siquiera yo creía lo que había dicho. Todo salió desde lo más profundo de mi alma
— Gerard, no quiero que juegues conmigo. Él otro día en tu casa, me dijiste que yo no te gustaba. Que lo del beso, solo había sido un error...
— Sé todo lo que dije. Pero lo que te estoy diciendo ahora es verdad. Me gustas -nos miramos a los ojos
— Creo que debes aclararte bien. No quiero que creas una cosa y luego otra. No quiero que me dañes, Gerard.
— Estoy seguro de lo que estoy diciendo. Te quiero y me gustas...Me gustas mucho.
— No lo sé, Gerard. Debes pensarlo bien. Creo que esto es nuevo para ti, y quizás solo me quieres como un buen amigo...-volteó para salir de la habitación
— ¡Frank! -lo tomé del brazo y luego por el cuello de la polera, lo arrojé de espaldas a la pared. Ya no me podía aguantar las ganas de besarlo. ¡Simplemente no podía! -me gustas...mucho -junté sus labios con los míos por fin. No obtuve respuesta verbal. Él solo correspondió mi beso. Metió sus manos bajo mi polera y yo hise lo mismo. Esto era terriblemente extraño. Lo deseaba. Deseaba a un hombre . De apoco fuimos avanzando hasta que quedamos a un costado de su cama. Me sentó y el hiso lo mismo, pero encima mío. Quité su polera y pude ver su precioso cuerpo. Son indescriptibles las ganas que tenía de poseerlo, pero algo me lo impidió.- No...No puedo. -Me separé de él- Lo siento, Frank, pero no puedo hacerlo. -tomé mi polera y me la puse
— Tranquilo. Lo siento. Creo que fui muy rápido. -me besó dulcemente
— Te quiero...Te quiero mucho -dije entre besos y suspiros.

— Yo también, Gee - Eso sonó realmente hermoso, dicho por él.- ¿Te quieres quedar?
— Está bien. -sonreí y nos acostamos. Lo abracé fuertemente por debajo de las sabanas, y escabullí mi rostro en su cuello.- ¿Sabes? No me agradabas para nada. -el soltó una pequeña risa
— Si me daba cuenta. Tú siempre me gustaste. Era algo extraño. Desde que te ví, que algo en ti me atrajo.
— ¿Si? ¿Qué cosa? -pregunté curioso.
— No sé...Tus ojos, tu perfecta nariz, tu dulce sonrisa...Hasta tu antipatía por mí, me agradaba -reímos.
— Tú no me agradabas para nada. Te encontraba un arrogante.
— A veces suelo ser así...Lo siento. -callamos unos segundos- Ahora, es tiempo de que yo te pueda conocer mejor ¿No Crees?
— Y ¿Qué quieres saber?
— ¿Recuerda cuando en el casino de la Universidad te dije que tenías una gran pena? Quiero saber que es...-acarició con mucha delicadeza mi nariz.

Pensé y medité, sobre si este era el momento adecuado para hablar de eso. De verdad no estaba seguro. No me sentía del todo preparado para hablar de un tema así de delicado con Frank. Pero si quiero estar con él, tengo que cerrar aquel capítulo, tan doloroso de mi vida.

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