domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #22

Capítulo: #22

Lo obligué a que fuéramos en auto, llegaríamos más rápido. Frank, trataba de contener sus lágrimas. Por mi lado, solo trataba de controlarlo. De calmarlo, pero era casi imposible...Si algo le llegara a suceder a Demi, Frank moría.
Llegamos y Frank, estaba como en "shock" no hablaba, solo tiritaba y escuchaba como sus dientes rechinaban

— ¿La habitación de Demi Iero? -le pregunté a la secretaria
— ¿Es algun familiar? -Frank, estaba sentado en una silla de la sala de espera
— Si, soy...su primo - ¿Qué más iba a decir? -
— Su nombre, por favor -dijo sacando una planilla y un lápiz
— Gerard Way.
— Se encuentra en una situación muy delicada. Allí viene el doctor -corrí hacia él
— Doctor, la señorita Demi Iero ¿Como está?
— Esta en una situación complicada. Debemos operarla de urgencia. Se golpeó la cabeza muy fuerte. Los accidentes en moto, son muy frecuentes y peligrosos, sobre todo cuando no lleva casco - ¡Mierda! eso si que era terrible.
— ¿Se mejorará?
— No sabría decirle. Ella está muy delicada.

Sin más se fue. ¿Ahora como le decía a Frank, lo que el doctor me acababa de decir? . Me senté a su lado y lo abracé, apenas recosté su cabeza en mi hombro, comenzó a llorar.

— Tranquilo -acaricié su cabello. Consolando, no era el mejor, pero trataba de hacerlo bien- Todo saldrá bien
— ¿Seguro? -dijo entre sollozos
— Si, Frankie. Hay que estar tranquilos.-acaricié su rostro y sequé sus lágrimas
— Eso intentaré. Debí haber estado allí, Gerard. -se culpaba
— Nadie sabe cuando puede ocurrir un accidente, Frankie, no te culpes.
— Pero tal vez que yo hubiera estado allí, hubiera cambiado en algo las cosas...

No seguí hablando. Nos quedamos allí hasta cerca de las 3 am. Nadie nos daba noticia alguna sobre el estado de Demi.

— Mejor vamos a descansar ¿Si? -se estaba quedando dormido en mi hombro
— No. Si quieres ve tú. Yo me quedaré aquí.
— Estás loco. No te dejaré solo. -lo besé- Pero es mejor que nos vayamos a descansar y volvamos mañana -lo tomé delicadamente del rostro y lo besé
— Te amo -dijo con lágrimas cayendo aun por su rostro.

Me mantuve abrazado a su cuerpo durante todo el trayecto hacia el auto. Me daba tanta impotencia verlo así, por que yo no podía hacer nada para que se tranquilizara.
Nos fuimos a su casa.

— Frankie...-regañé al verlo prepararse una taza de café- Debes dormir, cariño. -acaricié su rostro
— No quiero, Gerard. ¡Mi hermana está grave en el hospital y me estas pidiendo que me vaya a dormir! -se estaba alterando, al punto de gritarme la ultima frase.
— Frank, solo quiero lo mejor, para ti... No estás bien...
— ¡Basta Gerard! ¡Ya te dije una vez que yo sé cuando estoy bien ¿O no?! -tiró la taza al suelo
— ¡Frank, cálmate! -grité.
— ¡Mierda, Gerard! ¡No es tu hermano el que se está muriendo! ¡Si fuera así ya estarías con una navaja y una botella de vodka en la mano! -No puedo explicar lo horrible que se sintió que él me dijera aquellas cosas.
— Te desconozco, Frank.

Me largué de allí. ¿Como mier.da se atrevía a decirme eso? Si yo lo único que quería era poder ayudarlo...consolarlo. Las lágrimas recorrieron mi rostro mientras conducía. Sus palabras me afectaban más que nada. -Entiéndelo, Gerard. El amor, no es para ti- . Habló aquella voz maldita de mi interior.
Llegué a casa y me tiré en la cama. Ni siquiera tenía ganas de sacarme la polera.
No pude dormir. Repasé todo lo que había sido hasta ahora mi "relación" con Frank. Había tenido altos y bajos. Bajos, muy bajos. El me había hecho llorar demasiadas veces. ¿Lo merecía? ¿Merecía sufrir tanto? ¿Que mier.da había hecho yo, para sufrir tanto?
Una vez me dijeron que no hay que preguntar "¿Por qué a mi?" si no "¿Por qué no?". En momentos como estos me gustaría ser un robot. Ellos no tienen sentimientos, por lo tanto no sufren.
Tal vez mi momentánea felicidad había llegado a su fin. Esa palabra siempre me asustó: "Fin"

— Gerard, lo siento. No me dejes solo, por favor -escuché del otro lado del telefono. La contestadora estaba puesta- No era mi intención decir eso, pero ¡Entiéndeme! Mi hermana se está muriendo en un hospital. - ¿Y quien me entiende a mi? - Por favor, Gee - colgó.

No lo había vuelto a ver luego de eso. Solo supe, por Bob, que su hermana ya estaba a salvo en casa. Afortunadamente la operación había sido todo un éxito.
Era extraño...Ya no tenía aquella necesidad de sentirlo. Tal vez, definitivamente no era amor, lo que sentía por Frank. Quizás solo fue alguna clase de "experimento" - Basta, Gerard ¿Qué mierda estás hablando? ¡Le hiciste el amor! - Okay, mi cabeza tenía razón, pero ¿Como explicar esto entonces?.

— Hola, Gerard -dijo a un lado de mi escritorio. No había escuchado su voz en casi una semana y al hacerlo, mi piel se erizó.

— ¿Qué haces aquí, Frank? -mirar sus ojos me enloquecía. Definitivamente yo estaba creando ideas imbéciles y sí lo amaba. Lo amaba demaciado.
— Tenemos que hablar. -su rostro estaba serio. No era el Frank, que había conocido. Aquel con una sonrisa imborrable en el rostro.
— Okay. ¿Me esperas abajo o prefieres quedarte hasta que termine? -me quedaban unos cuantos dibujos que hacer y luego ya me podía ir.

De solo escuchar su voz, aquel nerviosismo se había hecho presente. Sentía hasta miedo, de lo que él me tuviera que decir. Tenía miedo de que "nuestro" final hubiera llegado. Me aterraba el pensar que esta sería tal vez nuestra última conversación.
Terminé los dibujos y bajé.

— Vamos -le dije y me siguió. Caminamos hasta el estacionamiento en silencio. No me atrevía a decir nada. Las palabras no salían de mi boca. No había manera de hacerlas salir.
— Quiero...-lo miré- Que vayamos a tomar un café o algo...-él estaba distinto.
— ¿Dónde?
— Hay un café aquí en la esquina.
— Starbucks...-susurré.
— ¡Ese! ¿Vamos? -lo vi sonreír. Pero fue una sonrisa fugaz, solo una brisa de alegría.

No tuve necesidad de sacar el auto, ya que estaba solo en la esquina. El maldito silencio, nuevamente se había apoderado de "nuestro" ambiente. Okay, me gustaba el silencio, pero no en estas situaciones incómodas. Quería que me dijera de una vez todo, por qe me estaba matando de los nervios.

— Gerard...yo...

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