domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #24

Capítulo: #24

Mi primer beso, se lo había dado a ella, cuando teníamos aproximadamente diez años, un beso que para ella también fue el primero.

— Como olvidarlo... -suspiré al recordarlo.
— Recuerdo que estabas nerviosismo. -reímos- Me tomaste de la cintura y me acercaste a ti. -nos miramos. Sentí que su mirada me trasportaba hasta aquellos hermosos tiempos de nuestra niñez. Sus tan brillantes ojos... - Hey, detente. ¿Sus tan brillantes ojos? ¿Y Frank? ¿Qué sucede con Frank? ¿Ahora que ves a tu primer amor, te olvidas de él?- ¡Frank! -me había olvidado completamente de él.
— ¿Quién es Frank? -preguntó confusa
— Un amigo - ¿Un amigo? ¿Qué mierda te pasa, Gerard?. Él se atrevió a decir que eras su novio y ahora tú haces esto . Sacudí mi cabeza, tratando de que esa voz se callara.


{~ Narra Frank ~}

Y sin más nada me dejó solo. Se fue con aquella tal "Sarah". Si, estaba celoso y muy celoso. Se fue sin siquiera decirme "adiós" o un "vuelvo luego", no, claro que no. Simplemente se fue -[/i] Frank, entiende. Sarah, era su mejor amiga. El ni siquiera sabía de tu existencia cuando ellos eran amigos. Déjalos que se vayan a poner al día-[/i]. Hice una mueca, ya que eso se podía interpretar de dos formas y se me revolvía el estómago.

— ¿Qué te pasa? -preguntó, luego de que yo le corriera la cara, cuando pretendía besarme
— Te vas con aquella chica y ni siquiera me avisas. Te dicen que es ella, y sales corriendo como si el mundo se viniera desmoronando tras de ti ¿Quién es ella?
— Mi mejor amiga -respondió- Vamos, Frank. No puedes estar celoso, de Sarah. -intentó abrazarme
— Si puedo... -me derretí al sentir sus cálidos labios besando mi cuello.
— No creo que por mucho...-siguió. Sentía su húmeda lengua en mi cuello. Sus manos iban bajando lentamente por mi tronco, levantando mi polera
— ¿Aquí? -dije un poco asustado
— ¿Dónde más quieres? -dijo riendo. Siguió con sus dulces caricias, al rededor de mi cuerpo. De apoco me fue recostando en la cama. Al parecer el quería ser el de la iniciativa esta vez y yo no haría el mínimo esfuerzo para que eso no sucediera. Me besaba de manera desesperada. Sus manos parecían no estar saciadas. Me tocaba de una manera extraña....extremadamente loca. Sacó mi polera y miró ansioso mi cuerpo. Besó y mordisqueó cuando pudo, mientras mi excitación iba en aumento. Al ir bajando, su cuerpo rozaba de manera exquisita mi miembro, que seguía creciendo producto de caricias involuntarias que él me proporcionaba. Llegó allí. A esa parte clave. Me miró con una sonrisa hermosísima. Comenzó a tocarme, por encima del pantalón. Los primeros gemidos se hicieron presentes, de su parte también se oían. Yo mismo desabroché la hebilla y el cinturón. Una pequeña risita, se pudo oír proveniente de sus labios. Mordió mi pene por encima del bóxer haciéndome gemir con fuerza. Tomó aquella molestosa tela, por el borde, con los dientes. Los bajó. Sus manos envolvieron mi verga. Sus dedos se empezaban a deslizar por toda la extensión de este, haciéndome estremecer de placer. Pasó su lengua, por la punta. ¡Oh Dios! que contacto más exquisito. Nunca había sentido su lengua en mi miembro. Lo introdujo en su boca y succionó. No podía más de placer. Acariciaba mis piernas de arriba abajo y me excitaba más aún. El aire se me hacía dificil de inhalar. Mi entrecortada respiración me decía que en cualquier momento me vendría en su boca y así fué. Tragó todo el líquido blanco salido de aquella parte de mi cuerpo. -Me toca a mi -dijo de una manera extremadamente seductora. Me volteé. Bajó sus pantalones. Podía escuchar sus suspiros. Sentí que entró. Gimió fuerte al igual que yo. Okay, no me dolía tanto, pero el hecho de que fuera él y no cualquiera, hacía que fuera especial. Lo hizo de nuevo. De apoco comencé a pedirle que acelerara sus embestidas contra mi cuerpo. Sus manos me tomaron del abdomen. Tomé su cabeza y la acomodé en mi hombro. Gemía en mi oído y esto me provocó una nueva erección. Tomé una de sus manos y la conduje hasta mi miembro una vez más. Sonrió. Repitió lo de hace unos momento. Comenzó a mover su mano más rápido, hasta que ambos llegamos al orgasmo.

— ¿Como estuvo? -preguntó bajo las sabanas
— Perfecto, maravilloso, estupendo...Como tú. -lo besé
— Te amo, hermoso.

Nos dormimos. Nuestra relación iba de lo mejor. Nos amábamos y eso se podía hasta respirar.

— Mamá...Debemos hablar -comenzó Gerard
— ¿Qué sucede, hijo? -preguntó Donna
— Señora Donna, esto es un poco complicado de contar y...
— Mamá, soy gay -dijo Gerard. Quedé estupefacto. Lo miré con confusión. Yo estaba más nervioso que él y eso que se lo contaríamos a su familia.
— ¿Qué? ¿Qué estás diciendo, Gerard? -se veía tranquila
— Estoy enamorado de Frank. -me miró con ternura
— ¿Tu...lo convertiste?
— Yo...yo...-no sabía que decir, en verdad estaba asustado

— No, mamá. Lo único que hizo fue hacerme sentir bien...Acompañado. Amarme como soy.
— ¡oh, Gerard! No sé que decirte...-se veía serena, pero shokeada- Supongo que estás bastante grande para tomar tus propias decisiones y si esto es lo que quieres en realidad...Está bien.
— Sabía que me apoyarías. -la abrazó
— Júrame que lo harás feliz -esta ves se dirigía a mi.
— Se lo juro.

Luego de eso, nos fuimos a tomar un café. Gerard, me quería mostrar los lugares donde había pasado su infancia. Me llevó hasta un parque.

— Aquí, pasé casi toda mi infancia. Solían escalar aquellos árboles. -apuntó unos gigantescos árboles
— Es muy lindo. Pero el parque con la fuente de agua, es mucho más lindo -reí
— Por supuesto. Ese lugar es maravilloso. -seguimos nuestro recorrido y fuimos hasta su primera escuela. Era azul con gris. Bastante grande.- Esta fue mi primera escuela.
— ¡Oh! Es muy grande
— Lo es. Pasé días muy horribles aquí. Muchas discriminaciones...Ya sabes...Yo era el "raro" -rió. Me gustaba saber que era tema superado.

Seguimos y me llevó a los bares, a los que fue. Recién allí me enteré, de que el tenía una banda, cuando iba en secundaria. Él cantaba.
Luego nos fuimos a casa y estaba Donna, sirviendo la cena.
— Gee, te busca Sarah -dijo Donna
— Iré a dar una vuelta con ella y luego vengo.

Y así pasaron los días. Gerard, salía todas las tardes con Sarah y yo me quedaba con Mikey en casa, jugando videojuegos o haciendo alguna tontería.
Últimamente él estaba muy extraño. Casi ya no me tocaba. Sus besos no eran los mismos, sus caricias se habían vuelto frías. Estaba muy cambiado. No era mi Gerard.

— No quiero, Frank -dijo cuando acariciaba la parte baja de su cuerpo
— ¿Qué te pasa?
— Nada ¿Por qué? -sonrió
— Últimamente ya no me besas...No me acaricias...Estas...frío.
— Son solo ideas tuyas, Frank. -besó mi frente.

Eso traté de pensar, que solo eran esos estúpidos celos de que ella lo tuviera prácticamente todo le dia, pero no. No eran solo ideas.
Un día, Sarah, llegó y Gerard la condujo hasta la habitación. Sin siquiera saludarme. Subí a preguntarle a Gerard, si cenaría o no, pero ante mis ojos...Ellos estaban besándose
— ¿Qué...qué es esto, Gerard? -traté de parecer calmado
— Frank...yo...
— Creo que me voy -salió.
— ¿Qué está pasando, Gerard? ¿Le dijiste que estamos juntos? - Ahí estaba la pregunta del millón para saber si él sentía o no algo por la chica esa. Algo en mi interior me decía que sí y aquel beso me confirmaba aún más. Sabía que Gerard, si sentía cosas por ella, pero no quería aceptarlo, hasta que él me lo dijera.
— Le dije que eramos amigos -respondió con la vista baja.
— ¿Amigos? ¿Eso soy para ti? ¿Un amigo? ¡¿Un amigo con el que te revuelcas?! -terminé gritando la última frase
— ¡No es fácil contarlo, Frank! -se defendió de una manera poco inteligente
— ¡Se lo contaste a tu madre! No son solo amigos ¿Verdad? -se quedó en silencio. Con eso me quedaba claro todo. Una vez había oído una frase que decía "El silencio, otorga". Frase utilizada por mi madre, siempre que yo no le respondía algo.

Salí dejando dado un portazo. Tenía tanta rabia. Yo, había hecho esto, por que pensé que podía hacernos bien distraernos, pero todo estaba al revés.
Me fui a un hotel. Tenía dinero, como para irme por una noche. Después vería que hacer. Llamé a Bob, para tratar de que me diera algun concejo, y nada. Me contestaba el maldito buzón de voz. Unica opción disponible...Demi.
— ¿Hermana? -dije apenas contestó
— ¡Frankie! ¿Como estas? -sonaba alegre
— No muy bien, cariño -respondí con claras ganas de llorar.
— ¿Qué pasó, Frankie?
— Verás...Gerard, tenía a una mejor amiga aquí. Han estado saliendo todos los días solos. Yo había querido darle su espacio, pero hoy...Hoy los ví besándose.
— ¿Hablaste con él?
— Si. Me dijo que no es fácil contarlo y que le dijo que solo eramos amigos.
— Pero debe ser dificil hermano, no por eso te puedes poner a discutir con él, Frankie.
— Demi ¡Lo encontré besándose con una chica!
— Bueno, conversa con él, pero tranquilo, Frank. No te alteres.
— Lo intentaré, Demi, gracias.
— De nada, Frank. Te amo, hermano.
— Adiós. -corté

Me quedé en aquella maldita habitación de hotel, mirando por el ventanal. Si Gerard, estuviera aquí, seguramente estaría parado frente a él -¡Mie.rda, Frank! Siempre pensando en Gerard, intenta sacártelo de la cabeza, por un p* to momento- Eso trataba de hacer, pero de alguna u otra forma él aparecía. Quería que me llamara y que me explicara que mie.rda era lo que estaba pasando, pero nada.

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