domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #25

Capítulo: #25

{~ Narra Gerard ~}

Okay, la había cagado, pero con ganas. ¿Como se me ocurría volver a pensar de esa forma en Sarah? ¿Como se me ocurría dejar ir a Frank?. Estaba demaciado confundido. Las ideas no tenían ni la más mínima intención de dejarme descansar. No lo llamé, por que estaba enojadísimo conmigo y con justa razón. Me había visto besar a Sarah. Además, yo debía tratar de aclarar un poco mi mente. Por un lado estaba la adorable Sarah y por otro mi travieso y dulce Frank. Ambos eran tan distintos y tan hermosos. No lo digo solo físicamente, si no por dentro. -¿Qué mierdas estás hablando, imbécil? ¡Tú amas a Frank! ¡Frank, es tu todo!¡Apuesto a que ni siquiera sabes por qué te gusta, Sarah! ¿Como es eso de "por un lado Sara y por otro Frank"? Te gusta hacer daño ¿Verdad, Way? ¡Eres una mierda de las peores!

— Frank...-dije al verlo cruzar la puerta de mi habitación.
— Solo vengo por mis cosas -podía notar tanta ira en sus palabras
— ¿Por qué? -me sobresalté
— ¿Por qué? Creo que la respuesta la sabes, Gerard.
— Frank, sé que estás enojado, pero no es para tanto. - Error. Estaba siendo un maldito imbécil, al intentar bajarle el perfil a la situación.
— ¿No es para tanto que te guste aquella chica? Prefiero irme ahora y no ver como son felices. -Estaba mal. Muy mal. Y todo por mi p*ta culpa.
— ¡No! ¿Estás terminando? -dije conteniendo las lágrimas. ¿Qué mierda me pasaba?
— ¿Quieres que terminemos o te la quieres follar en frente mío? ¡¿Quieres hacer un trío también?!
— ¡Tú también te besaste con un tipo en frente mío! -ya estaba enojado
— ¡¿Y esto es como tu venganza?! ¡Qué imbécil eres!
— ¿Por qué? ¿Por pagarte con la misma moneda? -las palabras salían solas.
— No sabía que eras así. ¡Todo fue por venganza! - levantó su puño y me golpeó la nariz con fuerza.
— ¡Eres un jodido pendejo!
— ¡Y tú eres una maldita mierda! -se abalanzó contra mí. Sentía como sus puños caían sobre mi rostro con fuerza. Lo quité de encima y lo golpeé. Recién cuando caí en que lo estaba golpeando por un asunto que era mi culpa, lo solté.
— Mierda, lo siento. Frankie, lo siento. -acaricié su ensangrentado rostro.
— Suéltame. -se soltó de mis brazos.
— Frank, lo siento...yo te amo...Pero ella...
— A ella tambien ¿No? ¡Vete a la mierda, Gerard! Mañana me voy a New Jersey. -limpió su rostro con la manga de la polera y salió.

Me quedé allí tirado con un nudo en la garganta. No me quería ver. Había terminado con esto. Ahora sí, él me lo había dicho. No podía hacer nada, estaba demaciado confundido. Tal vez él tenía razón y esto lo había hecho inconcientemente para vengarme -¿Qué pasa en tu cabeza, Gerard?

{~ Narrador Omnisciente ~}

Frank, estaba desgarrado interiormente. No podía creer que al ser que más había amado en toda la tierra, lo estuviera traicionando de esta forma. Creyó que todo los problemas que estaban en el pasado los habían solucionado, pero las palabras de Gerard, dijeron que no.
Gerard, estaba terriblemente confundido. No sabía si lo que había hecho, lo había hecho por venganza, o por que en verdad estaba comenzando a sentir cosas por Sarah. Le dolía estar tan confundido y sobre todo, le dolía dañar a la persona que había sabido amarlo tal y como era.
Ambos corazones, añoraban sentir el palpitar del otro. Pero el orgullo de Frank y la confusión de Gerard, hacían todo más complicado.
Gerard, sabía que amaba a Frank, pero no podía estar tranquilamente con él, hasta que aclarara esta confusión de su cabeza y Frank, por otro lado, había decidido volver a Jersey, y dejar por tan solo unos días a Gerard, atrás.

— Sé que te desilusioné...Pero, espero que puedas entenderme. -partió Gerard
— ¿Qué quieres que entienda? ¿Que necesitabas tu venganza? -ironizó, mirando hacia fuera del bar
— Frank, en serio no lo hise concientemente. Sé que fue una idiotes, pero fue inconciente. -intentó defenderse
— Gerard...He estado pensando...Y sé que esto no es fácil, pero no creo que podamos estar juntos.

{~ Narra Gerard ~}

No podía creer lo que estaba escuchando. Esos labios que tanta felicidad y satisfacción me brindaban, estaban matándome. Esos suaves y cálidos labios rojos, me estaban destruyendo.

— ¿A..? ¿A qué te refieres? -dije contiendo las lágrimas. De alguna forma, me esperaba esto. Todo tiene final, pero ¿Por qué el mio no podía ser un final feliz? ¿Por qué siempre mis finales, son tristes? -¿Cuantas veces te lo he dicho, Gerard? La felicidad no es para ti. Ademas, ese lapso de felicidad ya lo tuviste ¿O no?-
— Nos hemos hecho mucho daño. Demaciado. Creo que gran parte de la culpa la tengo yo, por que no maduré cuando debí.-suspiró- No creas que ya no te quiero. Yo te amo, pero quiero que seas feliz y dudo que conmigo lo logres.
— Yo soy feliz contigo -Tenía miedo. Un miedo terrible. De no ser por que estabamos en un lugar público, me hubiera puesto a llorar allí mismo. Lo amaba, él era mi todo. No podía vivir sin él.
— No lo eres. Gerard, peleamos todos los santos días. No podemos estar más de una semana sin discutir y me agota
— ¿De verdad me amas? -interrogué
— Te amo, más que a mi vida, pero nos hacemos daño. Es algo enfermizo, incluso. -me tomó las manos- Quiero y deseo con toda mi alma que seas feliz.
— ¿Recuerdas cuando me dijiste que querías que yo fuera feliz contigo? Pues ¡Lo soy!
— Gee...-acarició mi rostro- Lo eres todo para mi...-dejó un ligero beso en mis labios y se fue.

{~ Narra Frank ~}

Lo amaba, con todas las fuerzas de mi alma, pero nos hacíamos daño. No podíamos estar sin discutir por una u otra cosa.
Salí del bar y me quedé fumando. Luego de unos veinte minutos, salió Gerard. No se percató de que yo estaba allí y empezó a caminar hacia su auto.
Me había arrepentido de toda la mie.rda dicha antes. ¿Qué quería conseguir con esas palabras? ¿Cagarme la vida, de nuevo?

— ¡Gerard! -se volteó. - ¡Perdóname! ¡Soy un im.bécil! -una sonrisa se cruzó en sus labios, y cuando me disponía a correr y plantarle un beso... un auto lo arroyó.

No reaccioné, me quedé pegado mirando aquella escena. Gerard, tirado en medio de la calle y sin señales de vida. Cuando al fin pude moverme, corrí hacia él.

— ¡Gerard! -me arrodillé a su lado- Gee, mi amor. -las lágrimas comenzaban a salir.
— Frankie...-levantó, con dificultad su mano derecha y acarició mi rostro- Estoy bien...Todo estará bien.
— No, no, no. ¡Gerard! -al lado mío estaba el maldito responsable de la muerte de mi amado. - ¡Hijo de puta! -me lancé sobre él. -¡Mira lo que hiciste! -comencé a golpearlo con fuerza que creía no tener- ¡Lo mataste! -unas manos me sacaron de encima ¿Unas? ¡Muchas!

No tuve las fuerzas para ir al...funeral. No podía...Simplemente no podía creer que lo había perdido. Esto no podía ser más que una maldita pesadilla, de las cuales no despiertas nunca.
Lo único que me podía consolar era él que él me había perdonado. No me lo dijo, pero aquella sonrisa que se había cruzado al escuchar mis palabras me lo había dejado claro.

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