Epílogo.
Nadie escoge su amor,
ni el momento, ni el sitio,
ni la edad, ni la persona.
Una vez había leído aquellas frases de un libro y pensé que era mentira, pero con el tiempo me di cuenta que era verdad. Yo no escogí enamorarme de Gerard, pero fue el gran amor de mi vida.
Duele pasar por aquella fuente de agua sin él. Dónde me confesó haber comenzado a quererme. Duele el recordarlo a cada segundo, sabiendo que no está y nunca más estará conmigo. Mi insignificante vida, no tiene el más mínimo sentido, pero soy un maldito cobarde y la pura idea del suicidio me asusta.
La persona que juré proteger, murió y con él, todas las ganas y las fuerzas de vivir. Pero por él y por todo lo que vivimos, tengo que ser fuerte. La vida pone pruebas muy difíciles y está en uno saber sobrellevarlas y pasarlas.
Descansa en paz. El espíritu del Amor reina y gobierna, y al entregar tu corazón a un hombre como él, quedas absuelto, por razones que se te darán a conocer en algun lugar solitario y apartado de la realidad, de tus juramentos...
Te amo.
FIN
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