domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #4

Capítulo: #4

Ese chico era bastante insistente y le resultaba. Allí nos encontrábamos con un montón de chicos. La mayoría bajo la influencia del alcohol. Habían muchas motos, muchos autos también. Frank, saludó a medio mundo cuando llegamos. Era bastante conocido en ese mundo. Me sentía bastante extraño. Ya dije que me molestaba interactuar con el mundo. Un mundo que nunca me gustó por lo demás.

— Hola -se acercó una chica bastante coqueta
— ¿Hola? -dije
— ¿Cómo te llamas? -dijo acercandose y tocándome el pelo
— Gerard. -respondí. ¿Por que me hablaba justo a mi? Habiendo mil idiotas más, me dirige la palabra a mí y solo a mi.
— Yo soy, Kate. Un gusto, Gerard -me besó la mejilla
— ¡Hey Kate! -dijo Frank- Dejalo. -ordenó y la chica se fue. ¿Tenía un poder especial o algo así?
— Gracias -dije suspirando
— De nada. Parece que no eres muy social ¿Eh? -dijo poniendo el casco, que traía en sus manos
— En realidad no.
— ¿Y Bob? -preguntó. Yo ni cuenta me había dado de que Bob no estaba aquí.
— No lo sé. Hace dos minutos estaba aquí. -miré hacia todos lados tratando de encontrar una pista o rastro de mi amigo.
— Okay. Llámalo. Es hora. -dirigió su vista a la pista y se fué, dedicándome una amable y confiada sonrisa
— ¡Suerte! - ¿Gerard? ¿Ese fuiste tú?

Llamé a Bob, como Frank me pidió. ¿Me pidió? Más bien me ordenó. Analizando el tono, fue el mismo que había ocupado con la chica que estaba prácticamente acosándome.
Bob, estaba "ocupado" con una chica que había encontrado allí. No sé por que Bob era mi amigo, si eramos tan, pero tan distintos.
Ví como las motos, sonaban al dar la partida. Había visto a Frank, conducir a gran velocidad cuando lo había conocido, pero esto era demaciado. Prácticamente volaba por la pista. Iba de los primeros, pero luego lo adelantó el chico de su derecha, que tenía una moto muy...fosforescente. Era verde, así que podía notar de inmediato quien se adelantaba, hasta que dieron vuelta y ya no los ví. Por unos minutos me preocupé al no ver a Frank, pero me tranquilicé al darme cuenta de que ninguno de los competidores aparecía. Fueron unos tres minutos, en los cuales no se escuchaban ni los motores, hasta que el, apareció. Fue el primero en cruzar la línea de meta. Los otros dos llegaron por solo una diferencia de segundos.

— Te felicito -le di la mano y el me abrazó. Se lo correspondí. Al tratar de liberarme de su abrazo, quedamos a una distancia, que dejaba bastante que pensar. Me miró y yo hise lo mismo. Hasta que una chica se lanzó a sus brazos e interrumpió esa especie de momento. -¡¿Qué mierda fue eso, Gerard?!- interrumpió mi voz. Me sentí bastante confundido. No sabía si irme o quedarme. Si me iba sería muy estúpido. Ademas ¿Por qué me iría? Me estaba pasando muchas películas.

— ¿Estuve bien? -se acercó cuando ya había abrazado a todos sus amigos
— Si. Muy bien. -permanecíamos parados a un costado de la pista donde había corrido hace tan solo unos minutos.
— ¿Ves? ¡No pasa nada! ¡Sigo vivo! -me sonrió
— Pero algun día si te puede pasar algo, Frank -dije esto como si fuera su padre
— Pues...Muchas gracias por la preocupación, pero no es necesario. -Nos inundó un sepulcral silencio. Ambos estabamos callados. Por mi lado, nunca había sabido como seguir una conversación, fuera del tipo que fuera. Pero me sorprendía de Frank. Okay, no lo conocía bien, pero se notaba su gran personalidad y su facilidad para entablar conversación.-¿Quieres que vayamos a tomar algo...o quieres conversar...?- Dos opciones. ¿No podía elegir "Ninguna de las anteriores"?. Por un lado, mañana tenía clases, y sabía que cuando comenzaba a beber no podía parar. Y por otro lado, estaba el "conversar" ¡Como odiaba esa palabra!
— Conversar supongo. Mañana tengo clases.
— Vamos entonces. Conozco un lugar tranquilo. -me sonrió tiernamente. Lo había visto sonreír muchas veces, pero esta era especial. Esta sonrisa, iluminó su rostro entero. Como si fuera un pequeño. Me produjo...ternura.
— Vamos. -comencé a caminar.
— ¿Gerard?
— ¿Mmm? -volteé
— Vamos en moto. -apuntó su moto
— ¡Oh No! ¿Tú estás loco? Ni cagando me subo a eso. -respondí gracioso y con miedo.

Bueno, el enano era bastante convincente como dije anteriormente. Ahí estaba, abrazado a su pequeño, pero cálido cuerpo, encima de su moto. Me daba bastante miedo, a pesar de que me había prometido ir a una velocidad prudente.
Desde que había partido la moto, el no paraba de sonreír y me gritaba que me quedara tranquilo, que nada me pasaría. Cada vez que se detenía, por la luz roja de un semáforo o algo, lo soltaba, pero cuando comenzaba a andar nuevamente me aferraba con una fuerza increíble a su chaqueta de cuero.

— ¿Te gusta? -dijo refiriéndose al lugar donde me había llevado. Había una fuente de agua preciosa. Con muchas luces a su alrededor. Estaba en medio de un parque gigantesco. Había solo pasto y árboles. Parecía que eramos las únicas almas que estaban allí aquella noche.
— Sí...Me gustan los lugares tranquilos. -dije mirando el agua
— A mí también. - Dijo sentándose en el pasto
— ¿Broma? -comencé a reír
— No. ¿Por qué te ríes? -me senté a su lado

— Por que por lo que he visto, te gusta estar rodeado de gente, de ruidos. Cosas para nada tranquilas.
— Eso es solo a ratos. Me gusta estar solo. En silencio. -se acostó en el pasto

— Eso contrasta totalmente en las situaciones en las cuales te he visto. -me recosté a su lado

— Es que...No me gusta estar solo ¡Es díficil de explicar! -rió-. Me gusta, pero en ocasiones. Con el ruido me duele la cabeza. Y el silencio también me ayuda a pensar y tampoco es muy bueno. Yo hago un "equilibrio". Tomo ambas cosas y me siento bien. Tal vez me tomes como loco, pero prefiero hablar conmigo mismo que con otra gente.
— Pero si hablas con todo el mundo. ¿Como me dices eso?
— Hablo con mucha gente, pero no hablo de mí. Todos solo saben de mi que corro moto y que me llamo Frank. Ni siquiera mi apellido. Por que no les interesa. Por eso cuando hablo, prefiero hacerlo conmigo mismo. No me gusta andar ventilando mi vida a medio mundo.

— Yo soy...parecido a ti. La diferencia, es que yo hablo conmigo mismo siempre. Como te diste cuenta soy el ser más antisocial de la tierra -reímos- No me gusta estar con mucha gente, siento como...como si me ahogara. Me desespera ver mucha gente a mí alrededor, por eso siempre fui considerado el "chico raro"...
— Todos son normales, dentro de su rareza - me sorprendió su frase, ya que es la misma excusa que daba siempre que me decían "raro"
— Toda la razón. Opino lo mismo. -pegué mis ojos a él. Él era como "mi otro yo". No sé si me entienden, pero él era como la parte que me faltaba. -Eso sono realmente gay, Gerard - No, no me refiero a ese tipo complemento. ¿Por qué no, Gee? ¿Por qué te niegas a las posibilidades?- ¡Cállate!- me ordené a mi mismo. A veces esa vocecita me confundía más de lo que ya estaba. ¿A veces? ¡Siempre!

No hay comentarios:

Publicar un comentario