domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #7

Capítulo: #7

Pude distinguir también un cigarrillo sobre sus labios. Estaba cabizbajo, cosa muy inusual en él. Llegó hasta nosotros y abrazó a Bob, de manera desesperada. Mikey, me miró extrañado y yo ise lo mismo. No tenía puta idea de lo que le sucedía. Pronto pude escuchar también unos sollozos.
Allí estaba Bob, consolando a su amigo a unos metros de distancia de nosotros. Frank se veía mal...Muy mal.

— ¿Qué le habrá pasado? -preguntó Mikey
— No lo sé. Esto es muy raro. Frank, no es así -aseguré
— ¿Por qué tan seguro? ¿Lo conoces bien? -Esas preguntas eran solo para confundirme
— No. Es decir hemos hablado un par de veces y él no es así. Definitivamente no es de las personas que andan llorando por cualquier cosa. Algo fuerte debe haberle pasado. -Hablaba con tanta seguridad que ni siquiera yo sabía de donde había sacado.
— ¡Oh! -dijo Mikey.

Luego de unos minutos. Vi como Frank se iba hacia su moto. Dudó un poco. Se notaba por la forma, en la cual la observaba. Hasta que por fin se decidió a subirse.

— Ni se te ocurra subirte. -Corrí hasta llegar al lugar en el cual se encontraba y lo detuve- No lo hagas, Frank -él me miró con los ojos extremadamente abiertos.
— ¿Por qué? -su expresión cambió
— Por que no estás bien. Mírate. Estás mal. No...
— ¡Basta! Yo sé si estoy o no bien. ¿Okay? No tienes por qué meterte en mi vida -Me dedicó una última mirada, se puso el casco y subió a su moto.

El tono que había utilizado al decirme eso, me había dañado. ¿Por qué? Ni idea. Simplemente no esperaba una reacción así de él hacia mí.
Él estaba mal y eso se notaba a leguas. Mis ojos se humedecieron. ¿Por qué me había tratado así? Yo solo quería ayudarlo. Nada más que eso.
Una chica dió la partida a las 5 motos que allí habían. La del medio, una moto majestuosamente negra y en ella, Frank. Dada la partida los 5 corredores salieron volando por la pista. Como era de esperarse Frank, era el primero. Una curva...dos...tres y todos los competidores en la línea de meta, menos él...Menos Frank.

— ¡Frank se volcó! -gritó un chico bajando de su moto. Era uno de los que habían cruzado la línea de meta. Escuché eso y mi corazón se paralizó ¿Algo le había sucedido? Me quedé estático. No me podía mover, pero...¿Por qué? ¿Por qué el saber que algo malo le había sucedido me ponía así?. Definitivamente me había encariñado mucho con el enano, en unos pocos días. Lo quería como si fuera mi hermano menor.

Mikey, me ayudó a moverme, tirándome bruscamente del brazo, incitándome a correr. Y así lo hise, corrí y corrí por la pista. Me parecía eterno el trayecto.
Vi a lo lejos un grupo de personas al rededor de una moto. Llamaron a la ambulancia, y todos se fueron. Seguramente luego vendría la policía y a ninguno de ellos les convenía estar allí para cuando eso ocurriera.

— ¿Como te sientes? -pregunté al verlo abrir los ojos. Bob y Mikey, estaban descansando. Ellos se habían quedado toda la noche cuidando de Frank.
— Me duele todo. -se quejó- ¿Qué sucedió?
— Durante la carrera, tu motocicleta se volcó. -me senté en una silla que quedaba a un lado de su cama
— ¿Está entera? ¿Le falta alguna parte? -preguntó
— Estas ahí, en la cama de un hospital, por que te volcaste ¡Y me preguntas si es que a tu moto no le falta nada! -reí- Deberías preocuparte de que si a ti no te falta alguna parte. -sonrió
— Lo siento. Siento haberte tratado así ayer. No me sentía muy bien...
— No tienes por qué pedir disculpas. No mataste a nadie. -ambos sonreímos- Te entiendo. -acaricié su cabello.
— Gracias, Gerard -cerró los ojos y se durmió.

No tuvo que quedarse mucho tiempo, ya que el casco lo había protegido bastante bien. Por lo menos la cabeza la tenía a salvo. Tenía uno que otro moretón, pero nada grave. Salvó de milagro. La moto había quedado hecha mierda. Había volado a varios metros de distancia de donde se había volcado.
A Frank le habían prohibido conducir durante por lo menos dos semanas. Él estaba vuelto loco. No podía creer que no podría conducir por lo menos por dos semanas.

— Te salvaste de milagro, Frank. -dijo Mikey abrazándolo
— No fue nada grave, hombre.
— ¿A no? ¡Nunca más correrás esa porquería! ¿Entendiste? -dijo Bob. Frank, se asustó un poco y agachó la cabeza asintiendo- ¡Por fin!
— ¿Y Matt y Ray? -preguntó al salir
— Te esperan en casa. Iremos para allá.
— ¿Vas? -se volteó hacia mi
— Si. Ya perdí todo el día de Universidad. -sonreí al igual que él.

Nos fuimos a la casa de Frank. Nos abrió la puerta su nana. Luego tomamos algo de cerveza, excepto Frank, que por precaución le dimos solamente bebida.

Cinco días ya habían pasado y mi hermano debía irse. La noche anterior habíamos ido donde los chicos, ya que Mikey, quería despedirse de ellos.

— Cuidate mucho, Gee -me dió un abrazo de despedida
— Tu también, hermanito -besé su frente
— Te amo.
— Yo tambien, Mike. Dale mis saludos a mamá. Dile que iré en verano.
— ¿En serio? -asentí- ¿Lo juras?
— Lo juro, Mike. Ahora súbete al avión, porque te quedarás abajo. -nos dimos un ultimo abrazo y se fué.

Nuevamente yo y mi pacífica soledad. Mi vida había cambiado mucho, en tan solo un par de semanas. Ahora salía con más frecuencia. Esto se debía a la constante insistencia de mi amigo. Pero en parte, también se debía a mi interés por ser un poco más sociable. Solo un poco. Tampoco quería ser como Frank, que conocía a todo el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario