domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #8

Capítulo: #8

{~ Narra Frank ~}

Desde el día que lo había conocido, había sentido una extraña atracción hacia él. Algo que iba más allá de la atracción fisíca. Su forma de ser, su modo de hablar, de caminar, de beber, de tomar una simple cuchara...Todo de él me gustaba. Nunca había entendido el por qué de una atracción tan fuerte hacia un chico. Nunca me había enamorado. Creí haberlo hecho, pero no. El amor es uno solo y es para siempre. Así era la filosofía de Platón. Creía en aquello de que las almas gemelas. Creía que las almas gemelas se bucarían hasta encontrarse...Ambas tenían la "añoranza amorosa" por su verdadero origen. Dos almas que habían sido separadas. Un amor unico y verdadero. No estoy diciendo que eso era lo que sentía por Gerard, pero existía la remota posibilidad de que así fuera. Somos muy distintos en muchos ambitos de la vida, y en puntos de vista, pero de igual forma eramos parecidos en otras. Muy parecidos. Ambos veíamos la vida de una misma manera. Veíamos a la gente de una misma manera...

— ¿Como estás, Frank? -dijo al verme aparecer en la puerta de su casa
— Bien ¿Y tú? -me invitó a pasar
— Bien...¿Quieres algo? ¿Un jugo, un café?
— No. Gracias. Yo...Venía a decirte que pronto será el cumpleaños de Bob y que podríamos hacerle una fiesta. Sabes que coincide con año nuevo, así que tiene que ser algo...Grande.
— Si. Tienes razón. Tenía pensado algo parecido.
— Entonces....¿Me ayudas?
— ¡Por supuesto! ¿La haremos en su casa?
— No. La haremos en la mía. Es mucho más grande.
— Tienes razón.
— Bueno, yo solo venía a eso. Ya me voy -me fuí hacia la puerta, cuando su dulce voz me hizo voltear
— Frank...-miré
— Dime...
— ¿Me acompañas al supermecado? Debo comprar algunas cosas...

¿Como decir que no? Obviamente fui con él. Él parecía estar en un mundo paralelo al real. Parecía que yo no existiera. Él hacía todo como si anduviera solo. No era que me ignorara, si no que el iba en su burbuja de pensamientos.
Recorría con la vista todos los productos de las estanterías. A veces se quejaba por que cambiaban de lugar algunas cosas. Parece que iba muy seguido.

— ¿Qué crees tú? - dijo mirandome
— ¿De qué? -hablé bastante confundido, pués no sabía a lo que se refería
— ¡Oh Frank! ¡Llevo casi media hora hablandote y no has escuchado nada! -dijo riendo- ¿Qué pasa por esa cabezita? -movió tiernamente mi cabello, dejandome nuevamente inmóvil. Él no daba esas muestras de cariño. Por lo menos no conmigo
— Lo siento. ¿Qué decías?
— Te estaba preguntando en qué creías. Si en el cambio de la materia o de la forma. -dijo tomando un yoghurt the frutilla
— ¿Filosofía? -Nunca me había gustado mucho aquel ramo, aunque me consideraba alguien bastante existencial
— Aham. ¿Sabes de lo que hablo?
— Si. Creo que lo que cambia es la forma. Creo que la forma es lo que marca a cada persona. Lo que nos hace diferentes a los demas. Nuestra alma, es la forma de nuestro ser, por eso es algo que nunca cambiara, pero la materia, que vendría siendo el cuerpo, cambia y siempre cambiará. -me impresioné a mi mismo ante la respuesta que había dado
— Interesante...¿Te gusta el tema?
— A decir verdad...No mucho, pero recuerdo algo de cuando iba en secundaria.
— A mi si me gustaba. Hacía que mi mente trabajara y me quebraba la cabeza pensando en cual era el mundo que vivimos. Si vivíamos en la realidad o en una mentira. O el mundo de las ideas de Platón.
— El mundo de las ideas. Eso era ¿Lo eterno e inmutable?
— Si. Por ejemplo detras de un caballo, está el molde de "caballo" Por eso nunca cambiará. El caballo, puede estar cojo, le faltará un ojo, etc, pero siempre será un caballo, por que es su escencia. Es eterno e inmutable.

Y así pasamos horas, hablando de filosofía. Me encantaba escucharlo hablar sobre sus propias teorías. Luego de acompañarlo a comprar, fuimos a su casa. Tomamos café y luego yo debía irme.

No dejé de pensar en él. Sus gestos, sus ojos, sus palabras...Simplemente me gustaba. Me había gustado desde que lo conocí.

Debía avisarle a los chicos sobre aquella "fiesta sorpresa" que le preparíamos a Bob. ¡Le debía tanto a ese idiota! Luego de ir a mi casa, los llamé a todos y les dije que nos juntaramos afuera del bar.

— ¿Les parece? -Ya les había contado todo lo planeado.
— ¡Por supuesto! -exclamó Matt
— ¿Pero como llevaremos a Bob a tu casa? El no es estúpido. Obviamente se dará cuenta de que algo estamos tramando...-dijo Ray
— Pero le decimos que...Yo tube un accidente en moto, y que me tiene que llevar unos papeles al hospital y listo. Nunca se dará cuenta de que lo estamos engañando. -Mi facilidad para mentir era genial.

En eso quedamos. El cumpleaños de Bob, sería en tan solo dos días. Debía ir a comprar las respectivas bebidas alcoholicas y comida. Le pedí a Ray que me acompañara.
En la noche me dediqué a tocar. Cada cosa que hacía o pensaba estaba presente él
Gerard. Su hermosa y radiante sonrisa...Se veía que era un chico tan frágil, aunque su apariencia fuera la de un chico rudo. Era alguien que necesitaba cariño y que lo protegieran, se podía ver a tra vez de sus ojos. Extrañamente podía ver muchos sentimientos. Dicen que los ojos son las ventanas del alma. Tal vez yo lograba ver eso, en aquellos brillantes ojos verdes.

— ¿Listo? -pregunté al verlo abrirme la puerta del departamento. Él arreglaba la parte de atrás de una chaqueta negra, como su cabello
— Si. -fue a una pequeña mesa que allí había y sacó unas llaves- Vamos

Llegamos a casa y los chicos estaban inflando algunos globos. Con Gerard, pusimos la comida y el alcohol en una mesita del living. Nos fuimos unos cuantos cigarrillos y luego decidimos que ya era la hora de que Gerard, fuera a buscar a Bob y le mandará el susto de su vida.

{~ Narrador Omniciente ~}

Gerard, iba en camino a casa de Bob. Cuando repasaba el plan en su cabeza, soltaba pequeñas carcajadas por que ya podía ver la cara de Bob, cuando le contase lo que supuestamente le había ocurrido a Frank.


— Bob, pasó algo terrible...-empezó de forma trágica. Él sabía muy bien que nunca había sabido mentir y que Bob, se podría dar cuenta. Pero lo dijo de forma tan segura que hasta se sorprendió a sí mismo.
— ¿Qué pasó? - dijo angustiado
— Frank, tuvo un accidente en moto. Debemos ir a buscar unos papeles a su casa. Acompáme por favor -dijo tratando de mostrar angustía, aunque por dentro estaba riendo.
— ¡Pendejo de mie.rda! ¿Cuántas veces le dije? -Bob, estaba como loco.

Salieron rápidamente y Bob, seguía lanzando exclamaciones de odio hacia Frank. En cambio Gerard, ya casi no podía contener esa carcajada que le molestaba en la garganta.
Bob, bajó del auto y entró a la casa, ya que sabía donde guardaban las llaves de repuesto.

— ¡Sorpresa!

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