sábado, 11 de agosto de 2012

Ultra-Cían Vs Infra-Magenta; Capítulo: #15

Capítulo: #15

Essined se arrodilló desnuda sobre la cama de Mikey, buscando su ropa entre el revoltijo de sabanas

- Tienes que decírselo -

Mikey se cubrió con la sabana hasta la cabeza

- No, él no me dejará irme de su lado, fue un error regresar a este infierno, cada día es más Dunkelcosa.. que Gee, su maldad no lo deja ver las cosas con claridad -

- Mikey, la maldad de Gerard nace de su misma humanidad, los condenados no son "malos", ellos conocen el sentido del equilibrio -

Acarició el cabello de Mikey e insistió

- Ven conmigo, hablemos con él, y si te deja ir te llevaré al ultramundo... con tu mujer -

El rostro de Essined se entristeció, había empezado a sentir un cariño muy especial por él, pero prefería verlo tranquilo en la luz.

Mikey decidió enfrentar solo a su hermano, mientras Essined esperaba fuera de la recámara de Gerard

- ¿Acaso no me amas lo suficiente? -

Los gestos de Gerard eran lastimeros, quería ganarse el corazón de su hermano aunque fuera por simpatía hacia su soledad

- Te amo más de lo que crees, de la forma en que no debo, pero... me haces daño Gerard, tu no me amas a mí, amas la humanidad que hay en mí, lo cerca que te hago sentir de Frank -

Gerard se aproximó a su hermano rodeándolo con sus brazos, estrechándolo contra su cuerpo, levantando un poco la cabeza para alcanzar los labios esquivos de su hermano menor

- Si lo deseas, cuando estemos en la intimidad no te vuelvo a llamar Frank -

Mikey alejó suavemente a su hermano, retrocediendo unos cuantos pasos

- No es solo eso... no quiero estar aquí, ya ni sé quien eres, a mi hermano lo perdí el día de su cumpleaños... tu solo eres alguien con su imagen y sus recuerdos -

Gerard meneó su cabeza desesperado, tomando a Mikey fuertemente de los brazos, acercándolo de nuevo hacía su cuerpo

- ¡Maldita sea! mírame, soy Gerard, soy tu hermano y te necesito -

Mikey no opuso resistencia esta vez, acercó su rostro al de su hermano, posando sus labios sobre los de él, comenzó a besarlo suavemente, mientras Gerard aceleraba el ritmo, exictándose cada vez más, deslizando sus manos en la espalda de su hermano, apretando sus cuerpos con ansias de sentirlo cerca

- Ven a la cama Mikey -

El menor de los Way se quedó de pie mientras el mayor se sentaba en el borde de la cama, Gerard le hizo un gesto invitándolo a acompañarlo, Mikey sonrió irónicamente

- Sexo... es lo único que se cruza por tu mente enferma ¿verdad? -

- No digas eso, quiero hacerte el amor, ven -

Mikey se cruzó de brazos, regalándole a su hermano una profunda mirada de desprecio

- No, yo sé que no quieres "hacerme el amor", no a mi, te da igual quién se meta en tu cama, Gerard, esto es una súplica, déjame ir... no puedo estar acá, no quiero, no te conozco más, no se quien eres, y la verdad no entiendo cómo puede Frank amarte tanto, si no eres más que un desgraciado, debería abrir los ojos, y odiarte como lo hacemos el resto de personas que alguna vez amamos al Gerard que ya no existe -

Gerard se sentó en el piso, ocultando su rostro entre las manos, en su mente retumbaban dolorosas las palabras de su hermano, su propio hermano declarándole su odio, su voz ahogada se escuchó retumbar en todo el inframundo

- ¡Lárgate si quieres...! no te voy a obligar a que me ames -

Se levantó aprisa sacando a Mikey a empujones, abrió la puerta

- Llévatelo al ultramundo, no quiero verlo más... - se dirigió a Mikey - Tu ya estas muerto para mi -

Se encerró en su habitación, bloqueando su energía para que nadie en el inframundo sintiera el dolor que nacía de su alma humana, las lagrimas no dieron espera, brotando imparables de sus ojos, rodando por sus mejillas, impregnándose en su túnica, Gerard se levantó, caminando hasta uno de los espejos de su habitación, desnudándose por completo, observando con cuidado su reflejo, ese hombre de rostro y cuerpo perfectos que lo veía con esa profunda tristeza en su mirada le resultaba extraño, no era él, no era el Gerard que el tenía en mente, levantó sus brazos, viendo las pequeñas ranuras por donde se asomaban sus aguijones, su respiración comenzó a cortarse, se sintió encerrado en un destino que no quería cumplir, el nudo en su garganta le impidió respirar, dejándose caer desplomado sobre el piso, hundiendo su rostro entre sus manos, gritando en medio de su desesperación, extrañando la totalidad de su vida humana.

Pasó unas cuantas horas en un estado de reproche y odio hacía si mismo, hasta que se levantó por fin del piso, se vistió y caminó hasta el salón donde la triada se reunía

- Voy a terminar con esta guerra de una buena vez -

Los tres lideres de las razas se alegraron al ver el fuego en los ojos de Gerard

- ¿vamos a acabar con las pequeñas batallas, y comenzaremos una guerra de verdad? -

Preguntó la sanguinaria Nélya, llenando su rostro de alegría

- No, me voy a reunir con Frank... esto lo voy a terminar yo solo -

- ¿Lo vas a matar? -

- Lo que haga con él es problema mío -

Doolb se levantó asestando un puñetazo sobre la mesa

- ¡No! es nuestro problema también, Dunkelheit, estamos cansados de tus juegos, de tus vacilaciones en esta guerra, no te importa las razones que tenemos, solo te importa tu jugar al gato y al ratón con Licht, ¿cuándo vas a entender que el destino de la humanidad está en nuestras manos?, ¡La supremacía del inframundo no es un juego! -

- Me reuniré con Frank en la zona franca, ya envié un mensajero para citarlo, entre él y yo solucionaremos esto, y esa es mi última palabra -

Gerard abandonó el salón convencido de que la triada aceptaría sus deseos sin problema, pero ellos no permitirían que un simple y básico sentimiento humano como el amor pusiera en peligro la posición del inframundo en el universo.


Caminó hasta la zona franca en medio de la noche, a esperar que el alba lo encontrara allí, su corazón palpitaba tan fuerte que se escuchaban sus latidos en el ambiente neutro de ese lugar, el lado más iluminado de la zona se oscureció un poco mientras Frank pasaba por allí, era cuestión de segundos para tenerlo frente a frente.

Solo unos cuantos centímetros los separaban, miradas de reproche, de amor, de deseo, el silencio reinaba, ambos se encontraban tan extasiados admirando la belleza del otro que por un minuto olvidaron su razón de estar allí, solos en ese amanecer, Gerard no resistió más el deseo que dominaba su cuerpo, extendiendo su mano hasta acariciar suavemente la mejilla de Frank

- Lo siento, supe que te herí casi de muerte, y que tu madre renunció a su vitalidad por ti -

Frank bajo la cabeza, buscando que la mano de Gerard lo tocara aun más

- Es una guerra Gerard, dicen que en ellas todo vale -

- He hecho mucho daño, y aún no sé por qué, te he dañado a ti, a mi hermanito, a tanta gente... -

Frank se abalanzó sobre Gerard, recogiéndolo en un cálido abrazo, sus palabras se oían sinceras, había tanto arrepentimiento en sus ojos, que Frank sintió que estaba frente al Gerard humano que tanto amaba. Ambos cayeron de rodillas al suelo, Gerard buscó el rostro de Frank, quería verlo a los ojos cuando le dijera lo que agobiaba su alma

- No soy yo quien desea esto, creo que es más fuerte la humanidad en mi, anoche cuando Mikey se fue negándome su compañía y su amor, pude ver todo con tanta claridad, tengo un destino que cumplir, pero es mi destino, y soy yo quien debe decidir como ejecutarlo, la triada me mantiene en un aturdimiento constante, cuando drenaron mi humanidad no lograron sacar mi alma, solo me llenaron de recuerdos de mi vida pasada, ¿y sabes? el principal recuerdo de esa época, eres tu -

Frank acarició el rostro de Gerard con sus labios, buscando desesperadamente su boca, quería besarlo allí mismo, consumar ese amor que daría comienzo a la paz del universo, sintió su tibio aliento, y todas las células de su cuerpo comenzaron a reverberar una multiplicidad de matices cían, azules, celestes iluminando la neutralidad de la zona franca, aprisionó por fin los delicados labios de Gerard entre los suyos saciando esa sed reprimida con tanto dolor por tanto tiempo, separaron los labios y se quedaron fijos en la mirada del otro, Frank sonreía al ver el rostro de su amado tan cerca, abandonado a sus afectos

- ¿Entonces, que deseas hacer con tu destino Gerard? -

- Voy a declarar la paz, le voy a impedir al inframundo que continúe con el exterminio -

Se fundieron de nuevo en un concierto de caricias, ajenos a su entorno, tan sumidos en su propio delirio, que pasaron por alto los tres seres condenados que los observaban con desprecio, no se percataron de las palabras pronunciadas por una triada preocupada por el destino de su estado, la guerra no puede parar, el inframundo debe reinar en el universo, aunque para esto su propio líder deba morir.

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