sábado, 11 de agosto de 2012

Ultra-Cían Vs Infra-Magenta; Capítulo: #8

Capítulo: #8

Frank escaló con dificultad la empinada loma que conducía a la cima, al centro de la zona franca, se sentó a descansar en una de las tantas rocas arenosas que allí habían, el aire era frío, no se escuchaba un solo sonido, no había una sola planta, ese lugar parecía un lecho de muerte, sintió las piedras desprenderse del lado opuesto de la ladera, sintió su presencia, se levantó girando despacio su cuerpo, la ansiedad de verlo por fin se apoderaba de el, logrando convertir cada segundo en una eternidad, primero vio aparecer una sombra entre la penumbra, una gran túnica que lo cubría desde su cabeza hasta los pies, estaba solo, avanzó lo suficiente para quedar frente a él.

Gerard levantó las manos hasta su cabeza echando hacía atrás la capota que escondía su rostro, Frank se quedó paralizado ante su imagen, ¡Que benévola es la maldad con la belleza!, parecía un ángel antes que un demonio, su piel perfecta, nívea, enmarcando sus ojos fulgurantes de poder, lujuria y superioridad, aquellos labios que Frank deseó durante tanto tiempo besar, se presentaban más codiciables, dolorosamente tentadores, no podía hablar, solo se quedó allí de pie frente a Gerard cautivo de su belleza.

Una leve sonrisa en esos labios incitantes bastó para romper el hielo, no sabían cómo hablarse, un simple "hola" se escuchó en el aire, los seres más grandes de la creación se volvían ínfimos ante la presencia del amor, Frank extendió su mano, anhelando sentir de nuevo la piel nacarada del dueño de sus ansias, Gerard respondió, extendiendo la propia, sintiendo su alma bailar plena de alegría.

- ¿Cómo demonios nos pasó todo esto? -

- Lo de los demonios te lo dejo a ti, lo debes saber bien -

Gerard sonrió copiosamente, mientras levantaba su túnica del piso para avanzar unos pasos más hacía Frank, sus exhalaciones se mezclaban en el aire, apretándose las manos entre ellos, acercándose cada vez más, cómo si existiera una competencia implícita de quien deseaba más al otro

- Que vamos a hacer Gerard, yo no deseo... no puedo pelear contra ti -

Frank inclinó su cabeza refugiándose en el pecho de Gerard, su corazón se desgarraba cada instante, no podía soportar el dolor de tenerlo tan cerca, quería salir de allí con él, llevárselo a un lugar donde el destino no tuviera validez, donde los malditos cuentos de hadas no existieran y solo fueran ellos dos los habitantes únicos del universo, sin cargas impuestas sobre sus espaldas, sin la obligación de verse como enemigos, sin esta absurda vida que les había tocado vivir.

- Para eso estoy aquí Frank, para terminar esto de una vez por todas -

Lo tomó del mentón, acercándolo a sus labios, los dejó posarse sutilmente sobre la frente de su amor, un suspiro nacido de lo más profundo de su alma invadió el ambiente

- Antes de que me llevaran a la fuerza yo te hice un confesión, necesito saber que piensas de eso -

Frank se aferró al cuerpo de Gerard, aprisionándolo entre sus brazos, uniendo sus rostros

- ¿No lo sientes?, No puedes acaso percibir los violentos latidos de mi corazón ante tu presencia, dime Gerard, ¿de verdad no conoces lo que pienso?, acaso no ves como mis ojos se pierden en ti como si no existiera nada más en el entorno, si necesitas oírlo, te lo diré, y cada letra, cada palabra es un juramento de lo que mi alma y mi corazón gritan en mi interior, te amo -

El ultramundo oscureció, el inframundo se llenó de un resplandor que de haber durado solo un segundo más habría enceguecido todas las criaturas inferiores que allí habitaban, no había necesidad de nada más, los dos estados lo notaron al instante, el equilibrio se estaba perdiendo.

Ajenos a lo que pasara en el resto del universo, la luz y la oscuridad se fundieron en un impasible beso, en esa leve culminación de sus deseos más básicos, la dulce miel del hada se mezcló con la salina hiel del demonio formando la más exquisita ambrosía.

Gerard se separó un instante, sin soltar la mano de Frank empezó a caminar hacia el lado de la ladera por donde había subido, Frank no despegó sus pies del suelo

- ¿Qué haces? -

- Te voy a llevar al inframundo conmigo -

- No, tu ven al ultramundo conmigo -

La carcajada que Gerard dejó escapar enojó la elementalidad de Frank

- De que te ríes, la única forma de acabar esto es que dejes ese lugar -

- No puedo Frank, yo pertenezco al inframundo -

Frank soltó la mano de Gerard, retrocediendo con su corazón lleno de incertidumbre

- Gerard, tu no puedes pertenecer a un lugar que desea exterminar la humanidad -

- Frank, eso es algo que se debe hacer -

- ¿Por qué? -

- Porque es una raza enferma -

Frank se dejó caer al piso, no podía soportar esas palabras expresadas por Gerard

- No te das cuenta, estas hablando de matar a tu familia, a tus amigos a todos los seres que amas, ¿cómo puedes ser tan cruel? -

Gerard se quedó de pie, no entendía los argumentos de Frank, él aun no había optado por ser un elemental, aun era humano, tal vez usando las palabras adecuadas lograría convencerlo de que la solución era unirse a él

- ¿Cruel?. me llamas cruel, dime Frank que crueldad más grande hay en la vida que dejar sufrir a una raza agonizante, esto es un acto de compasión -

- Cómo puedes llamarla compasión, es asesinato -

- No, es limpieza, para que el mundo sea un lugar perfecto se deben eliminar los errores que sobre este habitan -

Frank se levantó, esta vez confrontándolo cara a cara

- Errores, Gerard para ti Mikey es un error, tus padres son error... -

Gerard interrumpió a Frank emplazando sus dedos sobre los labios de este

- Inclusive ellos Frank -

- Cómo puedes ser tan egoísta -

- No, el egoísta eres tu, los egoístas son los elementales que no tienen nada mejor que hacer que estar sembrando arbolitos en la tierra, ustedes desean que esta enferma humanidad continúe existiendo, porque es su potrero personal, no les importa en realidad lo que los humanos sientan, solo piensan en ustedes, en su función en el universo, saben que sin los humanos no tendrían nada que hacer, y se morirían de tedio, ahora, dime ¿quien es el cruel? -

Las lagrimas cían comenzaron a brotar de los afligidos ojos de Frank

- Ellos te convirtieron en un monstruo -

- No, ellos me abrieron los ojos a la realidad, y venir hasta acá a hablar contigo me lo comprobó, la luz no significa necesariamente bondad -

- ¿Y que bondad ahí en matar a toda una raza? -

- Frank, cuando un animal está desahuciado, se debe dejar el egoísmo y sacrificarlo por su propio bien -

- Te llenas de excusas sin fundamento para cumplir tu designio, es evidente que ya no eres ese Gerard que amé -

Media vuelta dio el demonio sin mirar hacia atrás, escapando del dolor profundo en su alma, unas palabras al aire que más que una petición fueron un desafío

- ya sabes donde estoy, por si me quieres encontrar -.

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