viernes, 10 de agosto de 2012

Vampires will never hurt you; Capítulo: #8

Capítulo: #8

La fugaz brisa fría que se coló por la ventana hizo que Frank se despertara, talló sus ojos antes de acostumbrarlos a la penumbra de su habitación, la cortina verde se movía sinuosamente empujada por el viento “Cerrar la ventana” Pensó, pero el sueño era demasiado, se quedó entre dormido y despierto mirando por instantes la luz grisácea que se colaba por su ventana “¿Dónde estará?” En su mente siempre había espacio para pensar en él, es más, era su único pensamiento.

Se sobresaltó un poco cuando el rápido pensamiento que esa ventana había sido abierta por Gerard golpeó su mente, “No, no es posible, me habría avisado”.

Siete meses han pasado desde la última vez que lo vio escabullirse por la ventana, huyendo de sus errores, alejándose de él, dejándolo sumido en el más insoportable dolor de la ausencia

“Dónde estás… cómo estás… ¿Piensas en mí?”

Tomó la frazada desde el borde, deslizándola hasta su cuello, fijando su vista en la cortina verde, tratando de volverse a dormir, pero el ring del teléfono lo terminó de despertar por completo

- Diga – Contestó adormecido

- Frank –

Tan solo escuchar su propio nombre pronunciado por esa voz, fue suficiente para quitar en él cualquier seña de cansancio

- ¡Gerard! –

Sintió un enorme vacío en su pecho, sintió ansias, impotencia, si por él fuera se habría metido en el teléfono para ir hasta donde se encontraba Gerard y colmarlo de besos, sentirlo… amarlo

- Cómo estás, ¡Dios! Por qué hasta ahora llamas, ¿Estás bien?, dónde andas, Gerard, te extraño, ¡¿Dónde estás!? –

- Calma Frank, no tengo mucho tiempo… solo tenía la maldita urgencia de escuchar tu voz –

Un largo silencio los envolvió, el simple hecho de escuchar sus respiraciones al otro lado del auricular los llenaba de un enorme y extraño confort, sonreían como un par de idiotas, escuchándose respirar, Frank suspiró profundamente fragmentando el corazón de Gerard

- Tu… ¿Cómo estás amor? –

- No sé… sin ti… bien, creo, muriendo sin ti… Gerard, estás bien, necesito saber que estás bien –

- ¿Aun me amas? –

- ¡Respóndeme! ¿Estás bien? –

- Frank, pregunté qué si me amas –

- ¡Sí! Sabes que te amo más que a mi propia vida –

- Entonces sí, estoy bien –

Iero se incorporó mejor en la cama, acariciando con sus dedos el borde de su mesita de noche

- Quiero verte –

- No es posible, ahora no… Frank, si tu quieres rehacer tu vida con –

No terminó la frase, Frank lo interrumpió con un fuerte “cállate” salió de sus cobijas para sentarse en el suelo, con la vista fija en la ventana

- Mi vida… no está deshecha, no hay nada que “rehacer” solo te necesito conmigo, y si no se puede, con saber que aun me amas, es suficiente –

- No quiero que sufras –

- Sufriría sí no me amaras –

La luna llena brillaba odiosamente en el cielo de Seattle, Gerard se recostó en un lateral de la cabina telefónica, enrollando el cable entre sus dedos, suspiró y sonrió al escuchar que Frank reía un poco

- Qué, por qué la risa –

- Es que parecemos dos adolescentes enamorados, pegados del teléfono y suspirando –

- Es que… yo contigo me siento un adolescente enamorado –

- Cursi –

Sonrió de nuevo, mirando la hora en su reloj, levantando después la vista para revisar los alrededores, encontró todo despejado, y se concentró de nuevo en sentir la respiración de quien estaba del otro lado del teléfono

- ¿Cursi?, Oh Frankie, no sabes lo cursi que puedo llegar a ser – Sonrió

- ¿Vas a recitarme un poema? –

- No… -

Mordió su labio inferior, mientras cerraba los ojos por un segundo, suspiró de nuevo. Frank se quedó en silencio esperando, escuchando como Gerard tomaba una buena bocanada de aire

- “Oh, my love, my Darling I´ve hungered for your touch, a long lonely time, and times goes by so slowly”

Frank no sabía en ese momento, si reír o terminar por derretirse de amor, tan solo calló, le hacía tanta falta en su vida escuchar a Gerard cantar, para él no existía un sonido más perfecto en todo el universo, que la voz entre nasal y ronca de Gerard

- “And time can do so much, are you still mine? I need your love, I need your love, Good speed your love to me” -

Nunca, pero nunca para Frank “Unchained Melody” fue tan bella, siempre le había parecido una canción llena de cursilería, pero en ese instante, cada palabra que Gerard cantaba con tanto amor, significaba la vida para él, sus enormes ojos verdes no hicieron esfuerzo alguno por contener las lagrimas que bajaban una tras otra por sus mejillas, Gerard calló

- No… sigue, amor… quiero oírte cantar –

- ¿Aunque sea una canción tan cursi?-

- Cántame… hazme el amor con tu voz –

- “Lonely rivers flow to the sea, to the sea, to the open arms of the sea, yeah! Lonely rivers sigh ¨wait for me, wait for me¨ I`ll be coming home, wait for me” –

“Wait for me” esperar, era lo único que les quedaba, “Esperar por Gerard” era lo único que mantenía a Frank con vida, “Esperar por el tiempo en que pudiera tener de nuevo a Frank entre sus brazos” era motivo principal de Gerard para luchar, para escapar de la muerte, para vivir.

- Te amo –

- Yo te amo más Gerard –

- No, yo te amo más –

- ¡Que no! Yo te amo más – Dejó salir una de sus carcajadas

- Extraño tu risa… en especial la de cerdito –

- Gerard… de verdad que parecemos dos “pubertitos “ –

- ¿Y qué? El amor te hace idiota… -

- No Gerard, el amor te hace vivir –

- Debo colgar –

El nudo en la garganta le impidió a Frank hablar

- Me voy a cuidar, te lo juro, y voy a volver, por ti… lo juro Frank –

La visión de la cortina verde era borrosa, sus lágrimas no le permitían ver con claridad

- Yo… esperaré, amándote cada segundo de mi tiempo… esperaré Gerard –

La luna de Seattle se cubrió con una pesada nube negra, Gerard colgó el auricular después de pronunciar el último “Te amo Frank”, recostando su frente sobre el teléfono de monedas, cerrando los ojos, enfocando todos sus sentidos en recordar lo que se siente amar a Frank, bajando la guardia… tan solo sintió el ardor de las garras afiladas en su espalda cuando el atacante alejó con violencia su mano después de lacerar profundamente la piel de Gerard.

La luna llena de Seattle fue testigo esa noche de la lucha de Gerard por conservar su vida, de la batalla que daba el licántropo mercenario contratado por la elite de los vampiros puros para matar a Gerard. Colmillos brillantes, afilados desgarrando piel, las manos fuertes de Gerard estrangulando a su atacante, la sonrisa cínica del licántropo al saber que así muriera, había infectado al vampiro de un virus mortal, y solo le quedaban pocos meses de vida, su trabajo estaba hecho.

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