viernes, 3 de agosto de 2012

Yo soy aquel; Capítulo: #7

Capítulo: #7

-Gracias por el aire- dijo avergonzado

El ascensor estaba avanzando, todo volvió a la normalidad excepto que no podía mirarle a los ojos, que tal si en ellos encontraba algo que no quería ver? Temía que en sus ojos se reflejara el arrepentimiento de haberme besado, de haberme dado el tiempo de por primera vez, sentirme amado nuevamente.

Levante la vista y me tope con su mirada tan intensa, como si hubiese estado mucho tiempo mirándome.

-Pronto llegaremos a nuestro destino, así que tendré que cubrirte los ojos nuevamente- anuncio

-Está bien- respondí con un hilo de voz

El elevador se detuvo, suspiro, desabrocho el paño de mi cuello y nuevamente lo coloco en mi cabeza, tomo los cuernos de mi silla y partimos hacia el nuevo destino. Cada paso suyo era una sensación diferente, de nervios a ansias y en cierta manera, una gran emoción. Fantasee acerca de que llevaría a su casa para hacerme el amor toda la tarde, pero sabía que no seria así, ni siquiera sabia si a su casa llegaría. Luego, nos detuvimos.

-Hemos llegado- anuncio

Y entramos, cerro la puertas tras de si y me quito la venda. Su apartamento era muy grande, pero escaseaban los muebles. Solamente dos viejos sillones de estampado floral, una pequeña mesa de centro y unas cacerolas en el suelo era lo que adornaba su sala. Las pintura de las paredes estaba escarapelada, y había unos retratos colgados que supuse que eran de él, su madre y padre, fotos de su niñez y una gran pintura de él. Quede fascinado ante ese cuadro, su rostro estaba plasmado perfectamente, el brillo de sus ojitos, sus delicados labios y sus manzanitas brillantes mejor conocidas como mejillas. Al ver esa fantasía hecha pintura, me hizo reconsiderar si mis trabajos eran en realidad buenos, porque no se parecían ni un poco a la bella realidad de aquella obra de arte colgada simplemente en la pared. Merecía estar adornada de oro, claveles y cualquier tesoro que se atreviese a brillar al menos un poco de lo que estaba deslumbrándome esa hermosura, tan infinita como el mismísimo universo. No podría describir las sensaciones que me provocaba mirarle, tanta perfección.....

-Mi madre lo pinto antes de que se enfermara, es muy buena pintando cierto?- explico Frank

-Si, es excelente. Plasmo perfectamente tus facciones- respondí

-Bien, te llevare con mi madre para que la conozcas, es una mujer muy noble y seguro le agradaras-

Me llevo hacia una habitación con una cortina en lugar de puerta, movió las cortinas y entro, entre tras de él. En el lugar había varios catres y lienzos, pinceles tirados por todo el lugar y pintura en el suelo y paredes, también había una mecedora que estaba situada de espaldas a la entrada, donde estaba sentada una mujer que se encontraba tejiendo lo que parecía ser una bufanda. Aquel cuarto parecía cálido, tenía un aire de felicidad, matizado con tristeza, tenía un gran ventanal, había varios cuadros y cientos de dibujos regados por el suelo del lugar, esta mujer era toda una artista.

Frank se acercó a ella y le susurro algo al oído, la mujer asentó con la cabeza y después el regreso hacia mí.

-Quiere conocerte, anda, ve sin miedo- dijo Frank antes de salir del cuarto

Con miedo puse mis manos sobre la rueda, pero finalmente llegue sin temor. La mujer seguía viendo hacia la ventana sin tener gesto alguno en su cara, seguía tejiendo la prenda. La mire extrañado, arquee mi ceja, parecía que me estaba ignorando.

-Perdona- dijo al fin -No había notado tu presencia-

La mire más extrañado todavía. Es que no me había visto?

-Mi hijo dijo que eras muy guapo, puedo verte?- dijo extendiendo la mano

Entonces me di cuenta del por qué. Me acerqué.

-Perdona que te lo pida de esta manera, pero perdí gran parte de mi vista hace tiempo- explicó

Tomo mi cara entre sus manos y acaricio con el dorso de ellas una de mis mejillas.

-Tu piel es muy suave y tersa-

Luego deslizo un dedo por mi nariz, tocando suavemente la punta.

-Tu nariz muy fina, supongo que has de ser hermoso. Empiezas a gustarme-

Luego acaricio alrededor de mis ojos y jugo con mis cejas. Sus manos eran la cosa mas suave del mundo, me tocaba como si fuese a quebrarme en cualquier momento. Me acariciaba con amor, como cuando mi madre tomaba mi carita y me tocaba mientras recitaba mi canción favorita, de la cual yo solo me sabia "estrellita donde estas". Me acariciaba, exacto, como una madre.

Paso la yema de uno de sus dedos por mis labios.

-Labios finos, gran besador-

Las lágrimas incontrolablemente salían a borbotones, aquella mujer era hermosa y me trataba no como un invalido o minusválido, sino como un ser humano normal. Como algo que había querido ser desde hace mucho. Esa familia me hacia sentir amado.

-Podrías sonreír para mi?-

Y así lo hice.

-Tienes una sonrisa hermosa-

Luego paso sus manos por mis mejillas

-No llores por favor!!! No quiero que llores!!- pidió aquella mujer tristemente

-Es que yo......-

-Por favor muchachito hermoso, tienes que ver la vida siempre hermosa y aquellas lagrimitas no te dejaran ver más allá del dolor que sientes. Que yo no vea mas que sombra no quiere decir que afuera no exista un mundo lleno de colores-

La mire perplejo

-Yo siempre le pedí a Frank que mirara la belleza de las cosas, el siempre lo hizo así. Cuando yo muera, quiero que ese legado siga y espero que contagie de su singular alegría a la gente-

-No diga eso por favor-

-La muerte me esta pisando los talones, y sabes, es bueno que mi hijo te haya elegido como amigo-

Sonreí, aunque mis ojos estaban inundados en lágrimas. No pude evitarlo. Voltee hacia la puerta para buscar a Frankie y estaba en recargado en la entrada, con su carita bañada también en aquel liquido salado. Corrió hacia su madre y se puso se rodillas frente a ella, abrazándola por la cintura y recargando su cara en sus piernas.

-Mama no digas eso!!!- suplica Frank con la voz entrecortada -Mami, yo no quiero que mueras!!-

-Hijo- le decía la madre suavemente -No seré inmortal más que en tu corazón, no me pidas algo así-

-Mami!! No me puedes dejar solito!!! No puedes-

-Frank no estarás solo, ahí esta tu nuevo amigo-

Frank volteo a verme y una sonrisa se dibujo en sus labios.

-Serás mi amigo por siempre?- pregunto inocentemente

-Estaré contigo siempre- respondí

-Me lo prometes?-

-Te lo juro-

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