viernes, 3 de agosto de 2012

Yo soy aquel; Capítulo: #9

Capítulo: #9

-Bien, dame mi paga, ya me voy- reclamo Frank poniéndose frente a uno de los hombres mencionados

Ese tipo era muy alto y rubio, tenía una gran cicatriz en su ceja derecha y el otro era un poco más alto que Frank, pelirrojo. Ninguno de ellos me inspiraba confianza, parecían típicos ex-convictos, solo que recién salidos de ahí. Sus sonrisas maliciosas se dibujaban en su cara al escanear con detenimiento cada centímetro de piel de mi amado. Relamiéndose los labios cuando su mirada bajaba a su cadera. Muerto de celos, preferí voltearme, no podía con esa escena. Aquel pelirrojo deseaba demasiado a Frank, lo miraba con lujuria, deteniéndome su mirada para apreciar sus atributos. El deseo en sus ojos se miraba. Porque tenia que ser tan asediado?? Aunque sabia que yo también me enamore gracias a su divino cuerpo.

-Está bien, pero igual quedas debiéndome dinero- dijo el pelirrojo

-No lo olvides Iero, una semana- advirtió el rubio
-No Quinn, no lo olvido- dijo Frank dirigiéndose al rubio

-Más te vale-

Frank agarro el dinero de las manos del rubio, tomo mi silla y cruzamos la calle. Al alejarnos de ellos sentí un gran alivio, temía que algo le pasara mientras estuviese solo con ese tipo. Que tal si lo tomaban a la fuerza?? Que tal si uno de ellos decide mitigar sus deseos?? No, no lo quería. Él era mío, solo mío.

-Quiero presentarte a unos amigos, les agradara conocerte- informo Frank mientras nos dirigíamos a esos lugares que había visitado momentos antes en el auto de mi hermano

-Quienes eran esos tipos?- pregunte por celos

-Eran compañeros de trabajo- respondió Frank

Me llevo hacia el contenedor de basura donde la gente iba a buscar calor. Por la ventanilla del auto aquel lugar lucia desolado, triste y nauseabundo, pero estando ahí las cosas parecían totalmente distintas. Había gente platicando alegremente y niños jugando cerca de ahí. Ninguna cara parecía tener rastros de llanto. Las mujeres se acercaron a mí sin miedo y me preguntaban mi nombre, todos me saludaban y sonreían. Los niños se acercaban a mí sin miedo, todos me recibieron amablemente.

Nos acercamos a unos muchachos que bromeaban entre ellos. Sus ropas se veían desgastadas, muy viejas, temblaban de frío. Mire el lugar con desconcierto y lo compare con mi antigua vida. Ahí todos vivían rodeados de lujos, ropa fina y costosa, pero nunca gozaron de una risa. Nadie se preocupaba por guardar compostura, todos parecían ser ellos mismo. Sin poses ni sonrisas falsas, era mágico, como si vivieran en las más profundas riquezas. Pero no, no gozaban de tesoros, oro y dinero. Como era posible esto, si a mi me dijeron que la vida lujosa es la mejor de todas???

-Chicos- llamo Frank entusiasmado -Quiero presumirles a mi amigo Gerard-

Frank me presumía como el tesoro más brillante, como el diamante más grande. Y no era más valioso que un reloj de mi madre. Reí a mis adentros, eso estaba confundiéndome más aun.

Todos me saludaron y me abrazaron, me ofrecieron un lugar cerca del fuego y se sentaron en unas cajas junto a mí.

-Cual es tu nombre?- pregunto un tipo de cabello muy esponjado

-Gerard, Gerard Way- respondí tímidamente

Los demás nunca dejaron de sonreír

-Mi nombre es Raymond Toro- replico extendiendo la mano
Nos saludamos.

-Yo soy Matt- me saludo con un abrazo un joven alto de ojos azules

-Hola!- me saludo un muchachito pequeñito de cabello alborotado -Mi nombre es Sonny-

Los salude. Me sentí un poco incomodo al principio pero gracias a su simpatía agarre mas confianza. Era como si por primera vez alguien estuviese dispuesto a escuchar todo lo que tenia que decir, atentos escucharon las historias de mis viajes y respondí cada una de sus preguntas.

-Y cuando celebrabas la navidad había una gran mesa con muchos invitados??? Y toda tu familia se abrazaba, le daban gracias a Dios por su vida y abrían regalos costoso??- pregunto Sonny atropelladamente

-No, de hecho hacíamos unas grandes fiestas, ninguno de nosotros nos hablábamos en la noche, y al abrir los regalos fingíamos estar felices. Pero no, esa felicidad nunca fue real. Y ustedes como festejan la navidad con sus padres?-

Hubo un silencio sepulcral, los tres chicos que acababa de conocer agacharon sus cabezas con una mueca de tristeza, siempre lo arruinaba todo. Frank tomo de mi mano suavemente.

-Perdón- me disculpe

-No hay problema, de hecho ninguno tiene padres, pero si tenemos muchos hermanos- explico Raymond -Siempre vamos a la casa de Alba, una mujer noble que nos da de cenar y nos regala dulces y cacahuates-

Sonreí y los demás también.

-Y tu Frank?- pregunto Matt

-Mi madre saca dos lienzos de su estuche, reparte las pinturas y ambos tratamos de pintar nuestro retrato. Es muy divertido, terminada la pintura, ambos nos lo regalamos y después cenamos pavo-

-Y tu madre ya esta mejor?- pregunto Raymond

Frank negó con la cabeza

-Cada día esta peor- respondió triste

-Y como se llama tu mami?- pregunto Sonny -Las mamas siempre tiene nombre muy bonitos-

-Se llama Ángela, pero me gusta decirle Mami Ale- respondió Frank orgulloso, él no era de los hombres que agachaban la cabeza cuando hablaba de su familia, en cambio yo, tenia que mirar hacia otro lado o directamente al suelo.

Todos nos quedamos en silencio, Frank se hecho a mis piernas a llorar, todos corrieron a socorrerlo. Nunca había visto tanta prueba de amistad y hermandad, ni siquiera entre Mikey y yo. En solo cinco minutos Frank ya había recobrado su felicidad.

-Es hora de irnos chicos, gracias por todo- se despidió Frank

Llegamos primero a su casa pero nadie respondió la puerta.

-Lo olvide- menciono Frank -Mi mama se fue con mi tía Virginia-

-Puedes quedarte en mi casa si deseas- le ofrecí

-De verdad? No quiero causar molestias-

-Seguro-

No hay comentarios:

Publicar un comentario