domingo, 4 de noviembre de 2012

Orange hallo; Capítulo: #10

Capítulo: #10

Los cristalinos ojos de Frank se fijaron en la nívea piel de su amado mientras el suave y constante sonido apaciguador del arroyuelo los envolvía en un delicioso letargo, un sentimiento de paz y completa felicidad llenaba el alma de Frank, ese era su lugar, era allí donde pertenecía entre los cálidos brazos de Gerard, dejándose embriagar por el dulce aroma de su piel, perdiéndose en el sonido de su voz, Gerard solía cantarle al oído canciones que el mismo creaba, hermosas tonadas que hablaban de la eternidad, Frank levantaba su cabeza de la comodidad del pecho de su amado para preguntarle ocasionalmente si él lo creía así, - ¿Qué tú y yo vivamos eternamente? No, eso no lo creo, lo que creo es que nos amaremos para siempre, la eternidad no significa no morir, mas bien, nunca dejar de sentir -. 
Gerard besaba suavemente las mejillas de Frank, mientras apretaba ese abrazo en el que lo rodeaba, Frank se sentó frente a él en la grama, con un gesto de preocupación en su rostro, -¿Pero, si morimos, en que lugar, cuando, como nos vamos a amar?- Gerard lo miro mientras pasaba suavemente su mano por su barbilla, como escarbando en su mente la mejor respuesta a esa pregunta, - Yo creo, Frankie, que las almas de alguna forma se encuentran siempre en el transcurso de la vida, no de alguien en particular, sino de la vida en general, y tal vez, cuando volvamos a nacer el destino se encargará de reunirnos, una y otra vez – Frank parecía satisfecho con esta respuesta, porque se recostó de nuevo sobre Gerard y se dejó llevar por el momento, sus ojos se estaban cerrando, y se habría dormido en los brazos de su amado como se había hecho costumbre en las últimas semanas, a no ser por el alboroto que provenía del castillo y la casona. 
Apresuradamente entró al castillo, estaba con sus ropas llenas de ramas y tierra, Benji lo haló hacía el interior de la biblioteca, -¡ Es el señor! – Frank se quedó mirándolo desconcertado, - Qué, llego Cristo de nuevo a la tierra, a Orange Hallo, ja ja ja – Benji se puso ambas manos en la cintura, - no, que chistosito andas ahora último, es tú Papá Frank, tu padre y... - Frank se congeló, - y quien más, ¿ah? – 
Benji bajó la mirada, sus palabras salieron de su boca como si fuera a vomitar aquel nombre, y eso era justamente lo que le producía, además sabía el efecto que causaría en Frank, por esta razón, al pronunciar ese nombre, tomó a Frank gentilmente del brazo:, - David -. 
El sonido seco de Frank desplomándose en el piso rebotó en los atestados anaqueles de la biblioteca, sus labios abiertos, sentía un desierto en su boca, y un vacío desesperante en su estomago, una tímida lágrima se comenzó a deslizar por su mejilla, su peor pesadilla estaba en su casa, alzó su mirada para encontrarse con los compasivos ojos de Benji, quien si no sabía exactamente lo que Frank padecía en ese momento, al menos podría imaginárselo, Benji se sentó en el piso junto a él, - tú padre dice que David se quedará en la hacienda unos meses, en compañía de un agrónomo de la capital, para aumentar la producción de la hacienda -. 
Frank se levantó del piso y corrió por el castillo como loco, buscando a su padre, lo halló de pie en el despacho de Mikey, mientras éste desesperado se sumergía en un mar de papeles y libros, pues al parecer el patrón estaba exigiendo claridad en las cuentas, Frank sin saludar, sin medir el volumen de sus palabras y en una atropellada sarta de frases le dejó saber a su padre lo inconforme que estaba con la presencia de su hermanastro en Orange Hallo, el señor Iero padre, con la severidad que siempre le caracterizó y en un tono condescendiente le recordó a Frank, que su papel solo era administrar Orange Hallo, - y será así, solo hasta el día en que muera, además ya eres un adulto Frank, deberías al menos, Si no puedes sentir cariño por tu hermano, respetarlo y darle el lugar que se merece, y esta discusión se acaba aquí, si no te gusta te puedes largar de la hacienda, lo que hagas con tu vida ya me tiene sin cuidado -.  

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