martes, 25 de junio de 2013

How the misery begins; Capítulo: #19

Capítulo: #19


Mickey IV.

La cena termino, pero aun seguíamos en la mesa.
Todos reían. Yo sonreía, fingiendo escuchar su conversación.
Pero la realidad es que, sólo los observo. Noto el cambio drástico que tuvo Bob con Ray.
No estaba fingiendo por Gerard, no. A mi, nadie puede engañarme. Sus acciones son voluntarias y no supuestas.  
Saludo normal? Sonrisas iban y venían? Intercambio de ensalada?
Ni dialoguemos sobre su abrazo.
Si, estaban abrazando a Frankie.
Pero alguno de ellos podría haberse alejado, y no lo hicieron. Permitieron que sus brazos se entrelacen.
¿Saben hace cuánto tiempo que no los veo haciendo eso?
No, no lo saben.
Pero son meses, meses y meses. Es algo simple, un abrazo. Algo que no veíamos en ellos, desde aquella noche.

Deje a Bob tranquilo, y mis ojos pasaron a Frankie.
Había intercambiado su lugar con Ray, y ahora se hallaba junto a Gerard.
Esperen, entonces Ray esta junto a Bob.?
Pero qué demonios..?
No interesa, volvamos a Frank.

Sonreía al igual que todos, pero algo raro ocurría con él.
Segundos eran, en donde su mirada se perdía en la nada.
Miraba fijamente la pared o la lámpara, hasta que Gerard lo hacia volver a la realidad.
Quizás era demasiada emoción para el. Volver a su hogar, tener una buena cena con sus amigos, recordar la separación de la banda.
No, no era eso. 
No se cómo lo se, sólo lo se.
Aja! Ahí perdimos a Frankie, por décima vez según mi observación, substituyendo la lámpara por el vaso de Bob.
¿En qué demonios estará pensando?
Observe sus labios.
Parecían moverse.
Pestañee, pensando que estaba alucinando.
Volví a ellos, seguían moviéndose. Era un sutil movimiento que nadie notaba. Claro, porque no son unos enfermos, observadores de personas como yo.
Quise reír, ante mi pensamiento.
¿Habla sólo?
Bueno, es normal. Todos, muchas veces hablamos con nosotros mismos. No?.
Dejemos a Frankie en paz.
Gerard.
Sonreí al mirarlo. Su pelo había crecido un poco.
Escuchaba la conversación de Ray y Bob.
¿Ray y Bob conversaban sin querer cortarse la cabeza?
No Mickey, estas con Gerard. Deja  Bob en paz, pensé.
Mis orbitas, volvieron a Gerard.
Como había dicho, escuchaba la conversación de mis dos buenos amigos, pero no los miraba, Frankie era su objetivo.
Quizás se estaba preguntando lo mismo que yo. 
¿En qué demonios piensa y con quién habla?


Silencio.
Ray y Bob, dejaron de conversar para observar al señor Iero.
Éste, volvió a la realidad por voluntad propia, percatándose que todos lo estábamos observando.
-Qué?-Dijo estando mas pálido de lo usual-
-Mm..-Aclaro su garganta Gerard- Nada. –Se acomodo en su lugar-

Frank, miro a su frente.
-Sólo te mirábamos, porque parecía que hablas sólo.-Dijo Bob-

Arg...Esa sinceridad tan característica de mi buen baterista.
¿Por qué demonios tenias que contestarle?

Mire a Gerard, no dijo nada.
-Si...-Agrego Ray- Te encuentras bien?

Mis ojos, parecían estar observando un partido de tennis.
Volvieron a Frank.
-Mmm...-Se acomodo en su silla, cruzando los brazos por encima del pecho- Si...Sólo estoy un poco cansado.-Mintió alevosamente-
-Opino.-Dijo Gerard- Que deberíamos comer el postre porque...-Miro su reloj rápidamente- Son casi las dos de la madrugada.-Termino la frase-
-Si...-Murmuro Ray- Todos mañana debemos trabajar, y ustedes tuvieron un viaje muy largo. Aunque creo...-Hizo una pausa, sonrió y miro a Frank- Algunos nunca aterrizaron-
-Ah?-Dijo Frank sin entender la broma-
Sonreí ante su comentario.
-Nada Frankie, nada. Olvida lo que dije.-Contestó Ray-

Nos pusimos de pie. Un murmuro salió de los labios de Frank, que nadie pudo entender. Todos preferimos no decir nada al respecto.
Limpiamos la mesa, ayudando a Gerard.
Finalmente, me deje caer con él y Bob en el gran sofá del comedor.
Ray y Frank, estaban a nuestro frente.


Helado. 
¿A quién no le gusta el helado?
Ese era el postre. Teníamos unas copas, llenas hasta el borde.
-Y bien...?-Exhalo el humo Gerard- Qué tal los pequeños demonios?-Miro a Ray-

Mi hermano, debe ser la única persona en este planeta que puede comer helado con la mano derecha, y fumar a la vez con la izquierda.
Pero bueno, Frank habla sólo y Bob conversa con Ray.
No se por qué me sorprendo.

-Son encantadores.-Sonrió rápidamente Ray- Los tienen que conocer. Cuando se sientan en tus rodillas y te hablan tres horas seguidas, créeme que no haces mas que desear besarlos, o abrazarlos. Tienes tanta inocencia.-Llevo la cuchara a su boca- Es único lo que sientes en ese momento.-
-Y tu Bob?-Giro un poco la cabeza mi hermano- Ya envenenaste a alguien? Jajaja!.-Rió-
-Idiota!-Le pego con la cuchara en la cara, no muy fuerte.
-Esta muy frío!-Se limpio la mejilla Gerard-
-Duh!-Sonrió Bob- No, no envenene a nadie, no aun.-Bromeo- Pero hablando en serio, nos va bien. Hay muchos clientes, me gusta el trabajo.-Sonrió-

Volví a Frank.
Jugaba con sus bolas de helado. Las llevaba de un extremo al otro en la copa. De vez en cuando, se acordaba que debía conducir  la cuchara a su boca.
-Y tu Alpacino?-Lo hice volver al mundo- Qué cuentas?
-Bien...-Sonrió- Me gusta actuar. Ya lo saben.-Miro a todos- 
Silencio.
Sabia que esas simples siete palabras, serian las únicas que obtendría como respuesta.

Estuvimos charlando un rato mas, hasta que todos finalmente terminamos nuestro helado, para comenzar a frotar muestras manos, por el frío que nos produjo.
-Bueno...-Me puse de pie- No se ustedes, pero debo irme.-Bostece-
-Si, nosotros también. No?-Dijo Bob-
Ray, le sonrió.

Frank, dejo su copa en la pequeña mesa.
Un gran mar de helado derretido se hallaba en ella. Rogando a ser comido, o ya en este caso, bebido.
Se puso de pie.

Nos abrazamos con fuerza los cinco.
Sonreí, cerrando los ojos.
Si habré soñado con este momento, pensé.
Nos soltamos.
-Qué tal si mañana traigo un menú especial de mi restaurante y cenamos una vez mas acá? Qué dices Gerard?-Sonrió Bob-
-Por supuesto!-Respondió rápidamente mi hermano- Estaría muy bueno, no Frankie?-Rodeo su hombro-
-Si.-Sonrió-
-Bien, entonces nos veremos mañana.-Dijo Bob-

Mi hermano, nos acompaño hasta la puerta, y finalmente nos fuimos.
Mire la hora.
Casi las cuatro de la mañana.
Demonios, mañana Alicia tendrá que rentar una grúa para despertarme.

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