martes, 25 de junio de 2013

How the misery begins; Capítulo: #3

Capítulo: #3



Ray I.

-Vamos chicos!!!-Grite- Es hora de su merienda. Adentro!
-No! Toro!-Grito un pequeño-
Me acerque sonriendo.
-Mira que si no entras...-Sonreí agachándome- Este dedo te torturara por horas!-Reí haciéndole cosquillas-
-No! Jajá jajá!-Rió el pequeño- No! Toro! Por favor!
-Entraras? Jajá jajá!-Reí-
-Sí sí! Entrare.-Se rindió ante mí-

Todos entraron corrieron como de costumbre.
Lentamente cada uno, se ubico alrededor de la pequeña mesa, ubicada en l esquina del aula, y comenzaron a beber su respectiva leche con unas galletas de chocolate.

-Ray, te adoran.-Sonrió ella-
-Gracias Laura, no puedo creer que aun este aquí. Pero ellos me encantan.-Sonreí mirándolos-
-Es extraño, hace unos meses veía tu rostro en Mtv y mírate ahora, profesor en un Jardín, rodeados de chicos de dos a cinco años.
-Es raro...-Suspire- Pero lo disfruto.


Había sido el culpable de la separación de la banda, cuando no es la verdad. Pero ese había sido el trato, y lo cumplí.
Quizás algún día se sepa la verdad, quizás no. 
Nadie quisiera estar en mis zapatos, cuando llegue ese momento.
Me mataran.
Pero hice lo correcto.
Solo porque amo a mis amigos, y los ayudo en todo momento.

Fue una buena oportunidad para explorar mis cualidades.
Descubrí que tengo un don con los pequeños. Es algo innato. Sale del corazón, no tengo que fingir. Solo los veo y sonrío, y me provoca abrazarlos, jugar con ellos, hacerlos sentir seguros en este mundo que cada día es más cruel e intolerante con cada persona que nace día a día.
Pero yo estaba a su lado, estaba para ayudarlos. Formarlos como persona, prepararlos para todo. Saber perder, ganar, aceptar cada situación de la vida, ayudarlos a ser tolerantes, comprensivos, sinceros, a no mentir.
Nadie sabe realmente lo que nosotros ayudamos a estas pequeñas criaturas.
Detrás de cada jardín, hay un mundo diferente.
Un mundo solo para ellos, en donde aprenden a aceptar su vida mediante un simple Juego.
Ese juego, los formara y será su base para el resto de su vida.

My Chemical Romance, qué puedo decir de ellos?. Bob, de cierta manera me odia, al ser el culpable de la separación. Lo entiendo. Pero él no sabe porque tome esa drástica decisión.
Era verdad, discutíamos todos los días. Pero eso, solo fue una excusa que cayo como anillo al dedo para nuestro plan.
Espero que lo entienda, y sepa perdonarme cuando lo sepa, porque realmente lo extraño.

De vez en cuando veía a Gerard. El solo me daba las gracias, una y otra vez.
Yo sonreía, sin responderle.
Qué podía hacer? Es mi amigo. Por los amigos, estas dispuesto a hacer cualquier cosa.
Sabia que estaba enseñando en un lugar bastante lejos de nuestro hogar, y me dolió. Lo extrañaba, al igual que Frank.
Pienso en él y sonrío, quizás este haciendo una escena en este momento. Quien sabe.

-Hey, Ray? Estas bien?-Escuche-
-Si lo siento.-Deje de sonreír- Solo recordaba viejos momentos.
-Ah...-Suspiro ella- Me ayudas a acostarlos para que tomen su siesta?
-Claro que si.-Sonreí-

Armamos sus pequeñas camas con unas colchonetas, cerramos las ventanas creando un clima especial para dormir, y uno a uno fuimos acostando.
-Queremos un cuento Toro!-Grito algún pequeño desde el fondo-
Sonreí.
Laura me alcanzo un pequeño libro, y me senté en el medio de ellos cruzando mis piernas.
-Bien, uno solo porque deben dormir, ok?-Abrí el libro-
Ellos sonrieron, mirándome atentamente.

Media hora estuve contándolo, sobre una princesa cualquiera que conocía a su príncipe, alimentando esa fantasía tan característica a esta edad. Ellos sonreían, preguntaban, hasta que finalmente se durmieron.

Sonreí.
-Toro?-Escuche-
-Sí?-Voltee sin ponerme de pie-
-Tengo miedo...-Susurro-
Camine de rodillas hasta ella, y me senté a su lado.
-Qué ocurre?-Acaricie su cabello-

Ella solo me observo. Observo mis grandes rasgos comparados con los de ella, que apenas comenzaban a desarrollarse.
-Dime...-Susurre-
-Mis padres dicen que cuando esta oscuro vendrá el monstruo.-Se arropo un poco mas como si fuese a atraparla-
-Caroline...-Murmure- Cuándo te dicen esas cosas?
-Cuando no quiero comer la cena.
Sonreí ante su respuesta, para ella era un gran problema. Quizás el más importante en su pequeño mundo.
-Mira...-Me recosté junto a ella apoyando mi cabeza sobre mi mano- Yo te contare un secreto, pero no se lo digas a nadie. Es muy importante. Puedes hacer eso por mí?
-Dime dime-Sus ojos brillaban-
-El no vendrá, si comes tu cena.
-Es verdad?
-Si, es verdad. Pero este pequeño monstruo me ha contado que no es malo. Es muy bueno.
-Sí??-Sonrió-
-Si-Sonreí- De hecho, me ha dicho que conoce a una pequeña niña rubia, de unos tres años. Ojos claros.-Comencé a jugar con mi imaginación-
-Esa soy yo.-Dijo-
-Creo que si, y me ha dicho que no le debes temer a la oscuridad porque nunca te hará nada malo. 
-Pero ellos dijeron que es un monstruo.
-Bueno si...-Murmure- Pero es uno bueno. El te dejara un pequeño regalo aquí en tu jardín si tu comes la cena en tu casa.
-En serio?
-Así es. A partir de hoy, no debes temerle a la oscuridad, y no decirle a nadie lo que te conté. Porque es un secreto, solo entre tu, el pequeño buen monstruo y yo.
-No le diré a nadie. A nadie, a nadie.-Movía su pequeña cabecita de un lado al otro-
-Así me gusta. Ahora, duerme un rato, sí? Estuviste corriendo todo el día.

Ella sonrió y cerro sus ojos.
-Que descanses.-Bese su frente-

Me puse de pie.
-Eres maravilloso, simplemente tienes un don.-Dijo Laura al ver toda la escena-
-A veces los padres son muy crueles, y no podemos hacer mas nada que esto por ellos.-Volví a mirar a Caroline-
-Créeme que para ellos, eres su sostén aquí.
-Lo se.-Sonreí-
-Tu no tienes que irte?-Miro su reloj-
-Jajaja!-Reí muy bajo- Es verdad. Aunque si es por mi pasaría todo el día aquí.
-Lo se.-Sonrió- Pero ve a descansar. Mañana nos veremos.
-Esta bien.-Bese su mejilla-
Tome mis cosas, y salí de allí.

Camine lentamente, sonriendo una vez mas.
Ese Jardín llenaba mi alma, pero no mi estomago.
Tenia hambre.
Seguí caminando, y mire por la vidriera. Rogando que no estuviese allí.
A veces pasaba solo a saludarlo, tratar de solucionar las cosas una vez mas.
Pero demonios que Bob es cerrado!
Es una persona encantadora, pero es terco, muy terco.
Allí estaban.
Todos sentados en una mesa.
Bob estaba de espaldas, pero Mickey logro verme, y me hacia señas para que entrara.
Lo dude, pero finalmente lo hice.

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