martes, 25 de junio de 2013

How the misery begins; Capítulo: #40

Capítulo: #40



Bob VIII.

Dos meses exactamente habían transcurrido desde aquella noche fatal y concluyente. Todo ha pasado tan rápido, pero lento a la vez. Casi perdemos a Frank, y si esto no mejoraba estoy más que seguro que Gerard le haría compañía.
De sólo mirarlos juntos sonrío, estaban y son felices. Sus ojos brillan, tienen aquellas sonrisas y miradas insuperables. Ahora que puedo atar cabos son las mismas que tenían sobre el escenario  
Puedo recordar a Frank en el suelo, sobre Gerard. Inconsciente, sangrando, sólo porque no lograba decirle cuanto lo amaba.
De sólo evocarlo, me provoca lanzarme encima de su anatomía y abrazarlo horas enteras, decirle cuanto siento lo ocurrido, pero ya nada de eso importa. Pertenece a nuestro pasado, costara enterrarlo, pero lograre hacerlo como lo hice con tantas rancias situaciones.
Estos meses fueron maravillosos. Es decir, hemos vuelto a estar los cinco juntos, las veinticuatro horas del día, sin poder despegarnos uno del otro.
Nos encontrábamos para desayunar, almorzar, y cenar. De vez en cuando nos quedábamos a dormir en la casa de Gerard, mirábamos películas y reíamos toda la noche, recordando y reproduciendo viejas épocas.
Frank, se mudo con Gerard. Increíblemente Jamia tuvo la amabilidad de mandarle todas sus cosas, ya no es más actor. Al menos eso nos dijo. Parece que hizo un trato con el director, no estoy muy seguro de lo que digo, pero fue algo parecido a eso.
Ray. Toro, Ray. Mi buen amigo con un apellido de animal. No puedo dejar de abrazarlo, créanme que trato de hacerlo, pero no puedo. Lo veo, y mis brazos toman vida propia para rodear su cuello o espalda. Es inevitable hacerlo, cuando todos sabemos lo que sacrifico e hizo por nosotros, sí por nosotros. No fue sólo por Gerard o Frank, lo hizo por todos.
Pensar que detrás de ese guitarrista, con una voz algo graciosa y rara de escuchar, se esconde un hombre con todas las letras. Él es un hombre, nosotros también, pero sólo en lo que respecta al sexo, porque en cuanto a la actitud? Ray es el hombre, y nosotros sus soldados. Es el que dirige en silencio a la banda, nuestras vidas y sentimientos.
Esa hoja en blanco llena de rabia que tenía frente a mis ojos, se dio vuelta cuando escuche su confesión, nunca quise herir a nadie, pero lo hice.  A la noche, luego de tener un día exhausto en el trabajo, me dejaba caer en la cama, medio muerto y harto de soñar el resto, para despertarme al otro día y maldecirlo, sin saber que él era y es el mejor de nosotros.
Pero volvimos a la normalidad. 
Observe a Gerard, se encontraba de pie, moviendo sus manos en el aire.
Estábamos en un edificio tan alto que me dio vértigo, de sólo apenas asomarme al ventanal. Nos encontrábamos reunidos, con todas las personas que nos habían acompañado en la última época de nuestra carrera, tratando de convencerlos de cuanto nos habíamos equivocado en nuestra decisión de mandar todo al demonio. Pobre Ray, se ridiculizó una y otra vez frente a ellos, echándose la culpa de lo sucedido. En ese momento Frank se puso de pie, para refutar su teoría, pero Ray le ordeno guardar silencio.
Todos los hicimos.
-Ah... Vamos!-Grito Michael- Todos son unos idiotas.
Lo miramos, esas palabras quizás nos costaría la recuperación de nuestra banda.
-Tanto tienen que pensar para volver con nosotros? Les damos dinero, fama, trayectoria por habernos dirigido. No seamos hipócritas. Ustedes ganan tanto en la decisión como nosotros.-Siguió hablando-
-Ya hermano, cálmate.-Le dijo Gerard-
-No!-Volvió a gritar Mickey- Es verdad lo que digo. Ellos ganan dinero, nosotros también y recuperamos la banda. Tanto fardo? Sólo no saben que hacer por si volvemos a separarnos.-Se movía de un lado al otro- Pero déjenme decirles que eso no ocurrirá nunca más, y si vuelve a suceder no volveremos a unirnos.-Tomo aire-
Lo mire, creo que si sigue hablando de esa manera, le dará un ataque de asma.
-Pero si no quieren volver con nosotros. Bien.-Se cruzó de brazos- Buscaremos a alguien más, o tocaremos por nuestra cuenta, y cuando alguien decida ser nuestro manager ustedes aparecerán en la tapa del diario, muertos en sus baños por haber cometido suicidio.
-Michael... -Dijo Gerard- Cálmate, quieres?
-Ya dije todo lo que tengo que decir.-Se dejo caer a mi lado en el gran y caro sofá-
Frank sonrió, supe que quería reír, pero ninguno de nosotros podía hacerlo. Se supone que estábamos en una situación seria y comprometida.
Silencio, los grandes directivos y jefes balbucían entre ellos, de vez en cuando nos miraban.
-Bien.-Dijo nuestro ex manager- Esta bien, aceptamos, pero pobre de ustedes que hagan otra vez lo que hicieron. Nos ha costado mucho dinero.
-Sí!-Grito Frank poniéndose de pie-
Hicimos lo mismo.
-Lo siento... -Se avergonzó un poco Frank por su grito desaforado-
-No olviden lo que les dije!-Nos amenazo nuestro manager- Se separan? Y no conseguirán que los dirija ni siquiera un manco.
Frank no pudo más, y comenzó a reír a las carcajadas, todos lo seguimos.
-Ya ya... -Dijo el sonriente- Desaparezcan, mañana a las ocho en punto los quiero acá para arreglar el primer show. Desde ya les digo que será el próximo sábado-Sonrió-
Entre todos, lo abrazamos a propósito, sabiendo que era un tanto frío y arisco a los abrazos.
Bajamos en el ascensor riendo y sonriendo. Éramos libres, otra vez con nuestra banda. 
Nunca entenderán lo que significa para nosotros. No es el dinero, no es la fama, es lo que transmites tocando una batería, una guitarra, un bajo, una voz acompañando todo. 
Es mágico, son pequeñas fracciones que unen para formar el espejismo de nuestras almas, nuestros miedos, alegrías, deseos y disgustos quedan en aquellos escenarios.
A veces los seguidores no se dan cuenta, es algo casi imposible de transmitir, pero si ellos supiesen que con firmarles un autógrafo, puedo dormir más tranquilo, puedo sonreír media hora más en mi vida.
Es algo estúpido e increíble de escuchar de mi boca, del baterista de My Chemical Romance, pero es la verdad.
Salimos del edificio, caminando algo apresurados porque mucha gente se acercaba a nosotros para sacarnos fotos.
Me hubiese encantado quedarme, pero teníamos un almuerzo con nuestras familias.
Subimos a nuestra envidiada camioneta. Esta arranco.
Mire a Mickey, inspeccionaba un papel algo gastado.
-Qué lees?-Pregunte inclinándome hacia él-
Sonrió.
-El número de teléfono de una fan. Hace tiempo atrás vino a la disquera, si supieses todo lo que hizo y tuvo que pasar para vernos.
-Cuéntame.-Sonreí-
-Era menor de edad, la madre no la dejaba concurrir.-Comenzó a narrarme- Trato de escaparse, cayo por la ventana, estuvo internada un mes con la pierna enyesada. Después fue con unos amigos mayores de edad, pero el de seguridad la descubrió y estuvo castigada un mes. Y cuando por fin tenía la edad suficiente para vernos, nos separamos.-Tomo aire- Estaba tan mal esa chica, vi la tristeza en sus ojos. Me preguntó si volveríamos alguna vez, le dije que no sabia, pero le jure allí mismo que si eso ocurría, la llamaría para que este primera fila.
-Awww.-Dije- Si hazlo por dios, se lo merece.
-Su nombre es Caroline.-Saco el celular de su bolsillo-
-Siempre tuviste el papel contigo?-Pregunte-
-No, lo tome hoy a la mañana, porque sabía que nos dirían que si.-Sonrió Mickey-
Sonreí.
Todos guardamos silencio, a la expectativa de la conversación de Mickey con su nueva amiga Caroline.
Juro por dios, que escuche su grito como si estuviese en la van con nosotros.  Sólo para alegrarla un  poco más de lo que estaba, cada uno de nosotros la saludo. Certifico que esa mujer hoy en día, puede morir feliz.  
-Debo colgar Caroline, pero te volveré a llamar porque aún no sabemos a que hora y en donde tocaremos. Sólo te puedo decir que será el sábado, así que no hagas ninguna cita con nadie.-Rió Mickey-
Tardo en despedirse, nadie conoce la dulzura con la que cuenta Mickey, sólo nosotros. Nunca fue una persona muy demostrativa, pero cuando lo hacia era lo más tierno del planeta.
El vehículo se detuvo, estacionándose en la puerta de la casa de los padres de Gerard. Una gran almuerzo nos esperaba allí. Todos nuestros seres queridos estarían para celebrar nuestra vuelta.
Entramos, la casa estaba adornada con nuestros nombres. Es algo cursi, pero sentimental y sensible ante nuestros ojos.
La familia, siempre fue lo más importantes para nosotros. Eran y son nuestro cable a tierra, por ellos pudimos sobrevivir en este ámbito, nuestras raíces hicieron muchas veces que tomemos conciencia los errores que estábamos cometiendo.
-Bueno....-Levanto el vaso el padre de Frank- Brindo por mis cinco hijos-
Sonreímos y levantamos también nuestros vasos.
-Por la vuelta de My Chemical Romance.-Dijo la madre de Gerard- Les deseo mucha suerte, aunque no la van a necesitar.-Agregó-
Reímos.
-Yo brindo por el nuevo y viejo amor.-Dijo Mickey mirando a su hermano-
Sonreímos, Gerard abrazo a Frank.
-Por nosotros.-Dije-
-Salud.-Dijimos todos-

No hay comentarios:

Publicar un comentario