domingo, 28 de julio de 2013

A lovely apparition; Capítulo: #6

Capítulo: #6

Gerard se despertó ante una suave luz gris apagada y unos sonidos—los sonidos de alguien vistiéndose, se dio cuenta, y abrió los ojos para encontrar a Frank parado al pie de la cama, abotonando su chaleco.

"¿Qué hora es?" murmuró (o eso intentó; no todas las sílabas lograron salir de su boca), y Frank alzó la vista.

"No iba a dejarte sin despertarte antes," dijo de una vez, y luego, "Son casi las cinco."

Los sirvientes probablemente estarían por despertarse, si no lo estaban ya (Gerard no tenía ni la menor idea de a qué hora se levantaba, siendo que él se despertaba varias horas después). Frank tenía que irse ahora, Gerard lo sabía—y aún así estiró una mano, como para hacerlo volver a la cama, y Frank vino a su lado, el colchón moviéndose mientras él se sentaba en el borde.

"Si alguien me ve aquí, o quiere saber dónde estuvo cuando llegue a casa, les diré que continuamos nuestra conversación arriba después que la fiesta terminó," le dijo a Gerard. "Bebí demasiado y me quedé dormido en la silla, y tú dejaste que me quedara antes que dejarme volver a casa en semejante condición."

Gerard asintió; era una buena historia para explicar que un hombre pasara la noche en la habitación de otro.

Frank se estiró para acariciar el cabello de Gerard con suavidad, inclinándose hacia él. "¿Volveré a verte pronto?" preguntó suavemente.

Gerard le sonrió adormilado. "Tan pronto como tú quieras."

Era difícil no aferrarse a él cuando Frank descendió y lo besó, difícil no abrir su boca bajo la de Frank y atraerlo hacia abajo, la mañana y los sirvientes y el sentido común que se vayan al comino. En lugar de eso, Gerard dejó que el beso durara un largo y dulce momento, y lo acabó, empujando un poco los hombros de Frank. "Ve."

*****

Lo que siguió no era para nada como cualquier relación en la que Frank haya estado antes.

Por encima, eran amigos, y era suficientemente cierto por su cuenta. El hermano solitario de Michael y su considerablemente extrovertido amigo se agradaban a pesar de sus diferencias, y como resultado comenzaron a pasar mucho tiempo juntos, a veces con Michael, a veces con otros amigos en común.

Y cuando tenían la oportunidad de estar solos, la tomaban, intercambiando besos furtivos y palabras silenciosas tras las puertas cerradas. Estaban muy conscientes del riesgo que estaban tomando (aunque también lo que hacían estaba muy lejos de ser realmente un crimen; la idea de Frank sobre la sodomía era extremadamente limitada y parecía más que todo sórdido y doloroso, y Gerard, quizás sospechándolo, no lo ha mencionado), y cuidadosos con el tiempo que pasaban juntos.

Era la tontería más grande que Frank haya hecho, y, viendo la situación objetivamente, tal vez esté inclinado a preguntarse qué estaba haciendo, si valía el riesgo. Pero se dio cuenta que no era capaz de ser objetivo al respecto con frecuencia; estar con Gerard era aún intoxicante, aún con la confianza creciente entre ellos. Era tonto, era un riesgo, era complicado, y él no estaba, al menos por ahora, dispuesto a dejarlo.

*****

El otoño continuó, y el cumpleaños de Frank llegó, casi un mes después que el de Michael. Había planeado pasar la noche afuera con amigos, y naturalmente extendió la invitación para los dos hermanos Way. Estuvo, por lo tanto, más que un poco decepcionado cuando sólo Michael se presentó.

Para el grupo, Michael solamente dijo que Gerard estaba, desafortunadamente, indispuesto, y mandaba sus disculpas. Pero unos minutos después, aprovechó una oportunidad para acercarse a Frank, hablándole en voz baja. "Dice que te verá en nuestra casa más tarde."

Frank alzó una ceja. "¿No quiso salir con nosotros?"

"Creo que está planeando algo," respondió Michael, agregando hoscamente, "No pregunté por detalles, y no quiero  ninguno después, tampoco."

Las palabras de Michael dejaron a Frank extremadamente curioso, pero trató de mantener sus pensamientos en el presente y disfrutar la noche con sus amigos. Aún así, la idea de lo que Gerard pueda estar planeando nunca dejó su mente por completo, y más tarde esa noche, cuando él y Michael se despidieron de sus amigos y se fueron juntos hacia la casa de los Way, sintió su corazón latir con más rapidez.

Él y Michael subieron juntos las escaleras, hablando tranquilamente—algo que nadie en la casa habría visto sospechoso. Pero cuando Michael se detuvo en la puerta de su propia habitación, Frank continuó por el pasillo hacia la de Gerard, golpeando con sus nudillos contra la puerta y llamándolo suavemente, "¿Gerard? Es Frank."

"Pasa," vino la respuesta en voz baja, y Frank entró, cerrando la puerta con seguro detrás de sí mismo, y entonces se volteó—y miró.

Gerard estaba de pie frente a él en el vestido azul, el que estaba usando la segunda vez en Vauxhall. No tenía puesta la peluca, dejando su propio cabello largo caer detrás de su nuca, pero sus ojos y labios estaban pintados, su figura curvada con la forma del corsé que debe estar usando, y la ilusión de feminidad era aún una pasable.

"Quería sorprenderte," dijo Gerard, y continuó después de una pequeña pausa, la inseguridad colándose en su tono de voz. "Te... ¿Te gusta? Tú siempre parecías gustar de mí en los vestidos, pero si prefieres no los usaré ahora—"

Frank cruzó la habitación en unos pocos pasos y lo interrumpió, tomando la cara de Gerard entre sus manos y besándolo profundamente. Podía oler el perfume que Gerard se había puesto; una esencia ligeramente floral, tentadora pero no exagerada.

Se separó después de un momento, una mano en la mejilla de Gerard, la otra en su nuca, y habló.

"Esto es—no habría sabido cómo pedirlo, y si hubieses querido—"

Gerard sonrió, pasando una mano sobre la tela de su falda. "Los usé para mí mismo, al principio, pero no tengo problema en usarlos para ti también. Más allá de eso."

"Te ves hermoso," dijo Frank, dando un paso hacia atrás para mirarlo.

Gerard dejó salir una pequeña, casi coqueta sonrisa, echándose hacia atrás hasta que pudo recostarse en la pared junto a la cama, sus manos detrás de su espalda. "Me alegra que disfrute mirándome, señor Iero, pero espero que esté dispuesto a hacer más que mirarme en algún momento."

Frank sonrió y lo siguió, haciendo que Gerard se echara aún más para atrás y colocando una mano en la pared detrás de su cabeza. "Creo que estaría dispuesto a complacerte."

Se inclinó con suavidad, tomándose su tiempo, y Gerard se quedó ahí, sus labios separados, dejando que Frank viniera por él. Sus labios se tocaron suavemente, al principio, casi tentativamente, hasta que Frank se movió de nuevo, llevando su otro brazo al rededor de la cintura de Gerard y empujándolo firmemente hacia él en un movimiento decisivo. Gerard dejó salir un pequeño jadeo contra la boca de Frank y alzó sus manos hasta los hombros de Frank, apoyándose en sus brazos.

Frank quitó su mano de la pared para enredarla en el cabello de Gerard, quitándole los accesorios que lo mantenían en su lugar tan suavemente como podía, rompiendo el beso para llevar a su boca hacia la línea blanca del cuello de Gerard. Empujó hacia delante experimentalmente con una rodilla, y Gerard abrió sus piernas sin más, dejando que Frank lo presionara contra la pared y lo besara hasta que ambos estuvieron sonrojados y sin aliento.

A lo último, Gerard volteó su cabeza para hablarle a Frank en el oído, su voz superficial e irregular. "Lo menos que quiero hacer es interrumpir," susurró, "pero si no me quito este vestido pronto, se va a arruinar, y me gusta mucho."

Frank se alejó un poco, su propia respiración desigual. "Bien, entonces. En el interés de preservar el vestido..."

Gerard se quitó los zapatos, haciéndolos a un lado con un pie, y se volteó para estar de espaldas hacia Frank, haciendo gestos hacia los sujetadores del vestido. "¿Podrías...?"

"Con mucho gusto," respondió Frank, y dejó un beso en la piel suave del hombro de Gerard, haciéndolo temblar, antes de ponerse a desabotonar los pequeños botones. Cuando estuvieron todos desabotonados, Gerard empujó el vestido hacia abajo, la tela crujiendo hasta quedar amontonada al rededor de sus pies. Saliéndose del montón con la ayuda de Frank, se agachó para recoger el vestido, alisando la falda con una mano, y lo dejó a un lado con cuidado.

Gerard se quitó el armador con menos cuidado de dónde caía, y luego se volteó hacia Frank, ahora usando sólo ropa interior de lino, medias, y el corsé que estaba aún atado a su torso. Frank extendió una mano, pasando un dedo por la línea del corsé.

"Podrías—" comenzó, y luego se detuvo, inseguro, sintiendo sus mejillas calientes.

"¿Qué?" preguntó Gerard, y, cuando Frank continuó en silencio, "Frank, estoy usando ropa interior de mujer, dudo que vaya a negarme a lo que sea que quieras."

Frank se rió ante esas palabras, y entonces, antes que pudiera dudar de nuevo, "¿Podrías dejarte esto puesto? ¿Sería incómodo?"

Gerard alzó una ceja un poco, y luego negó con la cabeza. "La peor parte es colocármelo, no está tan mal una vez lo tengo puesto." Alzó una mano hasta su estómago, pasándola por el corsé, y miró a Frank con curiosidad. "... ¿Te gustan?"

La cara de Frank se acaloró ante eso, y sabía que debía estarse sonrojando.

"Está bien," dijo Gerard, acercándose y bajando la voz, como su estuviesen en peligro de ser escuchados. "Dime."

Frank dudó por un largo rato. "Vamos a la cama," sugirió eventualmente, esperando que al estar en un escenario más íntimo que el actual se le hiciera más fácil hablar.

Gerard asintió, y ayudó a Frank a quitarse su chaqueta y chaleco. Frank se desnudó hasta la camisa y luego subió a la cama después de Gerard, quien se hizo a un lado para hacerle espacio y después cubrió sus piernas con las cobijas, aunque la habitación no estaba tan fría.

Gerard no dijo nada más, simplemente se alzó sobre uno de sus codos y miró a Frank, y luego de otro rato silencioso, Frank habló.

"¿Recuerdas la noche que descubrí quién eras?" comenzó suavemente.

Gerard mordió su labio inferior, con la mirada baja. "Dudo mucho poder olvidarla," respondió, igualmente suave.

"Te estabas desvistiendo," continuó Frank. "Y te vi así, y fue así como me di cuenta... y después, no podía dejar de pensar en ti. Estaba enojado—"

"Eso lo recuerdo, también," susurró Gerard, sus ojos cerrados, sus hombros tensionados.

Frank alzó una mano hasta su mejilla, acariciándola dulcemente, y esperó hasta que Gerard se relajó ante el toque antes de continuar.

"Así que al principio, pensé que eso era todo. Estaba enojado, y estaba meditando sobre lo que me había hecho enojar, como cualquiera haría. Pero luego me di cuenta que... eso no era todo. No podía dejar de pensar en eso—en ti, vestido así—y el enojo era sólo una parte de lo que estaba sintiendo." Dejó que su mano bajara, pasando por el esternón de Gerard hasta quedarse sobre el corsé. "Y cuando pensaba en ti, empezaba a soñar contigo—no la mujer que creí que eras primero, sino —normalmente estabas vestido como lo estás ahora. Así que, sí, creo que me gusta."

Gerard seguía cabizbajo, sin mirar a Frank. "Lo siento," dijo luego de un breve silencio.

Las cejas de Frank se alzaron. "¿Por qué?"

Gerard subió la mirada ante eso, luciendo confundido. "...Por todo lo que hice. Por engañarte. Nunca debí hacerlo, y ruego por tu perdón."

Frank se acercó más, colocando su mano en la cadera de Gerard. "Espero que no te arrepientas de eso realmente," susurró. "Si no lo hubieses hecho, no estaríamos juntos ahora."

Gerard lo miró con el ceño fruncido. "Pero—estabas tan molesto, tú mismo lo dijiste. Y tenías todo el derecho de—"

"Lo dije, y lo estaba," dijo Frank con simpleza. "Y luego seguí adelante. No diré que la decepción no estuvo mal, pero... pero no creo que eso necesariamente vuelva malo lo que le siguió. Si no hubieses hecho lo que hiciste, dudo que hubiese llegado a sentir por ti lo que siento, y no dejaré que las circunstancias de las que esto provino me hagan arrepentirme de eso."

Gerard lo miró por un rato, entonces sonrió tentativamente. "Está bien."

Frank se inclinó y lo besó, entonces colocó una mano en su hombro y lo empujó suavemente, hasta que Gerard quedó de espaldas sobre la cama mientras Frank se colocaba sobre él. Arrodillándose a horcajadas sobre las piernas de Gerard, Frank colocó ambas manos en su pecho y luego las bajó, pasando por las costuras y la curva de la cintura de Gerard hasta dejarlas sobre sus caderas. Gerard suspiró con placer, moviéndose contra las manos de Frank.  Hundiéndose en las almohadas y mirando a Frank con ojos entrecerrados, se veía misterioso, su encanto indiscutible.

"Ojalá pudiera decirte cómo te ves ahora," susurró Frank. "Cómo te veías antes mí antes, cuando supe que eras tú en un vestido."

Gerard alzó una mano para tocar la mejilla de Frank, pasando el pulgar por su labio inferior. "Inténtalo."

Frank hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. "Aún te pareces mucho a una mujer—bonito, suave y dulce." Dejó que sus manos descendieran más, hasta que pudo meter una entre los muslos de Gerard, debajo del dobladillo de la ropa interior. "Pero sé que sigues siendo un hombre, debajo de todo eso. Y puedes creer que eso arruinaría la ilusión, pero... pero de alguna forma, sólo la hace mejor."

"Ah—" jadeó Gerard, sonrojado y sin aliento bien sea antes las palabras de Frank o por el movimiento de su mano, o ambos. Un rato después, sus manos estaban en los hombros de Frank, aferrándose a él con insistencia.

Frank subió sus manos de nuevo hasta la cintura de Gerard mientras se movía entre sus piernas abiertas, maravillado por un momento por la sensación de tener a Gerard contra él, nada parecido a cualquier cosa que haya sentido antes. Era aún extraño pensar en un tiempo en el que nunca hubiese imaginado esto, nunca hubiese imaginado quererlo. Gerard se aferró a él, alzando sus caderas, y entonces comenzaron a rozarse el uno contra el otro, todo un frenesí de calor y fricción hasta que Gerard se tensó, y luego se quedó quieto, dejando salir un gemido agitado cuando el clímax llego a Frank un momento después. Frank jadeó y quedó inerte sobre Gerard, todavía con temblores post—orgásmicos, y Gerard lo sostuvo con esa fuerza sorprendente suya, acariciándole el cabello con una mano.

Luego de unos minutos, Frank se movió, alzándose sobre sus codos. Gerard aún parecía corto de aliento, y Frank se aferró al corsé. "¿Seguro que estás bien con esto puesto?"

"Es más fácil respirar con él cuando no tengo a alguien sobre mí," admitió Gerard con un pequeño jadeo. Frank se quitó de encima con rapidez, entonces se puso de lado. "¿Me ayudas a quitármelo?"

Frank asintió, desatando los cordones amablemente. "¿Cómo hiciste para ponerte esto sin ayuda?" preguntó, luego de tener que hacer una pausa para deshacerse de un nudo.

"Por eso necesitaba tiempo para alistarme," respondió Gerard, y luego miró sobre su hombro con una pequeña sonrisa. "Tal vez si lo hacemos de nuevo, puedas ayudarme la próxima vez."

Frank sintió un poco de emoción recorrerlo ante la imagen que esas palabras habían evocado en su mente, y finalmente deshizo el último nudo de los cordones. Cuando Frank le quitó el corsé, Gerard se quitó la ropa interior inmediatamente y alzó sus piernas para quitarse las medias. A pesar que la ropa interior, el corsé dejó marcas rojas sobre la piel pálida de Gerard, recorriendo de arriba abajo sus costados y cruzándose en el medio de su espalda. Frank pasó un dedo sobre las marcas, y entonces se inclinó para besarlas, haciendo que Gerard jadeara y arquera su espalda. De una vez, Frank quiso que lo hiciera de nuevo, así que lo presionó contra la cama de nuevo, esta vez sobre su estómago.

"Me gustaría eso," dijo, poniéndose sobre Gerard e inclinándose para dejar un beso en un lugar diferente. "Si te disfrazas de nuevo, digo, pero también ayudarte."

"Me contenta," dijo Gerard, sonriendo contra la almohada, y luego se movió. "¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo puedes quedarte?"

"Un poco más, por lo menos," respondió Frank suavemente, deslizando una mano hasta el costado de Gerard y besando su hombro. "Tenemos tiempo."

Era una locura permanecer ahí, por cualquier espacio de tiempo. Pero entonces, tal vez era una locura el simplemente sentirse como él lo hacía. Frank no dejaría que eso lo detuviera.

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